Horacio Verbitsky
Horacio Verbitsky es uno de los personajes más siniestros de la
historia de la Argentina, no tanto por su ideología sino porque tuvo
participación como ideólogo y ejecutor en la guerrilla que asoló al país
en la década de 1970 y que intentó derribar al gobierno democrático de
Estela Martínez de Perón.
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Se sobreseyó inexplicablemente a Verbitsky en la causa del atentado
contra el casino de la Superintendencia de Seguridad de la Policía
Federal. El hecho ocurrió el 2 de julio de 1976 y produjo la muerte de
21 personas, todas integrantes de esa fuerza de seguridad, ese fue el
atentado que más víctimas produjo, porque los explosivos estallaron
cuando los policías se concentraban en el salón comedor para el
almuerzo.
El fallo de Servini de Cubría estuvo guiado por un dictamen del
fiscal Jorge Álvarez Berlanda, quien tiene experiencia en este tipo de
casos porque en octubre de 1999 postuló la declaración de la
imprescriptibilidad de los crímenes de lesa humanidad en el caso del
asesinato del general del ejército chileno Carlos Prats y su esposa
Sofía Cuthbert, por ese crimen fue condenado a perpetua el ex agente de
la DINA Arancibia Clavel. ese fallo fue ratificado en 2004 por la Corte
Suprema.
Pero, en el estallido del edificio de la Policía Federal, Berlanda
adoptó un criterio contrario a la teoría que antes firmó con su puño,
consideró que el artero ataque a la dependencia policial no podía
catalogarse como delito de lesa humanidad, pues no cumplía con dos
requisitos -a su entender-esenciales para esa identificación: 1)
participación del Estado y 2) el Estado actuando fuera de los límites
del control. Además, esgrimió que el “terrorismo nacional” difería del
“terrorismo internacional”, por lo menos en lo que sucedió en la década
del 70 en la Argentina, ya que fue consecuencia de una realidad
diferente: gobierno de facto, discontinuidad constitucional, violación
sistemática de los derechos humanos. En cambio, interpretó que el
concepto de terrorismo internacional refiere a la idea de llevar la
acción más allá de las fronteras y puede obedecer a muchas causas
diferentes, por lo tanto, juzgó que no existe un presupuesto lógico que
permita establecer la correspondencia entre actos de terrorismo y
delitos de lesa humanidad.
El criterio de Berlanda-Servini de Cubría es un anticipo de la línea
que adoptarán los jueces, fiscales y hasta la Corte Suprema cuando les
toque fallar sobre expedientes que tengan como imputados a ex
integrantes de las organizaciones guerrilleras como Montoneros, algunos
de cuyos ex militantes integran el staff del gobierno Kirchnerista. No
es casual, entonces, que este fallo haya beneficiado no sólo a Verbitsky
sino también a Mario Eduardo Firmenich, Marcelo Kurlat, Laura Sofovich,
Miguel Lauletta, Norbeto Habegger y Lila Victoria Pastoriza, en una
docena de acusados en la que figuran además, Rodolfo y Patricia Walsh.
Pero Verbitsky también tomó parte en otros atentados, como el que
tuviera lugar contra el edificio del Comando General del Ejército
Argentino en marzo de 1976, en aquella oportunidad, Verbitsky -cuyo mote
de guerra en Montoneros era "el Perro"- accionó el detonador a
distancia de un explosivo de alto poder colocado convenientemente en el
ingreso del edificio, a los efectos de provocar el mayor daño posible.
Los resultados del operativo terrorista fueron los esperados, el
conteo arrojó cuatro coroneles del Estado Mayor heridos, junto a otros
18 miembros del Ejército, entre suboficiales, soldados y agentes de
civil, incluso falleció el conductor de un camión que transitaba por la
avenida Paseo Colón, de nombre Blas García. Su familia -seguramente por
no tener relación con grupos de defensa de los "derechos humanos"- jamás
recibió indemnización ni compensación alguna. El dispositivo fue
detonado a control remoto por el propio Verbitsky, quien se encontraba
situado detrás de una columna sobre la avenida mencionada, punto
estratégico desde el cual podía observar con detalle el escenario antes
de la explosión.
