La ideología detrás de las autoconvocadas
En
Argentina, año tras año, se realiza un encuentro
marxisto-feministoide de “mujeres auto-convocadas”. Para quienes no
conozcan este tipo de batallas culturales, va aquí el resumen de una entrevista, enviada por el autor, sobre lo que es este resumidero de una década perdida.
Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi
Fue noticia toda la semana pasada, además de que hubo mucho material rondando por las redes, el Encuentro de Mujeres Autoconvocadas
y, especialmente, el ataque a la Catedral de Mar del Plata el domingo
11 de octubre por la tarde/noche. ¿Qué comentarios podrías hacernos al
respecto? ¿Cómo se arman estos encuentros?
–Todavía falta mucho por salir a la luz.
Sin embargo, hay algunas cosas que pueden afirmarse con seguridad. Este
fue el encuentro N° 30 de una seguidilla que arrancó en 1986. Hay cosas
que pasaron que se vieron por televisión e Internet, especialmente
YouTube. Pero hay otros elementos, no tan difundidos ni evidentes, que
son de mayor interés. El encuentro se pone en marcha y se ejecuta
mediante una llamada Comisión Organizadora y digo “llamada”
porque se da la paradoja de que el encuentro, al mismo tiempo que
reconoce esta Comisión, se plantea a sí mismo como horizontal y sin
jerarquías. En la ciudad en donde se desarrolla, distintas entidades
(colegios, universidades, centros de estudio, etc.) prestan sus
instalaciones para que allí tengan lugar los “talleres”. Los talleres
son espacios donde se reúnen las mujeres y debaten sobre distintos
temas. Suele haber unos 50 talleres por cada encuentro.
–¿Qué hacen en esos talleres? ¿Cómo trabajan?
–En teoría, los talleres son “soberanos”:
el temario propuesto para cada uno es indicativo y son los
participantes quienes resuelven los temas y el alcance de los mismos.
Cada taller cuenta con una coordinadora designada por la Comisión
Organizadora; su rol principal es impulsar la participación de todas las
mujeres del taller. Se nombran dos o más secretarias que registran las
opiniones y debates. En el desarrollo de la discusión prevalece la
controversia, manifestándose casi siempre resentimiento y agresividad.
Por eso, está prevista la acción de lo que podemos llamar “las mujeres
rotativas”: chicas que ingresan sorpresivamente en un taller a pudrir la
discusión. La coordinadora, junto a las secretarias y todas las chicas
que lo deseen, redactan las conclusiones del taller donde se consignan
las diferentes opiniones de cada tema, aún las opiniones individuales.
Esta redacción debe ser aprobada por todas las participantes por
consenso. No se vota. El documento final es entregado a la Comisión
Organizadora el último día del Encuentro. Este es el procedimiento en
teoría; en la práctica, incontables talleres no presencian una discusión
que “termina” a los gritos. Presencian un griterío interminable, de
principio a fin. Ni se puede llamar “debate”. Es pura agresividad verbal
en el inicio y en la culminación del taller, que no pocas veces es
finalizado también abruptamente.
–Si los
encuentros fueron organizados por gente que, en principio, piensa lo
mismo sobre un abanico de temas, ¿cómo surgen las discusiones y los
debates?
–En lo que a nosotros nos interesa,
abortistas y feministas presentan un frente común y monolítico. Puertas
adentro, ellas tienen diferencias. Sin embargo, el punto de ignición en
los debates se da por la presencia de otras mujeres, de distintas
edades, que desde hace años ingresan en los talleres a fin de discutir y
presentar una cierta resistencia a los planteos abortistas. Ya no
pueden decir las abortistas que sus conclusiones representan a todas las
argentinas. Muy por el contrario, existen incontables mujeres provida
que impugnan, de plano, el aborto y todo tipo de atentado a la vida
humana. Muchas de esas mujeres son conocidas y amigas nuestras, a
quienes aprovecho la oportunidad para manifestar mi respeto y admiración
por plantar cara a estos desórdenes mentales y morales.
–¿Dónde tienen lugar estos talleres?
–En las instalaciones que los gobiernos
provinciales y locales, así como otras entidades privadas, les prestan a
la Comisión Organizadora. Esto merece también un comentario aparte. ¿En
qué condiciones dejan los colegios y demás instituciones que la
gobernación de la ciudad pone en sus manos? En su momento, las
autoridades forzaron a la Directora de un Colegio a que prestara sus
instalaciones para estas mujeres. En otra ocasión, ocuparon un comedor
para niños carenciados y terminaron robándose sus cosas. Ensucian,
roban, destruyen, destrozan.
–¿Sólo se discute el tema del aborto?
