miércoles, 23 de septiembre de 2015

Habrá un cisma en la Iglesia… - Ataque Diabólico sin Precedentes


Habrá un cisma en la Iglesia… - Ataque Diabólico sin Precedentes

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 El centro neurálgico del Fin de los Tiempos lo constituye la apostasía del mundo, siendo la más grave la que ha entrado a la Iglesia. La Santísima Virgen fue anunciando la crisis espiritual y las tragedias materiales que se dejarían venir si los hombres no hacían caso a los llamados de Dios. El mensaje dado en La Salette, Francia, en 1846, dio la voz de alerta al hacer mención, entre otras muchas cosas, de la mala vida de los sacerdotes; del abandono de la oración y la penitencia por parte de los líderes del Pueblo de Dios; del oscurecimiento de la inteligencia por parte de Satanás, así como las divisiones que él causaría en la sociedad. La Virgen hizo referencia a un tiempo especial donde Lucifer y muchos demonios y espíritus de las tinieblas serían desencadenados del infierno; a la existencia abundante de mala literatura y de un relajamiento a todo lo que se refiere al servicio de Dios. 


Al ataque sistemático al Santo Padre y al sufrimiento que tendría que padecer, hasta el extremo de que Roma perdería la fe y sería destruida. También mencionó la figura del Anticristo y el mal que acarrearía al mundo con toda clase de pecados, y también todas las calamidades y desastres de todo tipo que vendrían a la tierra como consecuencia de lo anterior. Para una mayor claridad de lo dicho, estos son algunos extractos del largo mensaje transmitido por la Virgen en La Salette a Melania Calvat, y que por sí solo se explica:
“Si mi pueblo no quiere someterse, me veré obligada a dejar caer la mano de Mi Hijo. Es tan pesada que no la puedo detener más. ¡Desde hace tiempo que sufro por ustedes…!"
“Los sacerdotes, ministros de Mi Hijo, los sacerdotes, por su mala vida, por sus irreverencias y por su impiedad al celebrar los santos misterios, por su amor al dinero, al honor y a los placeres se han convertido en cloacas de impureza…"
“Dios va a castigar de una manera sin precedentes."
“Los jefes, los conductores del pueblo de Dios han abandonado la oración y la penitencia; el demonio ha oscurecido sus inteligencias; se han convertido en estrellas errantes que el antiguo Diablo arrastrará con su cola para hacerlos perecer. Dios permitirá a la antigua serpiente poner divisiones entre los soberanos, entre las sociedades y en todas las familias. Se sufrirán penas físicas y morales…"
“La sociedad está en víspera de las más terribles calamidades y los más grandes acontecimientos. Se verá obligada a ser gobernada por una vara de hierro y a beber el cáliz de la cólera de Dios…"
“En el año 1864, Lucifer y un gran número de demonios serán desatados del infierno. Abolirán la fe poco a poco, aún entre las personas consagradas a Dios… Muchas casas religiosas perderán completamente la fe y perderán a muchísimas almas…"

“Los libros malos abundarán en la tierra y los espíritus de las tinieblas extenderán por todas partes un relajamiento universal en todo lo relativo al servicio de Dios y obtendrán un poder extraordinario sobre la naturaleza. Habrá iglesias para servir a estos espíritus. Habrá personas que serán transportadas de un lugar a otro por los malos espíritus, aún los sacerdotes, porque no se han dejado guiar por el buen espíritu del Evangelio, que es un espíritu de humildad, de caridad y de celo por la gloria de Dios. En ciertas ocasiones, los muertos y los justos serán traídos de nuevo a la vida (es decir, explica Melania, que estos muertos asumirán la forma de almas virtuosas que habrán vivido sobre la tierra, para así mejor engañar a los hombres. Esos supuestos muertos resucitados no serán otra cosa que el demonio bajo esas figuras. Predicarán otro Evangelio contrario al del verdadero Cristo Jesús, negando la existencia del Cielo; podrán ser también las almas de los condenados. Todas esas almas aparecerán como unidas a sus cuerpos)."
“Habrá por todos los lugares prodigios extraordinarios, porque la verdadera fe se habrá extinguido y la falsa paz alumbra al mundo. Ay de los príncipes de la Iglesia que se han dedicado únicamente a amontonar riqueza sobre riqueza, poner en salvo su autoridad y a dominar con orgullo."
