Irreversible
por
Los resultados de ayer colocan en una situación desesperante en
particular a Daniel Scioli, que bajó tres puntos con respeto a las PASO
del 9 de agosto. La descarga de responsabilidades en la pésima imagen de
Aníbal Fernández es relativa, porque éste en las PASO no hizo una mala
elección y ahora queda 5 puntos debajo de María Eugenia Vidal. La
realidad es que hubo una mudanza masiva de votos independientes de
Scioli a Macri, que realmente dejó atrás a todos los encuestadores. Esta
caída de Scioli como candidato coloca a CFK ante un dilema fundamental:
dejar que aquél se aleje del relato oficial y salga, tarde y mal, a
captar los votos independientes mediante un discurso pro-mercado que
sería muy poco creíble.
La otra opción para la presidente es ponerse al
frente de la campaña intentando revertir los resultados de ayer con el
peso de su figura. Para hacer frente a esta emergencia, el kirchnerismo
tiene una sola carta fuerte: convocar a las figuras del peronismo que
están fuera del Frente para la Victoria, para empezar José Manuel de la
Sota y el propio Sergio Massa. Pero éste ya mantiene conversaciones
avanzadas con Macri, a quien le será relativamente fácil sumar a los
peronistas disidentes. En el caso de De La Sota, el 51% obtenido por
Cambiemos en Córdoba es un mensaje que éste debe entender claramente. La
lógica política indica que la suerte de Scioli está prácticamente
sellada, cumpliéndose una vez más la maldición de que los gobernadores
bonaerenses nunca llegan a presidente. Para colmo de males, el aporte de
votos que podría provenir de las filas progresistas de Margarita
Stolbizer sería mínimo, porque ésta bajó a apenas 2,6 puntos.
Técnicamente, están dadas condiciones inmejorables para que se
produzca en el peronismo una seria fisura entre el cristinismo y algunos
gobernadores más críticos, como Juan Manuel Urtubey y José Luis Gioja.
Amenazado como nunca, el cristinismo está obligado a apretar filas y
redoblar la apuesta, porque nadie les garantiza a sus jefes que los
jueces federales no empiecen ya a desempolvar las causas por corrupción
hasta ahora paralizadas.
La crisis que se viene
El reconocido exitismo de los argentinos le da a Macri un impulso
difícil de frenar. Sin embargo, sería un error para el macrismo
subestimar a un adversario desesperado y dispuesto prácticamente a todo.
El triunfo de Vidal le quita además al oficialismo el territorio donde
podría replegarse en caso de quedarse sin la Casa Rosada. O sea que las
huestes presidenciales quedan recluidas a las bancadas de las dos
cámaras del Congreso nacional.
Con este panorama por delante, no es difícil predecir que el
peronismo está al borde de una crisis como no se veía desde la década
del ‘80. En su derrota ante Fernando de la Rúa en el ‘99, Eduardo
Duhalde conservó dignamente el piso histórico del peronismo, un 42%, lo
que Scioli no pudo.
Tal vez lo más grave de ayer es que la hecatombe oficial tuvo su
epicentro en la Provincia de Buenos Aires, el bastión mayor del
kirchnerismo. Curiosamente, en el resto de las provincias, incluyendo la
Capital, el descenso del FpV fue bastante menos pronunciado.