El currículum de Horacio Verbitsky es ciertamente impresionante, el
ahora periodista era una de las cabezas de la célula de Inteligencia de
Montoneros y en 1975 participó en el copamiento del Regimiento de Monte
No. 29, ataque en el cual terroristas pusieron fin a la vida de
numerosos conscriptos que se encontraban duchándose o en sus camastros,
Verbitsky también está acusado de haber intentado asesinar al General
Juan Domingo Perón en dos ocasiones -junio de 1973 y febrero de 1974-,
en la última fecha mencionada, su intención era terminar con la vida del
ex presidente argentino y también con la del ex dictador uruguayo
Bordaberry. Pero el temible personaje también ha sido sindicado por sus
compañeros de Montoneros como uno de los principales responsables del
secuestro de los hermanos Born, y tuvo a su cargo -junto con otros
operativos- el envío de los US$ 60 millones obtenidos por el rescate a
la isla de Cuba, dinero que el ahora desahuciado dictador cubano, Fidel
Castro, siempre se negó a retornar.
En la última visita de la Primera Dama, Cristina Fernández de
Kirchner, a Cuba, este dinero fue tema de conversación en la agenda, la
reticencia de Castro frente al pedido de devolución de los fondos que se
le hiciera, terminó por humillar a Fernández, quien en pocas palabras,
había ido para tratar la cuestión de la deuda cubana con la Argentina, y
en particular para reclamar el retorno de los "fondos Born".
Volviendo sobre Verbistky, lo descripto hasta aquí sería más que
suficiente, pero sus andanzas se prolongan incluso hasta el copamiento
del cuartel del Ejército de La Tablada, en el ataque se sindica su
participación en operaciones de inteligencia sobre la base, en fechas
previas al accionar de los terroristas comandados por Enrique Gorriarán
Merlo, cabe recordar que los terroristas participantes -que en el
operativo ejecutaron a conscriptos sin piedad- fueron indultados por el
ex presidente Eduardo Duhalde, en una de las medidas más impopulares que
se recuerdan de un primer mandatario argentino en los últimos años, el
ex presidente Fernando de la Rúa también recibió numerosas presiones
para liberar a los terroristas homicidas, pero por las razones ya
conocidas no llegó a concretar la medida.
Verbitsky tiene también un lado oscuro, no conocido, personajes
relacionados con el doble juego que enfrentó a marxistas contra
militares en tiempos pasados, también se ocuparon de revelar ciertos
nexos del ex guerrillero con la Central de Inteligencia americana, solo
en esta sospecha podría explicarse tamaña impunidad, es, a este
respecto, observable la doble moral del supuesto periodista, quien no se
cansa de despotricar contra el imperialismo y Estados Unidos, pero que a
la vez no tiene empacho en visitar la embajada americana en Colombia
cada 4 de julio, para participar del cóctel celebratorio clásico que
tradicionalmente se lleva a cabo en ocasión de los aniversarios de la
independencia de la Unión.
El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), que él mismo dirige,
recibe fondos provenientes de la Fundación Ford -Ford Foundation,
creada en honor al ex presidente estadounidense fallecido, Verbitsky
jamás lo ha negado, la Fundación Ford fue investigada en forma
independiente en Estados Unidos por supuesta triangulación de dineros
negros manejados por la inteligencia americana. Finalmente, lo
interesante acerca de Verbitsky tiene que ver con los relatos que
provienen de sus propios camaradas, muchos de los cuales afirmaron
oportunamente que "el Perro" nunca fue capturado por las Fuerzas Armadas
pues había llegado a un acuerdo con aquellas para salvar su vida, a
cambio de entregar a figuras encumbradas del terrorismo local, en el
caso puntual del atentado que perpetrara contra el edificio del
Ejército, sus ex camaradas tildaron su accionar de "cobarde", pues luego
de la ejecución puso pies en polvorosa, cuando otra de sus
responsabilidades era la de coordinar una salida ordenada del resto de
los operativos que participaron del ataque.