“El Vicario de Mi Hijo tendrá mucho que sufrir. Esta será la hora de las tinieblas. La Iglesia tendrá una crisis espantosa."
“…no se verán más que homicidios, odio, envidia, mentira y discordia sin amor por la patria y por la familia."

“El Santo Padre sufrirá mucho. Yo estaré con él hasta el fin para recibir su sacrificio. Los malvados atentarán muchas veces contra su vida, sin poder poner fin a sus días; pero ni él ni su sucesor verán el triunfo de la Iglesia de Dios."
“Los gobernantes civiles tendrán todos un mismo plan, que será abolir y hacer desaparecer todo principio religioso, para dar lugar al materialismo, al ateísmo, al espiritismo y a toda clase de vicios…"
“Paris será quemado y Marsella engullida. Varias grandes ciudades serán sacudidas y engullidas por terremotos…"
“La tierra será castigada por todo género de plagas; habrá guerras hasta la última que harán los 10 reyes del Anticristo…"
“Roma perderá la fe y se convertirá en la sede del Anticristo."
“La Iglesia será eclipsada y el mundo quedará consternado. Pero he ahí a Henoc y Elías, llenos del espíritu de Dios… harán grandes prodigios por la virtud del Espíritu Santo y condenarán los errores diabólicos del Anticristo…"
“…Henoc y Elías serán muertos; Roma pagana desaparecerá. Caerá fuego del cielo y consumirá 3 ciudades; el universo entero estará preso del terror… Ha llegado el tiempo: el sol se oscurece; sólo la fe vivirá." (La que Llora. León Blois. Ediciones Marikolbe. 2000, México, D.F.)

Las anteriores citas resultan suficientemente claras para revelar la situación que se vive y que se vivirá en el futuro inmediato. Que nadie se engañe pensando que no pasa nada y que las profecías no se cumplen. Estamos entrando a la mayor oscuridad que la Iglesia haya vivido, pero desafortunadamente para nosotros aún no hemos tocado fondo. Muchas partes del secreto de La Salette – en 1879 un extracto del mismo con imprimátur del Obispo de Lecce vio la luz pública, y en 1922 el texto completo con la licencia del P. Lepidi, Asistente perpetuo del Santo Oficio – ya se han cumplido, vinculadas con Pío IX, Napoleón y Austria, que era la potencia católica. Pero el mensaje mayormente alude al Fin de los Tiempos: la crisis espantosa de la Iglesia, el ataque y poder que ejercerá el demonio sobre el mundo, la época del Anticristo y las grandes calamidades que vendrán al mundo, entre otras muchas cosas.
Ataque Diabólico sin Precedentes
Pero la apostasía y cisma que se avecina no vienen solas. La advertencia de la Madre de Dios se ha venido cumpliendo inexorablemente porque los hombres no hemos respondido como Dios esperaba. El Fin de los Tiempos estaba profetizado que llegaría, pero en nuestras manos estaba el poder aligerar en intensidad o acortar la prueba en duración. No obstante, el misterio de la iniquidad llega con toda su fuerza pues se ha abierto la puerta al mayor ataque diabólico que los siglos jamás han conocido.
Es en esta línea que se comprenden mejor las palabras que la Virgen dijo a una de las videntes de Medjugorje al explicarle el capítulo XII del Apocalipsis, eje central del final de los tiempos: “… debes darte cuenta que Satanás existe. Un día se presentó ante el trono de Dios y pidió permiso para poner a prueba a la Iglesia por un periodo de tiempo y Dios le dio permiso para que lo haga por un siglo. Este siglo (XX) está bajo el poder del demonio…”
Por su parte, el Papa León XIII también creía que ese siglo estaba bajo el poder del demonio. La revista Soul Magazine publicó el siguiente relato en la edición de mayo-junio de 1984: El 13 de octubre de 1884, el Papa León XIII acababa de celebrar la Santa Misa cuando escuchó una voz profunda y gutural que decía: Yo puedo destruir tu Iglesia… para hacerlo necesito más tiempo y más poder. Entonces el Papa oyó una voz suave que preguntó: ¿cuánto tiempo y cuánto poder? La voz gutural respondió: de 75 a 100 años y más poder sobre los que se entreguen a mi servicio. La voz suave replicó: tienes ese tiempo. Profundamente perturbado el Papa León XIII mandó que se dijera una oración especial a San Miguel Arcángel al final de cada misa:
“San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Que Dios manifieste su poder sobre él, es nuestra humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, por el poder que Dios Padre te ha concedido arroja al infierno a Satanás y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén.”
