Rusia amenaza al mundo
por •
La brecha abierta entre Rusia y la Unión Europea no tiene visos de reducirse en los próximos tiempos. La crisis de Crimea y, sobre todo, el conflicto en el este de Ucrania siguen preocupando a la UE, que no quiere un frente abierto en el este del país. La preocupación en Bruselas, París y Berlín es grande porque los acuerdos de Minsk II -suscritos el pasado mes de febrero por Francia, Alemania, Bielorrusia, Ucrania y Rusia- se encuentran al borde del fracaso. Por otra parte, una serie de declaraciones cruzadas y provocaciones mutuas entre mandos militares rusos y de la Alianza Atlántica ha añadido más tensión en los últimos meses. Rusia se encuentra en el quinto año (de un total de diez) de un plan de modernización militar en el que pretende invertir 700.000 millones de dólares.
(Ildefonso Vilanova | Dirigentes
| Moscú).- Más lejana. Más atribulada y a la vez más orgullosa, también
más nerviosa y con mayor necesidad de reafirmarse. Rusia busca un
camino propio que la afiance, en plena crisis de sus relaciones con
Occidente, entre las principales potencias globales. Confirmado el
divorcio con las instituciones de la UE a propósito de las crisis
ucranianas y esperando hacer de la necesidad virtud, Moscú mira cada vez
más a Oriente. Rusia, que ha resistido más dignamente de lo que se
esperaba el último año de recesión, trata de forjar una nueva relación
geoestratégica con China con metas ambiciosas. Junto al gigante asiático
pretende dotar de agenda política y herramientas económicas propias a
Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS) aunque sus integrantes
no comparten veleidades antioccidentales. Además, la guerra en Ucrania y
un rosario de pequeños incidentes y declaraciones cruzadas subidas de
tono proyectan el fantasma de una nueva guerra fría -con el este del
país como escenario de la medición de fuerzas- entre Rusia y la OTAN. La
Rusia oficial trata de hallar un camino en un panorama inestable e
incierto. “El giro asiático de Rusia es una necesidad objetiva”, asegura
Fyodor Lukyanov, presidente del Council on Foreign and Defense Policy
en Moscú.
La UE confirma sanciones durante seis meses más
A mediados del pasado mes de junio, la UE ampliaba sanciones
económicas contra Rusia por un plazo de al menos seis meses más. La
reacción de Moscú no se hizo esperar. Pocos días después el presidente
Putin anunciaba la extensión del embargo a los productos alimentarios de
la UE durante un año más.
Por el momento, la UE no ha logrado su objetivo de doblegar al
presidente Putin. “Aislar a los actores malos es un pilar de la política
exterior de EEUU, pero no ha funcionado contra Putin y en un mundo cada
vez más conectado, es menos probable que tenga impacto”, constata
Suzanne Nossel en Foreign Policy. “Vemos que las únicas dos sanciones
realmente importantes son la prohibición a los bancos rusos de la
posibilidad de financiarse en Occidente y, desde el punto de vista ruso,
la prohibición de algunos alimentos importados. Sin las sanciones la
economía rusa estaría igualmente en recesión a causa de la caída de los
precios del crudo”, asegura Chris Weafer, socio de Macro Advisory en las
páginas de The Moscow Times. Cuando hace un año que entraron en vigor
las medidas económicas contra Rusia, Moscú parece resistir con mala
salud de hierro.
Rusia alimenta el sueño de Eurasia
La Rusia de Putin quiere hacer de la necesidad virtud y se ha lanzado
en varios frentes para demostrar que hay vida más allá de Occidente,
que se sobrepondrá a las sanciones y que el futuro pasa por la vasta
región euroasiática. Moscú está dispuesto a contagiar a China de sus
ganas y quiere forjar con Pekín un liderazgo regional consciente de su
posición subalterna. A comienzos de año nacía formalmente de los
rescoldos de la URSS -y del latente orgullo imperial ruso- la Unión
Económica Euroasiática (UEE), que a día de hoy integran Rusia,
Kazajistán, Bielorrusia, Armenia y Kirguistán: un bloque con regímenes
autoritarios que representa algo menos del 4% del PIB del planeta y
reúne a 173 millones de personas, además de abundantes recursos
naturales. La tarea hacia la integración económica, más de 20 años
después de la disolución de la URSS, que tienen por delante los
integrantes de la UEE es grande.
“Putin se refirió a que ‘un espacio económico común de Eurasia’ será
construido armonizando ‘un cinturón, una carretera’ como estrategia
china con la Unión Económica Euroasiática. Esto supone un alejamiento
claro de la idea de la ‘Gran Europa’ de Putin de hace cinco años”,
asegura Dmitri Tenin, director del think tank Carnegie Moscow Center, en
la publicación estadounidense “The National Interest”.