–Es uno de los temas principales pero,
hasta donde sé, no es el único. También se intenta implantar la temática
de género –la famosa ideología de género–, la ideología antidiscriminatoria, la educación sexual, entre otros. En una palabra, la cultura de la muerte como
la llamó el Papa Juan Pablo II. Esta presencia disonante, que se
plantea en favor del orden natural y sobrenatural, explica la reacción
de las abortistas. La temática oficial de un taller puede principiar
–por ejemplo– en “Mujer y Turismo, Salud de la mujer, atención sanitaria, discriminación” y desembocar en el debate sobre el aborto en un abrir y cerrar de ojos.
–¿Y cómo es esa reacción de los abortistas?
–Reaccionan con la violencia verbal y
física. Así, directamente. En incontables casos no resisten los
argumentos y su única vía de escape es la agresión. Esto nos dice algo
desde el punto de vista psicológico. La violencia no es el punto
culminante del debate: el taller, como dijimos, está atravesado por la
violencia. Incluso entre las mismas abortistas.
–¿Qué nos dice esto desde el punto de vista psicológico?
–Que la mente de estas mujeres no es
capaz de encontrar una respuesta satisfactoria a los argumentos que
nuestras amigas les formulan. Que los pocos argumentos que tienen no las
satisfacen y que sus almas, en vez de abrazar dócilmente la verdad –o,
al menos, retirarse y dudar– reaccionan bajo el influjo del
resentimiento ideológico.
–Algo lejos de lo que debería ser la atmósfera del debate…
–Exacto. En vez de prevalecer un ámbito
de discusión y argumento, la atmósfera de situación se enrarece hasta
volverse peligrosa. Nervios. Griterío. Agresividad. Caos. Por eso quiero
destacar el sacrificio, la voluntad y el esfuerzo de nuestras chicas
que se oponen a la ideología abortista. Muchas vienen de muy lejos para
hacerlo, dejando atrás no sólo las comodidades sino legítimas
aspiraciones.
–Los que
defienden el aborto siempre argumentan que es la Iglesia la que practica
la intolerancia, silenciando el disenso de quienes no concuerdan con
sus enseñanzas.
–Es un argumento muy repetido, como
decís. La paradoja es que los abortistas cuestionan a la Iglesia por
algo que, cuando les toca a ellos, también hacen. La diferencia es que
la Iglesia responde con argumentos y ellos con palos e insultos. La otra
diferencia, principal, es que la Iglesia protege la vida del inocente y
ellos sólo persiguen su eliminación directa. No somos lo mismo, no hay
comparación.
–Entre
nosotros, en el campo católico, también se sabe que no sólo las mujeres
sino también los varones acompañan esta escaramuza que forma parte de la
batalla cultural.
–Sí, también los varones. Mientras tienen
lugar los talleres, algunos permanecen en oración. Otros, incluso,
suman a esa oración la adoración del Smo. Sacramento. Jóvenes de todo el
país viajan para defender la vida. Muchos custodian a las chicas cuando
salen de los talleres porque saben que fuera de los mismos las
abortistas suelen tomarse sus venganzas. En Posadas, la noche anterior a
la defensa de la catedral varios grupos de varones salimos a hacer
propaganda en defensa de la vida humana y de la familia.
–¿Sabemos algo de cómo se financian estos encuentros?
–Se sabe más de los resultados concretos y
visibles. Es más fácil, a mi parecer, encarar este tema desde los
efectos observables. Existe, sin duda, un enorme caudal de dinero que
hace posible la logística que está a la vista de todos.Los encuentros se
declaran autofinanciados. Sin embargo, reciben aportes en mayor medida
de entes gubernamentales (municipales, provinciales, nacionales) como
también de ciertas empresas y comercios. La verdad es que los grupos
abortistas y feministas manejan muchísimo dinero.
–¿Existen antecedentes de este tipo de reuniones? ¿Cuáles son las influencias?
–Entre los antecedentes inmediatos, podemos mencionar una
reunión que tuvo lugar en Kenya, 1985. Foro de ONGs. Tampoco puede
omitirse la primera Conferencia Internacional sobre Mujer y Desarrollo
(México, 1975); le siguen las Conferencias de Copenhague en 1980, la de
Nairobi en 1985 y, por último, la de Beijing en 1995.
–¿Y qué tienen en común estas conferencias y encuentros internacionales?
–Son todas usinas e instancias
internacionales ligadas a las Naciones Unidas. Ligadas en lo económico,
en lo político y en lo cultural. Eso significa que promueven la
ideología de los derechos humanos, el feminismo, la mentalidad
anticonceptiva, el aborto y el homosexualismo político. En suma, el
conjunto de falacias que desde hace más de 50 años tiene en jaque a
Occidente.
–La pregunta
del millón. ¿Para qué se hacen estos encuentros? ¿Qué fin se persigue?
Se habla de “femicidio”, de “violencia de género”, machismo, “violencia
heteropatriarcal”, “micromachismos”. ¿Qué significa todo esto?