Se siguió diciendo esta oración después de la Misa durante los últimos años del siglo XIX y principios del siglo XX, hasta que el día 26 de septiembre de 1964 se ordenó que ya no se dijera más después de cada Misa.
Precisamente ahora cuando más se necesitan esta oración y otros ritos exorcistas que existían dentro de la Liturgia Católica han sido suprimidos.
“Hasta Sentarse en el Templo Santo de Dios”
La Sagrada Escritura contiene una frase que frecuentemente pasa desapercibida al referirse a la Parusía o Venida del Señor: “Primero tiene que venir la apostasía y manifestarse el hombre de la iniquidad, el hijo de la perdición, el adversario que se alza sobre todo lo que lleva el nombre de Dios o es adorado, hasta el extremo de sentarse en el Santuario de Dios y proclamarse Dios a sí mismo” (2 Ts 2, 3 – 4).
El Espíritu Santo a través de San Pablo deja claro que la iniquidad al final de los tiempos será tan terrible que llegará hasta sentarse en el Templo Santo de Dios. Así quedan comprendidas en su correcta dimensión las palabras de la Virgen de La Salette: “Roma perderá la fe y se convertirá en la sede del Anticristo”. Ni más ni menos.
Por su parte, existen numerosísimos textos y pruebas que confirman que la masonería, como una gran conspiración secreta habilidosamente organizada y disciplinada en contra de Cristo y de Su Iglesia, ha penetrado en su interior. De ahí las palabras de Pío X: “Ellos traman la ruina de la Iglesia, no desde fuera, sino desde dentro” (Encíclica Pascendi).
Una Nueva Iglesia desde la Iglesia Católica y contra la Iglesia Católica
La masonería dentro de la Iglesia es oculta, donde sus hombres han madurado un complot, han elaborado un plan con la expresa voluntad de suplantar a la Iglesia existente. Pierre Virión, en su obra "Misterio de la Iniquidad", escribe que ciertos grupos ocultistas han trabajado activamente en las grandes órdenes masónicas para desarrollar un espiritualismo iniciático al servicio de Lucifer. Trabajan por una iglesia iluminada con un nuevo cristianismo. Se pretende erigir como la nueva Iglesia Católica Romana, la que surgirá como fruto del espiritualismo masónico. Esta iglesia iluminada sería, afirman sus “profetas” Elifas Levy y el Canónigo Roca, “ratificada oficialmente por el último Papa, convertido ya este al nuevo cristianismo” (Pierre Virión, Cruz y Fierro Editores, Buenos Aires, Argentina, 1968). Y sobre el asalto a Roma de esta iglesia nueva, dice el Canónigo Roca: En su forma actual, el Papado desaparecerá… el nuevo orden social se implantará desde Roma pero al margen de Roma, sin Roma, a pesar de Roma, contra Roma… y esa nueva Iglesia, aunque tal vez no deba conservar nada de la disciplina escolástica y de la forma rudimentaria de la Iglesia antigua, recibirá sin embargo de Roma la Consagración y la Jurisdicción Canónica” (La Gloria Centenaria pág. 452 y 466. Citado por Pierre Virión. ob. cit. pág. 47).
Este párrafo anterior es clave para entender lo que le pudiera suceder a la Iglesia a la muerte de Benedicto XVI. Es una nueva Iglesia Católica en Roma que surge de la misma Iglesia fundada por Cristo y que será “ratificada” como tal por un Papa de la “nueva iglesia”, que en realidad será un “antipapa”, “un Papa falso”, un falso profeta, que se proclamará “ilegalmente Papa” de la Iglesia y que pretenderá seguir las normas de las Iglesia, al menos por un tiempo, aunque realmente no será Papa legítimo. Será más bien un Papa falso cabeza de una Iglesia falsa, aunque el mundo lo verá como el Papa verdadero de la Iglesia. Por eso la Virgen le dijo al padre Gobbi que surgiría precisamente “un falso cristo y una falsa Iglesia” (17 de junio de 1989). El verdadero Papa sí será cabeza de la Iglesia Verdadera, pero será atacado en su autoridad y legitimidad por la falsa Iglesia y el falso Papa, mientras que la Iglesia verdadera disminuirá de fieles considerablemente.
