«Los divorciados no están excomulgados», dice Francisco
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Título: «Los divorciados no están excomulgados», dice Francisco
Autor: Alejandro Villarreal
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El papa Francisco ha vuelto ha hablar
sobre los “divorciados que se han casado de nuevo” en su viaje a los
EUA. En esta ocasión ha repetido una frase que ya se le había escuchado
antes:
Las personas divorciadas vueltas a casar “no están excomulgados”, y no deben ser tratadas como tales pues “ellas forman parte siempre de la Iglesia”
“En efecto, estas personas no son en efecto excomulgadas, no están excomulgados, y no van absolutamente tratadas como tales: ellas forman parte siempre de la Iglesia”. (fin de cita; fuente: aciprensa)
Cualquier católico medianamente instruido
sabe que los mal llamados divorciados (el divorcio no existe o no está
reconocido entre los católicos) no necesariamente caen en excomunión. En
general, quien incurre en excomunión es aquel quien niega alguna verdad
de Fe, pero no es necesario que alguien se “divorcie” negando, por
ejemplo, que el matrimonio no sea un sacramento o que éste sea
indisoluble, quizás lo haga sabiendo que comete un pecado mortal y
temerariamente se entrampe en esa situación. Lo que es innegable es que
quien habiendo contraído matrimonio lícito en la Iglesia católica y
abandonase a su cónyuge, ya sea de común acuerdo o no, y se junta con
otra persona, comete un pecado mortal. De esta manera, no es posible
aconsejar que se le otorgue la comunión a alguien que viva en dichas
circunstancias, no porque esté excomulgado, sino porque está en pecado
mortal, un pecado que no podrá borrarse sino cuando se recurra a la
confesión y se haga firme propósito de enmienda. Sobre la segunda
afirmación, que alude a ser miembro de la Iglesia, habría que distinguir
entre los miembros vivos y los miembros muertos de la Iglesia, el
Catecismo Mayor del gran pontífice católico San Pío X dice lo siguiente:
167.- ¿Basta para
salvarse ser como quiera miembro de la Iglesia Católica? – No, señor; no
basta para salvarse ser como quiera miembro de la Iglesia Católica,
sino que es necesario ser miembro vivo.
168.- ¿Cuáles son los
miembros vivos de la Iglesia? – Los miembros vivos de la Iglesia son
todos y solamente los justos; a saber, los que están actualmente en
gracia de Dios.
169.- ¿Y cuales son los miembros muertos? – Miembros muertos de la Iglesia son los fieles que se hallan en pecado mortal.
Entonces, podríamos decir que las
afirmaciones de Francisco no son incorrectas, aunque con muchísimas
salvedades y puntualizaciones que brillan por su ausencia y por lo tanto
es muy probable que puedan malinterpretarse, dando falsas esperanzas a
quienes se encuentren en la situación de ser “divorciados vueltos a
casar”, pues bien podrían ser miembros de la Iglesia, pero serán siempre
miembros muertos que han perdido la gracia y que no podrán aspirar a
salvar su alma si no rectifican su situación. Es de hacer notar que las
salvedades y puntualizaciones es ya habitual que nunca se hagan y por lo
tanto, ese escenario de la malinterpretación siempre sea probable.
Esto nos lleva a preguntarnos ¿qué
significan las palabras de este papa? o ¿cómo podrían intepretarse?
Estas afirmaciones nos llevan al menos a dos situaciones probables:
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Quienes las escuchan saben que su situación no es producto de haber negado ninguna verdad de Fe católica y por lo tanto no caen en excomunión, pero saben que viven en pecado mortal, y saben que aunque son miembros de la Iglesia, son miembros muertos y por lo tanto no podrán comulgar hasta que confiesen sus pecados y hagan firme propósito de enmienda (comulgar en esas condiciones sólo atraerá su propia condenación como nos advierten las graves palabras de San Pablo: “quien come el Cuerpo de Cristo indignamente, come su propia condenación” -1Cor. XI,27-), lo que incluirá el vivir en castidad si es que no se tiene voluntad para volver con su esposa legítima a los ojos de Dios y rehacer la vida conyugal, y por supuesto, encargarse íntegramente de los hijos que haya procreado, legítimos e ilegítimos (e incluso de su o sus concubinas como podrían exigir las leyes civiles al respecto). En todo caso, el rectificar esta situación anómala será siempre conveniente hacerla con el consejo de un buen director espiritual, un sacerdote que tenga bien clara la doctrina de la Iglesia y que no le de falsas esperanzas.
-
Quienes escuchan estas palabras malinterpretan que como el papa ha dicho que no están excomulgados, entonces pueden comulgar, ya que también ha dicho que son “miembros de la Iglesia”, y quizás malinterpreten que no sea necesario ningún trámite intermedio como sería la confesión y que tampoco exigiría ningún cambio en su vida, quizás algunos lleguen al extremo de malinterpretar que puedan abandonar a su primera, segunda, tercera, etc., concubina (o concubino, con sus respectivos hijos) sin que esto les represente ningún cargo de conciencia, ya que ahora deben ser acogidos amorosamente dentro de la Iglesia.
Al menos estas son los dos escenarios que
yo puedo imaginar, y en el caso del primer escenario es casi improbable
que se llegue a la conciencia de estar en pecado mortal sin la ayuda de
un buen sacerdote o de tener a alguien cercano que con verdadera
caridad le abra los ojos a los mal llamados “divorciados” vueltos a
casar. El decirles a estas personas sobre la gravedad de su situación es
el verdadero acto de amor al prójimo y no los simples actos exteriores
que los hagan sentir bien en su pecado.
Entender estas palabras de otra manera
sería entender el Sacramento del Matrimonio de forma diferente a como la
Iglesia lo ha hecho en todo tiempo y lugar, y eso sí sería negar una
verdad de Fe. Sería contribuir a la protestantización de la Iglesia que
ha estado tan de moda entre los modernistas desde hace al menos 50 años,
pues los grupos que han abandonado la seguridad doctrinal de la Iglesia
no reconocen al matrimonio como un sacramento y por lo tanto es objeto
de veleidades humanas como el divorcio.
Finalmente, estos son algunos cánones del
Concilio de Trento respecto al Sacramento del Matrimonio que conviene
recordar y cuya negación sí amerita la excomunión:
CAN. I. Si alguno dijere, que el Matrimonio no es verdadera y propiamente uno de los siete Sacramentos de la ley Evangélica, instituido por Cristo nuestro Señor, sino inventado por los hombres en la Iglesia; y que no confiere gracia; sea excomulgado.CAN. II. Si alguno dijere, que es lícito a los cristianos tener a un mismo tiempo muchas mujeres, y que esto no está prohibido por ninguna ley divina; sea excomulgado.CAN. VII. Si alguno dijere, que la Iglesia yerra cuando ha enseñado y enseña, según la doctrina del Evangelio y de los Apóstoles, que no se puede disolver el vínculo del Matrimonio por el adulterio de uno de los dos consortes; y cuando enseña que ninguno de los dos, ni aun el inocente que no dio motivo al adulterio, puede contraer otro Matrimonio viviendo el otro consorte; y que cae en fornicación el que se casare con otra dejada la primera por adúltera, o la que, dejando al adúltero, se casare con otro; sea excomulgado.fuente: http://www.mercaba.org/CONCILIOS/Trento11.htm
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