CFK descolocada ante la nueva guerra fría mundial
Tal como viene ocurriendo últimamente, esta nueva y veloz gira
presidencial por Roma y Nueva York parece diseñada por el gobierno para
el público interno, más que como parte de una estrategia internacional.
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De hecho, la escenografía y el mensaje montado por CFK alrededor del
Papa Francisco fue una continuidad del reciente acto de La Cámpora en
Argentino Juniors. La foto grupal incluyó a la guardia juvenil de
Cristina, el intendente Juan Patricio Mussi (Berazategui), los diputados
nacionales Victoria Montenegro (Kolina), Leonardo Grosso (Movimiento
Evita), Andrés Larroque y Wado De Pedro (La Cámpora); el senador
provincial José Ottavis (La Cámpora) y el militante radical Leandro
Santoro (Los Irrompibles). De la vieja guardia pejotista sólo fueron
incluidos Aníbal Fernández y Fernando Espinoza, intendente del PJ y
presidente del PJ bonaerense, que viene de afirmar hace 48 horas que “La
Matanza pondrá al gobernador y también al candidato a Presidente”.
Semejante demostración de desprecio a los gobernadores del PJ (empezando
por Daniel Scioli) y a la dirigencia peronista en general apuntaría a
dejar en claro que el cristinismo se prepara para una funcionar como un
partido político cerrado. El desafío para la dirigencia peronista está
claro: deberán subordinarse y aceptar las listas de candidatos que
redacten CFK y sus jóvenes amigos o bien romper y presentarse por su
cuenta.
El mensaje de la foto en Roma también va dirigido al empresariado: la
ley de abastecimiento reformada se va a aplicar y tal vez hasta en la
forma que anticipó Diana Conti cuando previó que el Estado intervenga en
los campos donde, dijo, “acopian materias primas que son necesarias
para satisfacer necesidades básicas y lo hacen con afán de lucro
desmedido”. Esto va parejo con los nuevos avances que antes de fin de
año se planean para aumentar el control sobre la justicia, como el
proyecto para unificar los fueros penal económico y penal tributario.
En cierto modo, la actitud presidencial tiene su lógica propia: el desborde de los precios y del dólar blue
-y ahora el reclamo de la CGT oficialista de reabrir las paritarias-
colocan al gobierno en una situación de gran debilidad política. En este
contexto, sobre el que sobrevuela el fantasma de los estallidos
sociales, cualquier concesión de Cristina hacia Daniel Scioli o el
aparato del PJ sería vista como la aceptación del fracaso propio y el
comienzo de la transferencia del poder. La decisión del núcleo duro
presidencial es entonces rechazar tanto la idea de transición como de
transferencia progresiva de poder a un esquema sucesorio. El gobierno
sabe que juega con fuego y que tal vez consiga finalmente que se
produzca un cisma en el peronismo oficial. Pero confía en que Sergio
Massa no llegaría a capitalizar la crisis y que ésta haría que en las
primarias terminen presentándose cuatro o cinco fórmulas presidenciales
peronistas. En este cuadro, utilizando sin pudor alguno la caja del
Estado, el cristinismo podría conservar alrededor del 25 % de los votos
en tanto el resto de los candidatos peronistas, con escasos recursos
financieros, se canalizarían entre sí haciendo posible que el Frente
para la Victoria llegue al ballotage. Como se sabe, con el actual
sistema de primarias, el gasto se duplica, ya que en sesenta días -entre
agosto y octubre-deben financiarse dos campañas nacionales, lo que
aumenta las desventajas de cualquier sector de la oposición excepto el
PRO, que cuenta con una caja política sin problemas de liquidez.
Este plan para instalar la anarquía electoral en el peronismo no
parece funcionar mal, ya que hoy entre precandidatos del oficialismo y
del peronismo disidente la suma ya supera los 15 y va en ascenso.
