Tucumán es el resultado de lo que PASIVAMENTE construimos
por
La discusión judicial es ya un tema fútil. Un fallo llama a una nueva
elección por fraude y el otro confirma el resultado reconociendo que el
fraude no fue lo suficientemente grande. Es como si la Justicia
merituara un robo en una casa según el volumen de las cosas robadas. Si
se llevaron un televisor es menor a que si se llevaran el televisor, una
computadora y el equipo de audio. Todo esto ya es ridículo, la
democracia está dañada. El kirchnerismo se defiende atacando siempre.
Son una paradoja política. Atacan a los demás para luego construir
imágenes propias de victimados. Quemaron las urnas, adulteraron los
telegramas, destruyeron las cámaras de seguridad, urnas llegaron
abiertas en camionetas sin gendarmes y ¿luego pretenden que el resto del
país les convalide el resultado?
Al final es como el tema del asesinato de Nisman. Quieren discutir
sobre sus dineros y cuentas en el exterior, total el muerto no puede
defenderse, pero no quieren discutir sobre que el cuerpo fue movido, el
tiro se lo pego detrás de la oreja tirando hacia la nuca, la mano no
tenía huellas de pólvora, le hackearon la computadora, le vaciaron el
teléfono, movieron y corrigieron la posición del cuerpo antes de las
fotografías policiales y esperaron muchísimos minutos antes de ver si
siquiera estaba muerto. Algo así como… asegurémonos de que si no está
muerto termine de morirse. Es increíble la capacidad que tiene este
gobierno para cambiar el eje de la discusión de sus propias trapisondas.
En lugar de discutir sobre el más que evidente, brutal y salvaje
fraude; terminamos discutiendo sobre la intervención federal y el golpe
de estado judicial. INCREÍBLE. Es tanta la arbitrariedad en la
manipulación de los contenidos de los hechos que hasta un diputado
nacional del más rancio paladar negro kirchnerista se permite afirmar
muy suelto de cuerpo que “intervendremos el poder judicial, ¿Cuál es el
problema? UNA LOCURA. ¿Desde cuándo unos de los tres poderes
constituidos del Estado Nacional y la República puede ser intervenido
sin dañar brutalmente el concepto Constitucional básico de la división
de poderes.
En vez de discutir sobre quien asesinó a Nisman y la red de
encubrimiento de quienes llegaron a la escena del crimen (custodios,
fiscal, secretario de seguridad, policías, etc.), terminamos discutiendo
sobre su dinero, cuanto tenía depositado el asesinado en el exterior o
si salía con modelos. Nuevamente… INCREIBLE.
Increíble que todos los argentinos nos sometamos con tanta facilidad a
los relatos nocturnos de un gobierno que nos inventa cuentitos como
chicos de cuna para ver si nos dormimos. Pero eso sí; de todo lo demás
no discutamos. De los cadáveres nunca vistos y enterrados a cajón
cerrado… tampoco. INCREIBLE también que soportemos estoicamente que un
diputado nacional de la máxima confianza presidencial como es Carlos
Kunkel se atreva a decir… “el pueblo argentino no permitirá que haya
nuevas elecciones en Tucumán”… “Si es necesario intervendremos el Poder
Judicial en la provincia, mire qué fácil…” INCREIBLE. Ahora resulta que
“el pueblo argentino quiere que no haya nuevas elecciones en Tucuman”.
Si están tan seguros, es muy simple, hagan un plebiscito una consulta
popular un referéndum y sabrán que el pueblo argentino está horrorizado y
quiere con una amplísima mayoría que haya nuevas elecciones. Pero no lo
harán. Y no lo harán porque saben muy bien cuál será la respuesta del
pueblo argentino al que dicen interpretar y representar.
Lo importante es que la Democracia pareciera haber encontrado un
límite donde habían sido derruidos todos. El problema es que antes, los
límites eran una y otra vez atropellados como si a nadie le importara y
ahora a mucha gente comenzó a importarle. La impunidad y la vertical
obediencia debida disimulan, lamentablemente, los errores y los horrores
de estos procedimientos.
Es una pena que aquel que una parte de la ciudadanía todavía ve como
un exponente kirchnerista reformista, siga ensimismado en esa
verticalidad que ya no tiene más explicación que el pensar que en
realidad es un fiel y disciplinado interprete de lo que denominan “el
proyecto”. Hoy por hoy, especular sobre si es o no es Scioli diferente,
es una entelequia no muy discutible al calor de la repetición de sus
apoyos consistentes a toda la dialéctica explicativa sobre que Manzur es
el resultado de una elección popular transparente y prístina.
Como entender sino que Scioli afirme que Manzur es el producto de “un
triunfo legítimo. O sea; quemar urnas, comprar fiscales de la
oposición, desaparecer pruebas fílmicas, observar que las urnas llegan
abiertas, que los transportes no llegan custodiados, que las planillas
son adulteradas… todo eso para Scioli es… ¿normal y legítimo?
Por su parte, Julián Domínguez, el fallido amigo del Papa Francisco,
el que pregonaba que Aníbal Fernández era el artífice del crecimiento
del tráfico de drogas, es ahora su más conspicuo seguidor pidiendo que
voten por Aníbal. Claramente la verticalidad concebida como obediencia
debida lo exige. ¿Cuál será su exigencia moral, ética y cristiana con un
Papa del que dice ser su amigo pero al que traiciona dándole soporte a
quien la justicia comienza a investigar por su presunta relación con el
tráfico de efedrina. ¿Habrá sido alguna vez amigo del Papa o habrá sido
siempre un oportunista un sepulcro blanqueado a la búsqueda de una
pátina de moral cristiana en la que no cree pero necesita. Este hombre,
Julián Domínguez, también se subió al tren del relato cuando afirmó
sobre el fallo judicial convocando a nuevas elecciones y dijo: “Es un
golpe institucional sin precedentes”. Esto, dicho por un algún muy
neófito estudiante de primer año podría pasar desapercibido en un examen
básico. Pero, dicho por alguien que preside la Cámara de Diputados de
la Nación es una aberración conceptual. Y no es que no lo sepa, es que
el relato ordena que así se exprese. Si cada fallo judicial adverso debe
ser caracterizado como “Golpe Institucional” estamos en problemas y lo
que es peor aún, comenzamos a usar jerga rupturista de la naturaleza
Republicana y Democrática que deberíamos execrar para no estar tentando
fantasmas del pasado que pudieran imaginar otras rupturas ante la
naturalización que implica la utilización de la palabra “Golpe” ante
cualquier situación que no se ajuste con las demandas de las expresiones
presidenciales. Además deberían tener mucho cuidado con intervenir
Tucumán, no vaya a ser que las manifestaciones populares terminen
haciendo del Interventor una suerte de Virrey Español que llegó para
humillar el espíritu libertario que alguna ocupó el cuerpo social de los
Tucumanos y nos permitió salir de una falta oprobiosa de nuestro
destino de libertad.