martes, 19 de mayo de 2015

EL FALSO EVANGELIO DE BERGOGLIO-Francisco y el Evangelio de Hombre


EL FALSO EVANGELIO DE BERGOGLIO


Evangelio según Francisco …

Francisco y el Evangelio de Hombre

francis-cross.jpg
La cruz de Bergoglio no tiene a Cristo, porque en su evangelio la Redención es algo esencialmente sin importancia
El 12 de mayo de 2015, el líder de la secta del Vaticano II, Jorge Bergoglio (“Papa Francisco”), aprovechando la oportunidad de la 20ª Asamblea General de Caritas Internationalis   predicó una homilía en la que expuso su falso evangelio humanista que reduce la esencia del cristianismo al servicio de las necesidades terrenales de nuestro prójimo, como si Dios se hubiese encarnado simplemente para alentarnos a dar de comer al hambriento, a acoger a los desamparados, y a dar limosna a los pobres.
 PRESIONE "MAS INFORMACION" A SU IZQUIERDA PARA VER EL PROGRAMA
 
El texto completo del sermón de Francisco se puede encontrar aquí:
Adaptando el texto de Hechos 16: 22-34 a su agenda humanista, Francisco afirmó:
El relato nos dice que el hombre inmediatamente tomó las medidas necesarias en el camino hacia la fe y la salvación: junto a su casa, escuchó la palabra del Señor; lavó las heridas de Pablo y Silas; recibido el bautismo con toda su familia; y, por último, lleno de alegría, dio la bienvenida a Pablo y Silas a su casa, sentándolos a su mesa y ofreciéndoles  algo de comer.
El Evangelio, proclamado y creído, nos insta a lavar los pies y las heridas de los que sufren y a prepararles la mesa. La sencillez de los gestos, en los que la aceptación de la Palabra y el Sacramento del Bautismo son acompañados por la acogida del hermano, como si en realidad  fueran un único gesto: dar la bienvenida a Dios y dar la bienvenida a los demás; dar la bienvenida a otros con la gracia de Dios; acoger a Dios y expresar este acto en el servicio a nuestros hermanos y hermanas. Palabra, Sacramentos y servicio se remiten  y nutren mutuamente, como se puede ver en estos testimonios de la Iglesia primitiva.
Esta exposición es bastante engañosa. Dando una rápida exégesis de la conversión del carcelero a Cristo, el antipapa argentino se centra en  el hecho de que aquél hombre curó las heridas de San Pablo y Silas y les preparó una comida. Sin embargo, realmente el tenor del texto  se refiere a la salvación, que es  pasar del reino de las tinieblas al Reino de Dios, en donde el lavado de las heridas de los dos presos poniéndoles en  libertad y la comida en la que todos ellos participaron era sólo un detalle menor, bastante insignificante. Lea el pasaje por sí mismo:
Y se amotinó la turba contra ellos; y los pretores quitándoles sus vestidos ordenaron  azotarlos  con varas. Y después de azotarlos los metieron en la cárcel, mandando al carcelero los guardasen bien aegurados. El cual para cumplir bien esta orden los metió en el calabozo interior, y sujetó sus pies en el cepo. Y a la medianoche,  Pablo y Silas, haciendo oración comenzaron a cantar himnos a Dios. Y los demás presos los escuchaban.
Y de repente hubo un gran terremoto, de modo que temblaron los cimientos de la cárcel. Y al instante se abrieron todas las puertas, y todas las cerraduras de las celdas saltaron. Despertando el carcelero viendo abiertas todas las puertas  de la prisión, desenvainando su espada, quería matarse, imaginando que los presos se habían fugado. Pero Pablo clamó con  gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal que todos estamos aquí. Entonces oyendo que pedían luz, entró de un salto , y temblando, se postró a los pies de Pablo y Silas. Y sacándolos afuera, les dijo: Señores , ¿qué tengo que  hacer para ser salvo?
Ellos le dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. Y le  predicaron la palabra del Señor a él y a todos los de su casa. Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas, e inmediatamente  fue bautizado, y con él  toda su casa. Y subiéndoles a su propia casa, les puso la mesa, y se regocijó con toda su familia, por haber creído en Dios .
(Hechos 16: 22-34; el subrayado es nuestro.)
Es evidente que el pasaje se centra en la salvación del carcelero, en cuanto que pasó  de ser enemigo de Cristo a miembro de su Cuerpo, él y toda su familia. Es cierto que su conversión  inmediatamente dio paso a obras corporales de caridad, que de hecho se derivan de una fe viva – pero ayudar al prójimo en sus necesidades temporales no es el propósito de la conversión, o de la fe, o de la Iglesia. Esto es algo que Francisco  no menciona en absoluto, y esta omisión  es tan grave que distorsiona completamente el Evangelio. Después de todo, es algo que ciertamente también haría para ser amable con el prójimo,  un no católico o alguien que todavía no cree en la divinidad de Cristo.
