domingo, 21 de septiembre de 2014

CFK descolocada ante la nueva guerra fría mundial

CFK descolocada ante la nueva guerra fría mundial

septiembre 21, 2014
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Tal como viene ocurriendo últimamente, esta nueva y veloz gira presidencial por Roma y Nueva York parece diseñada por el gobierno para el público interno, más que como parte de una estrategia internacional. 
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 De hecho, la escenografía y el mensaje montado por CFK alrededor del Papa Francisco fue una continuidad del reciente acto de La Cámpora en Argentino Juniors. La foto grupal incluyó a la guardia juvenil de Cristina, el intendente Juan Patricio Mussi (Berazategui), los diputados nacionales Victoria Montenegro (Kolina), Leonardo Grosso (Movimiento Evita), Andrés Larroque y Wado De Pedro (La Cámpora); el senador provincial José Ottavis (La Cámpora) y el militante radical Leandro Santoro (Los Irrompibles). De la vieja guardia pejotista sólo fueron incluidos Aníbal Fernández y Fernando Espinoza, intendente del PJ y presidente del PJ bonaerense, que viene de afirmar hace 48 horas que “La Matanza pondrá al gobernador y también al candidato a Presidente”. Semejante demostración de desprecio a los gobernadores del PJ (empezando por Daniel Scioli) y a la dirigencia peronista en general apuntaría a dejar en claro que el cristinismo se prepara para una funcionar como un partido político cerrado. El desafío para la dirigencia peronista está claro: deberán subordinarse y aceptar las listas de candidatos que redacten CFK y sus jóvenes amigos o bien romper y presentarse por su cuenta.
El mensaje de la foto en Roma también va dirigido al empresariado: la ley de abastecimiento reformada se va a aplicar y tal vez hasta en la forma que anticipó Diana Conti cuando previó que el Estado intervenga en los campos donde, dijo, “acopian materias primas que son necesarias para satisfacer necesidades básicas y lo hacen con afán de lucro desmedido”. Esto va parejo con los nuevos avances que antes de fin de año se planean para aumentar el control sobre la justicia, como el proyecto para unificar los fueros penal económico y penal tributario.
En cierto modo, la actitud presidencial tiene su lógica propia: el desborde de los precios y del dólar blue -y ahora el reclamo de la CGT oficialista de reabrir las paritarias- colocan al gobierno en una situación de gran debilidad política. En este contexto, sobre el que sobrevuela el fantasma de los estallidos sociales, cualquier concesión de Cristina hacia Daniel Scioli o el aparato del PJ sería vista como la aceptación del fracaso propio y el comienzo de la transferencia del poder. La decisión del núcleo duro presidencial es entonces rechazar tanto la idea de transición como de transferencia progresiva de poder a un esquema sucesorio. El gobierno sabe que juega con fuego y que tal vez consiga finalmente que se produzca un cisma en el peronismo oficial. Pero confía en que Sergio Massa no llegaría a capitalizar la crisis y que ésta haría que en las primarias terminen presentándose cuatro o cinco fórmulas presidenciales peronistas. En este cuadro, utilizando sin pudor alguno la caja del Estado, el cristinismo podría conservar alrededor del 25 % de los votos en tanto el resto de los candidatos peronistas, con escasos recursos financieros, se canalizarían entre sí haciendo posible que el Frente para la Victoria llegue al ballotage. Como se sabe, con el actual sistema de primarias, el gasto se duplica, ya que en sesenta días -entre agosto y octubre-deben financiarse dos campañas nacionales, lo que aumenta las desventajas de cualquier sector de la oposición excepto el PRO, que cuenta con una caja política sin problemas de liquidez.
Este plan para instalar la anarquía electoral en el peronismo no parece funcionar mal, ya que hoy entre precandidatos del oficialismo y del peronismo disidente la suma ya supera los 15 y va en ascenso.