Ámbito Financiero fue el único medio que refirió al sobreseimiento de
Verbitsky por parte de la polémica jueza Servini de Cubría, y este
detalle no es menor, pues ilustra el estado de la libertad de prensa en
la República Argentina, ahora bien, la Justicia siempre aporta lo peor
de sus vicios para solidificar su lamentable relación con la política.
En la espinosa cuestión de sobreseimiento, expertos juristas
oportunamente concluyeron que en nuestro país, la vara con que se miden
los delitos de lesa humanidad ciertamente no es la misma. Al respecto
del prontuario de Horacio Verbitsky, que también es periodista del
impopular Página 12-, sería interesante conocer la opinión de los más
encumbrados referentes de los "derechos humanos" en la Argentina, pero
sería gritar palabras al viento, pues ni Hebe de Bonafini, ni Estela
Barnes de Carloto, Claudio Lozano, Emilio Pérsico -comprometido en el
secuestro de Luís Gerez- y otros elementos del quehacer extremista del
país jamás emitirán juicio sobre estos temas, abandonados a su suerte
por la "libre expresión" que tanto esfuerzo nos ha costado conseguir.
La noticia también deberá servir a los efectos de aleccionar a la
narcotizada ciudadanía argentina, que pocas veces realiza un esfuerzo
auténtico a la hora de comprender la calaña de que componen la
dirigencia nacional y sus allegados, en este sentido, el rol de la
Justicia también peca de gravedad y Servini de Cubría es uno de los
íconos del estado actual de falta absoluta de credibilidad que
caracteriza a la administración de justicia en la nación.
Fuente: Ámbito Financiero y El Ojo Digital Política
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Información Anexa:
HORACIO VERBITSKY necesitaba dar un ejemplo de poder para demostrar a
FIDEL CASTRO que aún tenía el control de la situación, que aún era
factible mantener el desarrollo de la Guerra Revolucionaria en la
Argentina. El Capitán "Perro Salchicha" se fijó como meta una operación
tal que le permitiese mostrar capacidad táctica ante sus "superiores".
Para su realización tenía tres aliados de suma importancia al momento de
reunir información y poder colocar un artefacto explosivo dentro del
objetivo. (Como se recordará, el atentado mediante la colocación de
explosivos era su metodología favorita de acción, dado el bajo riesgo
personal que él corría, máxime si el artefacto explosivo lo colocaba
otro integrante de la Organización Terrorista, asumiendo todo el riesgo
que esa acción implicaba.) Recién en el año 1985 se tuvo conocimiento
que sus principales informantes para la tarea fueron, entre otros, el
Agente del Servicio de Inteligencia del Servicio Penitenciario Federal,
Subayudante NÉSTOR CENDÓN (NG "Loli") y el Personal Civil del Servicio
de Inteligencia de Ejército (fotointérprete) OSCAR EDGARDO RODRÍGUEZ (NG
"Zito"), quienes prestaban servicio "en comisión" en el 4º piso del
edificio de Moreno 1417 de Capital Federal.
Estos traidores "personajes", que vendían información al mejor
postor, habían sido presentados a HORACIO VERBITSKY por ROXANA VERÓNICA
GIOVANNONI (NG "Muñeca"), Teniente del Ejército Montonero, perteneciente
al Servicio de Inteligencia Nacional de la Organización Terrorista
Montoneros. De suma importancia por ser sobrina del Coronel Dotti,
Director Nacional del Servicio Penitenciario Federal.
