Eclesiales
EL PLURALISMO DE LA MENTALIDAD CLERICAL
La
crisis de la Iglesia, arraigada en su seno, es una cuestión
arduamente discutida. Es doloroso asumirlo, pero en las
circunstancias vigentes, el católico cabal está llamado a
practicar la más dura y prudente de las resistencias contra los
errores que puedan emanar de quienes debieran protegernos de
ellos.
Se suma a la confusión el periodismo, pues bien sabemos y nos lo ha dicho el Padre Ezcurra, que “el santo patrono del periodismo es el Diablo”. Así, no pocos son los que advierten la rauda y rapaz incumbencia de los medios periodísticos en las cuestiones eclesiales. Con las funestas consecuencias que de ello se siguen.
Pongamos algunos ejemplos.
Con fecha 26 de mayo del corriente año, el diario “Clarín” publica: “El sucesor de Bergoglio pidió no tener miedo a la variedad de ideas” (cfr. http://www.clarin.com /politica/sucesor-Bergoglio-tener-variedad-ideas_0_926307462. html).
Dicho sucesor es Monseñor Poli, como se sabe; y en la citada homilía manifestaba que: “debemos apostar a una comunión que no le tenga miedo a la variedad de ideas…”
¿A qué variedad de ideas hace alusión el primado? ¿Es lo mismo la “idea” católica de la Trinidad que la “idea” budista del Nirvana? ¿Es lo mismo la “idea” de la concordia que la de la revolución permanente? ¿No existe ya el legítimo temor ante aquellas ideas que puedan, precisamente, hacernos perder el santo temor de Dios?
El periodismo capitaliza la siega, claro. Pero primero hay otros que podan la verdad. Obispos y sacerdotes que no honran la Palabra ganan terreno dentro y fuera de la Iglesia. Luego, los operadores de la comunicación se convierten en agentes propagadores de la confusión y osadía clerical.
En el mismo tenor, puede consultarse una curiosa entrevista a doble página al Pbro. Rafael Braun, difundida por el “Gran Diario Argentino” (cfr. http://www.clarin. com/zona/genuina-politica-inclusiva-distribuir-dinero_092630750 4.html).
Este hombre que, alérgico a la vestidura sacerdotal, ostenta un siniestro currículum (distinguido con Laurel de Plata por el Rotary Club y el premio derechos humanos B´nai B´rith, entre otras lindezas) celebra que la “Argentina es un país pluralista, y que el mito de la nación católica concluyó hace mucho tiempo”. Acotando que “hoy en día el nacionalismo antiliberal es un anacronismo que no tiene fundamento; ésta es una sociedad pluralista en su propia conformación, que ha incorporado el valor de las libertades civiles y políticas como irrenunciables…”
¡Bien Don Braun o Dan Brawn! Tenga cuidado, eso sí; en el infierno no hay mucha seguridad de que se respeten las libertades civiles de los felones. Y sigue vigente la enseñanza de Lewis: “Cristo, también, demuestra amor por su patria”. ¡Ay, de quien no lo tuviere!
A estas alturas, no se puede decir más que esto: el clericalismo avanza hacia la burocracia espiritual y el triunfo de la religión universal. El periodismo aplaude y el Diablo se regocija. Luego, los hechos hablan y las palabras sobran. Quizás debamos concederle razón a Federico Mihura Sebeer, cuando en su obra “El Anticristo”, dice oportunamente: “…es de temer que el Anticristo llegue a ser secundado por la misma «Iglesia de Cristo»… porque la Iglesia oficial ha avanzado mucho en el camino de la complicidad con esta nueva figura de Cristo, que es la que impulsa el Anticristo” (pág. 133).
En fin, una vez más, podemos confortarnos con un dicho de Tolkien: “No es oro todo lo que reluce, ni toda la gente errante anda perdida”. Imploremos al Padre que nos conceda la pronta conversión de cuanto clérigo haya abdicado de la Causa Divina y, al mismo tiempo, vivifique “la voz del desierto” que, reconociendo tiempos postreros, no se cansa de gritar que Cristo vuelve y vence.
