El gobierno mundial anticrístico proféticamente previsto por Orwell – Augusto TorchSon
Determinadas obras de siglos XIX y XX,
mostraron un increíble profetismo respecto al mundo en el cual hoy vivimos. El
mismo podría ser atribuido a una agudísima percepción de una realidad actual proyectada
al futuro, a un profundo conocimiento de las Sagradas Escrituras en lo
referente a los postrimeros tiempos de la historia, a una inspiración divina, a
un conocimiento cercano de la agenda globalista de la judeo-masonería, y por
qué no, a una inspiración diabólica.
Entre algunos ejemplos que podemos mencionar están la carta de Pike a
Mazzini sobre las 3 guerras mundiales que iban a realizarse
para imponer un gobierno global masónico, libros como “El Señor del mundo” de Benson,
“Breve relato sobre el anticristo”
de Soloviev, “Historia del anticristo”
de Ezcurra Medrano, “Juana Tabor” de Wast,
“El mundo feliz” de Huxley, “Fahrenheit 451” de Bradury, más de un
libro de Castellani, el anónimo “Protocolo
de los Sabios de Sion”, y entre muchos otros más, “1984” de George Orwell.
Sin pretender en esta oportunidad categorizar
a los mismos en las posibilidades antes mencionadas, vamos a señalar el libro
de Orwell, “1984”, cuyas similitudes
con lo que actualmente se vive y con lo que parecer ser el objetivo último para
la imposición de una “aldea global”,
no dejan de asombrarnos.
Dicho trabajo escrito en 1948, relata el
mundo en 1984 en el cual, éste estaba dividido en 3 superpotencias, Oceanía,
Eurasia y Estasia; las cuales se mostraban en constante conflictos bélicos unas
con otras, alternando alianzas con enfrentamientos, situaciones que más que
reales, servían para generar enemigos imaginarios a quienes odiar. Dichas
superpotencias compartían la misma característica de gobierno que tienen que
ver con: un partido único, un líder omnipresente al cual se debe idolatrar, y
una sociedad policíaca que persigue y tortura a quienes osen pensar de modo
diverso al propuesto por el sistema. A pesar de vivir en supuestas constantes
guerras, nunca generaban vencedores, de lo que resulta que dichos conflictos eran
imaginarios o artificial y consensuadamente generados por los aparentes
contendientes.
Se podría objetar que no tenemos partido
único, salvo en países comunistas; sin embargo, las democracias liberales, es
decir, todas; en la práctica, tienen tal identidad de intereses y de objetivos,
que en esencia, demuestran con claridad que la elección de una u otra opción
propuesta por la partidocracia, en definitiva conlleva a los mismos resultados
que son los impuestos por fuerzas supranacionales, ocultas o no.
En la novela de Orwell, el protagonista,
Winston vivía en Oceanía. En dicha región el líder estaba en carteles en todas
partes y en telepantallas en las cuales aparecía diciendo: “El Gran Hermano te vigila”,
y efectivamente, la población era constantemente monitoreada, para perseguir
cualquier tipo de disidencia con el partido único a través de la “Policía
del Pensamiento”. Cuando alguien era sospechado de alguna actitud que
contradecía el pensamiento oficial, debía ser demandado hasta por los propios
familiares a dicho órgano, que transportaba al criminal al “Ministerio del amor” para ser torturado, hasta ser reeducado para
ser útil al partido y al sistema o ser aniquilado pasando a ser una “no persona”, es decir, que nunca
existió. La verdad era sólo la propuesta por el partido y no dejaba lugar a
ningún tipo de objeciones, nisiquiera las
racionales. Así se creó lo que se denominaba “el doblepensar” que era
pensar contradictoriamente hasta usando la lógica en contra de la lógica misma.
