Una doctora le dice al Papa en la cara: “En este mundo, el mal proviene del pecado. No de la disparidad de ingresos ni del ‘cambio climático'”
Finalmente,
después de esperar en vano que los obispos encaren al Papa por su
inversión de prioridades en Laudato Si, le viene su merecida reprimenda
de una doctora en medicina rumana que asiste al Sínodo.
A
veces en la historia, cuando los hombres de la Iglesia son demasiado
cobardes para cumplir su deber, Dios los avergüenza llamando a una mujer
para que lo haga por ellos. Nos acordamos, por ejemplo, de Santa Juana
de Arco y Santa Catalina de Siena. Habiendo sufrido su familia
persecución por parte de los comunistas, esta señora católica no se
sintió intimidada en lo más minimo por la presencia del Sumo Pontífice, y
le dijo precisamente lo que a todos nos habría gustado decirle. Espero
sinceramente que esta reprimenda infunda contrición al Santo Padre y a
todos los prelados progresistas afines por el escándalo que ha originado
con sus actos en la Iglesia, y que empiecen a cumplir de verdad su
función.
Como informa Lifesite News,
la doctora Anca-María Cernea, del Centro de Diagnostico y Tratamiento
Victor Babes y presidenta de la Asociacion de Médicos Catolicos de
Bucarest (Rumania) pronunció la siguiente ponencia en el Sínodo el
pasado viernes:
Santidad, Padres Sinodales, hermanos, represento a la Asociación de Médicos Católicos de Bucarest.
Pertenezco a la Iglesia Católica rumana de rito griego.
Mi madre era una
dirigente política cristiana que estuvo encarcelada durante diecisiete
años por los comunistas. Aunque mis padres estaban comprometidos para
casarse, no pudieron hacerlo hasta 17 años después.
Durante todos
aquellos años, mi madre esperó a mi padre, sin saber siquiera si estaría
aún vivo. Fueron heroicamente fieles a Dios y a su compromiso.
Su ejemplo demuestra que la gracia de Dios puede sobreponerse a unas circunstancias sociales terribles y a la pobreza material.
Los médicos católicos que defendemos la vida y la familia vemos que, ante todo, nos encontramos en una batalla espiritual.
La pobreza material y el consumismo no son la causa primera de la crisis de la familia.
La causa primera de
la revolución sexual y cultural es ideológica. Nuestra Señora de Fátima
dijo que los errores de Rusia se propagarían por todo el mundo.
Se hizo primero de forma violenta, con el marxismo clásico, matando a decenas de millones de personas.
Ahora se hace
mediante el marxismo cultural. Hay una continuidad, desde la revolución
sexual leninista, a través de Gramsci y de la Escuela de Frankfurt,
hasta la actual ideología de los derechos homosexuales y de género.
El marxismo clásico pretendía rediseñar la sociedad adueñándose por medios violentos de la propiedad.
Ahora la revolución va más lejos: pretende redefinir la familia, la identidad sexual y la naturaleza humana.
Esta ideología se
hace llamar progresista, pero no es otra cosa que la tentación de la
serpiente antigua para que el hombre se haga el amo, reemplace a Dios y
organice la salvación en este mundo.
Es un error de naturaleza religiosa; es gnosticismo.
Los pastores tienen la misión de reconocerlo y de alertar al rebaño de este peligro.
“Buscad, pues, primero el Reino y su justicia, y todo eso se os dará por añadidura”.
La misión de la
Iglesia es salvar almas. En este mundo el mal proviene del pecado. No de
la disparidad de ingresos ni del “cambio climático”. La solución es:
Evangelización. Conversión.
No un dominio cada
vez mayor por parte de las autoridades. No un gobierno mundial. Esos son
hoy en día los agentes principales de la imposición del marxismo
cultural, por medio del control de la natalidad, la salud reproductiva,
los derechos de los homosexuales, la ideología de genero, etcétera.
Lo que el mundo necesita hoy en día no es que se limite la libertad, sino libertad verdadera, liberación del pecado. Salvación.
Nuestra Iglesia
estuvo prohibida durante la ocupación soviética. Pero ninguno de
nuestros doce obispos traicionó la comunión con el Santo Padre. Nuestra
Iglesia sobrevivió gracias a la determinación y el ejemplo de nuestros
obispos, que resistieron en las cárceles y entre el terror.
Nuestros prelados pidieron a los fieles que no siguieran al mundo. No que cooperan con los comunistas.
Ahora necesitamos
que Roma le diga al mundo: “Arrepentíos de vuestros pecados y volved a
Dios, porque el Reino de los Cielos está cerca”:
No sólo nosotros los
católicos laicos, sino también muchos cristianos ortodoxos están
rezando fervorosamente por este Sínodo. Porque, como ellos dicen, si la
Iglesia Católica se entrega al espíritu de este mundo, será muy difícil
para todos los demás cristianos resistirlo.
Chris Jackson
[Traducción de Alex Bachamnn. Artículo Original]