Los holdouts a la caza de cuentas bancarias de testaferros K
Enrique Wagner y Lázaro Báez en la mira.
El fondo NML Elliot está reclamándole al Estado argentino 1330
millones de dólares en los tribunales de Nueva York, donde obtuvo
sentencias favorables. Desde que la Argentina recurrió ante la Corte
Suprema de Justicia de los EE.UU. para que ésta se aboque a la causa,
los fondos buitres incrementaron sus prevenciones y ahora están
gestionando embargos para cobrar sus acreencias sobre el patrimonio de
empresarios argentinos que estarían vinculados societariamente con
Néstor Kirchner y Cristina Fernández. Paul Singer, el dueño de ese
fondo, tiene un antecedente favorable: en 1996 compró bonos por 2
millones de dólares del Banco Popular del Perú, que hacía unos años
había caído en default en el gobierno de Alan García y que se
comprobó que pertenecía a un financista vinculado al ex presidente
peruano. Y finalmente logró en el 2005, en la justicia Nueva York, que
le pagaran 58 millones dólares a través del embargo en las cuentas del
banco emisor que intervino en la renegociación de la deuda del gobierno
de Alberto Fujimori bajo las reglas del Plan Brady. El embargo de los
pagos de Perú a sus acreedores siguió la cláusula pari passu y
logró que el gobierno peruano le pagara 58 millones de dólares a NML
para poder así pagarles a los que habían entrando en el canje.
Las cuentas cierran
Ésta es una situación muy similar a la nuestra, ya que se quieren
embargar las cuentas del BONY, el banco emisor de pago de la deuda
argentina. Pero ahora se pensaría ir contra las cuentas de Lázaro Báez y
Enrique Wagner, ex presidente y actual vicepresidente de la Cámara de
la construcción, que es un viejo testaferro de Néstor Kirchner. En
efecto, Wagner, dueño de la constructora Esucco, era un ilustre
desconocido en la Capital Federal pero había construido obras públicas
en Santa Cruz durante las gobernaciones de Néstor Kirchner. Cuando éste
asumió la presidencia el 25 de mayo del 2003, a los pocos días hizo
nombrar a Wagner como presidente de la cámara, lo que fue aceptado por
las grandes constructoras como Techint, Roggio, Iecsa, Caputo, Petersen
Thiele y Cruz, y otras. Ahora, en una investigación en Uruguay, la jueza
del crimen organizado Adriana Ramos descubrió que dos terrenos de 7.000
metros cuadrados ubicados en Playa Brava en Punta del Este fueron
comprados en 3 millones de dólares cada uno por la empresa Ariadna S.A.,
que luego se las vendió en dos millones de dólares a Jaguar Capital ll
de Lázaro Báez, con sede en el estado de Nevada en los Estados Unidos,
lo que en principio sería lavado de dinero. Poco tiempo después, Báez
giró 16.500.000 millones de dólares a un banco de Liechtenstein a nombre
de Wagner. Este giro se habría producido en 2012 o 2013, con la
intervención de la empresa Helvetic con sede en la islas Seychelles y
cuyo director, el ítalo argentino Marcelo Ramos, es un testaferro de
Báez. Éste era socio de Kirchner y a su vez Wagner recibió 16 millones
de Báez y también era un empresario muy cercano al fallecido ex
presidente. Entonces, por carácter transitivo, Báez y su hijo Martín,
apoderado de Teggan, Wagner y Ramos, están en la mira de Singer para
cobrarse sus 1330 millones de dólares. Ya no busca la fragata Libertad,
porque ironiza que es muy grande para navegar por el Hudson River sino
que está detrás de los socios de Néstor Kirchner para tratar de cobrar
sus bonos que están en discusión en la justicia de Nueva York.