Dicha palabra, formaba parte de la denominada “neolengua” que era el
lenguaje creado por el partido para limitar las palabras a fin de que no se
pueda pensar aquello para lo cual no existían palabras. Herramienta fundamental
del partido para la creación de esta nueva realidad era la manipulación de la
historia, y así proponía el partido:
“El que controla el pasado, controla también
el futuro”
“El que controla el presente, controla el pasado”
Podríamos identificar al “Gran Hermano”, tanto a un gobernante como al sistema
mismo. Es de fácil verificación que los gobiernos del mundo entero, sin
excepción, actúan en igual sentido en las políticas que sirven para la
descomposición social que hacen a las personas vulnerables ante el sistema. Por
ejemplo, EEUU y Venezuela se muestran ante el mundo como acérrimos enemigos,
pero además de ser principales socios comerciales, estos representantes
americanos de pseudo derechas e izquierdas, coinciden plenamente en la
promoción del aborto, la homosexualidad, y la libertad religiosa con exclusión de
dogmas (sincretismo), como “derechos humanos”. En éste último sentido, se
considera que los dogmas religiosos deben ser “evolutivos”, por lo tanto mutables,
con lo que se plantea la contradicción de que una verdad que por definición debe
ser absoluta, termine siendo relativa. Esto con la excusa de adecuarlas a las
circunstancias o necesidades de la modernidad, o para evitar conflictos en
nombre de la religión. Y en nombre de esos “derechos humanos” se persigue a
quienes pretendan manifestarse contrarios al pseudo-matrimonio aberrosexual (gay),
o del genocidio producido con abortos, los cuales pueden ser pasibles de multas
y hasta de cárcel por el “crimen de pensamiento” de “intolerancia”;
tolerancia que nos obligan a ejercitar aunque no se tenga para quienes
defienden el orden natural, en una de las aplicaciones prácticas de lo que
sería el actual “doblepensar”.
Más que contradictorio resulta ridículo por
ejemplo, que las legislaciones del mundo entero, promuevan la “igualdad
de género” equiparando a la mujer en todo (incluso en desigualdad de
condiciones) al hombre, y sin embargo se sancionen leyes como las de “femicidio”
o “violencia
de género” en las cuales, el crimen contra un varón, niño, adulto o
anciano, se reprime con menores penas que los cometidos contra mujeres (u
homosexuales); lo que implica una real y verdadera desigualdad ante la ley.
Otro caso emblemático del doblepensar,
podemos hallarlo en nuestro país en la disparidad de derechos aplicados a las
personas acusadas por crímenes en época del gobierno militar. Así a quienes
lucharon contra la guerrilla marxista, hoy se los acusa, y condena por leyes “diferenciales”
denominadas “de lesa humanidad” que suspenden las garantías
constitucionales habituales, sacándolos de los jueces naturales, imponiéndoles cárcel
efectiva aún para los casos en que en las leyes ordinarias prevén arresto domiciliario
por mayoría de edad o por enfermedad grave, y en la práctica, suprimiendo el
principio esencial de derecho penal “in dubio proreo” por el cual en
caso de duda (o carencia probatoria) se beneficia al acusado, el cual entra
directamente como culpable debiendo demostrar infructuosamente su inocencia en
una inversión de la carga probatoria, también contraviniendo la garantía penal
por la cual se es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Lo groseramente
contradictorio, es que, a los guerrilleros que asesinaron hasta a civiles en
pos de la instauración de una dictadura comunista; no se los considera como asesinos
siendo absueltos en su totalidad como “luchadores por la libertad” y hoy
ocupan altos cargos en el gobierno.
A nivel mundial, lo mismo puede decirse con
respecto a lo sucedido en la Segunda Guerra Mundial. Beatificando a los
vencedores, se criminalizó a tal punto a los vencidos, llegando al extremo de
considerar que todos y cada uno de los soldados que participaron en la lucha
anticomunista como aliados de Alemania, eran posesos hechizados por los
sortilegios de Hitler. Y en otro ejercicio del doblepensar, se condena y
prohíbe al nacional socialismo y al fascismo por haber sido responsables de los
50 millones de muertos de esa guerra (es decir de ambos bandos) cuando se
permite y se promueve el marxismo, responsable de la muerte de más de 100
millones de personas durante el siglo XX, hechos documentados ampliamente. Aquí
observamos la aplicación estricta del Nuevo Orden Mundial hoy imperante de
hecho, al respecto de que “El que controla el pasado, controla también
el futuro. El que controla el presente, controla el pasado.” Y esto es de empírica constatación ya que
quienes se atreven a investigar la verdad histórica o a pensar racionalmente
respecto de los hechos que nos proponen como axiomáticos, terminan siendo
perseguidos, juzgados y encarcelados, por la nueva “policía del pensamiento” acusados de “crímenes de odio”.
Podemos mencionar al respecto cómo los revisionistas históricos demostraron científicamente
y de forma fehaciente que las instalaciones usadas como supuestas cámaras de
gas para el “exterminio de la población” judía, no eran aptos para tales fines
como lo demuestra el “informe Leuchter”.
