Francisco en el II Encuentro Mundial de Movimientos Populares en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, 9 de julio de 2015.
Dime
con quién andas y te diré quién eres? (II): Allá donde fueres… ¿di lo
que los otros dijeren? – “Es extraño pero si hablo de esto para algunos
resulta que el Papa es comunista”
La
sabiduría popular creo el famoso dicho: “Allá donde fueres, haz lo que
vieres”, refiriéndose, como todos habrán entendido, a que debemos tener
una cierta capacidad de adaptación a las costumbres de los lugares donde
nos movemos, acaso para encontrarnos más a gusto y ser aceptados con
más facilidad. Esta norma se aplica, obviamente, para aquellas prácticas
que no agredan las buenas costumbres, pues también es verdad que, como
católicos, nunca deberíamos frecuentar lugares donde esto ocurra. Mucho
más, desde luego, si con ello ponemos en riesgo nuestra fe.
Pues bien, vimos en la anterior entrada (ver aquí ***actualizado***)
quiénes fueron los protagonistas de las dos ediciones del Encuentro
Mundial de Movimientos Populares (Roma – Santa Cruz de la Sierra)
celebrados bajo los auspicios del Papa Francisco y promovidos por el
Pontificio Consejo Justicia y Paz, en colaboración con la Academia
Pontificia de las Ciencias Sociales. A la vista de esos elementos,
cualquier católico debería tener repelús de participar en dichos eventos
con apariencia de levantiscos mítines políticos. Más grave aún sería,
cometiendo el error de participar, dejarse influir por las ideas
subversivas que fueron pregonadas durante las variadas intervenciones
que allí tuvieron lugar. Ahora, ¿qué diríamos de quien se presentase en
dicho encuentro y, quizá inebriado por las soflamas revolucionarias, se
uniera a ellas con sus palabras? Sería llevar a un extremo la mala
aplicación del viejo dicho que, adaptado, rezaría: “Allá donde fueres,
di lo que los otros dijeren”… Y nosotros ¿con quién nos quedaremos? ¿Con
el discurso revolucionario de los lideres sociales o con las palabras
del Magisterio?
Francisco
“Es extraño pero si hablo de esto para algunos resulta que el Papa es comunista”
Este
encuentro de Movimientos Populares es un signo, es un gran signo:
vinieron a poner en presencia de Dios, de la Iglesia, de los pueblos,
una realidad muchas veces silenciada. ¡Los pobres no sólo padecen la injusticia sino que también luchan contra ella! No se contentan con promesas ilusorias, excusas o coartadas. Tampoco
están esperando de brazos cruzados la ayuda de ONGs, planes
asistenciales o soluciones que nunca llegan o, si llegan, llegan de tal
manera que van en una dirección o de anestesiar o de domesticar. Esto es medio peligroso. Ustedes
sienten que los pobres ya no esperan y quieren ser protagonistas, se
organizan, estudian, trabajan, reclaman y, sobre todo, practican esa
solidaridad tan especial que existe entre los que sufren, entre los pobres, y que nuestra civilización parece haber olvidado, o al menos tiene muchas ganas de olvidar. Solidaridad
es una palabra que no cae bien siempre, yo diría que algunas veces la
hemos transformado en una mala palabra, no se puede decir; pero es una
palabra mucho más que algunos actos de generosidad esporádicos. Es
pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de vida de todos
sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos.También
es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la
desigualdad, la falta de trabajo, la tierra y la vivienda, la negación
de los derechos sociales y laborales. Es enfrentar los destructores
efectos del Imperio del dinero: los desplazamientos forzados,
las emigraciones dolorosas, la trata de personas, la droga, la guerra,
la violencia y todas esas realidades que muchos de ustedes sufren y que
todos estamos llamados a transformar. La solidaridad, entendida, en su sentido más hondo, es un modo de hacer historia y eso es lo que hacen los movimientos populares. Este encuentro nuestro no responde a una ideología. Ustedes
no trabajan con ideas, trabajan con realidades como las que mencioné y
muchas otras que me han contado… tienen los pies en el barro y las manos
en la carne. ¡Tienen olor a barrio, a pueblo, a lucha!
