¿Rumbo a la inflación más alta de los últimos 27 años?
Por Marcelo Bátiz - 31/08/2018
Los temores del Gobierno
por no poder cerrar el año por debajo del 32% de inflación que se fijó
como tope en el acuerdo con el FMI podrían pasar al arcón de los
recuerdos, de la misma forma en que debieron archivarse rápidamente las
pautas del 10% y su corrección al 15%.
La disparada del dólar y
los ajustes tarifarios pendientes podrían llevar la inflación de 2018 a
un nivel superior al 41% registrado en 2002 y de esa manera colocar al
presente año como el de mayor aumento de precios al consumidor de los
últimos 27. No hacen falta más corridas cambiarias ni alguna crisis
adicional a la que ya viene sucediendo desde mediados de abril.
Simplemente, con un promedio mensual del 3,4% entre agosto y diciembre
se llegaría a un 41,4% y de esa forma superar la marca del año que
siguió al fin de la Convertibilidad.
Ese promedio mensual no
sería difícil de alcanzar aun en el caso de que el Gobierno consiga
dominar la turbulencia cambiaria y evitar mayores subas en la cotización
del dólar. La mayoría de las consultoras prevén para agosto una
inflación superior a ese 3,4% y se corre el riesgo de que septiembre
cierre con un índice mayor, en parte por los ajustes esperados en las
tarifas del autotransporte y ferrocarriles en el área metropolitana, en
los precios de los combustibles y principalmente en el efecto de la suba
ya operada del dólar en el valor de los productos de consumo masivo.
Si bien se descarta que
toda la devaluación del peso se traslade de inmediato a los precios, no
podrá evitarse su paulatino “efecto residual” en los meses siguientes.
En los que, además, habrá que esperar nuevos aumentos en las tarifas de
servicios públicos ajustadas por dólar, como el gas y la electricidad.
Después del 41% de 2002,
el año con mayor inflación del último cuarto de siglo fue 2016, con el
40,3%, seguido por el 38,5% de 2014. En estos dos casos, la fuente fue
el denominado “IPC Congreso”, un promedio de diferentes consultoras
realizado por diputados de bloques opositores. En 2016 debido a que la
conducción del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC)
resolvió discontinuar la serie luego de la manipulación y alteración de
datos realizada desde enero de 2007 y que invalidaron todas las cifras
oficiales a partir de entonces. Incluidas las de 2014, cuando se debió
recurrir a la información de diputados de la entonces oposición que
luego formaron parte del Gobierno de Cambiemos, como Federico
Sturzenegger y Patricia Bullrich.
De esa manera, 2018
podría ser el año de mayor inflación después de 1991, cuando se alcanzó
un 84% en gran medida por el 51,9% del primer trimestre, previo al
inicio de la Convertibilidad. Si esos porcentajes impresionan, qué decir
del 4.923,6% de 1989 y el 1.343,9% de 1990. En
1992, primer año de vigencia plena de la ley 23.928, el IPC fue del
17,5% y siguió descendiendo en los años siguientes, con deflaciones en
1999, 2000 y 2001.
Después del 41% del 2002,
hubo un brusco descenso al 3,7% en 2003 y desde 2004 la inflación
volvió a mostrar una tendencia ascendente, si bien manteniéndose en un
dígito anual hasta 2005. Luego del 10,7% de 2006, en enero de 2007
comenzó un proceso de manipulación de las estadísticas oficiales que
obligó a recurrir a diferentes fuentes privadas y a índices de
organismos provinciales, con un máximo del 38,5% en 2014.
La Presidencia de Mauricio Macri comenzó con una inflación del 40,3% en 2016, que bajó al 24,8% en 2017.
Si bien desde un
principio la mayoría de las consultoras desechó la posibilidad de que se
cumpliera en 2018 la meta oficial corregida del 15% anunciada el 28 de
diciembre de 2017, en todos los casos se admitía un desvío de no más de
cinco puntos porcentuales.
A medida que pasaban los
meses, se fue haciendo evidente una brecha cada vez mayor entre la pauta
oficial y la inflación real. A cuatro meses de la finalización de 2018,
no sería descabellado prever un Índice de Precios al Consumidor
Nacional que supere al 41% del 2002.