El despertar de la señorita Prim
Hace ya más de un año que venía leyendo en diversos sitios (aquí, por ejemplo) el nombre de un libro llamado “El despertar de la Señorita Prim”,
de una tal Natalia Sanmartín Fenollera. No me atraía para nada el
título y, menos que menos, la tapa (poco llamativa para un hombre y
menos para un cura…).
PRESIONE "MAS INFORMACION" A SU IZQUIERDA PARA LEER ARTICULO
Pero por esas vueltas de los textos y de la vida,
hace apenas tres días pude oír una conferencia de su autora; “¿quién era
esta tal señorita Prim?” “¿qué pensaba su creadora?”. Pues bien, a escucharla y luego a sacarme la duda.
Voz firme, cautivante, inteligente, y hasta diría, si no se me
entendiese mal, seductora; y recordé enseguida una frase del gran padre
Castellani: “uno de los placeres más baratos, modestos y exquisitos es
hablar con una mujer inteligente”. Fue entonces cuando tomé el libro que
tenía entre manos y me decidí a leerlo. Comenzar y terminar fue una
misma cosa; la obra tiene esa capacidad de los clásicos: no va a pasar
de moda; por el fondo y por la forma: Chesterton, Aristóteles, Dante,
Virgilio, Newman…, todos están allí, implícita o explícitamente.
Una joven profesional es contratada para ser bibliotecaria en un
perdido pueblito de Francia donde sus habitantes han decidido vivir como
seres humanos, es decir, como se vivía antes. Se trata de un cuento que
anhela el regreso al sentido común y, por lo tanto, a las raíces cristianas de nuestra civilización.
Hay obras que, leídas en ciertos momentos de nuestras vidas, nos
dicen poco y otras que nos dicen mucho; ésta ha sido una de estas
últimas, por eso la comparto.
Prosit
P. Javier Olivera Ravasi