Bergoglio habitualmente trastrueca el fin y los medios: la caridad hacia el prójimo no es un fin en sí mismo, sino un medio que exige nuestra fe; más bien, el fin es la unión con Dios, para llegar a la cual la fe que actúa por la caridad es un medio. La distinción es crucial, porque si lo primero fuera cierto, entonces se seguiría que cualquier religión que produzca este tipo de obras corporales de misericordia es aceptable, y en última instancia,  per se no importa lo que uno crea (que es exactamente lo que Francisco cree dada la forma en que actúa). Pero en realidad las obras de la caridad no son el fin, sino el medio para llegar a una eternidad bienaventurada, cosa que se alcanza  sólo si se tiene la fe . Porque así como la fe sin obras está muerta (ver Santiago 2:24), las obras  sin fe no pueden lograr nuestra salvación (ver Gálatas 2:16; Hebreos 11: 6).
Cuando el carcelero en Hechos 16 preguntó al Apóstol y a su compañero lo que debía hacer para ser salvo, los dos hombres de Dios no respondieron diciendo: “Acoge a  las personas sin hogar, ayuda a los pobres, cura a los enfermos”. Más bien, dijeron “Cree en el Señor Jesús.” ¿Puede Ud. recordar la última vez que escuchó  a Francisco exhortar a los no cristianos a creer en el Señor Jesús, a renunciar a sus ídolos, a abandonar su falso culto y a convertir sus corazones y mentes al único y  verdadero Dios vivo (cf. 1 Ts 1: 9; Juan 17: 3; 1 Jn 5:20), el único que es Camino, Verdad y Vida, y fuera del cual nadie va a alcanzar la vida eterna (cf. Jn 14 : 6)? ¿No? Tampoco nosotros. Lo que sí recordamos, sin embargo, es que Francisco escondió sumisamente  su cruz pectoral en presencia de  los judíos  en Jerusalén y exhortó a los musulmanes a sacar abundantes frutos espirituales de la observancia del Ramadán .
francis oculta-crucifix2.jpg-
Jorge Bergoglio en su papel de  “testigo de Cristo”
La religión de Francisco no es la verdadera religión católica, como se la conoció por más de  1900 años hasta la muerte del último Papa conocido, Pío XII (1958); más bien, es una religión humanista que se centra en el hombre en lugar de Dios y tiene su origen en / y extrae sus ideales de las doctrinas masónicas, que proclaman la libertad secular, la fraternidad y la igualdad. Dios es utilizado simplemente para proporcionar a las personas  un incentivo para participar en el servicio a sus semejantes. En esta distorsión de la verdadera religión, todo se le debe al hombre y nada se debe a Dios, excepto quizás en la medida que sirva al servicio del hombre.
Pero volvamos al sermón de Bergoglio una vez más. Observe cómo en la siguiente cita, el reclamante papal no menciona a Cristo, sino  únicamente con el fin de promover la sopa cocinada de su evangelio al servicio de las necesidades terrenales del hombre. Nuestro Señor se reduce a un simple motivo para alentar a la gente a  ayudar a otros – la fe en Él se menciona sólo en relación con la forma en que se manifiesta en obras de caridad realizadas en bien de otros seres humanos:
Pero quien vive la misión de Cáritas no es un simple trabajador de caridad, sino es un verdadero testigo de Cristo. Él es alguien que busca a Cristo y hace que los otros busquen a Cristo; personas que aman con el espíritu de Cristo, un espíritu de gratuidad y de propia donación. Todas nuestras estrategias y planes permanecen vacíos a menos que llevamos este amor en nosotros. No es nuestro amor, sino Su amor. O mejor aún: nuestro amor, purificado y fortalecido por su amor.
De esta manera, podemos servir a todos y ponerles la mesa a todos. Esta es también una imagen hermosa que la Palabra de Dios nos ofrece en el texto comentado: poner la mesa. Incluso ahora, Dios pone la mesa de la Eucaristía. Cáritas pone muchas mesas a los hambrientos .En los últimos meses se puso en marcha la gran campaña “Una familia humana, pan para todos”. Todavía hay muchas personas hoy en día que no tienen suficiente para comer. El planeta tiene suficiente comida para todos, pero hay una falta de voluntad de compartir con todos. Debemos poner la mesa para todos, y pedimos que haya una mesa para todos. Debemos hacer lo que podamos para que todos tengan algo que comer, pero también hay que recordar a los poderosos de la tierra que Dios los llamará a juicio un día y allí se dará a conocer si realmente trataron de darle a Él  el sustento de  cada persona (cfr. Mt. 25:35) y si hicieron lo que podían para preservar el medio ambiente para que pudiera producirse este alimento.