Se suma a la confusión el periodismo, pues bien sabemos y nos lo ha dicho el Padre Ezcurra, que “el santo patrono del periodismo es el Diablo”. Así, no pocos son los que advierten la rauda y rapaz incumbencia de los medios periodísticos en las cuestiones eclesiales. Con las funestas consecuencias que de ello se siguen.
Pongamos algunos ejemplos.
Con fecha 26 de mayo del corriente año, el diario “Clarín” publica: “El sucesor de Bergoglio pidió no tener miedo a la variedad de ideas” (cfr. http://www.clarin.com /politica/sucesor-Bergoglio-tener-variedad-ideas_0_926307462. html).
Dicho sucesor es Monseñor Poli, como se sabe; y en la citada homilía manifestaba que: “debemos apostar a una comunión que no le tenga miedo a la variedad de ideas…”
¿A qué variedad de ideas hace alusión el primado? ¿Es lo mismo la “idea” católica de la Trinidad que la “idea” budista del Nirvana? ¿Es lo mismo la “idea” de la concordia que la de la revolución permanente? ¿No existe ya el legítimo temor ante aquellas ideas que puedan, precisamente, hacernos perder el santo temor de Dios?
El periodismo capitaliza la siega, claro. Pero primero hay otros que podan la verdad. Obispos y sacerdotes que no honran la Palabra ganan terreno dentro y fuera de la Iglesia. Luego, los operadores de la comunicación se convierten en agentes propagadores de la confusión y osadía clerical.
En el mismo tenor, puede consultarse una curiosa entrevista a doble página al Pbro. Rafael Braun, difundida por el “Gran Diario Argentino” (cfr. http://www.clarin. com/zona/genuina-politica-inclusiva-distribuir-dinero_092630750 4.html).
Este hombre que, alérgico a la vestidura sacerdotal, ostenta un siniestro currículum (distinguido con Laurel de Plata por el Rotary Club y el premio derechos humanos B´nai B´rith, entre otras lindezas) celebra que la “Argentina es un país pluralista, y que el mito de la nación católica concluyó hace mucho tiempo”. Acotando que “hoy en día el nacionalismo antiliberal es un anacronismo que no tiene fundamento; ésta es una sociedad pluralista en su propia conformación, que ha incorporado el valor de las libertades civiles y políticas como irrenunciables…”
¡Bien Don Braun o Dan Brawn! Tenga cuidado, eso sí; en el infierno no hay mucha seguridad de que se respeten las libertades civiles de los felones. Y sigue vigente la enseñanza de Lewis: “Cristo, también, demuestra amor por su patria”. ¡Ay, de quien no lo tuviere!
A estas alturas, no se puede decir más que esto: el clericalismo avanza hacia la burocracia espiritual y el triunfo de la religión universal. El periodismo aplaude y el Diablo se regocija. Luego, los hechos hablan y las palabras sobran. Quizás debamos concederle razón a Federico Mihura Sebeer, cuando en su obra “El Anticristo”, dice oportunamente: “…es de temer que el Anticristo llegue a ser secundado por la misma «Iglesia de Cristo»… porque la Iglesia oficial ha avanzado mucho en el camino de la complicidad con esta nueva figura de Cristo, que es la que impulsa el Anticristo” (pág. 133).
En fin, una vez más, podemos confortarnos con un dicho de Tolkien: “No es oro todo lo que reluce, ni toda la gente errante anda perdida”. Imploremos al Padre que nos conceda la pronta conversión de cuanto clérigo haya abdicado de la Causa Divina y, al mismo tiempo, vivifique “la voz del desierto” que, reconociendo tiempos postreros, no se cansa de gritar que Cristo vuelve y vence.
Octavio Guzzi