El judío que derribó el mito del Holocausto
24
ago
Ernst Zundel y Joseph G. Burg
Impresionante revelación de un judío que derribó el mito del Holocausto en la Segunda Guerra mundial, testimonio que le costó, entre otras cosas, que no fuese admitido en el cementerio judío, y que nadie de la ‘tribu’ pronunciase un elogio en sus exequias.
Joseph G. Burg fue el décimo segundo
testigo llamado por la defensa, él testificó el martes 29 de marzo y el
miércoles 30 de marzo de 1988.
Por un periodo de ocho o nueve años
anteriores al año 1981, Zündel mantuvo comunicación por carta y
visitaba a Joseph G. Burg, un autor judío quien escribió varios libros
sobre la Segunda Guerra Mundial.
Entre sus libros están los siguientes:
Guilt and Fate/Culpa y Destino, Scapegoats/Chivos Expiatorios, Zionist
Nazi Censorship in the Federal Republic of Germany/Censura Sionista
Nazi en la República Federal Alemana, National Socialist Crimes of Bad
Conscience by Germans Against Germans under Zionist Direction/Crímenes
de Mala Fe del Nacionalsocialismo por los Alemanes en contra de los
Alemanes bajo la Dirección Sionista, y Major Attacks of Zionists
against Pope Pius XII and the German Governments/Principales Ataques de
los Sionistas en contra del Papa Pío XII y a los Gobiernos Alemanes.
Burg ha discutido estos libros con Zündel y este último parece haberlos
recibido bien.
En estos libros, Burg trata acerca
del tema de los supuestos campos de exterminio nazi, Burg ha hablado
con cientos de personas que estuvieron en Auschwitz y visitaron el
campo en el otoño de 1945. Burg quiso ver el crematorio, los hospitales
y en particular una nueva panadería muy grande. También quiso
localizar las cámaras de gas, aunque en ese tiempo, tal procedimiento
no se acostumbraba. Él no encontró ninguna cámara de gas. Burg así se
fue formando la idea de que no existieron campos de exterminio, que las
cámaras de gas nunca existieron y que tampoco hubo un plan para
exterminar a los judíos de Europa. Estas opiniones fueron publicadas en
sus libros y en su correspondencia con Zundel.
Burg también visitó Majdanek en tres
ocasiones. Ahí sí encontró cámaras de gas, pero testificó que eran
cámaras de desinfección para eliminar piojos y pulgas: esos bichos
causaban epidemias. Estas cámaras eran de uso común en cada campo y
cada una mostraba un letrero con el siguiente texto en alemán: “¡
Atención, gas venenoso!” junto con el símbolo de un cráneo humano
simbolizando la muerte. Zuklon B era la nueva fórmula usada para
desinfectar la ropa, ésta destruía los bichos sin dañar la tela.
Después de la guerra, Burg escuchó
bastantes alegatos acerca de gente que fue gaseada en Auschwitz y
Majdanek. Él probó que era una tontería o simple propaganda. Hasta el
día de hoy, señaló, no existe ningún documento mostrando las órdenes de
gasear a la gente o de quien había construido las cámaras y donde las
había construido. Las autoridades alemanas han sido llamadas la “súper
burocracia”. Por lo tanto, es inverosímil que no se haya encontrado un
solo documento en todos estos años.
Burg dio testimonio de haber hablado con
cientos de personas que sirvieron y operaron en los crematorios, pero
las personas que operaban las cámaras de gas fueron imposibles de
encontrar. Nadie ha publicado nada acerca de alguna declaración que
diga que alguien había trabajado en una instalación para gasear seres
humanos, y la literatura acerca de estos gaseos es completamente
contradictoria. ¿Por qué? Porque todo fue inventado. Estas opiniones
fueron publicadas en sus libros.
En cada campo habían crematorios, tenían
un fin práctico, la gente moría. Cuando los alemanes ocuparon los
territorios del este, se establecieron grandes campos y se dispusieron
más crematorios de mayor capacidad a medida que la guerra progresaba.