Si bien es cierto que si verdaderamente amamos a Cristo, también vamos a amar a nuestro prójimo y le serviremos a través de obras de caridad, también es cierto que el estado de gracia santificante – imposible sin fe  – es necesario para que nuestras obras de caridad tengan mérito sobrenatural, para que puedan ayudar a los demás  a alcanzar una eternidad bienaventurada. Lo que Bergoglio debería haber dicho y hecho es aprovechar la oportunidad de recordar a todos los de Caritas que aunque es esencial que acudan  a satisfacer  las necesidades temporales del hombre, esto debe ser simplemente el trampolín para llevarlos a todos a Cristo, para que su existencia terrenal no se haya  vivido en vano: “Trabajad, no por el majar que perece, sino por el manjar que dura hasta la vida eterna el que os da  el Hijo del hombre” (Juan 06:27) . Haced que la alimentación  corporal que quita el hambre, sea el primer paso para alimentar a las almas  – alimentar a los hambrientos con pan ahora, pero luego con la verdadera doctrina y el Pan supersustancial, la misma Carne de Nuestro Santísimo Señor:
Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. He aquí el Pan que baja del cielo; para que si alguno coma de él, no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, para la vida del mundo. Los judíos discutían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? Entonces Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene la vida eterna: y yo le resucitaré en el último día.
(Jn 6, 49-55)
Nuestro Señor, también, alimentó a los hambrientos, pero tan pronto como se hubieron saciado, Él les predicó la doctrina  verdadera de la salvación, señalándoles  que en última instancia, el alma es más importante que el cuerpo, porque el cuerpo necesariamente irá de todos modos  a la tumba : “Jesús les respondió y dijo: En verdad, en verdad os digo, me buscáis, no por los signos milagrosos que habéis visto, sino porque comisteis de los panes y os hartasteis “(Jn 06:26).
Esta es la manera  Católica  de mirar las obras de misericordia corporales. El enfoque excesivo de Francisco en las necesidades del cuerpo, sin embargo, distorsiona esta hermosa verdad, y en última instancia, convierte lo  que sería una gran obra de caridad en una obra  que perjudica  el Evangelio. Francisco continúa diciendo que el que hace obras de caridad es un “testigo de Cristo“, es alguien que  “ama con el espíritu de Cristo”, por lo que  parece como si estuviera  predicando a Cristo, pero nunca  exhorta a la gente claramente a trabajar por librar a  las almas de la condenación eterna, para convertirlos de una religión falsa a la verdadera religión, lo que permitiría a las almas pasar  de las tinieblas del pecado al Reino de Dios. Más bien,  se refugia detrás de banalidades y generalidades acerca de  “ser testigo” con el “amor de Cristo“, ideas tan vagas que no se ve por qué este amor es el debido a nuestro Señor Jesucristo y a su santa Iglesia Católica y por qué no se puede encontrar en otras religiones que también ayudan a satisfacer las necesidades corporales de nuestros prójimos.
Vea el siguiente video breve, que habla del  “Papa” Francisco respaldando la labor humanitaria de Caritas, centrándose  como siempre, en las necesidades de este mundo, sin hablar en absoluto de las necesidades espirituales del hombre, la salvación eterna de su alma, y la verdadera adoración a la que Dios tiene estricto derecho a exigir  de sus criaturas racionales:
He aquí la doctrina masónica bajo el pretexto de las obras de misericordia corporales: la importancia de las necesidades temporales del hombre es exagerada y llega al  punto de descuidar y negar sus necesidades espirituales.
El corolario lógico de todo esto es, por supuesto, que nadie necesita en absoluto que exista el cargo del papado. Es más, nadie necesita de la Iglesia Católica. Si ésta es, en última instancia, sólo un club para proporcionar  bienestar, una versión glorificada de los boy scouts o del comedor local – una ONG, en otras palabras -, entonces no se necesita para llevar a cabo todo esto, una organización tan costosa como la Secta del Vaticano II. No necesitamos  un “Papa” que nos diga que hay que alimentar al hambriento, vestir al desnudo, o ayudar a los enfermos. Algunas garantías verbales de que se trata de “llevar el mundo  a Cristo” no van a cambiar eso. Un budista podría asegurarnos un buen Karma futuro. Un ateo sólo podría “tener una diferencia”, diciendo que  “es lo que hay que hacer”. Sin embargo, la conclusión lógica es que todas las religiones son sustancialmente la misma cosa y difieren  sólo en cosas accidentales, actúando bajo  diferentes banderas, nombres, etiquetas y “matices”. Pero en última instancia, todo es lo mismo.