VERBITSKY logró que "Muñeca" se infiltrara como funcionaria en esa
Dirección Nacional. El edificio de Moreno 1417, de nueve pisos y
subsuelo, era la sede de la Superintendencia de Seguridad Federal de la
Policía Federal, donde se encontraba funcionando, entre otras
dependencias, el Grupo de Tareas 2, la Central de Reunión e Inteligencia
y la Central de Operaciones Tácticas Antiterroristas, dependencias de
reciente formación (Directiva 1/75 impartida por el Consejo de Defensa
con fecha 15 de octubre de 1975, como consecuencia de lo dispuesto por
los Decretos 2770, 2771 y 2772/75).
Estas dependencias tenían a su cargo la reunión de información, su
posterior análisis, la realización de tareas de inteligencia
complementarias, su difusión y archivo, y todas otras actividades
tendientes a individualizar a integrantes, estructuras, logística,
metodologías e infraestructura de la Organización Terrorista Montoneros a
nivel nacional. Se canalizaba la información a través de la Dirección
General de Inteligencia y la Jefatura de Seguridad Federal, que oficiaba
como órgano de consulta del Consejo de Defensa en el suministro de la
información necesaria para la planificación de las operaciones militares
y de seguridad contra las Fuerzas Terroristas a nivel nacional, en los
más altos niveles de la conducción militar. NÉSTOR CENDÓN y OSCAR
EDGARDO RODRÍGUEZ suministraron a HORACIO VERBITSKY toda la información
que poseían sobre las normas de restricción respecto del ingreso y
circulación del personal en el interior del edificio, cuyos
conocimientos se limitaban solamente a la zona a dónde ellos tenían
acceso por estrictas razones de contrainteligencia —la Sala de Situación
ubicada en el 4º piso de la dependencia, el hall de acceso al edificio y
el comedor de personal—, y por "referencias indirectas" otras
informaciones referidas a la ubicación de los Archivos, Registros e
Informes, y la ubicación en los distintos pisos de los Departamentos y
Direcciones Generales que más gravitación tenían en la actividad de
inteligencia y operaciones desplegadas sobre la Organización Terrorista
Montoneros y el Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejército
Revolucionario del Pueblo, haciendo la salvedad de que esa
Superintendencia investigaba desde 1959 a todas las Organizaciones
Terroristas que tuvieron algún grado de desarrollo en el país, teniendo
identificados a todos sus miembros y establecidas sus respectivas
estructuras de funcionamiento.
Con esta información en su poder, VERBITSKY pudo establecer el
siguiente cuadro de situación: Casi la totalidad de los Departamentos
que participaban de la actividad antiterrorista se encontraban ubicados
en la parte posterior del edificio, es decir, del hall de acceso y
ascensores hacia atrás. En el ala ubicada sobre el frente del edificio
sobre la calle Moreno se encontraba situada la Jefatura de la
Superintendencia y los despachos de los Directores Generales, y algunas
oficinas administrativas y de personal. En el subsuelo se encontraba el
principal archivo de la Superintendencia y otros de menor cuantía
distribuidos en los diferentes Departamentos.
En la planta baja, ubicado hacia el fondo, es decir, bajo toda la
estructura que contenía los principales Departamentos que cumplían
actividades Antiterroristas, se encontraba el comedor de personal, cuyas
medidas de seguridad deberían vulnerarse para el ingreso de los
artefactos explosivos. Este lugar fue el seleccionado por VERBITSKY, en
razón de poseer sobre el salón dos importantes columnas que, con su
ruptura, posibilitarían suponer el derrumbe de la estructura de nueve
pisos ubicada sobre ese sector y, mediante otro explosivo con carga
hueca y núcleo ígneo, la perforación de la losa hacia el subsuelo,
logrando el incendio total del principal archivo del "aparato
represivo". Archivo que había logrado "sobrevivir", junto con otros
distribuidos por el edificio, a la incineración ordenada por el Dr.