Esta es la realidad que estamos viviendo y que nos sumerge de lleno en el peligro que la Iglesia actual está sufriendo debido a la infiltración masónica. Ya desde 1972 Nuestro Señor le decía a la mística Filiola lo siguiente: “Se ha dejado conducir a la Iglesia en las manos de un espíritu como masónico”. Este proyecto masónico ha traído como consecuencia un relajamiento y pérdida de la importancia de la confesión individual; la desvalorización de la Eucaristía; que se comulgue de pie y en la mano; un relativismo de la moral; una supresión a todo tipo de sacrificio y penitencia corporal, considerándose como algo exagerado y anticuado; una alteración al sentido del pecado; un mayor libertinaje en la Liturgia; menor piedad y misticismo en las iglesias; disminución notable en oraciones como el Via Crucis, adoraciones, reparaciones eucarísticas, procesiones, etc.; una tergiversación del sentido del sacrificio en la Santa Misa en pro de un mero banquete pascual; disminución del hábito religioso y signo sacerdotal; una aversión a los dogmas; una explicación de la fe religiosa como un fenómeno subjetivo; una voluntad de penetrar en las instituciones de la Iglesia para irlas modificando sin violencia.
Por lo anterior, no es extraño, y aún parece lógico que un gran sector de la Iglesia, tanto de laicos como de sacerdotes, obispos y cardenales propugnen por cambios radicales en la Iglesia, tales como la cesación del celibato sacerdotal y su apertura lícita al matrimonio; la opción de la mujer a aspirar al sacramento del orden sacerdotal; el reconocimiento moral de los medios artificiales de anticoncepción; respeto y reconocimiento a los derechos de homosexuales y lesbianas a ejercer su propia opción de “género, asimilando su unión al vínculo matrimonial y posibilidad de derecho de adopción; una real democracia dentro de la Iglesia que permita una mayor “colegialidad” otorgando mayores derechos y poderes a las Conferencias Episcopales; replantear ciertos criterios que tienen como base la infalibilidad papal; reconsiderar la posibilidad de voto a los fieles en materia de doctrina y teología, etc.
Todas estas propuestas son una realidad abrumadora en un sector de la Iglesia, parte por esa influencia masónica como por el error e ignorancia al desconocer la verdadera naturaleza de la Iglesia. Es decir, es necesario recordar que la Iglesia Católica es una institución humana y divina, espiritual y visible a la vez (Lumen Gentium 8). No se olvide que la Iglesia es una institución que proclama la salvación eterna en Jesucristo, por el mandamiento supremo del amor y la participación de los sacramentos. La Iglesia camina en el tiempo pero su fin es sobrenatural, y esta lógica de fondo no comulga con la lógica humana, ni de una empresa, ni de un partido político, ni siquiera de otra iglesia o denominación religiosa.
Dicho en otras palabras, el catolicismo tiene tres dimensiones: 1) En primer lugar es una doctrina que no está sujeta a los vaivenes de la historia, ni es cambiante. Procede del Antiguo y Nuevo Testamento junto a la Tradición de los Apóstoles. 2) Una segunda dimensión es la ética del hombre que se fundamenta en los mandamientos que vienen directamente de Dios. Aquí se expresa la verdad de Dios sobre lo que hay que creer y hacer. Aquí no caben explicaciones psicológicas, históricas, naturales, antropológicas o políticas que pretenden relativizar todas las conductas. Aquí no caben componendas. 3) Y el tercer aspecto es su organización visible, pero no sigue el modelo democrático sino el de la unidad, que tampoco significa consenso político. La unidad es en torno al obispo de Roma, sucesor de Pedro, a quien Jesucristo eligió como cabeza de los apóstoles, cuyos sucesores son los obispos. Y más consecuencias se siguen de esto.