Esa es la consecuencia lógica del falso Evangelio humanitario de Jorge Bergoglio. Es  en su plenitud  la apostasía modernista. Es la religión del hombre: por el hombre, del hombre y para el hombre; Dios es invocado sólo para dar un impulso al mero servicio del hombre, para poner en marcha, acelerar, o desarrollar los esfuerzos propios. La dimensión de todo el asunto sigue siendo totalmente horizontal; su único objetivo son las necesidades temporales del hombre, las de este mundo y solamente las de este mundo. El cielo y el infierno, aunque en absoluto no se nieguen, sólo se utilizan para prometer al hombre una gran recompensa por su servicio o para amenazarlo con castigos si se descuida en  esta religión centrada en el hombre.
Y, en efecto, Francisco hace exactamente esto – amenazar a la gente con el infierno si no se alimenta lo suficiente a los pobres – haciendo referencia a Mateo 25 cuando dice: “Dios los llamará [a los líderes del mundo] al juicio un día y  revelará si realmente trataron de proporcionar alimentos a Él en cada persona (cf. Mat. 25:35) y si lo hicieron lo que podían para preservar el medio ambiente de modo  que pudiera producir estos alimentos. “Es irónico que Francisco haga de nuevo una referencia al juicio y, de forma velada, al infierno, porque éste es el mismo Francisco que  dijo que el juicio final será una fiesta y que el infierno realmente sólo es la aniquilación de las almas en lugar de su castigo eterno.
¿Seremos juzgados  si no vestimos al desnudo, alimentamos al hambriento, o dimos de beber al sediento, y así sucesivamente? Sí, en efecto, tal como nuestro Señor advirtió en Mateo 25. Sin embargo, lo que es más importante – y lo que Francisco continuamente no dice – es que las buenas acciones en el mundo, en última instancia, no han sido de ningún valor si las hemos hecho  por un motivo meramente natural y si las hemos hecho sin la gracia, para lo cual es absolutamente necesaria la virtud santificadora de la fe: “Sin fe es imposible agradar a Dios” (Hebreos 11: 6).
Como nuestro Señor enseña en el Evangelio, si vestimos al desnudo, alimentamos al hambriento, y así sucesivamente, pero lo hacemos sin el “vestido de bodas” de la gracia santificante, del mismo modo seremos condenados al infierno: “Entonces le dijo:  Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin el vestido de boda? Pero él se quedó en silencio. Entonces el rey dijo a los sirvientes   Atad sus manos y  pies, y echadle a las tinieblas exteriores: allí será el llanto y el crujir de dientes “(Mt 22: 12-13).
francis-abrazos-aguja-face.jpg
Este hombre podría conseguir un trabajo como un alfiletero de Gammarelli de …
© LaPresse / Fuente: lastampa.it
He aquí  algunos pasajes bíblicos más que ponen la “sopa cocinada del evangelio de Francisco” bajo una luz completamente diferente, pasajes que él  podría  haber citado, pero  no lo hizo :
  • … Si  no creéis que yo soy [el Redentor del mundo], moriréis en vuestro pecado. (Jn 8:24)
  • He aquí, el que el incrédulo sucumbe, pero el justo vivirá por su fe. (Habacuc 2: 4)
  • Quien  no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios. El que permaneciere en la doctrina, tiene al Padre y al Hijo. (2 Jn 1: 9)
  • El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. (Mc 16,16)
  • El que cree en el Hijo, tiene vida eterna; pero el que no cree al Hijo, no verá la vida; sino que la ira de Dios está sobre él. (Jn 3:36)
  • Pero sin fe es imposible agradar a Dios. (Hebreos 11: 6)
  • Pero sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo; también creemos en Cristo Jesús, para que seamos justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley: porque por las obras de la ley nadie será justificado. (Gálatas 2:16)
Obviamente, nadie tiene que creer que Cristo es el Hijo de Dios, para ayudar a los niños que mueren de hambre. Por tanto, el propósito de nuestra fe no es que tengamos que practicar las obras de misericordia corporales. Su práctica es necesaria, por supuesto, porque la caridad es un requisito indispensable para la salvación (ver 1 Corintios 13: 2), pero ayudar a las necesidades terrenales de nuestros prójimos en última instancia, no es la razón por la  que Cristo vino a la tierra y fundó Su Iglesia. La religión de Bergoglio neutraliza a nuestro Señor y a su Evangelio de una manera diabólica. Francisco niega a Cristo, no negándolo  de plano, sino  falsificando  y tergiversando su mensaje.