Hubo manifestaciones de epidemias que causaron y aceleraron las
muertes. La preferencia por los crematorios fue debido a la higiene:
este proceso era más higiénico que las inhumaciones y se necesitaba
menos espacio.
Como cualquier otra actividad en los
campos, los prisioneros se encargaban de los crematorios. Éste
constituía el trabajo más difícil debido al calor y debido a que se
tenían que colocar los cuerpos dentro de los hornos. Los prisioneros
realizaban esta labor en tres turnos al día, y lo hacían
voluntariamente. Los voluntarios se solicitaban por medio del consejo
judío o la policía judía. Es importante indagar entonces, como pudo el
consejo judío o la policía judía cooperar con las SS. alemanas.
Cuando estos crematorios funcionaban a
toda su capacidad, las chimeneas arrojaban una gran cantidad de humo.
De esta manera, era lógico que dependiendo del clima o de la hora del
día, el color de las flamas fuera diferente. La gente inventó historias
que supuestamente sucedían cosas malvadas dentro de éstos. Contaban
que seres humanos aún vivos estaban siendo quemados. Ellos inventaron
el relato de que cada crematorio era una cámara de gas. Incluso
llegaron al punto de que tales autores dejaron volar tanto su
imaginación, que cuando observaban humo de color azul, interpretaban
que los judíos estaban siendo quemados [en los campos no sólo había judíos].
Otros inventaron el relato que judíos
aún vivos estaban siendo empujados hacia los hornos. Burg testificó que
le hubiera gustado ver a un judío ofrecer tales testimonios durante un
proceso judicial. También dijo que en tal caso, un judío hubiera sido
forzado a jurar bajo los ritos de un rabino, usando la kippa (el
gorrito que usan en la cabeza), sin la presencia de imágenes de Cristo,
con la Biblia hebrea, en la presencia de un rabino o de un judío
piadoso. Entonces éste hubiera tenido que jurar que sí había visto
algo. Pero estas declaraciones falsas, estas declaraciones enfermizas,
se hubieran reducido en un 99.5% ya que tales juramentos superficiales
no son moralmente obligatorios para esos judíos.
En el tiempo que Burg estuvo en los
campos de emplazamiento de personas, habló con 30 o 40 personas sobre
las cámaras de gas y con aproximadamente 5 a 10 personas acerca de los
crematorios. Él tenía una especie de permiso especial que le permitía
visitar las diferentes áreas en donde los judíos estaban situados. Él
trató de interrogar a varias personas de diferentes ghettos y campos,
ya que, en ese tiempo ya se había dado cuenta de muchas afirmaciones
falsas.
En 1946, Burg asistió a los juicios de
Nuremberg, en el tiempo cuando los asuntos sobre los judíos empezaban a
tratarse. Durante una de estas comparecencias, conoció a Ilya
Ehrenburg y a un editor judío, quienes habían estado en Auschwitz por
muchos años. Burg preguntó al editor si el había visto alguna
instalación para ‘gasear’ seres humanos, él contestó que no. Ehrenburg,
quien había sido el dirigente de la propaganda para el Ejército Rojo
durante la guerra, dijo a Burg que él había estado en Auschwitz pero
que tampoco vio nada sobre ‘gaseos’ a seres humanos. Burg había
discutido de toda esta información con Zundel. Burg nunca pudo entender
el énfasis que se hacía sobre los ‘gaseos’.
Burg era hijo de judíos y pasó los días
de la guerra en Transnystria, un área designada por los alemanes para
la gente proscrita, como los judíos. Los judíos fueron proscritos ya
que habían acogido al Ejército Rojo. La gente de esta región vivía en
pequeñas villas y pueblos, pero tenían que arreglárselas por sí mismos y
por lo tanto, no les iba mejor que a aquellos que estaban en campos de
concentración. En los campos, las autoridades alemanas cuidaban de los
prisioneros, ya que, era común que fueran usados como fuerza de
trabajo. Hubieron ataques hacia los judíos en estas regiones, por parte
de grupos étnicos extranjeros, pero ninguno de estos ataques fue
organizado por los alemanes.
