Acrecen las orgías de alcohol
Orgías como sinónimo de festines donde se bebe inmoderadamente, es decir gaudeamus con excesos. Sin otra connotación.
El abuso del alcohol no se justifica como una práctica social, ya
casi habitual, en graduaciones de estudiantes secundarios (bajadas y,
especialmente, post bajadas).
Paradoja. Durante la cena -de “bajada”- con padres, hermanos, abuelos
y demás familiares no se consume alcohol. Ello es característica de la
post bajada; frondosidad alcohólica y sin padres.
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Escanciar con mesura
En torno al almuerzo o cena, frente a los padres, los niños y
adolescentes van aprendiendo los buenos modales que hacen al
comportamiento en la mesa. Manejo y utilización de diversos tipos de
cubiertos, posición en la silla y apoyo de los brazos, escuchar y
exponer, aceptar el disenso, consumo de alimentos y bebidas, etcétera.
Beber con moderación hace a una mejor integración social que comienza en
la familia.
Es casi una constante que los excesos en jóvenes se producen en
quienes crecen en hogares donde el consumo de alcohol, de los mayores,
es descontrolado y desmedido o, en el caso opuesto, donde a los
adolescentes se les ha prohibido totalmente el consumo de bebidas con
alcohol, sin argumentos razonables, ni normas de educación formativa
respecto a esa temática.
Cuánta razón tenían aquellos padres que -sin instrucción
universitaria- pregonaban, durante la formación de sus hijos en cuanto a
la ingesta, “prefiero ver a mi hijo “descompuesto” en casa y no que
ande haciendo papelones afuera, por la ansiedad de disfrutar de lo
prohibido”.
Párrafo aparte merecen aquellos progenitores que, prohíben todo tipo
de ingesta alcohólica a sus hijos durante la cena, por ejemplo y luego
les dan “piedra libre” para asistir a “previas” en otros lugares o,
incluso, en su propio hogar. Allá van cada uno con una o un par de
botellas (en mochilas) o el dinero para construir la “vaquita”
comunitaria para hacer la compra. Esto merecerá una acotación especial.
La “previa” de antes
En una época, que puede superar el medio siglo, quienes emprendían la
ruta de un festejo, en zona urbana, solían consumir un café doble, bien
cargado que, al cimentarse, servía de base para el posterior consumo
alcohólico. Esa era la “previa” de aquellos tiempos, quizá con mayor
fantasía o mito que otra cosa. En síntesis, la “previa” no existía.
Luego venía la fiesta en sí. El vermouth danzante de los domingos al
anochecer, el baile en los salones de los clubes sociales, los
encuentros en casa de familia, bailes en clubes rurales, etcétera.
Dejando de lado el ambiente “familiero” se consumía, un paddy (que se
decía similar al wisky, aunque con una diferencia de calidad
importante), una caña cubana sello verde, una ginebra (o “giniebra”,
como la denominaba el hombre campero), un ron u otra bebida blanca; esto
en invierno. En verano se consumían mayormente cervezas o gaseosas, a
partir de la “bolita” y la “naranjada”.
A fines de la década del ‘50 comienza a reinar el vino. “La bebida de
los pueblos fuertes”, decía la propaganda y con un Presidente de la
Nación que hacía honor a tal brebaje.
Va de suyo que también en los momentos previos a los almuerzos, en
especial los domingos y antes de las cenas, en bares, confiterías,
hoteles, estancias e incontables mesas familiares, se tomaban los
aperitivos; Cinzano, solo o con fernet, mas agua o soda; Gancia, solo o
con limón, más agua o soda; Martini, hesperidina, Cambari, etcétera,
acompañados de una “picadita” (aceitunas, queso, maníes, pickles,
mortadela -por lo barata-, chorizos secos u otros fiambres, salchichitas
con mostaza, etcétera).