Al hacer esto, Francisco actúa de una manera que caracteriza a los modernistas, a quienes el Papa San Pío X denunció como “los más perniciosos de todos los enemigos de la Iglesia” ( Encíclica  Pascendi , n. 3) [véase también  en español en el blog ]: Francisco predica el error mezclando la verdad con la mentira; específicamente,  exagerando  una verdad (la necesidad de participar en obras de misericordia corporales) y luego omitiendo  otras verdades (por ejemplo, la necesidad de la fe y  la práctica de las obras espirituales de misericordia) que contradicen su distorsión de la verdad.
En el falso evangelio humanitario de Jorge Bergoglio, la conversión y la salvación de las almas están totalmente eclipsados. La religión de Francisco es una  mutilación cruel de Cristo y de su verdad salvadora. Nuestro Señor, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, está siendo reducida a la condición de ser simplemente un “buen maestro” (Lc 18:19), un buen compañero, cuyo misión  es animar a todos a ayudarnos mutuamente, a ser amables unos con otros,  a  vivir  una existencia terrenal con el menor conflicto, dolor, o sufrimiento posibles.
Esto, señoras y señores, no es  el Evangelio. Este es el anti-evangelio. Dios no necesitaba convertirse en hombre sólo para que pudiéramos dar de comer a los hambrientos. Dios no sufrió la Pasión y muerte de Cruz para que pudiéramos preservar los árboles o hacer  un programa de reciclaje. Dios no derrotó la muerte y los poderes del infierno para que encontráramos  nuestra felicidad en las cosas creadas. Las palabras aleccionadoras de San Juan Apóstol vienen a la mente: “Y todo espíritu que niegue a Jesús, no es de Dios; y este es el Anticristo, de quien vosotros habéis oído que ha venido, y que ahora ya está en el mundo” ( 1 Jn 4: 3); “Ahora muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne: ése es un seductor y un anticristo” (2 Juan 1: 7).
El Evangelio de Francisco es malo, perverso, blasfemo. Cuando en una entrevista se le pidió consejo sobre cómo encontrar la verdadera felicidad, dio diez consejos que eran una receta totalmente naturalista y mundana – y francamente ridícula y vergonzosa. Dios ni siquiera aparece en ellos:
A Francisco le gusta  detenerse en las obras de misercrdia corporales, porque  se centran principalmente en el aquí y ahora, y son aceptables para la mayoría, independientemente de la religión que sigan – así  se le garantiza a él  conseguir el aplauso del mundo. Pero las obras de misericordia  espirituales, el apóstata argentino generalmente las ignora, las minimiza, las aplica mal o las  distorsiona, nombrándolas a veces con los labios pero  neutralizando su misma esencia.
Como recordatorio, las obras de misericordia espirituales son los siguientes:
  • Enseñar  a los ignorantes;
  • Dar buen consejo a los que tuvieren necesidad de él;
  • Corregir  a los pecadores;
  • Soportar los males con paciencia;
  • Perdonar las ofensas de buen grado;
  • Consolar a los afligidos;
  • Orar por los vivos y los muertos.
( Fuente )
Las tres primeros son los más grandes fallos  de Francisco, como constan en su expediente al indicar que si un niño necesitado recibe  educación,  no le importa que ese niño sea educado como católico, protestante, o judío, o lo que sea ; o  cuando dijo que hay que monestar a la  gente no para evangelizarla; cuando declaró públicamente que los ludios no necesitan a Jesucristo y que los musulmanes deberían estudiar el Corán en lugar de la Biblia ; o cuando en muchas ocasiones ha  dicho que los protestantes no necesitan o no deben convertirse en católicos . De hecho, ha sostenido y  propagado la herejía de  que los no católicos pueden ser mártires por Cristo . Francisco  es extremadamente peligroso y tiene claramente dos caras ( ver ejemplos aquí). Si su boca tuviera seis lados,  hablaría por los seis.
dalai-lama-francis-logo.jpg
Sí  hemos sustituido en este logo a Francisco por  Dalai Lama, ¿Pero alguien ve alguna diferencia en su mensaje?
Algunos dirán que Francisco está siendo tergiversado por los medios de comunicación. Esto puede ser verdad hasta cierto punto; Sin embargo, sería totalmente erróneo culpar a los medios por dar cobertura a un hombre que emite continuamente declaraciones ambiguas y vagas acerca de los asuntos que conoce la prensa y da razón de ello de una manera determinada. Es un hombre que no puede dejar de hablar, que le encanta hablar en términos figurativos, que nunca es claro en lo que dice, que tiene una historia del liberalismo, que constantemente se involucra en acciones ambiguas o francamente heréticas, escandalosas, e impías ( ver la Lista aquí), y que ha hecho  del “cambio climático” el centro de su propia primera carta encíclica en un mundo que está hundido en la apostasía, la herejía, la inmundicia moral, y la impiedad.
