Lo único que faltaba: la película de Bergoglio Éramos pocos y parió la abuela
No
podía tardar mucho en llegar. La hagiografía de Bergoglio es un buen
negocio, en más de un sentido. Y ya está lista para ser estrenada en
formato cinematográfico. Se trata de una película argentina sobre la
vida actual Papa Francisco protagonizada por Darío Grandinetti en el
papel del P. Jorge.Y aquí van algunas observaciones:
1. Resulta cuando menos inquietante que una película laudatoria hacia el Sumo Pontífice sea financiada por capitales judíos (Benteveo,
de Susevich y Curpnicoff).
Recordemos que el mundo entero, y
particularmente nuestros hermanos mayores, se levantaron en armas cuando
Mel Gibson filmó La Pasión, y lo proscribieron a él y a parte de
su elenco. ¿Por qué cambian ahora de posición? ¿Cuándo se ha visto que
el mundo, en el sentido más puramente evangélico y negativo del término,
hable bien de la Iglesia y de sus miembros?
2. El guión fue escrito en base el libro de Elizabetta Picqué (¡Cuándo no!) Francisco. Vida y revolución,
quien consiguió el acuerdo de Bergoglio para la realización de la
película. ¿Cuándo se ha visto que una persona viva, y mucho más cuando
no pierde ocasión de hacer gala de su humildad, autorice la filmación de
su propia vida?
3.
Se tratará, por cierto, de una película mentirosa. Veamos algunos
ejemplos a partir de los fotogramas que ilustran este post. En tres
ellos aparece el P. Jorge Bergoglio “salvando” de las furias de los
militares argentinos a uno de sus sacerdotes a quien lleva escondido en
un viejo Citroën Ami 8 gris. Seguramente la referencia es los padres
jesuitas Yorio y Jalics que, en los `70, coquetearon muy de cerca con el
marxismo y los grupos guerrilleros. La fábula construida cuenta que el
entonces provincial de la Compañía en Argentina, jugándose el pellejo,
los puso a salvo fuera del país a fin de que no fueran secuestrados por
los militares. Lo cierto es que Bergoglio los entregó a los uniformados pidiéndoles “que le dieran un susto”. Sobre este hecho pueden consultar aquí
la documentación que lo respalda. Los padres de la Compañía son
testigos de la purga de jesuitas izquierdistas que hizo Bergoglio en esa
década, no por convicción sino para congraciarse con el gobierno de
turno del país y de la Iglesia.
Por
este motivo -el secuestro de Yorio y Jalics-, el entonces cardenal
primado prestó declaración como testigo y, para evitar al máximo su
exposición y publicidad del tema, recurrió a todos los privilegios que
su cargo le otorgaba, como puede ver aquí. Más allá que su testimonial no fue pública, las filmación están en la web. Aquí,
por ejemplo, tienen una parte de ella –pueden ver el resto en los
videos relacionado los que aparecen en el costado derecho de la
pantalla- en la que se muestra el cinismo típicamente jesuita del
personaje y la habilidad del fiscal que intenta “hacerle pisar el
palito”. No me cabe duda que, si Bergoglio no hubiese sido elegido Papa,
habría sido procesado y, quizás, hoy estaría en prisión.
4.
En otras de las fotos aparece una entrevista que Bergoglio tuvo con el
almirante Massera, responsable de las torturas y asesinatos que se
cometieron en la Escuela de Mecánica de la Armada. Según los guionistas,
habría sido una “tensa entrevista” en la que el jesuita se habría
plantado con valentía ante el marino exigiéndole respuestas acerca del
paradero de los desaparecidos. Lo cierto y comprobable es que el P.
Jorge Bergoglio, como provincial de la Compañía de Jesús y, en cuanto
tal, máximo responsable de la Universidad del Salvador, otorgó al
almirante Emilio Massera el doctorado honoris causa, el 25 de noviembre de 1977, como puede verse en esta nota periodística.
5.
Sería interesante producir una película o documental sobre Bergoglio
pero con información fidedigna para lo cual habría que consultar no a la
Picqué, sino a quienes conocieron, y sufrieron, al actual pontífice.
Algunas sugerencias:
1.
El P. Víctor Zorzín S.J., que fue su segundo durante su periodo de
provincial y que está viviendo sus últimas horas en este mundo sublunar.
Bergoglio jamás le volvió a dirigir la palabra ni a recibirlo durante
su obispado porteño. El padre Zorzín se llevará a la tumba secretos de
incalculable valor sobre quién fue y qué hizo el Provincial.
2.
El Sr. Gabriel Ferrini, abusado cuando tenía 15 años por el sacerdote
Rubén Pardo, de la diócesis de Quilmes. Cuando el caso fue denunciado a
su obispo y luego a la justicia, el sacerdote se fugó y fue recibido, y
encubierto, por el cardenal Bergoglio en el Hogar Sacerdotal de Condarco
581 del barrio porteño de Flores. Previsiblemente, y ¿con la ayuda del
mismo cardenal?, huyó cuando su escondite finalmente fue descubierto por
la justicia, y finalmente murió de Sida, escondido en una ciudad del
nordeste argentino.