–Estos encuentros se realizan, desde el
principio, con un objetivo muy claro que no es conseguir la satisfacción
de los derechos de las mujeres sino implantar la naturalización y
despenalización del aborto, bajo la apariencia de que es un deseo de
todas. Los términos “violencia de género” responden a la estrategia de
decir una verdad para defender una mentira. ¿Cuál es la verdad? Que es
absolutamente reprobable todo tipo de discriminación injusta contra la
mujer; que es absolutamente reprochable que el varón le levante la mano,
que cobre menos que el hombre por el mismo trabajo, etc. Pero, ¿cuál es
la mentira? La mentira es que impedir un aborto sea “violentar” a la
mujer. Es mentira que salvar la vida del embrión sea “violentar sus
derechos” porque no hay derecho a la ejecución de un inocente.
–“Violencia de género” no es lo único que se menciona. También se habla de femicidio.
–Hablemos claro de una vez. “Femicidio” no existe. Existe el homicidio. Lo mismo lo que decías recién; hablabas demachismo, micromachismos, violencia heteropatriarcal. La
verdad es que todas estas palabras son el resultado de un cambio de
óptica: cosas que son naturales y propias de la buena educación –como
dejar pasar primero a una mujer, cederle el asiento, ahorrarle algún
esfuerzo físico, etc.– son considerados por estos grupos como
“micromachismos”. Hay toda una enfermiza concepción que
responsabiliza al varón, al sexo masculino, del 100% de cosas malas que
le ocurren a la mujer. Se fomenta el resentimiento contra el sexo
masculino de una manera absolutamente desembozada, cubriéndose de
“razones” y “argumentos”. Reconocer a una mujer como diferente y
tratarla distinto es “machismo”. Un acto de amabilidad en un colectivo
es objeto de controversia. Están convirtiendo muchas cosas buenas en
algo odioso. Estamos en un punto en que esto es demencial.
–También se habla de estereotipos de género, interrupción del embarazo, “yo decido”, etc.
–La locura ha llegado a tal punto que el
hecho de regalar a un sobrino un juguete de guerra y a una sobrina una
muñeca es tildado de “imposición de estereotipos de género”. Para ellos,
todo es construcción. Lo social es construcción y aspiran a construir
un nuevo ser humano a partir de una nueva sociedad en la que ellos serán
los que decidan qué puede enseñarse, escribirse y decirse. Y qué no.
Llegamos a la paradoja de que para obtener la plena libertad que ellos
nos prometen en un futuro, debemos entregar nuestra propia libertad en
el presente. Interrupción del embarazo es otro ‘caballito de batalla’ del aborto: abortar no es interrumpir. Abortar es matar, asesinar, destruir. El término género
es parte de la ideologización de la sexualidad. Por eso es que no
debemos adoptar un vocabulario que es solidario de una mentalidad que
rechazamos. Me gusta mucho la frase del Profesor Jorge Ferro al
respecto: “El lenguaje es un inapreciable instrumento de penetración y
dominio. Es la savia misma de la vida social y cultural. Quien imponga
un determinado lenguaje impondrá junto con éste un modo de entender la realidad, una cosmovisión subyacente, valores morales, culturales y políticos, pautas de conducta”.
–A la luz de
los hechos, ¿qué pensar de estas mujeres que hablan y hablan y hablan
contra “la violencia de género”, aún sabiendo que el término género es, como dijiste, engañoso y funcional a la ideologización del sexo?
–Los hechos, que están a la vista de
todos, demuestran que la consigna “contra la violencia de género” es
sólo un canto de sirena. Quienes más se llenan la boca contra la
violencia, quienes más patalean para erradicar la “violencia contra la
mujer” son los primeros que destruyen, incendian, delinquen, maltratan,
agreden, etcétera. El objetivo es que nosotros perdamos el tiempo
discutiendo sus palabras cuando en realidad deberíamos tener en cuenta,
en primer lugar, los hechos. La consigna de “Erradicar la violencia de género” es pura distracción. Fuegos artificiales. Lo que realmente piensan puede comprobarse observando lo que hacen. No lo que dicen.
Una de las pintadas que dejaron las feministas en Mar del Plata
–Estas
mujeres se autotitulan feministas. ¿Existe un auténtico feminismo, con
ideales y proyectos nobles? ¿Se puede hablar de dos feminismos, uno
“bueno” y otro malo?
–Estrictamente hablando, existen verdades
sobre la mujer, sobre su dignidad, sobre su femineidad. La mujer como
misterio, la esencia de la mujer como algo noble, superior, llamado a
complementarse y a cooperar con el varón. El feminismo, por el
contrario, es la ideologización de esta verdad. La verdad de la dignidad
de la mujer es tomada por la ideología feminista y puesta en
contradicción con otras verdades de la misma mujer; por ejemplo, contra
la verdad de la Maternidad.
–¿Hay dos feminismos?