Amigos, no culpen de esto a los medios de comunicación. Francisco simplemente hace que los medios de comunicación puedan ser ser usados ​​como chivo expiatorio por parte de los que meten sus cabezas en la arena. Si él realmente tuviera algún problema con lo que informan los medios de comunicación, simplemente  podría dejar claro  inequívocamente cualquier punto: Él podría dejar de hacer homilías diarias, cuentas de  conciencia,  entrevistas estúpidas, dar consignas  interminables y hacer declaraciones extravagantes  en las audiencias, dar culto a  los migrantes, y así sucesivamente. Él podría publicar  una encíclica u otro texto  denunciando todos los males del mundo moderno. Podía convocar  una conferencia de prensa y soltar una condena atronadora de todo lo que está mal en el mundo y en  la prensa en particular. Podía hacer todas estas cosas – pero él no lo hace ni lo hará. Porque él no  quiere, en general, presentarse con suficiente precisión a los medios de comunicación.
El hecho de que Francisco se exprese  de forma ambigua y luego “aclare” las cosas más tarde, o diga  una cosa para  luego decir lo contrario en otro momento, es simplemente una indicación de que él domina el arte modernista del doble lenguaje, la técnica más perniciosa de inyectar el  veneno de la herejía en las almas crédulas e inocentes al tiempo que se preserva él con una plausible negación de lo dicho. Este método ya se expuso y condenó en términos muy claros en 1794 por el Papa Pío VI, quien señaló que:
… afirmaciones aparentemente chocantes en un lugar, se explican ortodoxamente en otros lugares, e incluso en otros lugares se corrigen; como si estuviera permitido a  cualquiera afirmar o negar una  declaración dada, o dejarla en manos de las inclinaciones personales individuales – tal ha sido siempre  el método fraudulento y atrevido utilizado por los innovadores para establecer el error. Permite tanto la posibilidad de promover el error como dar excusas de él. 
(Papa Pío VI, Bull Auctorem Fidei , introd.)
Asegúrese de leer la introducción de Auctorem Fidei en su totalidad en el enlace de arriba – contiene perlas papales condenando el  liberalismo y sus tácticas engañosas.
Nuestro análisis de las palabras de Francisco no es injusta o equivocada. De hecho, se confirma no sólo por sus propias palabras, sino también por sus acciones sin fin que demuestran una y otra vez que él se preocupa por los organismos en detrimento de las almas (y ciertamente por el hombre por encima de  Dios) . Que la “misión” de Francisco consiste  siempre, en última instancia, al reunirse con los hombres, en hablar de las necesidades temporales, lo que él llama el “fruto” del “Evangelio”. Pero mientras que las obras de misericordia corporales son  parte  del fruto del Evangelio, la parte que toca a una fe viva, que es un fruto  no temporal,  que hay que hacerlo por amor de Dios,  nuestro último fin, y por el cual sólo nosotros podemos ser justificados por la gracia mediante la fe.
El énfasis excesivo de Francisco en aliviar la difícil situación de los que sufren ha alcanzado proporciones ridículas – como cuando dijo recientemente a los que le escuchaban que deben arrodillarse  ante los pobres . No es sorprendente que veamos  a gente como Barack Obama aprovecharse en su provecho  del nuevo tono del “pontífice”:
No digan que Francisco no podía prever esto. Él pudo y  lo previó, y además, ¿por qué no salir ahora y denunciar a Obama en términos muy claros? Cada vez que causamos escándalo (ya sea por error o deliberadamente), tenemos la obligación de reparar, y debemos hacerlo en el mismo modo en que el escándalo fue causado (es decir, en este caso, públicamente ).
He aquí una buena regla de oro: Un pastor supuestamente legítimo de las almas que constantemente se centra en las necesidades temporales del hombre, mientras que al mismo tiempo deja de lado o incluso directamente ataca sus necesidades espirituales, no es un pastor, sino un asalariado, un lobo, un anticristo . Él es como un médico alternativo que hace todo lo posible para aliviar el dolor de cabeza de un hombre que está al borde del acantilado. Si es  bueno, en sí mismo,  aliviar el dolor de cabeza, en última instancia, no es un acto de caridad en absoluto si se impide al hombre correr hacia el precipicio.
En todas sus interminables necedades sobre los sufrimientos de la humanidad, Francisco omite un hecho de suma importancia: No fuimos creados para este mundo. Fuimos creados para la eternidad. En poco tiempo, todos habremos dejado este mundo y entraremos en la eternidad, y allí permaneceremos  por los siglos de los siglos, ya sea para la felicidad eterna o para el sufrimiento eterno. Esto  es lo cierto – todos nosotros entraremos o en el cielo o en el infierno, para siempre. No hay un término medio (excepto, por supuesto, el Limbo de los niños , pero esto no se aplica a cualquiera que lea este post).
