(01) Las vísperas
(02) Dias 20 y 21
(03) Día 22
(04) Día 23
(05) Día 24
(06) Día 25
(07) Días posteriores
(08) El españolismo
(09) Día 23
(10) Artículos relacionados.
Las vísperas
Invadida España por las tropas napoleónicas, en América soplan vientos
libertarios. En Buenos Aires se hablaba en las tertulias y en forma
secreta se hacían reuniones para encausar los hechos de acuerdo a sus
ideas y sus intereses. No eran ajenos a esto los ingleses, que
derrotados militarmente en 1806 y 1807, despertaron en los pueblos la
conciencia valerse por si mimos, al tiempo que fomentaban la separación
de las colonias de España para permitir su propio comercio.
También en
las provincias soplaban vientos de rebelión. El 27 de noviembre, el
Virrey Baltazar Hidalgo de Cisneros en carta reservada prevenía al
Gobernador Intendente de Paraguay sobre en envío papeles anónimos
sediciosos desde Buenos Aires. Velazco encarga al Comandante de
Escuadrón Thomas de Ortega Fernández que haga una discreta vigilancia en
Asunción.
El Virrey Cisneros presentía la revolución. El 13 de mayo de 1810, una
fragata inglesa que llega a Montevideo trae noticias de España y los
hechos se precipitan. El 18 de mayo publica un manifiesto tratando de
serenar los ánimos y contener la marea. Se dirige a Buenos Aires y a las
Provincias manifestando su decisión de no tomar una determinación hasta
no acordar con la opinión de lso pueblos del interior, mientras los
Virreinatos establecieran la representación de la soberanía de Fernando
VII, y deja en claro que la decisión debía expresarse `por la voluntad
de las Provincias.
Dias 20 y 21 de Mayo
El día 20 de mayo el Alcalde de 1º Voto Don Juan José Lezica se presenta
ante el Virrey para expresarle que el pueblo estaba resuelto reunirse
para decidir la suerte de América. Cisneros le replica que la suerte de
América estaba segura bajo el Gobierno de sus Virreyes “quienes en
caso de una absoluta desgracia unirían su Autoridad con la
representación de las Provincias para instalar un Gobierno cual
conviniese a las circunstancias”.
En términos similares responde Cisneros al Cabildo el día 21 de Mayó,
cuando éste por nota le expresa la necesidad de convocar a la parte
principal y mas sana del vecindario para acordar las medidas más
convenientes para evitar una conmoción popular.
Dia 22 de mayo.
El día 22 de mayo se convoca a un mal llamado “Cabildo abierto”, ya que
se convocaba sólo a la parte “principal de vecindario”. En el discurso
inicial de defiende la personería de lss provincias, diciendo que en
primer lugar debía evitarse el división y afianzar la unión recíprocas.
Una expresión de deseos.
En primer lugar habla el Obispo Lué sosteniendo la preminencia de los
españoles en los gobiernos de América. En segundo lugar lo hace
Castelli, quien argumenta que, caducado el poder político español, la
soberanía corresponde al pueblo. En tercer lugar toma la palabra
Villota, Fiscal de la Real Audiencia, quien opina que Buenos Aires no
tenía derecho a decidir por si sola la suerte de todas las provincias. A
Villota le contesta Paso, sosteniendo con el argumento que dada la
urgencia de los acontecimientos autorizaba a Buenos Aires a decidir por
las demás.
Entre los presentes se dividen las opiniones en dos tendencias. Por un
lado los españolistas, a los que adhiere el Virrey, el Cabildo y la
Audiencia, eran partidarios de la consulta a las provincias. Eran
consientes que tendrían el apoyo en el interior, donde además el
ejercito era leal a gobierno español. Al expresar su voto los
españolistas son partidarios de que se forme una junta con el Virrey y
cuatro asociados hasta tanto se consulte a las provincias, evitando un
guerra civil. Los patriotas, en cambio, bajo el argumento de la urgencia
no querían la consulta a las provincias, porque arriesgaban el progreso
de la revolución, y al expresar sus opiniones omiten toda referencia a
una consulta.
23 de mayo.
Reunido el Cuerpo Capitular se decide que el Virrey debe cesar en el
mando, y éste recaer provisionalmente en el Cabildo hasta le elección de
una Junta que ha de formar el mismo Cabildo, la que tendrá el mando
hasta tanto se congreguen los diputados del interior para determinar una
forma de gobierno. El Cabildo resuelve que el Virrey no cese en
definitivamente, si no que se le agreguen cuatro personas para que
gobiernen en forma conjunta hasta la reunión de los diputados del
Virreinato.