–No. Sostener un feminismo
hipotéticamente bueno y otro feminismo “malo” es hacerle el juego al
único feminismo que existe. No existe un feminismo bueno como no existen
un comunismo o liberalismo “sano”. Existen, ciertamente, verdades
deformadas por el feminismo. Existen verdades desnaturalizadas por el
comunismo y por el liberalismo. Y es cierto, como se ha enseñado
clásicamente, que todo error no es otra cosa que una desfiguración de la
verdad. Eso es cierto. También puede admitirse que todo error toma una
verdad y la enloquece (algo de esto escribió Chesterton). Pero una cosa
es reconocer esto y otra cosa es “salvar” al feminismo deslizando la
existencia de un hipotético feminismo bueno. Esto hay que decirlo con
toda claridad.
–Dejando de
lado la cuestión semántica y volviendo al campo de los hechos
noticiados. Pregunta. Los destrozos que podemos observar, ¿fueron una
parte de las mujeres del encuentro o fueron todas? ¿Es una actividad
prevista?
–Hay
gente que considera imposible que la destrucción de la propiedad
privada sea algo llevado a cabo por la totalidad de las mujeres que
participaron en este encuentro. Personalmente, no me consta que el 100%
de las mismas haya convalidado –directa o indirectamente– toda la gama
de agresiones. No me consta ni me puede constar. Es imposible saberlo.
Pero aun así, pienso: si estás a favor de matar a tu propio hijo,
indefenso e inocente, en tu mismo vientre; si considerás un “derecho”
eliminarlo por medio de un inyección o destrozarlo con unas tijeras, si
sos capaz de derramar su sangre, ¿por qué no vas a pintar una pared de
un comercio? ¿Por qué no vas a arrojar materia fecal?
Ahora bien, también vale aclarar que en
otro sentido es muy cierto que esta mentalidad no está presente en todas
las mujeres que participan. Pero esto no lo digo para “salvar” el
encuentro. Todo lo contrario. Me consta por testimonios de amigas y
conocidas que muchísimas mujeres llegan a los talleres sin tener idea de
para qué se hacen. Hay chicas que llegan ahí como “en paracaídas” y
lejos de pedir el aborto viajan con la esperanza de solucionar sus
problemas, que son muy concretos y atendibles. En concreto, en el 2007,
en el taller de “Mujer y Acceso a la Justicia” la mayoría de
las mujeres estaban ahí por un motivo muy concreto: no les pegaban los
alimentos y sus hijos no estaban reconocidos. Estas chicas son
claramente manipuladas y llevadas para amontonar, para hacer número.
Este sector no ideologizado pero vulnerable desde el punto de vista
social responde a esta convocatoria dado que a cambio se les paga.
Entonces, vuelvo. Sí, en un sentido muy particular, no fueron “todas”
las mujeres las que estaban de acuerdo con todos los episodios ligados
al vandalismo, al caos. No, no fueron todas. Hubo muchas que fueron
manipuladas por los abortistas.
–Muy fuerte lo que decís.
–Es que realmente hay planteos que
asombran. Porque más grave que tirar palos, botellas, encender bengalas,
graffitear, etc., es el aborto. Y el que puede lo más, puede lo menos.
Por eso, yo no les creo. No les creo que la responsabilidad de los
incidentes sea de un grupo “minoritario”. No fue una marcha que
“accidentalmente” terminó en incidentes. Fue un incidente planeado y
planificado, que se repite hace años. Cuando desde los MMCC se distingue
entre una gran mayoría que “no hizo disturbios”, se pretende salvar el
buen nombre de los abortistas. Es propaganda “para la gilada”. En el
fondo, todos coincidían en lo central: matar a un hijo es un derecho. Y
frente a eso, pintar o no una pared se convierte en algo absolutamente
secundario. De todas maneras, estamos hablando de delitos y
contravenciones cuyos responsables no tardarían en ser detenidos si no
estuviesen parapetados en estas consignas.
–Los que
defienden el “derecho” al aborto sostienen, entre sus argumentos, que el
ser que se gesta en el vientre no está vivo hasta tal o cual semana. O,
si admiten que está vivo, reconocen que es un ser humano pero no una
“persona humana”. Recuerdo un debate con una abortista que me hablaba de
“parásito humano”, algo similar a la “lombriz solitaria”, al referirse
al feto. ¿Qué pensás de esto?
–Tales planteos, tales giros
lingüísticos, son una cosa indignante. No deben ser discutidos como
posición teórica pasible de razones sino denunciados y desenmascarados
como obra maestra de la perversión del lenguaje. Mientras el hombre
envía una expedición a lejanos planetas y asegura que la mera
posibilidad de existencia de los elementos químicos del agua sería un
probable indicador de vida extraterrestre, las pruebas incontrastables
de vida intrauterina se ignoran. Y si la madre tiene en su seno “una
vida humana que no es persona humana”, ¿entonces qué es?
–Estamos ante algo que cada vez es más demencial.
–Sencillo: si la madre no lleva dentro una persona, entonces ni es madre ni está embarazada.