ESTEBAN RIGHI, Ministro del Interior del Gobierno de HÉCTOR CÁMPORA. El
Capitán "Perro Salchicha" dispuso que personal de su estructura
continuara con el estudio sobre el objetivo, realizando tareas de
inteligencia sobre la zona, que por su cercanía con el Departamento
Central de Policía exigía disponer de máximos recaudos.
Esta tarea recayó en un integrante de la Organización Terrorista
infiltrado en la Policía Federal: el Agente del escalafón Comunicaciones
JOSÉ MARÍA SALGADO (NG "Japonés"), Subteniente del Ejército Montonero y
estudiante avanzado de Ingeniería Electrónica. La Acción Terrorista y
la oportunidad de su ejecución sería decidida por la Conducción Nacional
previa evaluación de los informes que le proveía el Servicio de
Inteligencia Nacional, conducido en ese entonces por RODOLFO WALSH (NG
Comandante "Esteban") y HORACIO VERBISTKY (NG Capitán "Perro"), a cargo
de las Operaciones Especiales.
Transcurrían los últimos meses del año 1975, y otros inminentes
proyectos de Acción Terrorista concentraban toda la atención del Capitán
del Ejército Montonero "Perro Salchicha", luego de los atentados y
ataques ya realizados que se caracterizaron por bien coordinadas
operaciones de gran pericia técnica. Cada una de las Fuerzas Armadas
había sufrido un golpe psicológico. Quedaba ahora desmoralizar a la
principal Fuerza Federal Antiterrorista en operaciones a nivel nacional:
la Policía Federal Argentina. Esta Fuerza Federal, junto con el resto
de las instituciones armadas de la Nación, eran blanco periódico de
ataques individuales por parte de integrantes de las Organizaciones
Terroristas Ejército Revolucionario del Pueblo y Montoneros desde tiempo
atrás, produciéndole numerosas bajas mortales.
El día 3 de diciembre de 1975, el General de División (RE) Jorge
Esteban Cáceres Monié, ex Jefe de la Policía Federal, que manejaba una
camioneta en compañía de su cónyuge Beatriz Isabel Sasiaiñ, se disponía a
atravesar en una balsa el arroyo Las Conchas, que cruza el camino que
une Villa Urquiza con la Ciudad de Paraná, momento en que es chocado
desde atrás por un vehículo y atacado con armas de fuego por cinco
integrantes de un Pelotón de Combate de la Organización Terrorista
Montoneros, el General Cáceres Monié, herido gravemente, fue sacado de
la camioneta y rematado en el suelo por un hombre y una mujer jóvenes,
posteriormente, los asesinos escaparon en un automóvil y con la
camioneta en la que se hallaba herida la Sra. de Cáceres Monié. En la
huida, los terroristas, después de recorrer aproximadamente 15
kilómetros, arrojaron a la señora en una zanja profunda ubicada a un
costado del camino, posiblemente falleció desangrada, al día siguiente
un lugareño, descubrió por casualidad el cuerpo, que presentaba dos
disparos en el pecho.
La inteligencia para el atentado fue realizada por el Servicio de
Inteligencia Nacional de Montoneros, estando a cargo de la misma HORACIO
VERBITSKY. Con este asesinato la Organización Terrorista Montoneros
reafirmaba su concepción del Terrorismo Estratégico como tal,
aproximadamente a un año de haber reanudado la lucha armada comenzando a
considerar a militares y policías como blancos legítimos, sin importar
rangos ni jerarquías que ostentasen. Después del asesinato del General
de División Cáceres Monié, lanzaron publicaciones donde manifestaban:
"...debemos reconocer a las tareas militares como el aspecto principal
de nuestra acción, basados en la concepción de que si bien la guerra es
la continuación de la política por otros medios, no se puede alcanzar
objetivos políticos mayores si no se posee poder militar suficiente..."
(Evita Montonera Nº 11, pág. 17). Continuaron diciendo: "...todos
aquellos que hayan perseguido, asesinado o explotado al pueblo, tarde o
temprano, estén donde estén, tendrán que enfrentarse a los fusiles
montoneros..." (Evita Montonera Nº 11, pág. 20).