Esta resolución del Cabildo contradice la votación del día 22, al mantener en el poder al Virrey Cisneros.
24 de mayo
Se reúne el Ayuntamiento, y considerando que las provincias podrían
oponerse a la cesación del Virrey, forman una Junta presidida por
Cisneros y acompañado por el Dr.Nepomuceno Solá, el Dr. Juan José
Castelli, Cornelio Saavedra y don José Santos Inchaurregui. Pero la
maniobra es frustrada por los patriotas que se oponen, e esa mismo
noche, la renuncia la Junta presidida por el Virrey.
25 de mayo
El Ayuntamiento insiste en que Cisneros mantenga su autoridad, pero el
día 25 se congrega “multitud de gentes”, frente a las puertas del
Cabildo, con varios vecinos en calidad de “diputados”. Maifiesttan el
disgusto por el falseamiento de lo resuelto del día 22 y exigen la
renuncia de Cisneros como presidente de la Junta. El Ayuntamiento
convoca a los comandantes de los Cuerpos, quienes dicen “que no sólo no
podía sostener el Gobierno establecido, pero ni aún sostenerse a si
mismos”.
Ante los cabildantes se presentan nuevamente algunos diputados, quienes
“habiendo reasumido el Pueblo la autoridad que depositó en el
Excelentísimo Cabildo”, piden la formación de una nueva Junta,
facilitando la lista: Presidente, Vocal y Comandante General de Armas,
Don CVormnelio Saavedra; Vocales: Dr.Juan José Castelli, licenciado
Manuel Belgrano, don Domingo Matheu y don Juan de Larrea; secretarios:
Dres. Juan José Paso y Mariano Moreno. (A.G.N.A. Gobierno Nacional.
Gobierno 1810, IV, 153 y sig.)
Pero el Cabildo insiste en al convocatoria a los representantes
provinciales. La reglamentación que dicta para la Junta dice en su
artículo décimo, que la nueva Junta despache sin pérdida de tiempo
órdenes circulares a los Jefes del interior encargándoles que en cada
Cabildo convoque a la parte principal y mas sana del vecindario, para
que, reunida en Congreso, elija sus presentantes y marche éstos a la
mayor brevedaed para establecer la forma de gobierno que se considera
mas conveniente.
El Virrey, los Oidores, los Fiscales y Capitulares sabían que el
interior eran favorables al españolismo, y esperaban la reacción que
vendría de Córdoba, del Paraguay, del Alto Perú.
Pero la urgencia de los acontecimientos no podía demorar las
resoluciones, y los patriotas quieren formar nuevo Gobierno sin esperar
la consulta a la diputados el interior. El gobierno “nace centralista”
por necesidad; luego sería centralista, por intereses.
Los días posteriores.
Una minoría selecta tenía el poder, pero sabía que sin el apoyo del
interior, la revolución fracasaría. La primera proclama de la Junta se
titula “Capital del Río de la Plata”, como para que no queden dudas, y
anuncia que proveerá por todos los medios posibles “a la conservación
de Nuestra Religión Santa, la observación de las Leyes que nos rigen,
la común prosperidad, y el sostén de estas posesiones en la mpàs
constante fidelidad a nuestro muy amable Rey y Señor Don Fernando VII” (Gazeta de Buenos Aires. Nro.6)
Bellas palabras, que se cumplirían solo a medias. Respecto a la
fidelidad a Fernando VII, es lo que se conoce como “la mascara de
Fernando VII”. Algunos historiadores lo critican, como Grousac, y otros
lo consideran como una estratagema para no provocar la reacción en el
interior, pero lo cierto que no engañó a todos. Los representantes
españoles denuncian que el verdadero fin del movimiento del 25 de mayo
es la segregación del Virreinato de la metrópoli. (Informa de Cisneros.
Pedro Torres Lanza. Independencia de América. Fuentes para su estudio.