Queremos que se escuche su voz que, en general, se escucha poco. Tal vez
porque molesta, tal vez porque su grito incomoda, tal vez porque se tiene miedo al cambio que ustedes reclaman,
pero sin su presencia, sin ir realmente a las periferias, las buenas
propuestas y proyectos que a menudo escuchamos en las conferencias
internacionales se quedan en el reino de la idea, es mi proyecto. No
se puede abordar el escándalo de la pobreza promoviendo estrategias de
contención que únicamente tranquilicen y conviertan a los pobres en
seres domesticados e inofensivos. Qué triste ver cuando detrás
de supuestas obras altruistas, se reduce al otro a la pasividad, se lo
niega o peor, se esconden negocios y ambiciones personales: Jesús les
diría hipócritas. Qué
lindo es en cambio cuando vemos en movimiento a Pueblos, sobre todo, a
sus miembros más pobres y a los jóvenes. Entonces sí se siente el viento
de promesa que aviva la ilusión de un mundo mejor. Que ese viento se
transforme en vendaval de esperanza. Ese es mi deseo. Este
encuentro nuestro responde a un anhelo muy concreto, algo que cualquier
padre, cualquier madre quiere para sus hijos; un anhelo que debería
estar al alcance de todos, pero hoy vemos con tristeza cada vez más
lejos de la mayoría: tierra, techo y trabajo. Es extraño pero si hablo de esto para algunos resulta que el Papa es comunista. (…) Algunos de ustedes expresaron: Este sistema ya no se aguanta. Tenemos que cambiarlo,
tenemos que volver a llevar la dignidad humana al centro y que sobre
ese pilar se construyan las estructuras sociales alternativas que
necesitamos. Hay que hacerlo con coraje, pero también con inteligencia. Con tenacidad, pero sin fanatismo. Con pasión, pero sin violencia. Y entre todos, enfrentando los conflictos
sin quedar atrapados en ellos, buscando siempre resolver las tensiones
para alcanzar un plano superior de unidad, de paz y de justicia. (…) Los
movimientos populares expresan la necesidad urgente de revitalizar
nuestras democracias, tantas veces secuestradas por innumerables
factores. Es
imposible imaginar un futuro para la sociedad sin la participación
protagónica de las grandes mayorías y ese protagonismo excede los
procedimientos lógicos de la democracia formal. La perspectiva de un mundo de paz y justicia duraderas nos reclama superar el asistencialismo paternalista, nos exige crear nuevas formas de participación que incluya a los movimientos populares y anime las estructuras de gobierno locales, nacionales e internacionales con ese torrente de energía moral que surge de la incorporación de los excluidos en la construcción del destino común. Y esto con ánimo constructivo, sin resentimiento, con amor. (Discurso a los participantes en el Encuentro Mundial de Movimientos Populares, 28 de octubre de 2014)
Hace algunos meses nos reunimos en Roma y tengo presente ese primer encuentro nuestro. Durante este tiempo los he llevado en mi corazón
y en mis oraciones. Y me alegra verlos de nuevo aquí, debatiendo los
mejores caminos para superar las graves situaciones de injusticia que
sufren los excluidos en todo el mundo. Gracias, Señor Presidente Evo
Morales, por acompañar tan decididamente este Encuentro. ¿Reconocemos
que ese sistema ha impuesto la lógica de las ganancias a cualquier
costo sin pensar en la exclusión social o la destrucción de la
naturaleza? Si esto es así, insisto, digámoslo sin miedo: queremos
un cambio, un cambio real, un cambio de estructuras. Este sistema ya no
se aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los
trabajadores, no lo aguantan las comunidades, no lo aguantan los pueblos… Y tampoco lo aguanta la Tierra, la hermana madre tierra, como decía san Francisco. (…) Cuando
el capital se convierte en ídolo y dirige las opciones de los seres
humanos, cuando la avidez por el dinero tutela todo el sistema
socioeconómico, arruina la sociedad, condena al hombre, lo convierte en
esclavo, destruye la fraternidad interhumana, enfrenta pueblo contra
pueblo y, como vemos, incluso pone en riesgo esta nuestra casa común, la
hermana y madre tierra. (…) Ustedes, los más humildes, los explotados, los pobres y excluidos, pueden y hacen mucho. Me atrevo a decirles que el
futuro de la humanidad está, en gran medida, en sus manos, en su
capacidad de organizarse y promover alternativas creativas, en la
búsqueda cotidiana de las “tres T”. ¿De acuerdo? Trabajo, techo y tierra. Y también, en su participación protagónica en los grandes procesos de cambio, cambios nacionales, cambios regionales y cambios mundiales. ¡No se achiquen! Segundo. Ustedes son sembradores de cambio.Aquí en Bolivia he escuchado una frase que me gusta mucho: “proceso de cambio”.
