El relato histórico argentino
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Sr. Director
Diariamente me pregunto de que estamos hechos los argentinos,
ya que hemos perdido nuestra capacidad de asombro o reacción ante las
permanentes acciones delictivas que se demuestran cometidos por personajes sin
que la (in) Justicia reaccione o al menos, tome la más mínima actitud de
cumplir con sus obligaciones.
La denuncia que el Sr. Jorge Lanata hizo por televisión
sobre las acciones ilícitas del Jefe de Gabinete Nacional, ni siquiera ha
merecido el inicio de una investigación que cualquier fiscal debería adoptar de
inmediato. Ni que hablar de los casos del Vicepresidente, la Sra. Bonafini, el
Ministro Jaime, Schocklender, etc.
La noche del martes por el canal Encuentro, me interesé en
un documental que no puedo precisar más detalles por tomarlo empezado. Me
intrigó el tema de referencia, titulado “La masacre de Catamarca”,
cuyo relato rememoraba un episodio del año 1974 en Catamarca en el cual dos
integrantes “sobrevivientes” del histórico Ejército Revolucionario
del Pueblo (ERP) y participantes de la Compañía Ramón Rosa Giménez; que operaba
en el monte tucumano, relataban muy sueltos de cualquier resquemor, los
detalles con que participaron de una acción Guerrillera – terrorista con
que asolaron nuestra patria en esa década, con participantes de países que los
instruyeron y equiparon como Cuba, Rusia y China; quienes pretendieron tomar el
país a sangre y fuego.
Su relato e intenciones pretendían tomar el Regimiento 17
del Ejército Argentino en la ciudad de Catamarca, en plena vigencia de un
gobierno democrático (1974). Explicaba detalladamente los preparativos que en
el interior de un micro, se vestían con uniformes de su
organización para iniciar el ataque armado, con soldados
cómplices en el interior del cuartel que favorecerían la sorpresa y aseguraban
la concreción de la operación militar a ejecutar(sic).
La fortuita llegada al lugar de un patrullero policial
genero un enfrentamiento, no deseado, que perjudicó el plan y fracasó su
esperado éxito. De inmediato “abrimos fuego sobre el vehículo y ellos nos
tiraron con ametralladoras, matando a un compañero!”. Lo que no dijeron,
fue que cuando tiraron primero contra el patrullero, mataron al policía que
descendió, sin darle posibilidad de defensa (acribillado) y obviamente quedó
clara la molestia “represora” de ¡responder al ataque!.
El resto del relato, no merece comentario. Todo fue una
alevosía de todos los declarantes, sin pruebas de lo denunciado. Hasta la
participación de un ex soldado que burdamente pretendía conmover con una
“objeción de conciencia”, luego de 30 años que nunca abrió la boca.
Relatando una “masacre” que nunca pudo definir exactamente,
detallando indefinidamente una “aparente intención de rendición”,
“visto desde un plano inferior del terreno”, cuando es sabido
que en terreno en monte-montañoso la observación se logra de arriba hacia
abajo y no al revés.
El programa ha sido lisa y llanamente un ejemplo
evidente de “APOLOGIA DEL DELITO” y un nuevo caso de: a
“declaración de parte, relevo de prueba”. Silencio. Hoy hay 3
militares sentenciados a cadena perpetua de un hecho nunca demostrado. Mientras
los responsables de haber pergeñado e intentado al acción violenta, relatan su
osadía sin razón en absoluta libertad y como héroes. Lamentable.
El título grandilocuente de “Masacre de
Catamarca”, se amparaba en la cantidad de guerrilleros
(“chicos”, según el relato malicioso) muertos que intentaron atacar
una Unidad del Ejército Argentino, vaya a saber con qué intención, en tiempo de
gobierno democrático.
El haberse impedido la operación en forma fortuita, no
permitió que el objetivo se cumpliera. Me pregunto: si hubieran atacado;
cual hubiera sido el resultado ese día?. No se hubiera producido un resultado
similar al ataque que al año siguiente se efectuó contra el Regimiento 29 de
Monte, en donde fueron fusilados 10 soldados conscriptos que dormían, 1 oficial
y 1 suboficial?. Ese caso no se lo considera “masacre”?. Saldremos
algún día de una historia sesgada y mentirosa?
Enrique A. Treglia