En 1946 y 1947, Burg vivió en Freising,
un campo para judíos desplazados, cerca de Munich en la zona
estadounidense. El director fue un oficial judío estadounidense. Burg
sirvió ahí como delegado: él organizó la policía, la prisión, el
diario, y los asuntos culturales. Organizó grupos y los condujo a las
proximidades de Bavaria (el sur de Alemania), para mostrarles los
lugares de interés, los museos y castillos. Sus experiencias en el
campo fueron incluidas en su libro ‘Guilt and Fate / Culpa y Destino’.
Burg había leído un pasaje del folleto ‘Did Six Million Really Die? / ¿Realmente Murieron 6 millones?’:
La primera propuesta nazi para la solución Madagascar, fue hecha con asociación del Plan Schacht de 1938.
Burg testificó que la emigración de
judíos desde la Alemania nazi, que nunca llegaron a Palestina, fue
dificultada por los Sionistas. Los Sionistas impidieron que los judíos
se dirigieran a otros países, ya que su interés era hacer que los
judíos fueran a Palestina, adicionalmente, la mayoría de los países
prohibieron la entrada de la emigración judía.
El Reich alemán quiso expulsar a los
judíos: cómo y donde, fueron asuntos secundarios. La gente bajo el
mando de Göring, al encargarse de los judíos, optaron por un plan
propuesto por el fundador del movimiento Sionista, Theodor Herzl, que
consistía en mover a los judíos a Uganda o a Madagascar. Ambas colonias
pertenecían a Francia. El plan no funcionó, pero la sola existencia
del plan, prueba que, por lógica, la liquidación de judíos nunca
existió. La fuerza de trabajo que representaron fue necesaria. Burg
hizo énfasis en que no hubo liquidación de judíos por parte de los
alemanes.
El Acuerdo de Transferencia (Haavara) de
1933 fue uno de los incidentes más notables en la estructura del
Holocausto. Bajo este acuerdo, se planeó que aproximadamente 2.5
millones de judíos fueran trasladados en camiones. El acuerdo nunca
fructificó ya que los Sionistas no pudieron trasladar tal número de
judíos a Palestina.
Burg ha descubierto que, los líderes
Sionistas alemanes solicitaron, ya en 1933, que los judíos portaran la
estrella de David amarilla. Los Sionistas no vieron en esto un insulto,
sino un gesto heroico, tal y como las SS portaron la suástica. En
1938, el director del movimiento Sionista en el Tercer Reich, hizo
portar a los judíos la estrella amarilla en contra de los deseos de
Göring y Goebbels.
Burg escribió en su libro acerca de la
cooperación que existió entre los líderes del Sionismo, incluyendo a
David Ben-Gurion, con el régimen Nazi antes de la guerra. Muchos días
después de que Hitler había sido nombrado Canciller, Rabbi Leo Baeck,
anunció públicamente que los intereses del judaísmo eran idénticos a
los intereses del Nacional Socialismo. Burg testificó que Baeck quiso
decir ‘Sionismo’ y no ‘Judaísmo’. En ese tiempo, los Sionistas
constituían el 1.5% de la población judía en Alemania. Unos días
después otro líder Sionista haría una declaración similar. El sentido
de estas declaraciones, testificó Burg, era la siguiente: “Nosotros los
judíos nacionalistas, es decir, los Sionistas, estamos de acuerdo con
este régimen. No nos avergonzamos de nuestras ideas nacionalistas”. Los
alemanes que tuvieron que hacerse cargo de la cuestión judía,
cooperaron inmediatamente con esta minoría de judíos con el fin de
probar al mundo entero que ellos no eran anti-judíos sino que
cooperaban con los judíos.