Y en el mes de marzo de 1976 reafirmaron: "...los ataques contra todo
representante de instituciones represivas se consideran justificados,
desde el momento en que las Fuerzas Armadas tienen el mando operativo de
todos los organismos de seguridad, cada hombre uniformado y armado
—independientemente de su extracción de clase y de sus ideas— contribuye
a la represión antipopular y es corresponsable de las atrocidades y
asesinatos que comete la represión..." ( Evita Montonera Nº 12 "Tercera
Campaña Militar Montonera", pág. 32-35, febrero-marzo 1976).
El 23 de diciembre de 1975 tuvo lugar la operación de mayor
envergadura, por la gran cantidad de efectivos y medios empleados, que
una Organización Terrorista llevó a cabo en el ámbito urbano, en esa
fecha, aproximadamente a las 19:45 horas un Batallón del Ejército
Revolucionario del Pueblo, atacó el Batallón de Arsenales 601 de
Ejército "Comandante Domingo Viejobueno" ubicado en la localidad de
Monte Chingolo, en el Gran Buenos Aires, provistos de morteros y armas
pesadas. La Fuerza Guerrillera realizó operaciones de diversión y
contención en varios puntos del Gran Buenos Aires.
Hubo enfrentamientos y ataques a medios de transporte colectivo en
Bernal, Villa Domínico, el llamado Camino Negro, Lanús, Puente
Avellaneda, Puente Pueyrredón, Puente de la Noria, Puente Victorino de
la Plaza, Puente Uriburu y principales cruces camineros y rutas de
acceso a la Unidad Militar bajo ataque, como ser Puente 12 y Camino de
Cintura. La Fuerza Guerrillera compuesta por unos 300-400 efectivos y
grupos de apoyo, tuvo 140 bajas. Entre los muertos de las Fuerzas
Armadas se encontraban: Capitán Luís María Petruzzi Teniente 1º José
Luís Spinassi Sargento Ayudante Roque C. Cisterna Cabo 2º de la Armada
Argentina Enrique Grimaldi Soldado Conscripto Roberto Caballero Soldado
Conscripto Raúl Fernando Sessa Soldado Conscripto Manuel Benito Rúffolo
De esta manera culminó la idea que había transmitido MARIO ROBERTO
SANTUCHO a los integrantes del Estado Mayor del Ejército Revolucionario
del Pueblo, de que la única forma de sacar del estancamiento en que se
encontraban sus estructuras militares, era realizando un operativo de
gran magnitud, que más que buscar un resultado militar, les permitiera
exhibir una imagen de fuerza, de liderazgo revolucionario, que
complicara la acción del gobierno nacional, dándole la sensación de que
no podía controlar la situación respecto del desarrollo de la Guerra
Revolucionaria en el país.
Así, intentó llevar a una victoria necesaria a sus combatientes, en
un esfuerzo por disminuir la presión sobre los mismos para darle tiempo a
rearmar sus frentes militares. Esta decisión había provocado grandes
disputas internas, en razón de que la mayoría de los mandos militares
guerrilleros consideraban que los copamientos a unidades militares ya no
tenían significado, y que se debía profundizar el trabajo político
sobre las bases, sobre todo teniendo en cuenta que la mayor parte de sus
dirigentes, desarrollaban sus actividades en la clandestinidad. Pese a
estas objeciones hechas por los dirigentes de todas las Regionales de la
Organización Terrorista, en el Comité Central, dominado por MARIO
ROBERTO SANTUCHO, no se cuestionó nada, decidiéndose la viabilidad de la
operación militar, MARIO ROBERTO SANTUCHO estaba obligado a cumplir los
compromisos internacionales, especialmente con Cuba, herir de muerte al
gobierno peronista y sacar al Ejército Argentino de Tucumán, con un
operativo militar importante, que demostrase que el Ejército
Revolucionario del Pueblo todavía estaba en operaciones.