–¿Cómo explicás esta agresividad, esta violencia y este odio?
–Considero que son varias causas, es un
conjunto de causas, pero deseo destacar una: la ideologización. Todo
esto no sería posible sin el lavado de cerebro, cultural e
intelectual, que se hace en tantas cátedras y universidades. Lo cierto
es que la agresividad no fue eliminada. Cambió de objeto. Por eso, la
respuesta a la agresividad no puede ser el pacifismo. La principal
diferencia entre los abortistas–feministas y nosotros, los católicos, no
pasa por la energía que pongamos para defender lo que creemos. Pasa por
lo que creemos.
–A ver, explicate un poco más.
–Dios es Amor, ¿cierto? Es Amor Infinito.
Nos creó por amor y para el amor. Sin embargo, pocos saben que unos de
los efectos del amor es oponerse a aquello que atenta lo que amamos.
Luchar. Oponerse. Combatir. El médico ama el paciente y odia su
enfermedad; y la combate. No lograremos desentrañar este tema hasta que
podamos ver con claridad que el problema del odio feminista está en que
es feminista y no en que es odio. Porque, efectivamente, hay un odio legítimo.
–¿Cuál?
–El odio al mal. Efectivamente, odiar la injusticia es bueno. Dice el salmo 97 (96): “Tú amas, Señor, a los que odian el mal, proteges la vida de tus fieles y los libras del poder de los malvados”.
Esto es importantísimo. Importantísimo entenderlo, si no confundimos
todo. El problema del uso de la fuerza en los abortistas está en que son
abortistas y no en que usen fuerza. La fuerza es energía y se
especifica en orden al fin para el cual se utilice. Un policía que
defienda a una mujer de un ataque haciendo uso de la fuerza es noble. Es
heroico.
–En los videos, puede escucharse que la agresividad verbal va escalando. Entre las consignas, me llamó la atención“Iglesia/basura/vos sos la dictadura”.
–Como
otras, esta consigna responde a la ideologización que la izquierda
viene realizando desde hace décadas. Pero no sólo la izquierda sino
principalmente el oficialismo. El mismo hecho de llamar “dictadura” al
gobierno militar nos dice algo. Desde que asumió el kirchnerismo en el
2003, el oficialismo no deja de abanderarse con planteos históricos que
generan consignas como esa.
–¿Qué otros grupos están involucrados en esto?
–No sólo los abortistas y los feministas.
También los grupos de todas las gamas de la izquierda, el socialismo y
el marxismo. Todos estos grupos –y las ideas que sostienen– son causa
directa de incontables muertes en todas partes del mundo. Rusia, China,
Cuba. Parece que el asesinato es el hilo conductor entre las ideologías
de izquierda y el aborto. Pensemos también sino en PlannedParenthood, empresa promotora del aborto en todo el mundo. PlannedParenthood,
en este momento, enfrenta la situación más difícil de su existencia:
sus principales líderes fueron grabados en una cámara oculta. Lo que se
supo fue espantoso[1].
–Es evidente
que todos participan de la misma mentalidad y producen los mismos
actos. Ahora bien, volviendo a las Autoconvocadas, ¿qué pretendieron
hacer estas mujeres en Mar del Plata y en las demás ciudades?
–Atacar la Catedral y profanarla. Ese era
su objetivo, el cual viene siendo evitado por grupos de fieles
católicos que, a lo largo de estos años, se vienen apersonando delante
de los templos, poniendo –literalmente– el cuerpo. Rosario en mano y con
el Avemaría en sus bocas.
–¿Qué hay de los que piensan que estar allí presentes es “una provocación”? Si no se hace la defensa, ¿igualmente habría ataque?
–Primero, en sí mismo, el argumento es
una idiotez. Y digo que es una idiotez porque no resiste el menor
análisis. Pero además, es falso, porque la organización de la defensa de
catedral empezó tras el feroz ataque y profanación de la Catedral de
Rosario, también en el marco de Autoconvocadas. En ese entonces, las
feministas entraron al templo, violaron el sagrario, rompieron imágenes,
etc. O sea: ya sabemos lo que son capaces de hacer.
–¿Es suficiente resistir de esa manera pasiva?
–Con esta pregunta entramos en un terreno
delicado. Quiero subrayar que respeto a todos los católicos que
sucesivamente y a lo largo de los años han defendido las distintas
catedrales que vienen siendo atacadas. Pienso, asimismo, que en todos
los casos se hizo lo mejor que se pudo con los elementos que en ese
momento estaban disponibles. Lo que debemos pensar es cómo fortalecernos
aún más para que, llegado el momento, tengamos más de una variante.
–¿A qué te referís?
–A que ya tenemos experiencia en lo que
pasa. Y que una cosa es juntar, contra viento y marea, a 60, 100, 200,
250 personas para vernos reducidos a interponernos entre los agresores y
la Catedral; y otra es trabajar sistemática y sostenidamente durante
todo un año, preparar a las personas, conocerse, delinear un plan común,
etc. pudiendo juntar el día de la defensa varios miles de católicos.