A principios de la década de los 30 del
siglo pasado, como resultado de esta cooperación entre Nazis y
Sionistas, aproximadamente 120.000 judíos emigraron desde Alemania
hacia Palestina. Sin embargo, las dificultades comenzaron cuando
Inglaterra, que administraba Palestina, se rehusó a permitir la
inmigración debido al malestar árabe.
Los Sionistas en Alemania trabajaron
organizando escuelas para niños, con clases de hebreo, tiendas para
jóvenes, etc., para ayudar a preparar a la gente en su migración a
Palestina. Los Sionistas sólo estaban interesados en la migración a
Palestina e hicieron todo lo que estuvo a su alcance para asegurar que
ningún otro país aceptará a los judíos. Los Nazis estaban interesados
en facilitar la migración de los judíos tan pronto fuera posible. No
obstante, la cooperación entre Sionistas y Nazis continuó hasta 1942,
con gente como Adolf Eichmann, Golda Meir y David Ben-Gurion, fecha en
la que en opinión de los Sionistas, se cumplió el objetivo. Burg
declaró que, incluso llegado este punto, la derrota de Alemania fue
vista por los Sionistas como “las ratas abandonando un barco que se
hunde”.
Burg discutió frecuentemente el tema de
la cooperación de los Nazis y los Sionistas con Zundel. Burg creyó que
los Sionistas fueron los culpables de que los alemanes fueran
derrotados. Y para borrar cualquier rastro, los Sionistas se
comportaron como el ladrón astuto que corre hacia la policía gritando
“¡ Detengan al ladrón!” Fue la tarea de Zundel el luchar en contra de
esto y Burg declaró que podía ayudarle. ¿Por qué? “Porque de otra
manera nunca llegará la reconciliación entre las personas. La verdad
está revelándose poco a poco, así es como, el odio en contra de los
judíos está creciendo, provocado por los líderes Sionistas”.
Zundel dijo a Burg que gracias a su
libro ‘Guilt and Fate’, publicado en 1962, él se convirtió en lo que es
ahora, un luchador por la verdad, un luchador en contra de las falsas
acusaciones hechas a su pueblo.
Burg testificó que no hubo
aniquilamientos en los campos de concentración. Las personas saludables
fueron usadas para trabajar en forma voluntaria, Burg puntualizó que,
incluso una jaula de oro representa una limitación e incluso un crimen,
pero la invención de las cámaras de gases tuvieron origen en mentes
enfermas. Burg quiso demostrar que incluso en Birkenau, donde
supuestamente ocurrieron las muertes por gases, los judíos, hombres y
mujeres, tuvieron trato preferencial. Un ejemplo de esto fue Benedikt
Kautsky, judío con convicción en el movimiento mundial Socialista-
Marxista. Kautsky estuvo en Birkenau durante la guerra realizando
labores de oficina. Su madre, de 79 años de edad también fue enviada a
Birkenau. Cuando ella enfermó, se le dispuso un cuarto individual y una
dieta especial ordenada por el doctor. Esto fue “trato preferencial”,
otorgado con el fin de prolongar la vida de la mujer, si es que no se
curaba. Cuando fue liberado el Dr. Kautsky, regresó a Viena, Austria,
en donde continuó su trabajo científico. En 1946, inmediatamente
después de su liberación, el Dr. Kautsky fue uno de los primeros en
publicar un libro, que llevó el título en alemán ‘Teufel und Verdammte /
El Diablo y los Condenados’ Burg testificó que ese libro decía la
verdad y que tenía verdadero valor histórico, sin embargo, toda la
edición fue destruida. Un año y medio más tarde, publicó otra edición
en la cual reescribió varios párrafos e hizo cambios, pero no lo cambió
completamente. No existe documentación acerca de cámaras de gas y
Kautsky admitió que él nunca vio ninguna cámara de gas por sí mismo.
En ‘Schuld und Schicksal / Guilt and
Fate / Culpa y Destino’, Burg trató acerca de los ghettos de Varsovia y
Lodz. Cuando las tropas alemanas ocuparon Varsovia, ellos quisieron
concentrar a toda la población judía. Verdaderos ghettos estuvieron ahí
por siglos, pero los judíos emancipados o que asimilaron la cultura
anfitriona vivían lejos de esos ghettos. Cuando llegaron los alemanes,
quisieron tener a todos los judíos juntos. En un sentido práctico, la
función del ghetto también era proteger a la población judía.