El cambio concebido no como algo que un día llegará porque se impuso
tal o cual opción política o porque se instauró tal o cual estructura
social. Dolorosamente sabemos que un cambio de estructuras que no viene
acompañado de una sincera conversión de las actitudes y del corazón
termina a la larga o a la corta por burocratizarse, corromperse y
sucumbir. Hay que cambiar el corazón. Por eso me gusta tanto la imagen del proceso, los procesos,
donde la pasión por sembrar, por regar serenamente lo que otros verán
florecer, remplaza la ansiedad por ocupar todos los espacios de poder
disponibles y ver resultados inmediatos. La opción es por generar procesos y no por ocupar espacios. Cada uno de nosotros no es más que parte de un todo complejo y diverso interactuando en el tiempo: pueblos que luchan por una significación, por un destino, por vivir con dignidad, por “vivir bien”, dignamente, en ese sentido. (Participación en el II Encuentro Mundial de los Movimientos Populares, Santa Cruz de la Sierra Bolivia, 9 de julio de 2015)
Enseñanzas del Magisterio
Tabla de contenido
I- Agitación, odio hacia clases superiores, rebelión, sed de justicia: instrumentos de lucha para cambiar el sistema II- El fracaso económico y la opresión: frutos típicos del comunismo y del socialismo III- Las ilusiones, utopías o quimeras de “un mundo mejor” siempre son propaladas por marxistas, socialistas y comunistas
I- Agitación, odio hacia clases superiores, rebelión, sed de justicia: instrumentos de lucha para cambiar el sistema
León XIII-El socialismo y el comunismo incentivan la manía de revoluciones entre el pueblo
Pío X-Al defender a los pobres no se debe atizar el odio contra las clases superiores -Los cristianos no pueden promover enemistades y rivalidades entre las clases sociales
Benedicto XV-Las falacias de los agitadores se dirigen a los pobres para que se revelen contra los que poseen mayores bienes -Los enemigos de la Iglesia instigan para exigir cosas inmoderadas fomentando el odio entre las clases sociales -Los pobres deben precaverse de los enemigos que enseñan a violar el derecho ajeno -Los absurdos errores del socialismo deben ser contrarestados por la caridad y el amor mutuo entre las clases sociales -Los
socialistas se presentan como los creadores de una “mejor vida”.
Utilizan un lenguaje arrebatado y duro para excitar a las multitudes
hacia la revolución social -La diferencia de clases tiene su origen en la naturaleza misma: Dios ha hecho al pequeño y al grande
Pío XI-El ateismo comunista trabajan por medio de sus agitadores propiciando grandes eventos y conferencias públicas -Los
comunistas unen la Santa Cruz con los símbolos del comunismo: asocian
la guerra contra Dios con la lucha por el pan, un terreno propio, un
buen salario y una habitación digna -Los comunistas aprovechan la crisis económica para difundir entre los obreros los destructivos delirios de sus opiniones -La
dialéctica marxista afirmando que el conflicto mueve al mundo, exacerba
la lucha de clases y los odios para que adquiera un aspecto de
“cruzada” en favor de la humanidad -Los apóstoles del comunismo explotan la miseria de los pobres para excitar la envidia contra los ricos
Pío XII-Las desigualdades de cultura, de bienes y posición social no son un obstáculo para la existencia de la fraternidad -Pretender
la igualdad entre los hombres sería lo mismo que pretender dar
idénticas funciones los diversos miembros del mismo organismo -Trabajar por romper los vínculos entre empresarios y obreros: pretensión despótica, ciega e irracional.