Las posibilidades de lo que se haga el día del ataque están en directa
dependencia con la calidad y cantidad del trabajo previo.
–Hay quienes piensan que la defensa no sólo puede ser pasiva sino que debe serlo.
–La legítima defensa es una “pata” de la
doctrina que se conoce bastante poco y mal. Ante un ataque, existe la
posibilidad legítima de defenderse. ¿Cómo? Todo depende de la magnitud
del ataque. Cómo debamos los católicos defender la Catedral guarda
relación con el ataque. Por eso es que, sabiendo lo que ha ocurrido,
tenemos que prepararnos para lo que viene ocurriendo. Ni más ni menos.
Si nos preparamos para menos, nos exponemos a reaccionar de manera
deficiente. Si nos preparamos para más, nos exponemos a reaccionar de
manera excesiva.
–¿Qué otros elementos habría que tener en cuenta?
–Es indispensable tener en cuenta la
historia. Porque el ataque a los templos y catedrales no es algo nuevo.
Pensemos en la España del 30’: los ataques a la fe en el marco de la
Guerra Civil. La Guerra Cristera en México, años 20’. La misma Argentina
en el 55’ con la quema de las iglesias. En todos los casos, la
resistencia fue enérgica. Y siempre ella debe guardar, si quiere ser
legítima, la proporción entre el ataque y la defensa. No hay que
inventar nada. Tampoco preocuparse de que los MMCC nos tergiversen “si
resistimos activamente”. ¡Ya nos están tergiversando!
–He
escuchado que uno de los argumentos por los que se viene realizando una
defensa “pacífica” de la Catedral, ante los encuentros de Autoconvocadas, es por aquello que dijo Nuestro Señor: si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra (Mt. 5, 39). ¿Qué pensas al respecto?
–Como te dije antes, guardo un respeto y
un reconocimiento por quienes a lo largo de los años han defendido los
templos y catedrales, cosa que no sólo tiene lugar en el marco de Autoconvocadas
sino también en el marco de la “Marcha del Orgullo Gay”, llevada a cabo
en Buenos Aires los primeros días de los meses de noviembre. Yo mismo
he asistido a varias de esas defensas y, en concreto, estuve en la
catedral de Posadas en el 2012, frente a Autoconvocadas. Por lo tanto,
sé que es un momento de enorme tensión; los caminos y las posibilidades
son muchas, no todas son claras; lo que debe hacerse y lo que no puede
llegar a ser, en parte, discutible, hay un margen de opinión; no es todo
blanco y negro. Todo eso lo he vivido y lo entiendo. En particular,
esta respuesta –lo subrayo– quiero hacerla en el marco del respeto por
todos los que asistieron y asisten, más allá de las lógicas diferencias
que pueden llegar a surgir. Cuando Nuestro Señor habla de “poner la otra
mejilla” se refería a las ofensas que nos hagan a nosotros. A las
ofensas que podamos recibir en el plano personal vos y yo, Juan, Pedro,
María, etc. En los ataques a las catedrales y templos, ocurre otra cosa.
–¿Qué ocurre?
–Ocurre la ofensa a Dios y a sus recintos. Y la ofensa a nosotros sólo en cuanto somos personas que nos identificamos o queremos identificarnos con la fe católica y con Cristo.
Cuando nos insultan y agreden, no lo hacen en tanto personas con tal
nombre y tal apellido; de hecho, no conocen nuestro nombre ni nuestro
apellido. Nos ofenden en tanto somos representantes de la Iglesia
Católica. Nadie está ahí para representarse a sí mismo. Por tanto, si es
lícito defender los templos porque ellos son un signo de Cristo donde
Él habita, también es lícito defenderse a uno mismo. Porque también, uno
mismo, es, por la gracia, recinto de Cristo.
–¿Podrías darnos un ejemplo que nos ayude a entender mejor esto?
–Sí. Me gusta mucho el ejemplo de la conversión de San Pablo. Cuando leemos en Hechos de los Apóstoles, cap. 9, que Saulo, “al acercarse a Damasco”, es alcanzado “de improviso” por “una luz que venía del cielo”, envolviéndolo“con su resplandor”, ¿qué le dice Cristo? Son palabras antológicas. Cristo le dice: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” (Hc.
9, 4). El que persigue a los cristianos, persigue a Cristo. Las
abortistas y feministas persiguen a los cristianos. Luego, persiguen a
Cristo. Por eso es que cabe distinguir entre ser pacífico y pacifista.
El pacifismo, como dijo el Papa Pablo VI, “no es ni cristiano ni católico”. Mientras
que sí hay una Bienaventuranza para los pacíficos, que es algo muy
distinto. En conclusión, la defensa de las catedrales y templos no puede
ser pacifista.
