viernes, 26 de diciembre de 2014

El papel del papa Francisco en el acuerdo Obama-Castro divide a los católicos del exilio

El papel del papa Francisco en el acuerdo Obama-Castro divide a los católicos del exilio

diciembre 26, 2014
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Algunos creen que su líder espiritual los ha traicionado. ‘El dolor es real, pero no se puede construir el futuro sobre los resentimientos’, dice el arzobispo Wenski.
AGENCIAS | La Habana | Diario de Cuba.- El papel clave que jugó el papa Francisco al alentar las conversaciones entre el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y Raúl Castro, ha dejado una fractura entre los fieles cubanoestadounidenses del sur de Florida, reporta la AP. Algunos creen que su líder espiritual los ha traicionado.
“Yo seré católico hasta el día que muera”, dijo Efraín Rivas un empleado de mantenimiento que fue preso político en la Isla durante 16 años. “Pero soy un católico sin Papa”.
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Rivas, de 53 años, dijo que lloró cuando Obama anunció sorpresivamente el acuerdo con Castro. Añadió que, cuando se enteró del papel del Papa, se puso furioso.
El arzobispo de Miami, Thomas Wenski, reconoció que algunos católicos están “preocupados o suspicaces”, pero dijo que muchos exiliados han recibido de buena gana los avances a pesar de su sufrimiento.
“El dolor es real, pero no se puede construir el futuro sobre los resentimientos”, dijo Wenski a la AP en una entrevista.
El Vaticano se ha acercado a La Habana en los últimos 16 años, desde la visita del Juan Pablo II, en 1998. El acercamiento continuó bajo el papa Benedicto XVI, quien también visitó la Isla, en 2012.
Francisco, el primer papa latinoamericano, ha defendido el fin del embargo estadounidense desde que participó en la visita de Juan Pablo II a Cuba, poco antes de ser nombrado cardenal de Buenos Aires.
El cardenal cubano Jaime Ortega y Alamino, persona cercana a Francisco, coordinó las visitas papales y ha jugado un papel decisivo en mejorar las relaciones entre la Iglesia Católica y el Estado cubano.
“La Iglesia está contaminada”, dijo Miguel Saavedra, un mecánico de 57 años que lidera en Miami un el grupo anticastrista Vigilia Mambisa.

El Papa, ¿en busca de titulares?

Los exiliados opuestos a la normalización de relaciones se preguntan si Obama presionó al Papa; si el Pontífice entiende la maldad de los hermanos Castro; o si, ingenuamente, intenta cementar una imagen de alentar los cambios.
“No sé en qué estaba pensando el Papa”, dijo José Sánchez Gronlier, un abogado de 53 años que fue perseguido por su fe hasta que salió de Cuba cuando era adolescente y quien nunca olvidará cuando el Gobierno intervino un convento, cerca de la casa donde creció. “Veo cierta ingenuidad en el Papa”, dijo.
El senador federal Marco Rubio, un cubanoestadounidense de Florida que ha liderado las críticas republicanas a la decisión de Obama sobre Cuba, dijo a los reporteros en Washington que “le pediría a su Santidad que defendiera la causa de la libertad y la democracia”.
Esto es territorio familiar para Francisco, quien ha pasado la vida navegando las consecuencias de la Guerra Fría en América Latina. En sus escritos antes de ser Papa y como líder de la Iglesia en Argentina, criticó el autoritarismo del Gobierno cubano y el embargo estadounidense y exhortó a las dos partes a saldar sus diferencias. Como Papa, Francisco escribió a Obama y a Castro para sugerirles que un descongelamiento podría iniciarse con la liberación de prisioneros.
Sin embargo, Arturo Suárez Ramos, mesero miamense de 50 años quien estuvo preso en Cuba por razones políticas durante 27 años, dijo que Francisco lo que busca son titulares después de insistir en que los homosexuales y los divorciados son bienvenidos en la Iglesia.
“Está tratando de dejar un legado a cualquier precio”, dijo Suárez Ramos.
Jay Fernández, un retirado que se fue de Cuba en 1961, dijo que Francisco se comportó como un pedigüeño y aceptó cualquier pequeña concesión que le ofreció el Gobierno cubano.
El Papa “quiere estar en todas partes, quiere que todos lo quieran”, dijo Fernández. “Su labor es la de ser un hombre de paz, pero eso no consigue nada, especialmente en Cuba”.
Los obispos estadounidenses también han pedido desde hace muchos años el fin del embargo y una mejora en las relaciones el régimen cubano. Creen que el acercamiento puede hacer más que el aislamiento para abrir la sociedad cubana y mejorar la situación religiosa y de derechos humanos.