La
madre del joven, en su desesperación ante la indiferencia del obispo de
Quilmes, acudió a plantear su caso al cardenal Bergoglio pero fue
prestamente misericordiada: la hizo expulsar con el personal de
seguridad de la Curia. Finalmente, fue recibida por el tribunal
eclesiástico que, vale recordar, depende directamente del purpurado,
"cuyo presidente no quiso tomarme la denuncia", y en donde quince días
después la entrevistaron cuatro curas "que me sometieron a un
interrogatorio humillante, con preguntas lascivas y tendenciosas,
poniéndome a mí en el lugar del victimario, cuando ellos tenían certeza
de que el hecho había ocurrido porque el abusador había admitido el
hecho a las 96 horas ante su obispo, que lo amonestó".
Insisto
en el hecho de que fue Bergoglio quien obligó al rector del Hogar
Sacerdotal (donde viven los sacerdotes ancianos de la arquidiócesis) a
esconder al padre Pardo, a pesar de su resistencia. No es este, por otro
lado, el único caso de protección brindada por el cardenal primado a
sacerdotes pedófilos que eran expulsados de sus diócesis de origen y
buscados por la justicia. No puedo extenderme sobre este asunto pero
muchos sacerdotes porteños podrán dar fe al respecto.
Pueden leer los detalles del caso aquí y, si quieren una descripción más detallada y truculenta, vean esta nota.
3.
La Hna. Hilda Ledesma, que fuera superiora general de las Hermanas del
Divino Salvador, misericrodiada por el cardenal Bergoglio por
interpósita persona. Por pedido directo del entonces arzobispo de Buenos
Aires, y en represalia porque la congregación religiosa fundada por la
Madre Antula, no aceptó modificar un acuerdo que mantenía con la
arquidiócesis, se decretó la intervención de la congregación, el
desplazamiento de su superiora general y varias medidas más, entre las
que se destaca el intento de robo -liso y llano- del segundo
interventor, Mons. Eduardo García, auxiliar de Bergoglio, de las
valiosísimas imágenes coloniales que poseen las religiosas. Desde aquí
pueden descargar la carta que en su momento enviaron las monjas al
cardenal Rodé explicando la situación a las que se veían sometidas por
el arzobispo porteño.
La
congregación del Divino Salvador es la dueña del santuario de San
Cayetano de Liniers y, por un convenio, ceden al arzobispado el uso del
templo aunque la alcancía ubicada junto a la imagen del santo más
venerado en Argentina desemboca en las arcas de las hermanitas. El
cardenal Bergoglio las presionó durante años para que cedieran también
los billetes, pero las buenas monjitas, con toda razón, no cedieron, y
así les fue. La intención era disolver la congregación pretextando el
escaso número de miembros, con lo que la arquidiócesis se haría
finalmente no solo de la anhelada alcancía sino también de la Santa Casa
de Ejercicios, un histórico edificio que ocupa una manzana entera en el
pleno centro de Buenos Aires, que representa millones de dólares por su
valor inmobiliario y por los incontables tesoros coloniales que posee.
4.
Los obispos argentinos y provinciales de órdenes religiosas, que
detestan amablemente, en mayor o menor grado, a Bergoglio (¿por qué
creen que el Papa no viene a Argentina y por qué creen que ningún
párroco porteño hizo sonar las campanas de su templo cuando fue
elegido?). Y las razones son muchas, entre las que se destaca la red de
espionaje que el cardenal había montando en todas las diócesis y
congregaciones argentinas a través de sacerdotes adictos que le
reportaban periódicamente los movimientos de sus respectivos
ordinarios.
5.
Mons. Eduardo García, hoy obispo de San Justo, que fuera durante años
el auxiliar y compinche de Bergoglio encargado de los negocios sucios.
Quizás, en algún momento, Su Excelencia quiera contar cuáles eran los
métodos que utilizaba el cardenal vigilar (¿espiar?) y controlar
(¿extorsionar?) a sus propios sacerdotes, los que eran más propios de
Beria que de un pastor con olor a oveja.
6.
Mons. Jorge Torres Carbonell, elegido por el papa Francisco como obispo
auxiliar de Lomas de Zamora. Se trata de un inquietante personaje -es
suficiente con ver su rostro en la foto de la izquierda- que fue
sucesivamente rector del santuario nacional de Nuestra Señora de Luján y
rector del santuario San Cayetano de Liniers, nombrado en ambos puesto
por el cardenal Bergoglio. ¿Qué tienen en común? Se trata de los dos
sitios de culto más populares del país y que reciben varias decenas de
millones de pesos al año como limosnas y donaciones de los fieles.
Torres Carbonell fue quien los administraba, y reportaba a Bergoglio. Baciamo le mani, don Giorgio!
Estimo que ninguna de estas personas accederá a colaborar en el guión de un documental veraz sobre Bergoglio. La misericordia pontificia es ampliamente conocida y espanta a cualquiera. |