Pero por encima de este desconocimiento de la verdadera naturaleza divina de la Iglesia que la hace sujeta de ataques por parte del mundo, el peor ataque es el del “humo del infierno que ha penetrado en su interior”, según palabras de Paulo VI en 1972, y que explican su situación actual. No menos dramática es la revelación que hizo uno de los principales estudiosos de la política vaticana, el Padre Malachi Martin, autor de diversas obras de alto contenido profético y de gran rigor en su investigación. En su obra The Windswept House, traducida por Editorial Planeta Española con el título "El Último Papa", menciona (págs. 12 a 25) lo que ocurrió en la Basílica de San Pedro en la capilla dedicada a San Pablo el 29 de junio de 1963… la entronización del arcángel caído Lucifer mediante una misa satánica y que explicaría la tremenda decadencia de la Iglesia en los últimos 40 años. Poco antes de morir, en el año de 1998, el Padre Malachi en una entrevista concedida al New York Times confirmó que lo relatado en su libro era rigurosamente cierto y que él tenía conocimiento por testigos directos de tan monstruoso hecho.
En esta misma línea, la masonería no sólo desacraliza a la Iglesia sino que pretende elevarse a su mismo nivel, tal y como lo hemos apuntado párrafos arriba. De ahí que en la obra citada del Padre Malachi Martin describa el compromiso masónico para ser realizado por el Último Papa:
“Aquél que mediante este sanctasanctorum, sea designado y elegido como último sucesor al trono pontificio, por su propio juramento se comprometerá, tanto él como todos bajo su mando, a convertirse en instrumento sumiso y colaborador de los constructores – masones – de la casa del hombre en la tierra y en todo el cosmos humano – masonería oculta. Transformará la antigua enemistad – la que se estableció con la serpiente en el Paraíso – en amistad, tolerancia y asimilación aplicadas a los modelos de nacimiento, educación, trabajo, finanzas, comercios, industrias, adquisición de conocimientos, cultura, vivir y dar vida, morir y administrar la muerte. Ese será el modelo de la nueva era del hombre” (Ob. Cit. Planeta Española, Madrid, 1996).
Por eso, la masonería trabaja para dar el último toque para la instauración de un nuevo cristianismo y una nueva Iglesia: “Estamos obligados a concluir sobre la base de una documentación rica en certezas, escribe Pierre Virión, que un magisterio oculto conduce a los doctores de una “nueva iglesia” inventada en las altas sociedades secretas a principios del siglo XX para que sea hecha realidad en un plazo de 100 años” (Ob. Cit. pág. 43). Y el canónigo Roca delinea lo que será esta nueva Iglesia: “Habrá una nueva religión; habrá un nuevo dogma; un nuevo rito, un nuevo sacerdocio cuya relación con la Iglesia que cae (la Iglesia romana) será exactamente lo que fue la relación de la Iglesia Católica con la Iglesia Mosaica, su difunta madre” (El Final del Mundo Antiguo, pág. 373, citado por Pierre Virión, ob. cit. pág. 151).
Así, solamente una sociedad teocrática que tenga el carácter de la masonería podrá unir un día el Islam y la cristiandad, a los hebreos y a los budistas, a Europa y Asia, todos en un mismo ideal y con una misma esperanza. Corresponde a la masonería, según lo dicho, formar la nueva iglesia universal que tendrá su sede inicialmente en Roma. Aquí se dará el cisma. Esto podría eventualmente ocurrir, repetimos, a la muerte -o a la abdicación- de Benedicto XVI.
Así lo profetizó hace más de un siglo Fray Joachim Blumenhagen: “Cuando el templo masónico brille sobre todo el universo, cuando su techo sea el azul del cielo, los polos sus paredes, el trono de San Pedro y la Iglesia de Roma sus pilares, entonces los poderes de la tierra brindarán esa libertad a las personas que hemos reservado para ellas. Quiera el maestro de este mundo (Satanás) concedernos otros 100 años y alcanzaremos dicho fin” (Malachi Martin. ob. cit. pág. 77).
Por eso, repetimos lo que el Espíritu Santo le inspiró a San Pablo: “Porque ha de manifestarse el hombre de la iniquidad… hasta sentarse en el Templo Santo de Dios” (2 Ts 2, 3 – 4).
FUENTE: http://golgotaonline.com/2012/marzo-2012/809-habra-un-cisma-en-la-iglesia-mas-manana-que-hoy?showall=&limitstart=