–¿Qué es necesario para lograr esa defensa?
–Ante todo, prepararla. En esta
oportunidad, en Mar del Plata –la verdad sea dicha–, los católicos que
defendieron la Catedral hicieron lo que pudieron con el poco tiempo que
disponían. Me explico: según el testimonio de personas radicadas en Mar
del Plata, el obispo de la ciudad, Antonio Marino, había prometido que
el día de la marcha la Catedral estaría custodiada por la Policía, la
Infantería y la Prefectura. Incluso, suspendería las tres misas que se
dan ese día, modificaría el lugar de su celebración, a fin de no exponer
a los asistentes. Tres horas antes –me consta, como dije, por
testimonio de un amigo que estuvo en la defensa el pasado 11 de
octubre–, apenas tres horas antes, los católicos se enteran de que el
obispo: 1) No había llamado a la Policía; 2) No había llamado a la
Infantería; 3) No había llamado a la Prefectura; 4) Autorizaría la
celebración de las tres misas. Aun sabiendo todo esto, hubo un grupo de
católicos que, exponiéndose, se apersonó en la catedral. La resistencia
que, con todo en contra, impidió la profanación del templo se formó en
apenas 3 horas. Ni al obispo ni al párroco se los vio en los peores momentos de la defensa de la Catedral.
–¿Hubo heridos en la defensa?
–Hasta donde yo sé, hubo 7 personas
nuestras heridas. Por eso conviene remarcar y destacar que todo lo que
se ha visto en cámara son delitos y contravenciones que no serían
toleradas si fuesen realizadas por otras personas. En un partido de
fútbol, por ejemplo, por mucho menos se arrestan a los que generan
disturbios. Parece que la defensa del aborto es la carta de la
inmunidad, es el escudo legal para delinquir sin ser molestado. Y no se
trata solamente de este encuentro. También hubo heridos en los
anteriores. Por testimonios de personas que estuvieron presentes, tengo
que decir que, en Mar del Plata, la agresión fue de tal magnitud que
pudo haber habido algún muerto.
–Tanto el
encuentro como la marcha se proponen, entre otras cosas, erradicar la
“violencia de género”. Hay gente que se sorprende que un reclamo que, en
principio, sería bueno, termine en estos actos delictivos y vandálicos.
–Bajo la capa de la erradicación de la llamada violencia de género se
busca instalar, primero, el debate por el derecho al aborto. Aunque no
parezca, muchos abortistas se conforman con el simple hecho de debatir
este tema. Ni siquiera con imponer su posición: simplemente, debatir.
–¿Por qué?
–Porque saben que si el ser humano
termina debatiendo ésto, tarde o temprano, lo aceptará. Es una
estrategia que se compone de pequeños pasos. Cuando se empieza por
debatir lo obvio, lo obvio deja de ser obvio. Por eso, hace años, somos
testigos en la Argentina de un permanente cuestionamiento de lo
evidente, que paulatinamente deja de ser considerado tal: “¡Eso no es un
ser humano, es un embrión, es un conjunto de células!”. El efecto
propio de este poner “en tela de juicio” lo obvio es naturalizar la
negación de lo básico. A toda costa nos quieren acostumbrar a escuchar –simplemente escuchar– que la vida del niño por nacer puede ser objeto de debate.
–Me parece muy importante enfatizar que uno de los objetivos es instalar el mero hecho de “debatir”.
–Es que al principio, ni siquiera nos
exigen que aceptemos, de plano, el aborto. Sólo nos exigen que aceptemos
“el debate”; esto es, que admitamos que “habría razones” en ambos
lados. Bajo el temor de ser señalado como “cerrado”, la gente termina
aceptando debatir cualquier cosa aunque su sentido común, su elemental
honestidad y hasta su vergüenza se vean ultrajadas hasta la náusea. Ahí
tenemos el nudo de la batalla cultural: el sentido común. Debemos decir
con todas letras que existen cosas que no están sujetas a discusión. Cosas que no deben ser objeto de controversia intelectual.
–“Cambiar el sentido común” es Gramsci puro.
–Así es. Hay que alterar la percepción
que el hombre tiene naturalmente de las cosas. Por eso es que, hoy por
hoy, las ideologías han convertido la mente humana en una arena de
combate. El agresivo ariete de los abortistas impacta en el intelecto
antes que en el templo. Por eso no debe sorprender a nadie que estos
encuentros terminen con tal grado de violencia. La violencia yace en la
mente, antes que en la mano. La violencia se gesta primero en la
conciencia, antes que en el puño.
–¿Qué grado de aceptación tiene este tipo de encuentros, definitivamente signados por la violencia?
–Gracias a Dios, todavía queda mucha
gente que advierte que el caos y la defensa del asesinato no son el
camino. Puedo contar por testimonios de amigos y conocidos que hubo
pueblos en donde las personas se negaban a colaborar con estas mujeres
en cuanto las identificaban. Tal cosa pasó en Tucumán, por ejemplo;
remiseros que no las trasladaban, confiterías que no las atendían,
almacenes cerrados para no abastecerles de nada, etc.
