LA VERDADERA CARIDAD DE FRANCISCO
54:23 Mollíti sunt sermónes ejus super óleum: * et ipsi sunt jácula. ( ps. 54)
Sus palabras son más suaves que el aceite, pero son como flechas
58: 8 loquéntur in ore suo, et gládius in lábiis eórum: * quóniam quis audivit? (Ps. 58)
Hablan con su boca y en sus labios hay una espada . ¿Habrá ALGUIEN que escuche?
praedica verbum, insta opportúne, importune: árgue, óbsecra, íncrepa in omni patiéntia, et doctrína. 2 Timoteo 4:1)
Predica con ocasión y sin ella: disputa, ruega, increpa con la doctrina y con toda paciencia .
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(Textos
del oficio y misa del 31 de diciembre. Son un reproche para Francisco
y su predicación continua de ideas contrarias a la doctrina
católica y a la práctica de santos en todas las épocas)
[In
cauda venenum. En la cola del alacrán está el veneno. Cuando habla
Francisco no falta el veneno en una frase. En esta ocasión después de
buenas consideraciones está el veneno de “La
verdadera caridad es participación que no juzga, que no pretende
convertir al otro”. No hay que juzgar al enfermo. Él tendrá sus motivos
para ser así. Sobre todo no hay que intentar convertirlo a Dios y al
arrepentimiento. La caridad, piensa, no debe tener en cuenta la
salvación del alma del enfermo. Quizás es porque no cree en el más allá y
en el juicio que nos espera a todos. También a los enfermos cuya
enfermedad quizás sea un aldabonazo de Dios para la conversión. Decían
los predicadores que el demonio se esfuerza por tranquilizar a los
moribundos e impedirles pensar en el juicio que viene inmediatamente
después de la muerte. Pues le ha salido un ayudante en la persona del
“papa” católico. “No hay que pretender convertir al otro”. Las órdenes
hospitalarias y para el cuidado de los enfermos en otras épocas hacían
besar a los enfermos el crucifijo o la medalla milagrosa. Ahora esconden
sus crucifijos y no hablan de arrepentirse y del juicio del más allá.
Tampoco los actuales católicos admiran a los misioneros como los de
antes. Sus héroes son personas como el jesuita apóstata Vicente Ferrer.
Si eso era hasta hoy ¿que será después de oír a Francisco sus proclamas
contra el ” proselitismo” y su “verdadera caridad”?]
[Texto del artículo siguiente enviado por la Hna. María Luján : Bergoglio: ¿”La verdadera caridad no pretende convertir al otro”?]
El Papa: «Qué gran mentira tras expresiones que insisten en la “calidad de vida”
Mensaje para la Jornada Mundial del Enfermo; no es verdad lo
que esconden frases que inducen a creer que no tiene sentido que existan
enfermos graves
Domenico Agasso jr
Roma
Roma
El
tiempo dedicado a los enfermos es santo, «es alabanza a Dios». Lo
afirmó Papa Francisco en el Mensaje para la XXIII Jornada Mundial del
Enfermo, que se celebrará el próximo 11 de febrero de 2015,
dirigiéndose particularmente a «quienes llevan el peso de la enfermedad
y de diferentes modos están unidos a la carne de Cristo sufriente; así
como también a ustedes, profesionales y voluntarios en el ámbito
sanitario».
Es
una mentira hipócrita la que se esconde «tras ciertas expresiones que
insisten mucho en la “calidad de la vida” para inducir a creer que las
vidas gravemente afligidas por enfermedades no serían dignas de ser
vividas», denunció enérgicamente el Pontífice. Sobre esta «gran
mentira», indicó: «También cuando la enfermedad, la soledad y la
incapacidad predominan sobre nuestra vida de donación, la experiencia
del dolor puede ser lugar privilegiado dela transmisión de la gracia y
fuente para lograr y reforzar la “sapientia cordis”. Se comprende así
cómo Job, al final de su experiencia, dirigiéndose a Dios puede afirmar:
“Yo te conocía sólo de oídas, mas ahora te han visto mis ojos”. De
igual modo, las personas sumidas en el misterio del sufrimiento y del
dolor, acogido en la fe, pueden volverse testigos vivientes de una fe
que permite habitar el mismo sufrimiento, aunque con su inteligencia el
hombre no sea capaz de comprenderlo hasta el fondo».
«Nuestro
mundo a menudo olvida el valor especial del tiempo empleado junto a la
cama del enfermo –denunció el Papa–, porque estamos apremiados por la
prisa, por el frenesí del hacer, del producir, y nos olvidamos de la
dimensión de la gratuidad, del ocuparse, del hacerse cargo del otro».
Según Francisco, detrás de esta actitud «hay con frecuencia una fe
tibia». Por lo que exhortó: «quisiera recordar una vez más ”la absoluta
prioridad de la “salida de sí hacia el otro” como uno de los
mandamientos principales que fundan toda norma moral». Además, el
Pontífice argentino subrayó que muchos cristianos «dan testimonio
también hoy, no con las palabras, sino con su vida radicada en una fe
genuina» al lado de los enfermos; estos cristianos «viven un gran camino
de santificación» porque, si es fácil servir durante algunos días», es
muy difícil «cuidar de una persona durante meses o incluso durante años,
incluso cuando ella ya no es capaz de agradecer».
El Pontífice también expresó otra advertencia: «La verdadera caridad es participación que no juzga, que no pretende convertir al otro; es libre de aquella falsa humildad que en el fondo busca la aprobación y se complace del bien hecho».