LIBRO: "LA GUERRA MODERNA"-CNEL. ROGER TRINQUIER (Parte 6) (2)
6. Defensa del territorio (2/6)
Primero,
tenemos que designar un hombre enérgico e inteligente, en cada ciudad,
que, ayudado por distintos colaboradores, pueda construir una fuerte
organización con el mínimo de ayuda de las autoridades.
Esto
puede hacerse así: el líder designado dividirá la ciudad en distritos,
al frente de los cuales colocará a un jefe con tres ayudantes. Éstos a
su vez, dividirán los distritos en sub distritos, designando jefes y
ayudantes para cada uno. Finalmente, cada edificio o grupo de casas
recibirá un jefe y dos o tres ayudantes, los cuales estarán en contacto
directo con el pueblo.
Una
cuidadosa investigación es necesaria, antes de escoger a los miembros
de la organización, a fin de evitar su fracaso. Una buena medida, por
tanto, sería la de responsabilizar a cada miembro con la selección y
control de sus subordinados; y así se lograría una rápida organización,
montada sobre una base firme.
Fuera
del territorio nacional o durante un período de crisis en nuestro
propio suelo, cuando por una serie de circunstancias no podamos estar
muy seguros de la lealtad del pueblo, particularmente si nuestros
adversarios han trabajado ya sobre su mente, haciéndole temer por su
propia suerte si coopera con nosotros, el problema de establecer esta
organización será más complejo, porque los habitantes rehuirán toda
acción de responsabilidad, temerosos de que, de fracasar, puedan quedar
sujetos a la venganza.
En
este caso tenemos que crear la pirámide de nuestra organización desde
abajo, apoyándonos en la policía para que pueda mantener el orden en
todo momento. Escuadrones de gendarmes, miembros de las fuerzas
motorizadas, acostumbrados al diario contacto con el pueblo, serían los
encargados de esta delicada misión.
Lo
primero que harían sería completar una especie de censo de la
población, estableciendo con ella una cierta corriente de unión entre
ambos grupos. El líder básico de la organización sería el jefe de la
familia, que resultaría responsable de todos los residentes de su
apartamento o de su casa.
Mientras
se efectúa el censo, hay que escoger un grupo de casas y entregar la
jefatura o control de las mismas a determinado grupo de jefes de
familia, nunca pasando de cuatro o cinco.
Finalmente,
terminado el censo, se designarían los jefes de los sub distritos, y,
teniendo en cuenta que estos individuos han de representar un papel
importantísimo en la organización es conveniente que el jefe en general
se encargue de designarlos, siempre después de cuidadosa investigación.
Estos jefes de sub distritos resultan tan importantes, que no pueden ser
personas que no tengan verdadera preponderancia en el lugar donde se
mueven, digamos en los comercios, en la barriada, en los clubes o hasta
en las mismas familias.
No
habrá nadie por encima del jefe de sub distrito. Su labor es demasiado
importante para que esté en posición de recibir órdenes de otra persona.
Y sería, además, un blanco fácil para el enemigo. El jefe del sub
distrito tiene que ser una especie de punta en la pirámide que
constituye la organización.
En caso de guerra, un organismo mixto de civiles y militares deberá ser creado
para controlar los distritos en las grandes ciudades; y su papel
esencial será transmitir órdenes a los jefes de los sub distritos,
cuidar de que las mismas sean llevada a efecto y acumular toda la
información que estos jefes puedan proporcionarle. Teniendo constante
contacto con los jefes de los sub distritos, este organismo especial
podrá asegurar el mantenimiento del trabajo y la correcta ejecución de
las órdenes que se transmitan.
El
censo de la población permitirá dar a cada habitante una especie de
tarjeta, quedando el organismo con una o más copias de la misma para los
efectos consiguientes.
La
tarjeta incluirá la fotografía de la persona, el número de su
casa-grupo, la letra del sub distrito a que pertenece, el número del
distrito y una letra señalando la ciudad en que reside. El resultado
facilitará la identificación de la persona, siguiendo a través del
catálogo de afiliados las letras que corresponden a su tarjeta. Y
ayudará grandemente a una constante comprobación de los integrantes de
la organización y de la habilidad de los jefes de que dependen.
Esta
organización permitirá la participación de una población en los
trabajos de su propia defensa; y en muchísimas ocasiones, precisamente
por la índole de su labor, facilitará grandemente la misión de la
policía. Así, la vigilancia, observación y detención de los individuos
peligrosos se hará sin mucha dificultad, y la transmisión de
instrucciones y órdenes resultará indudablemente fácil.