Bergoglio convalida y premia blasfemias - Augusto TorchSon
Bergoglio
aprobó el segundo milagro para canonizar a la beata María de la Purísima. Pero
lo “particular” de la situación tiene que ver con las perversas circunstancias en
las que se desarrollaron los hechos a los cuales se consideran “sobrenaturales”
para considerarlos milagro.
El “milagro” le sucedió en el 2012 a
Francisco José Carretero que sufrió un ataque cardíaco y luego de permanecer 12
días sin esperanza de curación, se recuperó. Y cómo su madre era devota de la
beata María de la Purísima a ella le rezaron. Sin embargo el sujeto del
supuesto milagro no dijo ver en su experiencia cercana a la muerte a la monja
sino a la “Virgen de la Esperanza”; y al tener la visión de la misma, éste
blasfemo señala que la virgen le dijo “¿Tú qué coño haces aquí?”,
agregando por si no se entendió bien: “Haga el favor
de ponerlo como lo he dicho”.
Por si esto fuera poco, el “milagreado”
sostuvo que no cambió su vida espiritual diciendo: “Yo no soy precisamente un
meapilas, hace por lo menos veinte años que no me confieso”, según manifestó este año
(2015). Y para quienes tengan dudas de la poca eficacia e intrascendencia y
hasta despilfarro sin sentido de la intercesión de esa “virgen” que invoca el
beneficiario del prodigio, agregó: “Yo no sé si Dios existe, la que existe
seguro es la Virgen de la Esperanza. Seguramente Dios también existirá. Lo que sí puedo decirle con certeza
es que ahí arriba hay algo”.
Asegura el digno receptor de "bergoglianos
milagros" que esto no fue un sueño sino que efectivamente lo vivió.
El testimonio lo recogimos del portal Religión en
Libertad al que de ninguna manera se puede acusar de parcialidad
antibergogliana sino todo lo contrario.
Lo cierto es que este tipo de prodigios,
resultan más que conveniente el calificarlos de milagros en la gestión Bergoglio, ya que él mismo propone un
paraíso al que se llega sin la Gracia Santificante, sin el Bautismo, al que se
llega fuera de la Iglesia Católica y hasta con el rechazo absoluto de Dios, incluyendo
a todo tipo de recalcitrantes pecadores a los que no se les exige ningún
arrepentimiento ni corrección, llevándolos a la categoría de réprobos en vez de
ayudarlos a alcanzar la Vida Eterna en la Patria Celestial.
Pero, a
pesar de las constantes herejías del “obispo
vestido de blanco”, no puede dejar de ofender nuestras más profundas
fibras, que se pretenda convalidar tamaña blasfemia contra la Madre de
Cristo, Madre Purísima, Madre Castísima, Madre
Celestial, Virgen de Vírgenes, Madre del Creador, y reaccionar con
indignación exigiendo
reparación por tan terrible agravio.
Sin embargo, no podemos pretender que
quién ya viene mostrando tanto desprecio por lo Sacro, lo Divino, y la Verdad; se
retracte y haga penitencia por sus ya incontables y deliberadas acciones en
contra de nuestra fe. Por lo que, si bien nos corresponde rezar por la
conversión de tan dañino personaje, sabiendo con quien estamos lidiando, sólo
nos queda realizar por nuestra cuenta dichos actos de reparación, y tratar de
pedir que Cristo nos fortalezca para no decaer en el buen combate por la fe, y
sobre todo en estos tiempos que, a no ser por una intervención sobrenatural,
sólo se terminarán con el castigo purificador que precederá la Gloriosa Segunda
Venida de Nuestro Salvador, que, en su viril hombría, no permitirá que se siga
ofendiendo a su Madre como se está haciendo.
Ven
Señor Jesús
Augusto
TorchSon
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