Es más, fue un judío, David Cole,
quien demostró la falta de evidencias respecto a la existencia de dichas
instalaciones de exterminio, por lo cual fue acusado, perseguido, amenazado y
hasta agredido físicamente. El argumento más simple que se podría presentar a
la hora de cuestionar el dogma del holocausto es que según los propios censos
judíos, antes de la Segunda Guerra Mundial manifiestan que habían entre 8 y 9
millones de judíos en toda Europa, de los cuales según mencionan los mismos
escritores promotores del “exterminio”, entre 1939 y 1941 escaparon de la zona
de dominio nazi 1.5 millones de judíos y sumado a los más del millón de
supervivientes del “holocausto”
la cifra restante implicaría que hasta los países aliados tendrían que haber
exportado judíos para que sean “shoaizados”. Esto sin contar que la
versión oficial omite el referirse a las montañas de cuerpos que en estos pocos
campos de trabajo se habrían generado para llegar a 6 millones, que según se
nos dice, se cremaban en un par de hornos los que de acuerdo a estas mismas
fuentes, realizaban este trabajo en 10 minutos y sin dejar cenizas, que según
esas cifras deberían haber nublado media Europa con las mismas; todo esto cuando
hoy, con la más avanzadas técnicas de cremación, las mismas necesitan 2 horas
por cuerpo.
No se pretende justificar con esto ningún
exceso, ni adherir a alguna de las posturas antes mencionadas, sino hacer honor
a la verdad.
No resulta extraño que nada se informe sobre los atroces crímenes
de los aliados y rusos en contra de los prisioneros alemanes y la población civil,
incluyendo millones de mujeres y niñas violadas y asesinadas (Aquí,
aquí
y aquí).
Hoy
la principal “policía del pensamiento” represora de la verdad histórica es
la Anti Defamation League
(recomendamos el documental Defamation:
Dictadura global), creada por la logia masónica
exclusivamente judía B’nai B’rith. Cualquier intento de investigación en la
cual estén involucrados judíos, se censura y se persigue como lucha contra el “antisemitismo”.
Misma logia anticrística que todos los años por obra del cardenal Bergoglio
profana la principal catedral argentina, con un acto sincrético, mostrando su
poderío y desfachatez al hacer que sus enemigos bimilenarios, rindan culto a su
victimización. De ahí que los últimos papas adhieran y promuevan la mentira
histórica de la “shoa”, sometiendo a toda la cristiandad a quienes hasta el
Concilio Vaticano II eran enemigos esenciales de nuestra fe.
En el
mundo de Orwell, era la pantalla la que transmitía “la realidad”, y ya que la información estaba a cargo del partido,
no había voces que planteen una alternativa informativa. Si bien hoy se puede
decir que son varios los medios informativos; como mencionamos anteriormente
respecto a las políticas disolventes de los gobiernos mundiales, en la
aplicación de la dialéctica que
corresponde al doblepensar, dichos multimedios se oponen solamente en cuestiones
contingentes como son las referentes a las adhesiones a una u otra postura
política, pero en cuanto a las cuestiones trascendentes para el destino de las
naciones y del mundo entero, coinciden en la promoción de la destrucción del
orden natural. Al igual que el mundo orwelliano, hoy en día se considera que lo
que no sale en TV no existe, con lo que no sólo se nos esconde una inmensa
cantidad de información realmente importante, sino que además la escueta y
seleccionada información que se transmite, está cargada de un contenido
ideológico, careciendo completamente de objetividad. Y no resulta casual que la
inmensa mayoría de dichos multimedios sean de propietarios judíos.
El Nuevo Orden Mundial busca llegar a un
mundo completamente orwelliano, para ejercer su dominio global. Así a través del
Council of Foreign Relations (CFR)
de Rockefeller se promueve:
-Destruir
la soberanía de los Estados-Nación
-Establecer
una estandarización sociocultural
-Imponer
un sistema financiero globalizado usurario-especulativo
-Manipular
la opinión pública mundial con acciones psicológicas masivas
-Mantener
conflictos globales constantes creando guerras contra enemigos imaginarios o no
a fin de asustar a las masas y mantenerlas unidas
-ESTABLECER
UNA RELIGIÓN ÚNICA
Este verdadero gobierno mundial, que se
oculta hoy tras máscaras como la ONU (creación del CFR) utiliza como
herramienta de dominación a las altas finanzas, y fue oportunamente denunciado
por el Papa Pio XI al cuando se refirió al “Imperialismo internacional del dinero”
y acusarlo como “El funesto y detestable imperialismo económico para quienes consideran
patria adonde se está bien, donde se tiene confort”. Tampoco resulta
casual que la banca financiera mundial, esté casi exclusivamente en manos judías.