Un mundo que cambió

Volviendo a la gira y como era previsible, Cristina no obtuvo del Sumo Pontífice ningún pronunciamiento público que lo hiciera tomar partido a favor de Argentina en su batalla contra los buitres. Es que en el medio está en juego nada menos que la seguridad jurídica de los EEUU. El desacato kirchnerista a la sentencia del juez Thomas Griesa es un precedente peligroso, ya que otros estados podrían en el futuro optar por pedir la jurisdicción de Nueva York y luego, si la sentencia les resulta desfavorable, desconocerla y acusar al juez de estar de acuerdo con la contraparte. El momento histórico es, por otra parte, totalmente negativo para que el kirchnerismo consiga que el Vaticano ponga el énfasis en la crítica al capitalismo financiero. La explosión de la revolución islámica está generando matanzas de cristianos en una docena de países y la Santa Sede está sumamente interesada en que los EEUU pongan en marcha la gigantesca coalición militar de 30 países destinada a terminar con el Estado Islámico, lo que reduce a la casi imposibilidad de cualquier desacuerdo entre la Casa Blanca y el Vaticano.
Los mismos condicionantes valen para el clima que rodeara el discurso que el miércoles dará la presidente ante la Asamblea de la ONU. Ella exhibirá como un triunfo propio la reciente resolución del organismo, impulsada por el Grupo de los 77 más China, proponiendo la regulación de la actuación de los acreedores en las reestructuraciones de deuda. Pero el multilateralismo pregonado por la cancillería argentina no parece tomar en cuenta los nuevos datos de la situación internacional. Tanto el avance de ISIS, que amenaza extenderse al norte de África y Pakistán, como la nueva guerra fría entre la OTAN y Rusia por el conflicto de ésta con Ucrania hacen que la flexibilidad para confrontar con el sistema financiero internacional sea cada vez menor. El gobierno de CFK no entendería estos cambios o por lo menos no parece dispuesto a tenerlos en cuenta. En el nuevo alineamiento de fuerzas, Argentina va quedando bajo el paraguas de Rusia y China. El gobierno de Putin cifra grandes esperanzas en América Latina como fuente de reemplazo de las importaciones de alimentos europeos, prohibidas por Moscú en respuesta a las sanciones por la crisis ucraniana, pero algunos expertos advierten de que se trata de una opción no exenta de dificultades.
En una postura internacional endeble, la presidente y Axel Kicillof manejan la crisis con los holdouts de un modo muy particular.
El jueves pasado se publicó en el Boletín Oficial el Decreto 1577/2014, que dice: “Téngase por Ley de la Nación Nº 26.984 y cúmplase. Desígnase Autoridad de Aplicación al MINISTERIO DE ECONOMIA Y FINANZAS PUBLICAS”. Sin embargo, a nueve días del vencimiento de los bonos Par en dólares, Kicillof no reglamentó aún cómo será la operatoria para el cobro en Nación Fideicomisos, lo que llama poderosamente la atención y sugiere que la ley de pago soberano va camino al fracaso.
Anteayer, Griesa vio reforzada su postura. La Cámara de Apelaciones del Segundo Circuito de Nueva York escuchó los argumentos del Citigroup por su apelación para sortear un bloqueo judicial que le impediría procesar el pago de bonos argentinos a fin de mes.
Citigroup argumentó ayer que los pagos de los bonos, los cuales son regulados y pagados en Argentina, no pueden ser bloqueados por un tribunal estadounidense. El incumplimiento podría resultar en la pérdida de su licencia bancaria en Argentina, en su toma de control por parte del país o el encarcelamiento de los funcionarios del banco, dijo Citigroup.
Uno de los jueces, Barrington Parker, expresó escepticismo respecto de la postura de Citigroup, al afirmar: “No sé cómo puede argumentar seriamente que los bonos bajo ley argentina no están cubiertos por la orden judicial”.
Es posible que Griesa se expida en este tema antes del 30 y también que el gobierno argentino extienda su ofensiva también al Citigroup, aumentando así el aislamiento internacional del país.
Los optimistas apuestan a que después del 1° de enero próximo, cuando ya no esté vigente la cláusula RUFO, la Argentina volverá a sentarse en la mesa de negociaciones con los holdouts. Si lo hiciera, estaría cediendo ante el sentido común y la racionalidad económica. Pero no es menos cierto que entonces Cristina se quedaría sin la última bandera que le queda para sostener su estrategia electoral para el año que viene.
Carlos A Tortora