viernes, 25 de septiembre de 2015

El "literalismo" es pecado...


El "literalismo" es pecado...





Relata Castellani que Kierkegaard había pensado un experimento: aprenderse de memoria un sermón de Lutero y predicarlo desde el pulpito de Copenhague. Y luego esperar la reacción del auditorio, probablemente de ira o extrañamiento, habida cuenta de la distancia que tenían los luteranos de ese momento respecto del fundador de la secta.


Algo semejante sucede en la Iglesia con los Santos Padres. La lectura asidua de la Escritura y los S. Padres es una práctica profundamente arraigada en la tradición pero bastante relegada por tradiciones de corto alcance. En ciertos ambientes, si alguien repitiera el experimento de Kierkegaard, pero con textos patrísticos, suscitaría reacciones parecidas y no sólo por la distancia temporal. Es que no se puede comprender a los Padres, ni entender rectamente la Biblia, sin un poquito de hermenéutica.

La Escritura dice que Cristo se hizo pecado (II, Corintios 5, 21) y este pasaje ha dado lugar a una variada exégesis. Pero antes de considerar un ejemplo de exégesis patrística del pasaje, nos gustaría recordar una objeción filosófica (dirigida a un personaje univocista/literalista que no se cansa de enviarnos correos electrónicos): ¿cómo se explica que una substancia (persona) se haga su accidente (pecado)? El pecado no cambia la naturaleza; le añade hábitos malos, que configuran intrínsecamente al pecador como tal. Pero hablando en sentido estricto, por el pecado, una persona se hace pecadora, no se hace pecado. Sostener que una persona deja de ser tal para llegar a ser alguno de sus actos es ir contra una evidencia racional. Si se tratara de una persona inocente, por denominación extrínseca podría decirse que “se hace pecadora”, si así se la considera en una comunidad. Sería pecador en apariencia, pasaría por tal ante la sociedad; pero inocente en la realidad.

En la época patrística también había univocistas/literalistas. Decían algunos que las frases bíblicas predicadas de Cristo “se hizo pecado”, “se hizo maldición” y “se hizo carne”, tienen significado equivalente. Y esta exégesis servía para argumentar en favor de herejías cristológicas. Contra estas herejías reaccionaría San Cirilo de Alejandría en su diálogo ¿Por qué Cristo es uno? Reproducimos a continuación unos fragmentos de la obra. Y, dicho sea de paso, notemos que Cirilo llama divino a San Pablo. ¿Acaso idolatraba al Apóstol? El literalismo es pecado...

B.- Dicen ellos que el divino Pablo habla del Hijo como si se hubiera convertido en maldición y pecado. Pues dice: A quien no conoció pecado, Dios le hizo pecado por nosotros. Y en otro lugar: Cristo nos ha rescatado de la maldición de la Ley al haberse hecho maldición por nosotros. Ahora bien, argumentan ellos: Cristo no se ha convertido realmente en maldición o pecado. La Sagrada Escritura pretende decir otra cosa. Y del mismo modo es necesario interpretar la expresión de el Verbo se hizo carne.

A.- Precisamente: como decir que Él se ha hecho maldición equivale a decir que se ha hecho pecado, del mismo modo eso introduce el concepto de que se ha hecho carne, que es necesario comprender antes que las demás verdades que se predican de Él.

B.- ¿Qué quieres decir? Si alguno les dice: «Quien no conocía el pecado se ha hecho pecado por nosotros; Él ha redimido además de la maldición de la Ley a quienes estaban bajo la Ley, convirtiéndose por ellos en maldición», ¿quién podrá dudar de que todo ello se refiere al momento en que el Unigénito se ha encarnado y se ha hecho hombre?

A.- Por consiguiente, la idea de la Encarnación comporta también los sufrimientos, por ejemplo el hambre y el cansancio, que, por razón de la economía salvadora, le sobrevinieron como consecuencia de la Encarnación a aquel que voluntariamente se sometió al anonadamiento. Del mismo modo que no se habría cansado quien posee todo el poder, ni se podría haber dicho que pasa hambre quien es el alimento y la vida de todos si no se hubiera apropiado de un cuerpo que de por sí tiende al hambre y a la fatiga, así no habría podido ser contado entre los criminales -pues decimos que se hizo pecado- ni se habría convertido jamás en maldición padeciendo la cruz por nosotros, si no se hubiera hecho carne, esto es, si no se hubiera encarnado y hecho hombre, sometiéndose por nosotros a un nacimiento humano como el nuestro, por medio del cual nació de la Virgen santa.

B.- Estoy de acuerdo, te doy la razón.

A.- Además, es una necedad pensar y decir que el Verbo se ha hecho carne en el mismo sentido en que se ha hecho maldición y pecado.

B.- ¿Por qué?

A.- Porque, ¿no se hizo maldición para destruir la maldición y no lo hizo pecado el Padre para terminar con el pecado?