La estrepitosa derrota de Monte Chingolo, marcó el inició de la
definitiva derrota del Partido Revolucionario de los Trabajadores y del
Ejército Revolucionario del Pueblo, porque tanto el lanzamiento de la
operación, como la incapacidad para analizar críticamente el fracaso de
la misma, demostró que habían perdido la iniciativa, a pesar de que
continuaron a la "ofensiva", cuando la situación militar indicaba la
necesidad de un repliegue estratégico. La soberbia que caracterizaba a
sus dirigentes hizo prevalecer la corriente militarista y toda ofensiva
necesariamente se transformaba en una acción desesperada, que los
llevaría al exterminio.
El día 15 de marzo de 1976 se produjo el asesinato de Alberto Blas
García en un atentado fallido contra el Comandante General del Ejército,
Teniente General Jorge Rafael Videla. Aproximadamente a las 07:45
horas, un artefacto explosivo de gran poder (denominado mina vietnamita)
detonó en el interior de un vehículo marca Citroën ubicado en la playa
de estacionamiento del edificio Libertador, sede del Comando General del
Ejército (en proximidades de la Plaza Cristóbal Colón), destrozando
totalmente el vehículo, varias de cuyas partes y trozos de vidrio fueron
proyectados junto con bolillas de acero, tuercas y bulones colocados en
la masa del explosivo (construcción propia de la bomba) en un radio de
aproximadamente 100 metros, produciéndose un incendio que se propagó a
otros vehículos y resultando destrozados gran cantidad de cristales de
las ventanas del edificio Libertador, del Ministerio de Economía, del
Ministerio de Defensa, de Aerolíneas Argentinas y de la Casa de
Gobierno.
Según posterior informe de los peritos, la bomba detonada tenía un
poder equivalente a 20 kilogramos de trotyl, y fue accionada por un
sistema de control remoto, la explosión se produjo en el momento en que
circulaban vehículos por las avenidas Madero, Paseo Colón y calles
adyacentes, y su objetivo real había sido matar al Teniente General
Jorge Rafael Videla, que minutos después ingresaba a la sede del Comando
General por ese lugar. Se dedujo que el terrorista que debía "marcar"
la presencia del blanco —al ver ingresar unos metros antes un vehículo
similar—, se equivocó e hizo la señal convenida con anticipación. Como
resultado de lo acaecido, el chofer de un camión, Alberto Blas García,
de 30 años, perdió la vida, alcanzado por las esquirlas de la bomba. El
camión conducido por la víctima salvó providencialmente la vida de los
pasajeros de un colectivo de la línea 4 que circulaba paralelo al
camión.
Conforme con el comunicado oficial, resultaron heridas 26 personas: -
4 oficiales, entre ellos un coronel que perdió un ojo, - 6
suboficiales, - 5 soldados, - 6 empleados civiles pertenecientes al
edificio Libertador, - 5 civiles que se desplazaban por el lugar. El
atentado fue planificado y ejecutado por el Departamento Operaciones del
Servicio de Inteligencia Nacional de la Organización Terrorista
Montoneros, a cargo de HORACIO VERBITSKY (NG "El Perro" o
"Larguirucho"), Capitán del Ejército Montonero, quién activó el
dispositivo a control remoto (teleexplosor) ante una señal que le hizo
un terrorista apostado en la plaza Cristóbal Colón, conforme con lo
planificado por él mismo. Se encontraban otros integrantes de la
Organización Terrorista en el lugar, quienes se dispersaron
desordenadamente cuando HORACIO VERBITSKY (NG "Perro", en adelante
"Salchicha"), luego de accionar el dispositivo de disparo, ver la bola
de fuego que formó la explosión y sentir los efectos de la onda
expansiva y calórica (se encontraba tras una de las columnas del
Ministerio de Economía a unos 100 metros del lugar de la explosión),
huyó presa del pánico del lugar del atentado, abandonando a sus
subordinados a su suerte.