El falso Evangelio humanitario de Francisco no es nuevo, por cierto. Es tan viejo como el pecado original. El gran escritor espiritual Fr. Edward Leen en su obra magistral,  ¿Por qué la Cruz? , lo expresó muy bien cuando denunció “los sueños de los enemigos de Dios [!] que tienen  siempre la vana esperanza de realizar sus sueños de un paraíso terrenal que deben alcanzar con sus  grandes planes de reorganización del mundo. El hombre, en su perversidad, no abandona la esperanza de escalar los cielos por la fuerza del brazo y la fuerza del intelecto “(Lean, ¿Por qué la cruz? [Sheed & Ward, 1938], p. 163).
Esos sueños son de hecho totalmente vanos y están condenados al fracaso. Como el Papa San Pío X explicó:
… no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la “ciudad” nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la “ciudad” católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: OMNIA INSTAURARE IN CHRISTO.
(Papa San Pío X, Carta Apostólica Notre Charge Apostolique [“Nuestro Mandato Apostólico”] en español en el blog , 1910)
Véase en español la encíclica en  documento PDF
La Carta Apostólica citada contra el Sillonismo, Notre Charge Apostolique , es un verdadero tesoro de genuina doctrina católica que refuta las necedades  laicistas, liberales, y cuasi-socialistas de la Iglesia del Vaticano II.
Uno de los errores fundamentales de los humanistas como Francisco es la negación de la necesidad del amor de Dios antes que el amor del hombre; debemos amar a Dios primero y al prójimo por amor de Dios :
Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento de la ley? Jesús le dijo:Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a éste: Tú   amarás a  tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.
(Mt 22: 36-40; el subrayado es nuestro)
Esta clara distinción entre el más grande y el segundo mandamientos – y sobre todo la subordinación esencial del  última al primero – está  anulada en  el  Vaticano II y por Jorge Bergoglio, en particular:
Por esta razón, el amor a Dios y al prójimo es el primero y más grande mandamiento .
(Vaticano II,  “Constitución Pastoral” Gaudium et Spes , n 24. ; el subrayado es nuestro).
No sería justo ver en este llamamiento  al crecimiento exclusiva o principalmente en términos de formación doctrinal. Tiene que ver con “observar” todo lo que el Señor nos ha mostrado como la forma de responder a su amor.  Junto con las virtudes, esto significa, sobre todo, el nuevo mandamiento, el primero y el más grande de los mandamientos , y el que mejor nos identifica como discípulos de Cristo: “Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado ” (Jn 15:12).
(Antipapa Francisco,  “Exhortación Apostólica” Evangelii Gaudium ., n 161; el subrayado es nuestro.)
Como el título de nuestra entrada en el blog dice, Francisco predica otro evangelio, exactamente como Satanás les dijo a Adán y Eva en el principio, “seréis como dioses” (Gn 3, 5) el “Evangelio del Hombre.”. Por ello Francisco y la iglesia del  Novus Ordo  están poniendo una vez más al hombre en el lugar de Dios, sin duda, un presagio de la venida del Anticristo (cf. 2 Tesalonicenses 2: 3-4).
Lleguemos al término con una cita  de algunos pasajes adicionales de la carta apostólica de San Pío X contra los Sillonistas, porque suenan como si estuvieran escritas precisamente para refutar a Francisco y  a la Secta modernista que surgió después de la muerte del Papa Pío XII. Observe cómo las palabras del Papa Pío X pone en el contexto adecuado el amor al prójimo y cómo las obras de misericordia corporales, como el fruto de un amor genuino a Dios, conducen a la búsqueda de la conversión de los otros  a la santa fe católica, fuera de la cual no puede haber salvación:
Lo mismo sucede con la noción de la fraternidad, cuya base colocan [los sillonistas] en el amor de los intereses comunes, o, por encima de todas las filosofías y de todas las religiones en la simple noción de humanidad, englobando así en un mismo amor y en una igual tolerancia a todos los hombres con todas sus miserias, tanto intelectuales y morales como físicas y temporales. Ahora bien, la doctrina católica nos enseña que el primer deber de la caridad no está en la tolerancia de las opiniones erróneas, por muy sinceras que sean, ni en la indiferencia teórica o práctica ante el error o el vicio en que vemos caídos a nuestros hermanos, sino en el celo por su mejoramiento intelectual y moral no menos que en el celo por su bienestar material. Esta misma doctrina católica nos enseña también que la fuente del amor al prójimo se halla en el amor de Dios, Padre común y fin común de toda la familia humana, y en el amor de Jesucristo, cuyos miembros somos, hasta el punto de que aliviar a un desgraciado es hacer un bien al mismo Jesucristo. Todo otro amor es ilusión o sentimiento estéril y pasajero.