Las últimas tres décadas y origen de la “previa” actual
A través del intercambio estudiantil y cursos en universidades
yanquis, se conoció que en EEUU era muy común que se organizaran
“fiestas” en hogares de familia con el específico fin de
“emborracharse”. Los padres, dueños de casa, se iban de paseo o visita y
dejaban a sus hijos y amigos para que se “divirtieran”. Luego a “dormir
la mona” y cada uno a su domicilio, habida cuenta que estaba prohibido
totalmente la asistencia de menores a “boliches” o “confiterías” donde
se expidiera alcohol.
He ahí el origen de la “previa” argentina. Se trata de beber de modo
episódico bebidas alcohólicas para “entonarse” antes de concurrir a un
boliche o fiesta. Aquí es “auténticamente” una “previa” al festejo en el
“boliche premium”, al menos para el que llega despierto y en
condiciones. La finalidad querida, por la “previa criolla”, no es
emborracharse
Hoy en día las “previas”, no son las materias que se llevaban
directamente a “marzo”, sin pasar por el tribunal examinador de
diciembre; sino -como ya se expresara- las reuniones de jóvenes para
consumir alcohol, en casas de familia generalmente o en boliches de
escaso ranking. Todo antes de la asistencia a los “Boliches Premium”, a
partir de las 03,00 a.m., normalmente.
Llegados al lugar, se acercan a la barra y allí comienza el desfile
de tragos, para todos y también para quienes ya puedan venir
“enfiestados”, salvo que sea una reunión a “canilla libre” donde los
asistentes (chicas y chicos) han omitido la “previa”.
Lo que más se consume
Los tragos o sorbos son en base a fernet (39% vol.) con coca, agua natural o mineral o soda o spray o speed
(uno de los más conocidos es el “Fernandito”); cervezas blancas (5 a 8%
vol.) y por allí alguna negra; campari (28,5% vol.), ya sea con pulpa
de naranja citric, otros jugos o agua tónica o spray, mezclando una
parte de Campari y tres del maridaje, con cubitos de hielo; Gancia, solo
o con limón y agua tónica o speed; vodka (especie de aguardiente, con
alta graduación alcohólica) con speed o jugos de fruta o spray; en
algunas oportunidades bebidas alcohólicas mezcladas con energizantes,
que reactivan, reponiendo nutrientes y energía; vino, cada vez en menor
medida y generalmente baratos, de los que vienen en cajas Tetra Pak o
Tetra Brik; etcétera.
Distinto capítulo integran la marihuana (fumada), cada vez en mayor
dimensión y el consumo de medicamentos no recetados (v.gr.:
psicofármacos).
Consectario
La ingesta varía según con quien se esté y que actividad se
desarrolle. En América Latina ha superado a la de otras partes del mundo
y, en muchos lugares, ya constituye una adicción. Quienes la sufren o
han comenzado a transitar esa vía, como frente a otras adicciones, son
los primeros que no quieren reconocerla.
El alcohol puede generar dependencia (necesidad de seguir tomando,
que origina satisfacción y/o goce), tolerancia (el cuerpo genera
resistencia al alcohol y, por ende, cada vez necesita más para producir
efectos similares) y síndrome de abstinencia (con todos los efectos
desagradables que genera el dejar de beber en forma repentina o súbita).
Desde la ciudad de Tarija, el Presidente de Bolivia Evo Morales
criticó la forma en que se divierten los jóvenes, que han impuesto la
tradición de “la previa, la fiesta y el remate”. “Algunos jovenzuelos
empiezan a las 09,00, 10,00 u 11,00 de la noche, con la llamada previa,
que es como un calentamiento, después se viene la fiesta, hasta la 04,00
ó 05,00 de la mañana; después a las 06.00 ó 07,00 el remate”. Ahora,
“en el llamado remate, siguen algunos jóvenes farreando. Están muchos
niños y niñas; eso es malo”.
En Argentina ocurre algo parecido. “La previa, la fiesta y el después” (en inglés, the after o, simplemente, “el after”).
De todo ello se infiere que la gran responsabilidad atañe a los adultos; autoridades y padres, en particular.
* Ex Fiscal de Estado de La Pampa, abogado, escritor y productor agropecuario de tercera generación.