I.228)
Para algunos historiadores “La Revolución no fue un alzamiento de las
poblaciones del Virreinato contra el Rey, sino el resultado de una
conjuración limitada que al principio sólo reflejó los deseos de los
hacendados y los de un corto número de personas a quienes haría la forma
arbitraria de distribuir los cargos púlbicos, la prohibición de leer y
publicar ideas, la intolerancia religiosa y política y el sistema
comercial mantenido por España en el Río de la Plata”. (Álvarez Juan. Las Guerras Civiles Argentinas y el Problema de Buenos Aires en la República)
El día 27 de mayo, la Junta, que ya se auto titula “de las Provincias del Río de la Plata”, dirige una circular a las provincias explicando los acontecimientos y reiterando su fidelidad a Ferando VII:
“No menos espera que contribuirán los mismos a que tanto más antes
sea posible, se nombren y vengan a la Capital lso Diputados que se
enuncian para el fin expresado en el mismo acto de instalación:
ocupándose con el mayor esfuerzo, en mantener al unidad de los Pueblos, y
en consultar la seguridad y tranquilidad individual; teniendo
consideración a que la conducta de Buenos Ayres muestra que sin
desorden, y sin vulnerar la seguridad, puede obtenerse el medio de
consolidar la confianza pública, y su mayor felicidad” (Gazeta de Buenos Aires, nro. 8. A.G.N.A., A.G.B.A., 1810, VII)
La Junta hacia referencia a “mantener la unidad de los Pueblos”, pero
omitía hablar de subordinación, que exigiría más adelante. En la misma
nota la Junta anuncia que “los Diputados han de irse incorporando a esta
Junta, conforme y por el orden de su llagada a la Capital…”. Como
vemos, Buenos Aires se auto proclamaba “Capital”. Los Diputados del
interior fueron a Bs.As. , pero volvieron con las manos vacías.
Pero la Junta no se limitaba a emitir escritos, porque mientras remitía
las circulares, preparaba una expedición al interior, supuestamente para
“respetar al voluntad de los pueblos”. En nombre del pueblo reunido el
25, peticionan entre otras cosas “que establecida la Junta debería
publicarse en ele término de 15 días una expedición de quinientos
hombres para las Provincias interiores costeada con al renta sel Señor
Virrey, S.S. Oydores, Contadores Mayores, empleados de Tabacos y otra …”
La petición es firmada por un número considerable de vecinos,
religiosos, comandantes y oficiales de Cuerpo, y aclara que la
expedición tenía por objeto auxiliar a las provincias interiores del
Reino y que debía partir a al mayor brevedad con el objetivo de prevenir
tanto del enemigo exterior como del interior que promueve la desunión,
los conflictos y las rivalidades. Supuestamente era para asegurar al
libre y honrada elección de los vocales diputados.
Los objetivos de garantizar la libre elección de los pueblos era muy
loable, pero las instrucciones reservadas no dicen lo mismo. Por medio
de la expedición armada, la Junta va a asumir el control de las
provincias. Las instrucciones dadas al primer comandante de la
expedición, coronel Francisco A. Ocampo son claras: el gobernador y el
Tte. Gobernador de cada provincia o villa será obligado a abandonar el
punto mientras dure la elección. Si se opone se lo saca a la fuerza, así
como a las personas principales. Todo gobernador que resistiese será
suspenso en su empleo y remitido a la capital. La fuerza armada de cada
provincia será agregada al ejército expedicionario. La tropa se
mantendrá en cada ciudad hasta que haya sido reconocida la Junta y
partido el diputado que debe representarla en el Congreso.
Como vemos, muy democrática la manera de respetar la voluntad de los
pueblos. Debia reconocer al la Junta de Buenos Aires, por las buenas o
por las malas.
El españolismo.
Mientras tanto el españolismo no queda de brazos cruzados. La misma
noche del 25 de mayo en ex Virrey Cisneros despachaba notas a
Montevideo, Tucumán, Potosí, Charcas, Asunción, advirtiendo a las
personalidades prominentes sobre el movimiento subversivo.
La rebelión contra la Junta no se hace esperar. varias provincias se
niegan a reconocer a la Junta de Buenos Aires; Liniers alza en Córdoba
la bandera de la resistencia: Montevideo y Asunción reconocen el Consejo
de Regencia. Los Pueblos no están dispuestos a cambiar de amo, y en
todo caso buscan liberarse no solo de España, si no de todo poder
extraño, incluido el de Buenos Aires.
Fuentes:
- Chavez Julio Cesar. Relaciones entre Buenos Aires y Paragauy 1810-1813
- La Gazeta Federal www.lagazeta.com.ar
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Fuente: www.lagazeta.com.ar