–¿Hubo alguna declaración, antes o después, por parte del obispo de Mar del Plata o de algún jerarca de la Iglesia?
–Sí, hubo declaraciones. Pero las
palabras pueden decirle algo a quien no conoce la realidad más de cerca.
Cuando sabés lo que ocurrió dejás de atender a las palabras y discursos
para concentrarte en los hechos. Y todo se vuelve claro aunque también
doloroso e indignante. Más allá de lo que puedan haber dicho, la verdad
es que la Catedral quedó absolutamente desprotegida, a merced de los
enemigos de la fe. Cero Policía, cero Prefectura y cero Infantería. Y no
sólo la Catedral sino principalmente el grupo de católicos que, en un
acto de testimonio de la fe, se apersonaron para no dejar solo el
Sagrario.
–¿En qué sentido la actitud del obispo influye en el comportamiento de los fieles?
–Los obispos son la jerarquía de la
Iglesia. Con respecto a estos temas, su comportamiento es determinante.
Generalmente, la actitud oscila entre el silencio y una suerte de
pacifismo humanista y tolerante, el cual termina desgastando a los
fieles que sienten que deben defender el templo. En España, a pesar de
su gobierno laicista y de izquierda, realizar un atentado similar a lo
que hacen estas mujeres, es equivalente a años de cárcel; por eso no
ocurren estas cosas allá, a pesar de que crece el ambiente hostil al
catolicismo. Hay excepciones, sin embargo. Y creo que es justo
consignarlas. En el año 2006, Mons. Palentini estaba en primera fila
frente a la Catedral, en la defensa. Había custodia policial y sin
embargo él estuvo allí rezando con los fieles que se apersonaron para
defender el templo. En Tucumán, Mons. Villalba convocó a toda la
diócesis a defender la vida; se notó muchísimo, me han contado. La
participación en los talleres fue notable. Mons. Aguer también propicia
la participación para resistir a estos planteos abortistas. Deseamos
mucho más. Corresponde mucho más.
–¿Cómo relataron los MMCC estas noticias?
–En general, predominó la distorsión. Tal es el hilo conductor entre publicaciones tan diversas como Clarín, La Nación y Página/12. El colmo de este engaño puede leerse en la acusación que reproduce –con estudiado candor– el diario La Nación[2]. Es tramposo el retrato de la noticia. Leemos que el encuentro “culminó enenfrentamientos entre manifestantes y la policía bonaerense”, razón por la cual la Comisión “acusó a las fuerzas de seguridad de ‘reprimir’”.
¿Se puede mentir tanto? La verdad es: estas hordas hicieron todo el mal
que pudieron –todo: insultar, golpear, escupir, arrojar materia fecal,
quemar, destruir propiedad privada, etcétera– y en un momento era tan
pero tan obsceno y absurdo permitirlo que la Policía reaccionó.
Reaccionó tarde, muy tarde. Y esas se quejan incluso de eso.
¿Por qué? Porque están tan sumergidas en la ideología y en el
resentimiento que no quieren verse a sí mismas. Y es más fácil blandir
la carta de la represión que reconocer lo propio, ¿no es así? La mejor
defensa es un buen ataque. Quien desee apreciar la cantidad de mentiras
que se dijeron, no tiene más que comparar los videos con las notas
periodísticas. Está todo al revés: los delincuentes acusan a las fuerzas
de orden.
–Decía
Chesterton que “llegará el día en que se blandirán espadas por demostrar
que las hojas son verdes en verano”. Creo que hemos llegado a ese día.
¿Qué conclusión podemos sacar de todo esto?
–Ante nuestros ojos se despliegan
ejércitos de sofistas, de manipuladores, de apologistas de asesinos.
Todos tienen en común una cosa: la tergiversación de la palabra. Y por
tanto de la verdad. Es exactamente ahí donde debe librarse la batalla: en el terreno del lenguaje.
Hablar bien. Decir verdad. Señalar lo que es natural y lo que no.
Afirmar la legitimidad de discernir, distinguir, discriminar. Defender a
capa y espada la vida del niño inocente. Atestiguar la condición
creatural del hombre: como soy creatura, no soy dueño absoluto de mí
mismo. Dar testimonio de la verdad, en el Nombre de Cristo. Esto es así.
Hasta que no tengamos el coraje de decir las cosas como son, las cosas
nunca serán lo que deben ser.
Juan Carlos Monedero (h)
Como material complementario de lo ocurrido puede verse algún video de lo ocurrido aquí.
[1] Sobre la acción disociadora de PlannedParenthood, cfr. http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=24709;http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=24684; http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=24656.
También se pueden ver todos los videos de Planned Parenthood, subtitulados, en nuestra publicación del 30-Sep-2015.