Los Sionistas se mostraron satisfechos
con este arreglo. Un Consejo Judío designado fue la entidad que
gobernaba el ghetto. Ellos tenían su propia policía, cárceles y
cualquier otra cosa. Naturalmente, algunos fueron crueles, uno de estos
fue el vicepresidente de la policía, quien más tarde fue ejecutado. En
consideración de Burg, esta ejecución fue la evidencia de que los
judíos se defendían de la minoría Sionista, quienes usaban a la mayoría
para sus propios fines.
En el ghetto de Lodz, existía una fuerza
policíaca judía, un banco judío, moneda de cambio judía, oficina de
correos judía y estampillas de correo para uso exclusivo de los judíos,
existían talleres de manufactura para judíos. Si existía un plan
alemán para exterminar a los judíos ¿por qué existían talleres?,
preguntó Burg, ¿por qué destinar recursos económicos con esos fines?
¿Por qué entrenar a los niños para el trabajo? Gracias a Berlín,
testificó Burg, los judíos tuvieron la oportunidad de vivir en un
pequeño Israel. Sin embargo, todas estas cosas no deben decirse en la
actualidad, ya que, ahora debe decirse que existió un Holocausto y que
los judíos fueron asesinados.
Toda la población alemana, no sólo los
Nazis, fueron culpados falsamente, y no sólo a los alemanes que vivían
en Alemania, sino a cualquier alemán que viviera en cualquier parte del
mundo. Burg tiene interés en este asunto, ya que, él piensa que esto
provoca el odio en contra de los judíos. Los líderes Sionistas, tienen
interés, incluso en la actualidad, en que se creen progroms o progromos
en contra de los judíos, y el testimonio de Burg tiene el objetivo de
prevenir esto.
En 1982, Zundel escribió a Burg en dos
ocasiones, pidiéndole ayuda en contra de los Sionistas de Toronto
quienes estaban provocándole dificultades, y para pedirle su
recomendación. Zundel creyó que esto podría ayudarle mucho.
Burg frecuentemente discutió con Zundel
acerca del desagravio a los alemanes. En la opinión de Burg, si el
Holocausto hubiera sido verdadero, no se les debería ningún tipo de
desagravio a los alemanes, pero “ellos lo están pagando”. El trató
acerca de este tema en su libro ‘Guilt and Fate’, el cual, Zundel leyó
en los años 60 del siglo pasado. Israel fue creado en 1948 y, en 1951
todavía no tenía relaciones diplomáticas con la República Federal
Alemana. En ese año, Israel otorgó al Dr. Nahum Goldmann, representante
del Congreso Judío Mundial, autoridad para negociar con el Dr.
Adenauer, el Canciller de la República Federal Alemana en lo
concerniente a la culpabilidad alemana. Israel, bajo el gobierno de Ben
Gurion, exigió una indemnización por “los daños ocasionados por los
alemanes”, pero nunca quiso sentarse en una mesa con ellos para
negociarlo. Las negociaciones entre Goldmann y Adenauer, tuvieron como
resultado el reconocimiento de Alemania de haber cometido un holocausto
en contra de los judíos.
Burg testificó que era muy importante
distinguir estas indemnizaciones al estado de Israel. Israel no existía
durante la Guerra. Éste estaba en Palestina en ése entonces y
pertenecía a la administración británica. Durante toda la Segunda
Guerra Mundial, ningún soldado alemán estuvo en Palestina. ¿ Cuáles son
entonces los daños y qué es lo que hay que reparar?, preguntó Burg.
Israel presentó entonces un documento a
Alemania, declarando que tres de cada cuatro judíos europeos murieron y
que el pueblo de Israel demandaba una indemnización por ellos. Ese
documento nunca afirmó que hubieran muerto 6 millones. Tampoco que
hubieran sido gaseados ni asesinados. La palabra usada fue ‘muertos’.