Un mundo que cambió
Volviendo a la gira y como era previsible, Cristina no obtuvo del
Sumo Pontífice ningún pronunciamiento público que lo hiciera tomar
partido a favor de Argentina en su batalla contra los buitres. Es que en
el medio está en juego nada menos que la seguridad jurídica de los
EEUU. El desacato kirchnerista a la sentencia del juez Thomas Griesa es
un precedente peligroso, ya que otros estados podrían en el futuro optar
por pedir la jurisdicción de Nueva York y luego, si la sentencia les
resulta desfavorable, desconocerla y acusar al juez de estar de acuerdo
con la contraparte. El momento histórico es, por otra parte, totalmente
negativo para que el kirchnerismo consiga que el Vaticano ponga el
énfasis en la crítica al capitalismo financiero. La explosión de la
revolución islámica está generando matanzas de cristianos en una docena
de países y la Santa Sede está sumamente interesada en que los EEUU
pongan en marcha la gigantesca coalición militar de 30 países destinada a
terminar con el Estado Islámico, lo que reduce a la casi imposibilidad
de cualquier desacuerdo entre la Casa Blanca y el Vaticano.
Los mismos condicionantes valen para el clima que rodeara el discurso
que el miércoles dará la presidente ante la Asamblea de la ONU. Ella
exhibirá como un triunfo propio la reciente resolución del organismo,
impulsada por el Grupo de los 77 más China, proponiendo la regulación de
la actuación de los acreedores en las reestructuraciones de deuda. Pero
el multilateralismo pregonado por la cancillería argentina no parece
tomar en cuenta los nuevos datos de la situación internacional. Tanto el
avance de ISIS, que amenaza extenderse al norte de África y Pakistán,
como la nueva guerra fría entre la OTAN y Rusia por el conflicto de ésta
con Ucrania hacen que la flexibilidad para confrontar con el sistema
financiero internacional sea cada vez menor. El gobierno de CFK no
entendería estos cambios o por lo menos no parece dispuesto a tenerlos
en cuenta. En el nuevo alineamiento de fuerzas, Argentina va quedando
bajo el paraguas de Rusia y China. El gobierno de Putin cifra grandes
esperanzas en América Latina como fuente de reemplazo de las
importaciones de alimentos europeos, prohibidas por Moscú en respuesta a
las sanciones por la crisis ucraniana, pero algunos expertos advierten
de que se trata de una opción no exenta de dificultades.
En una postura internacional endeble, la presidente y Axel Kicillof manejan la crisis con los holdouts de un modo muy particular.
El jueves pasado se publicó en el Boletín Oficial el Decreto
1577/2014, que dice: “Téngase por Ley de la Nación Nº 26.984 y
cúmplase. Desígnase Autoridad de Aplicación al MINISTERIO DE ECONOMIA Y
FINANZAS PUBLICAS”. Sin embargo, a nueve días del vencimiento de los
bonos Par en dólares, Kicillof no reglamentó aún cómo será la operatoria
para el cobro en Nación Fideicomisos, lo que llama poderosamente la
atención y sugiere que la ley de pago soberano va camino al fracaso.
Anteayer, Griesa vio reforzada su postura. La Cámara de Apelaciones
del Segundo Circuito de Nueva York escuchó los argumentos del Citigroup
por su apelación para sortear un bloqueo judicial que le impediría
procesar el pago de bonos argentinos a fin de mes.
Citigroup argumentó ayer que los pagos de los bonos, los cuales son
regulados y pagados en Argentina, no pueden ser bloqueados por un
tribunal estadounidense. El incumplimiento podría resultar en la pérdida
de su licencia bancaria en Argentina, en su toma de control por parte
del país o el encarcelamiento de los funcionarios del banco, dijo
Citigroup.
Uno de los jueces, Barrington Parker, expresó escepticismo respecto
de la postura de Citigroup, al afirmar: “No sé cómo puede argumentar
seriamente que los bonos bajo ley argentina no están cubiertos por la
orden judicial”.
Es posible que Griesa se expida en este tema antes del 30 y también
que el gobierno argentino extienda su ofensiva también al Citigroup,
aumentando así el aislamiento internacional del país.
Los optimistas apuestan a que después del 1° de enero próximo, cuando
ya no esté vigente la cláusula RUFO, la Argentina volverá a sentarse en
la mesa de negociaciones con los holdouts. Si lo hiciera,
estaría cediendo ante el sentido común y la racionalidad económica. Pero
no es menos cierto que entonces Cristina se quedaría sin la última
bandera que le queda para sostener su estrategia electoral para el año
que viene.