Ciertamente, la experiencia humana está ahí, en las sociedades paganas o laicas de todos los tiempos, para probar que, en determinadas ocasiones, la consideración de los intereses comunes o de la semejanza de naturaleza pesa muy poco ante las pasiones y las codicias del corazón. No, Venerables Hermanos, no hay verdadera fraternidad fuera de la caridad cristiana, que por amor a Dios y a su Hijo Jesucristo, nuestro Salvador, abraza a todos los hombres, para ayudarlos a todos y para llevarlos a todos a la misma fe ya la misma felicidad del cielo.
Y ahora, penetrados de la más viva tristeza. No nos preguntamos. venerables hermanos, en qué ha quedado convertido el catolicismo de “Le Sillon”. Desgraciadamente, el que daba en otro tiempo tan bellas esperanzas, este río límpido e impetuoso, ha sido captado en su marcha por los enemigos modernos de la Iglesia y no forma ya en adelante más que un miserable afluente del gran movimiento de apostasía, organizado en todos los países, para el establecimiento de una Iglesia universal que no tendrá ni dogmas, ni jerarquía, ni regla para el espíritu ni freno para las pasiones y que, so pretexto de libertad y de dignidad humana consagraría en el mundo, si pudiera triunfar. el reino legal de la astucia y de la fuerza y la opresión de los débiles, de los que sufren y trabajan.
..Nos queremos llamar vuestra atención, venerables hermanos, sobre esta deformación del Evangelio y del carácter sagrado de Nuestro Señor Jesucristo, Dios y Hombre, practicada en “Le Sillon” y en otras partes. Cuando se aborda la cuestión social, está de moda en algunos medios eliminar, primeramente la divinidad de Jesucristo y luego no hablar más que de su soberana mansedumbre, de su compasión por todas las miserias humanas, de sus apremiantes exhortaciones al amor del prójimo y a la fraternidad. Ciertamente, Jesús nos ha amado con un amor inmenso, infinito, y ha venido a la tierra a sufrir y morir para que, reunidos alrededor de El en la justicia y en el amor, animados de los mismos sentimientos de caridad mutua, todos los hombres vivan en la paz y en la felicidad.

Pero a la realización de esta felicidad temporal y eterna ha puesto, con una autoridad soberana, la condición de que se forme parte de su rebaño, que se acepte su doctrina, que se practique su virtud y que se deje uno enseñar y guiar por Pedro y sus sucesores.
Porque, si Jesús ha sido bueno para los extraviados y los pecadores, no ha respetado sus convicciones erróneas, por muy sinceras que pareciesen; los ha amado a todos para instruirlos, convertirlos y salvarlos. Si ha llamado hacia sí, para aliviarlos, a los que padecen y sufren[, no ha sido para predicarles el celo por una del igualdad quimérica. Si ha levantado a los humildes, no ha sido para inspirarles el sentimiento de una dignidad independiente y rebelde a la obediencia. Si su corazón desbordaba mansedumbre para las almas de buena voluntad, ha sabido igualmente armarse de una santa indignación contra los profanadores de la casa de Dios[x], contra los miserables que escandalizan a los pequeños(3), contra las autoridades que agobian al pueblo bajo el peso de onerosas cargas sin poner en ellas ni un dedo para aliviarlas. Ha sido tan enérgico como dulce; ha reprendido, amenazado, castigado, sabiendo y enseñándonos que con frecuencia el temor es el comienzo de la sabiduría[xii] y que conviene a veces cortar un miembro para salvar al cuerpo
Finalmente, no ha anunciado para la sociedad futura el reino de una felicidad ideal, del cual el sufrimiento quedara desterrado, sino que con sus lecciones y con sus ejemplos ha trazado el camino de la felicidad posible en la tierra y de la felicidad perfecta en el cielo: el camino de la cruz. Estas son enseñanzas que se intentaría equivocadamente aplicar solamente a la vida individual con vistas a la salvación eterna; son enseñanzas eminentemente sociales, y nos demuestran en Nuestro Señor Jesucristo algo muy distinto de un humanitarismo sin consistencia y sin autoridad.
(Papa San Pío X, Notre Charge Apostolique: en español en documento PDF subrayados nuestros.)
. Queda dicho,  el Papa San Pío X era católico; cuál sea  la religión de Jorge Bergoglio, es una incógnita, pero una cosa es cierta: Definitivamente no es el catolicismo romano.
Ver También: