sábado, 1 de agosto de 2015

Fútbol para bobos UNA MALA ELECCIÓN

 Publicado Por Revista Cabildo Nº 113
Meses Mayo/Junio 2015- 3era.Época
 DEPORTIVAS
Eldel VAN DHERIN

Fútbol para bobos

UNA MALA ELECCIÓN
EN el mes de mayo de este bendito año 2015, nos desayunamos con que las elecciones a Presidente de la FIFA, se habían convertido en el tema central en el mundo entero. Esta vez, la elección estuvo condimentada por el hecho de que en medio de toda la rosca cayeron los muchachos del FBI y se llevaron puesto a varios de los más conspicuos dirigentes del fútbol mundial.


Tamañas medidas tuvieron su origen en una denuncia efectuada en los Estados Unidos, investigada por la Fiscal General de Estado Loretta Lynch, quien manifestó que "¡os detenidos utilizaron sus posiciones de confianza para pedir coimas a cambio de los derechos comerciales, y lo hicieron una y otra vez, año tras año, torneo tras torneo".
Esta denuncia se basa en supuestos arreglos de adjudicación de sedes y de derechos de televisación, lo que desencadenó, no solo las sucesivas detenciones en el mismísimo hotel en donde se alojaban los popes, sino también las consecuentes fugas por la ventana de varios otros personajes ligados al gran negocio mientras degustaban su sabroso desayuno (menos mal que el comedor estaba en planta baja).
En medio de este vendaval de acusaciones y con varios en cana, las elecciones se hicieron igual, ya que lo importante era el triunfo de la democracia. Blatter fue de la preferencia de la mayoría por sobre el príncipe jordano Alí bin Hussein, pero no le alcanzaron los votos para la proclamación.
 Se hizo la segunda vuelta y allí sí, quien venía dirigiendo los destinos del fútbol mundial desde 1998, lograba la quinta reelección con el apoyo de más de la mitad de los países inscriptos en la entidad (recuérdese que tiene más afiliados que la ONU), pero sin los votos favorables de Europa occidental ni de América del Sur.
Hasta acá nada nuevo. Conversaciones clandestinas, promesas de mejoras, dinero por lo bajo, planes de ayuda al fútbol local, el famoso proyecto GOAL, etc., formaron parte de las transacciones que terminaron con la consagración del suizo. Pero curiosamente, a los pocos días de estos sucesos, este buen señor no tuvo mejor idea que renunciar "por amor a la FIFA y al fútbol limpio" (sic) dejando un manto de duda que podría cubrir la tierra entera.
La totalidad de los dirigentes que hicieron declaraciones, que no fueron muchos obviamente, dijeron por lo bajo que "algo pasó". ¡Chocolate por la noticia! pero ¿qué fue lo que realmente pasó?
Para poder responder a esta simple pregunta, no hace falta haber estado en los rincones de las habitaciones presidenciales del hotel suizo ni haber tenido micrófonos escondidos. Todo tiene su historia y veamos si podemos repasarla.
HACIENDO HISTORIA
En el año 1998 se realizó el mundial en Francia. La sede del país europeo no había sido casualidad. La UEFA dispuso una avanzada violenta para sacar a Havelange de la presidencia y tomar las riendas de FIFA, proponiendo como candidato a su presidente, el sueco Lennart Johansson. En ese momento, el oficialismo decidió que la sucesión presidencial debía quedar en manos de la gente de Havelange y se propuso seguir con Blatter a la cabeza, quien desempañaba el cargo más importante en la FIFA que es el de Secretario General, desde hacía más de veintitrés años, pero los votos, tampoco le daban.
Era un mediodía del verano de París, con bastante calor y nerviosismo, mientras faltaban unos pocos días para iniciar el torneo mundial. Allí surge una figura fundamental en esta cuestión. El presidente de la AFA, Julio Grondona, desempeñaba los cargos de Secretario de torneos juveniles y del departamento de finanzas. Cuentan los que saben, que aquella mañana don Julio mandó llamar a los presidentes de CAF (Confederación Africana de Fútbol) y les prometió que en el año 2010 (doce años más tarde) la Copa del Mundo se haría en territorio africano. Sus palabras deben haber sonado seguras en los oídos de esos dirigentes, porque lo que estaba cocinado para los europeos se dio vuelta en un instante y las elecciones las ganó Blatter precisamente con el voto de África.
Recuérdese que el mundial de 2002 se había adjudicado a Japón-Corea y que en el 2006 volvería a Europa como parte del trato, pero la clave es que el mundial del 2010 debía hacerse en Sud América y esa sede se resignó para que se cumpla la palabra dada en 1998. El 7 de junio de 1998 se abría en París el 51° Congreso ordinario de la FIFA que elegiría a Blatter, con una ceremonia libre de sospechas que consistió en la entrega de diez órdenes de mérito de la FIFA a otras tantas personalidades. En el listado de los homenajeados estaba, curiosamente, Nelson Mándela.
A partir de ese momento comenzó el reinado de Blatter al frente de la institución que perduró hasta estos hechos, es decir nada menos que 16 años a los que debe sumarse sus años de secretario general y con una reelección truncada por los hechos que comentamos.
Digamos que todo su mandato se vio apoyado por una gran injerencia de los países árabes en la organización de los torneos internacionales, con el aporte de grandes flujos de capital, utilizados no solo para obras sino para prebendas, viajes, aperturas de cuentas clandestinas de los dirigentes, etc... que motivó el cambio de rumbo en la política de la FIFA.
EL BUENO DE BLATTER
Blatter nació en Valais, Suiza hace 78 años. Experto en economía, fue secretario general de la Asociación de Hockey sobre hielo de Suiza y participó en la organización de los juegos olímpicos de 1972 y 1976. En la FIFA comenzó a trabajar en el año 1975 y su estancia en la misma no se vio interrumpida hasta hoy. Ciertamente que muchos son los datos que podríamos aportar y que se pueden leer incluso en wikipedia por lo que no vale la pena referirnos a ellos.
Sí en cambio, conviene recordar algunas de las andanzas de este hombre pequeño de estatura pero de alto corte dirigencial. Comencemos por el principio. En julio de 1998, ni bien asumió el cargo de presidente, publicó en el FIFA News 7-8/98 que "Estoy orgulloso de haber servido a la FIFA en varios niveles durante los pasados 23 años y estoy determinado a no escatimar esfuerzos para poner en vigor los cambios que formaron parte de mi manifiesto electoral y que tienen por objetivo transformar el fútbol en un mundo mejor..." si lo logró! no sabemos si para el fútbol, pero que para él y los suyos ha sido verdaderamente un mundo mejor, seguro.
Lo primero que hizo fue vender los derechos de televisión del mundial de Japón-Corea en miles de millones de dólares mediante nuevos contratos de televisión y mercadotecnia, con la particularidad de que puso al frente de la comisión de los medios informativos de la FIFA nada menos que a Chuck Blazer, el "topo" que lo acaba de denunciar en Estados Unidos.
En diciembre de ese mismo año 1998, logró que la editorial suiza que publicara el libro "Wie das Spiel verloren ging", que fuera editado en español bajo el título "Nos robaron la copa" del mercenario David Yallop, dejara de distribuirlo por contener expresiones injuriantes hacia su persona. Este autor, insospechado de buenas intenciones por cierto, acusaba al flamante presidente de la FIFA nada menos que de soborno, compra de votos y corrupción... ¡qué atrevido!
Pero además de atrevido, que no sería lo malo en este caso, fue un cobarde, porque en la edición inglesa titulada "How they stole the gome" borraba más de 16 de esas acusaciones. Más tarde se encargó a la empresa ISL todo el marketing de la FIFA. No podemos detenernos en los detalles, pero simplemente podemos afirmar que esta empresa en poco tiempo fue a la quiebra, acusada en los tribunales suizos de pagar más de cien millones de dólares a dirigentes en concepto de sobornos.
El viejo lobo de Blatter se encargó de restituir al fisco suizo 4,9 millones y en medio de la algarabía del mundial de Sudáfrica 2010, daba por finalizado el que fuera hasta ese momento el más delicado y más grande escándalo de la FIFA sin que nadie se enterara.
Por último, tras ir ganando cada vez más poder, decidió un día enfrentar a la misma Iglesia Católica. Por el año 2003, Blatter ya se había separado de su primera esposa. Se casó con la segunda, que murió, y por fin en la flor de la vida con ya 68 años, se enamoró de una compañera de su hija, Graziella, con quien decidió emprender una nueva vida. Difícilmente al capo mayor del fútbol mundial se le niegue algo.
Cual Heredes, le pidió al Papa Juan Pablo II, que reviera la actitud discriminatoria de la Iglesia que no le permitía volverse a casar ya que su primer matrimonio estaba aún vigente. Recibió un no como respuesta del Vaticano a través del Obispo de Sion, quien había llamado a su "novia" (entrenadora de delfines) nada menos que "pecadora".
Blatter se enojó, como Herodes, pero en vez de cortarle la cabeza a Juan el Bautista, decidió iniciar desde la FIFA una campaña feroz contra el racismo y la igualdad, no solo en materia racial, sino especialmente religiosa.
¿Y AHORA?
Muchos son los interrogantes que se plantean sobre el futuro de la FIFA. Algunas cosas son importantes para tener en cuenta. En primer lugar, se ha dado paso a la nueva elección para el año que viene. Si han sido capaces de torcer una elección en menos de una mañana, qué no podrán hacer en seis meses o más. El tiempo vale oro, pero en este caso es el elemento indispensable para lograr una salida menos comprometida.
En segundo lugar, el elemento detonante de esta crisis ha sido nada menos que la designación de las nuevas sedes de la Copa del Mundo para Rusia 2018 y Qatar 2022. Durante todo el gobierno de Blatter se siguió hablando de la compra de votos en Francia 98.
En esta oportunidad, por única vez en la historia se designaron dos sedes a la vez. Este hecho, además de resultar curioso, es bien sospechoso, simplemente por el hecho de que también se han vendido los derechos de televisación de ambos torneos, lo que significa que la entrada de dinero fresco a la FIFA y a sus dirigentes, se verá retrasada hasta por lo menos el 2020, cuando se designe un nuevo país organizador que a esta altura podría ser tranquilamente las Islas Feroes o Sumatra, qué más da.
Para ese día, Blatter contará seguramente, con 86 años, pero no sabremos si estará en condiciones o si tendrá ganas de un nuevo período de gobierno.
Todo este asunto huele a podrido desde siempre. La actitud hipócrita de todos los que, en connivencia con los poderes de turno a cambio de favores, hicieron silencio, avergüenza. Y cuéntese entre estos a los periodistas principalmente y a los dirigentes de segunda línea que por mendigar un viaje o un nombramiento han sido capaces de vender los mismos intereses que le fueron confiados.
Los acusados han abusado de su poder en beneficio propio, como siempre y en todos lados. Los acusadores no tienen altura moral para hacerlo, simplemente aprovechan para carroñear lo que queda, porque durante tantos años han vivido de la prebenda y el favor fácil y han sido cómplices de los otros.
Los millones de dólares gastados en el proyecto GOAL para países en desarrollo no tiene perdón. Si alguno me pregunta: ¿Qué podemos hacer? Contesto: NADA, amigo, dediqúese a cosas más importantes que restaurar este fútbol desdichado y lleno de corrupción. Contemple desde afuera cómo la inmoralidad denunciada desde hace mucho tiempo está haciendo su trabajo de descomposición. Los yanquis aparecen ahora como paladines de la justicia investigando la adjudicación de las sedes mundialistas en otros lugares, simplemente porque pretendían que se les diera a ellos y no pudo ser.
Habría que ver cómo fue la adjudicación del mundial 1994 a un país con menos tradición futbolera que Rusia o Qatar, para entender que todo lo maneja el dinero y que si hay dinero de por medio, ellos están al menos espiando.
Nos quedaría analizar: por casa ¿cómo andamos? Pero lo dejamos para otro número, si Dios quiere. Por ahora, para aquellos que nos gusta el noble deporte del balompié, no es más que una nueva desilusión. Mientras tanto, el show debe seguir, porque el dinero nunca duerme. •