La suma inicial de 3.5 marcos ha crecido y no sólo será pagado por los
alemanes que viven en la actualidad, sino los que nacerán el día de
mañana. Las sumas se justificaron por invenciones de 40 millones de
judíos gaseados, luego que 25, y finalmente aproximadamente 6 millones,
que es la cifra que ha permanecido.
Burg testificó que la razón por la que
continuaron los juicios de crímenes de guerra tanto en la República
Federal Alemana y en los Estados Unidos, fue para probar a todo el
mundo que los alemanes, incluso los que nacieron en Estados Unidos y en
Toronto, son culpables de haber asesinado y gaseado judíos.
Israel existió sobre la tesis de que el
Holocausto sucedió y el pueblo alemán de la República Federal pagó con
dinero honesto ganado con su trabajo a Israel, que es un barril sin
fondo.
Goldmann también negoció por parte de
aquellos que fueron liberados de los campos de concentración. Estos son
los que han sufrido, dijo Burg, a quienes se les quitó sus hogares y
apartamentos, quienes dejaron todo atrás. Fueron dispuestas oficinas
especiales alrededor del mundo, en cada lugar donde Alemania tuviera
alguna representación, con el fin de solicitar las indemnizaciones.
Burg discutió con Zundel acerca del
responsable por la enemistad entre alemanes y judíos. Le dijo a Zundel
que la Primera Guerra Mundial trajo a los Sionistas un lugar para vivir
en Palestina, pero no era una nación. Esto era muy pequeño y era
necesario hacer todo lo posible para crear el estado de Israel. Esto
sólo fue posible a través de la guerra, se avecinaba una guerra
mundial. Los Sionistas, por lo tanto, cooperaron con quien fue conocido
como Wall Street. Wall Street causó la Segunda Guerra Mundial de la
misma manera que causó la Primera. Hizo notar que éste también apoyaba
al régimen de Hitler ya que supuestamente pelearía contra los
comunistas. De la misma manera que los Nacional Socialistas no
quisieron subordinarse a Wall Street, los comunistas tampoco lo
hicieron. El plan de Churchill, junto con los Sionistas y los
estadounidenses de Wall Street, era asegurarse que los Nacional
Socialistas y los Comunistas “se consumieran entre ellos”. Chaim
Weizmann declaró que él había deseado sacrificar a los judíos alemanes
en favor del estado de Israel.
Burg estimó que Zundel había mostrado
una sincera curiosidad acerca de la cuestión judía. Zundel era alemán y
él estaba defendiendo a su país, dijo Burg. Zundel le había dicho que
defender a su pueblo era el trabajo de su vida ya que ellos estaban
siendo difamados, Burg también creía esto y lo había expresado en sus
libros “una y otra vez” y como resultado de esto, sufrió en forma
personal. Burg estuvo satisfecho de que Zundel aprendiera un poco de él
al no hablar automáticamente de “judíos” sino, en su lugar, hacer
énfasis en los “Sionistas”.
Si la historia del Holocausto sigue por
el camino que ha tomado en la actualidad, dijo Burg, nunca habrá una
relación sincera entre los judíos y los alemanes, y es lo que los
líderes Sionistas buscan que pase. Burg dijo a Zundel que películas
como Holocausto y Shoah constituyen un reforzamiento de la
falsificación de la historia, hechas con el propósito de mostrar la
razón por la que los alemanes deben pagar y deben seguir pagando por
unas cuantas generaciones más.
Burg declaró que si Zundel hubiera ido
con la corriente, nunca hubiera tenido los problemas que tuvo. Hubiera
tenido una vida mucho más sencilla. También era la opinión de Burg que
si existieran otros dos o tres Zundels, habría también mejores judíos.
La Corona [canadiense] decidió no volver a interrogar a Burg.
Gracias a Jesús Ruiz Munilla