LA CONJURA PARA CAMBIAR EL CATOLICISMO
[No necesariamente respaldamos las ideas y la terminología del autor. ]
[Enlace del artículo del New York Times enviado por Ann P. con el comentario siguiente:
Cuando
el muy liberal New York Times dice que el papa no tiene el derecho de
cambiar doctrina, y no lo sabe el mismísimo supuesto papa, se sabe
seguro que este impostor es el Enemigo…]
El complot para cambiar el catolicismo
SundayReview |Editorial de un columnista
17/10/2015
Ross Douthat
El Vaticano, desde siempre ha parecido reproducir los secretos e
intrigas de una corte renacentista – que, en cierto modo, es lo que
ahora sigue siendo. La humildad ostentosa del Papa Francisco, sus riñas
a prelados de alto rango, no han cambiado nada de ello en absoluto; en
todo caso, las ambiciones del pontífice han alentado a los conjurados y
contraconjurados a trabajar con mayor vigor. Y ahora nos encontramos con
que el mismo papa es el conjurado
. El propósito de Francisco es simple: Está a favor de la propuesta,
presentada por los cardenales liberales de la iglesia, que permitiría a
los católicos divorciados vueltos a casar, recibir la comunión sin haber
sido declarado nulo su primer matrimonio.
Gracias al apoyo tácito del
Papa, la presente propuesta se convirtió en una polémica central en el
sínodo del año pasado sobre la familia y está actualmente en curso en
Roma, como controversia central.
Pero si su propósito es claro, su método es decididamente turbio. En
cuestiones de procedimiento, los poderes del Papa son casi absolutos: Si
Francisco decidiese mañana refrendar la comunión para los vueltos a
casar, no hay Corte Suprema católica que pudiera echarla abajo.
Al mismo tiempo, sin embargo, se supone que el Papa no tiene
el poder de cambiar la doctrina católica. Esta regla no puede aplicarse
con ningún mecanismo oficial (Se supone que el Espíritu Santo es el
factor crucial de equilibrio), pero la costumbre, la modestia, el temor
de Dios y el miedo al cisma, todo esto frenaría a los papas que
estuvieran tentados de reescribir la doctrina.
Y un cambio de doctrina es lo que los católicos conservadores, muy
razonablemente, creen que implica esencialmente la propuesta de la
comunión [a recasados] de Francisco.
Probablemente sería un fascinante tema para escribir, sobre ciencia
política acerca de cómo la combinación del poder absoluto pero
absolutamente limitado, conforma el oficio papal. Las maniobras
recientes de Francisco merecerían un capítulo, porque él está buscando
claramente la manera que le permita ejercer sus poderes sin socavar su
autoridad.
La clave de esta búsqueda han sido los sínodos, que no tienen
oficialmente un papel doctrinal, pero que pueden proyectar una imagen
de consenso eclesiástico. Así que una fuerte declaración sinodal que
respaldara la comunión para los vueltos a casar como un cambio meramente
“pastoral”, pero sin ser una alteración doctrinal, haría la tarea de
Francisco mucho más fácil.
Desafortunadamente tal declaración ha demostrado ser difícil de
lograr – debido a que las filas de obispos católicos incluyen tantos a
conservadores, como Benedicto XVI y Juan Pablo II, y también porque el
argumento de lo “pastoral” es, básicamente, sólo basura,
[N.T. lo de llamar conservadores a Benedicto xvi y juan Pablo ii,
demuestra, en mi opinión hasta donde puede llegar la sombra alargada del
neo-conservadurismo. Sin embargo el diagnóstico hecho de “basura”
argumental a la falsa distinción entre “pastoral” y “dogmático”, da
plenamente en el blanco. De hecho estamos hartos de ver hacer esta
distinción respecto de las enseñanzas heréticas del Concilio Vaticano
Ii. Resultan patéticos los esfuerzos de neocons y lefebvrianos, para
liberar a los conciliares de cualquier acusación de herejía, llamando
al C.V II, un concilio meramente pastoral al que no
fuera obligado someterse. Basura argumental ciertamente de la que
deberían tomar nota los que siguen a blogs y “cabezas pensantes”
empeñados en descargar al concilio de cualquier responsabilidad,
atribuyéndola a un inventado `posconcilio, que lo único que hizo es
sacar a luz las enseñanzas, a veces veladas, del “concilio” Vaticano II]
La Enseñanza de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio ya ha llegado al punto de ruptura con
el nuevo proceso express de anulación [del Motu propio] de este
Papa; que con la comunión de los vueltos a casar sin anulación previa,
acabaría por completar la ruptura total.
Así que para vencer la resistencia de los obispos que se aferraron a
este punto obvio en el primer sínodo del año pasado y ahora en éste, ha
llevado a que los que organizan el sínodo nombrados por el papa, pidan
prestado [argumentos], “amañados”
por ellos, del reciente libro de investigación de Edward Pentin,
corresponsal del Vaticano, con el fin de llegar al resultado querido por
el papa.
Los documentos-guía del Sínodo se han escrito con ese objetivo en mente. El Papa ha hecho nombramientos en el sínodo con esa finalidad, no dudando en añadir incluso a cardenales de edad contaminados por el escándalo de abuso sexual, si
son aliados a la causa del cambio. La oficina de prensa del Vaticano
ha filtrado debates a puerta cerrada (tal como el Papa había prescrito)
del Sínodo a los medios de comunicación con esa finalidad.
Los encargados de la redacción del informe final del sínodo se han
seleccionado para este fin. Y el propio Francisco, en sus homilías
diarias, ha criticado constantemente al catolicismo de los “doctores de la ley,” fariseos legalistas modernos – señales apenas veladas de sus puntos de vista.
(Aunque, por supuesto, en el Nuevo Testamento los fariseos permitían el divorcio, lo que Jesús rechazó.)
Y sin embargo, su plan no necesariamente está teniendo éxito. Se ha informado que todavía no hay nada parecido a una mayoría
dentro del Sínodo en favor de la propuesta, que es probablemente la
razón por la que los organizadores oculten sus apuestas por un documento
final. Y los conservadores – de África, Polonia, América, Australia –
ahora no están tan desprevenidos como en el otoño pasado, y se muestran más prestos a esbozar réplicas públicas que traten de dejar fuera de combate al pontífice con apelaciones privadas.
La situación está cargada de ironía. Los progresistas envejecidos
están aprovechando el momento que pensaron que se les había escapado, y
están tratando de superar a los conservadores más jóvenes que hasta
ahora pensaban que poseían el futuro católico. Los obispos africanos
están defendiendo la fe del pasado europeo contra los alemanes y los
italianos que da la espalda a su propio patrimonio. Un Papa jesuita de
hecho está en guerra contra su propia Congregación para la Doctrina de
la Fe, la antigua Inquisición- una situación que haría que la jerarquía
del siglo 16 quedara totalmente confundida..
Para un periodista católico, y para cualquier periodista, es una
historia fascinante, y como periodista que soy, estrictamente hablando,
he de decir que no tengo la menor idea de cómo va a terminar todo esto.
Hablando como católico, espero que el complot falle en el último
momento; cuando el Papa y la Fe histórica parecen estar confrontados, mi
apuesta se decide por la fe.
Pero para una institución que mide su tiempo de vida en milenios, “este último momento” puede tardar mucho tiempo en llegar.
El autor invita a seguirle en Twitter en twitter.com/DouthatNYT.