Si intentamos escapar del doblepensar,
sin forzar mucho la razón,
podemos darnos cuenta que el sometimiento al que quiere llevar el
sionismo a todos los gobiernos del mundo, así como a la neo-iglesia;
responde con toda lógica a lo prescrito
por su código sagrado, el Talmud, el cual dice con toda claridad “Sólo
el judío es humano, todos los demás no judíos son animales. Son bestias con
forma humana. Cualquier cosa es permitida que esté en contra de ellos. El judío
puede mentirles, trampearlos y robarlos. Puede violarlos y asesinarlos”. Quien
dude de la veracidad de esta cita, puede acudir al libro “El
Talmud desenmascarado” de Monseñor Pranaitis, asesinado en Rusia por
haberse atrevido a desenmascarar tales cuestiones. Y para quienes persistan
en sus dudas al respecto, lean sobre las muchas condenas de los Papas hacia
dicho escrito judaico.
Y es que el enemigo esencial del judaísmo es
el mismo Cristo, por eso es que a través de todos estos subterfugios se busca
acabar con el catolicismo. Pero como enemigos taimados que son, no atacan
directamente, sino que aplican técnicas de reingeniería social en busca
de conseguir una humanidad-ganado sobre la cual trató de advertirnos Orwell; para así ir
socavando las estructuras en las cuales se desarrolla y crece en el ámbito
temporal la Iglesia; y estas son la familia, la patria y las sociedades en
general, basadas en una tradición cultural y religiosa común.
Por este motivo decimos con orgullo que somos
nacionalistas porque somos católicos; porque amamos y defendemos nuestra
patria, como nos lo enseña el Catecismo de la Iglesia siguiendo el 4°
mandamiento (CIC 2199). Y cómo nacionalistas católicos tenemos un
basamento
Tomista el cual nos hace no desconocer la realidad. Por eso, a pesar de
que
como a Winston, se nos pretenda coaccionar para aceptar que 2+2 puedan
ser 5,
otras veces 4 y otras veces 3 de acuerdo a la imposición mediática y
oficial; reafirmamos
y defendemos la Verdad y el Orden Natural como realidades inmutables. Y
por eso
nos odian. Nos odian por amar a nuestras familias, nos odian por amar a
nuestras patrias, nos odian por amar a Dios; nos odian por no poder
ellos amar
como lo hacemos nosotros. Manifiestan su odio como frustración del amor,
como
envidia por no poder amar. Tienen nostalgia de lo que no fue, de lo que
rechazaron, de seguir perteneciendo al "pueblo elegido" al haber
renegado de Dios. Y en vez de tratar
recomponer su camino, de encontrar sus verdaderas raíces, y vivir en
armonía con el
resto del mundo y hacer las paces con el Dios que rechazaron; optan por
la pertinaz actitud consistente en destruir lo
bueno, lo noble, lo puro, lo heroico, lo nacional y patriótico, y
consiguientemente, la única y
verdadera Fe, para de esa manera sentirse justificados al no existir las
conductas que los acusen. Y como el odio solo engendra odio y nunca
colma su
medida, por eso está gente no tiene límites, y por eso, nosotros
combatimos no
movidos por odio al enemigo, sino por amor
a lo que ellos pretenden destruir.
Mao, que estableció una dictadura como la
prevista en “1984”, consideraba que
más peligroso que un poderoso ejército, era una persona con una buena idea y
con la capacidad para transmitirla.
Si en estos finales tiempos de la Historia no
nos toca vencer humanamente, sabiendo que nuestro objetivo es
trascendente y no
contingente e inmanente como el de nuestros enemigos; todavía nos queda
la
posibilidad de resistir y de defender la verdad, aunque esto implique
que seamos considerados como los más peligrosos enemigos. Dios sabrá
recompensarnos, ya que cómo Él mismo nos
anticipó, “…el que persevere hasta el fin, ese se salvará” (Mt. 24,13)
Trabajando para que Cristo reine y regrese
pronto.
Augusto TorchSon
Nacionalismo Católico San
Juan Bautista