BLASFEMOGLIO: CRÓNICAS DE UN IMPÍO
por Alejandro Sosa Laprida
Según Francisco, « no existe un Dios católico »
[Nota: agradecemos al autor el ofrecernos
esta abrumadora colección de desafueros verbales, suficientes a despejar
cualquier duda respecto de la fe que anima a Francisco. Tratándose de
un texto de extensión mucho mayor a la de los artículos que solemos
publicar, esperamos poder contar pronto con el mismo en formato PDF.]
Francisco recibiendo el crucifijo
marxista de manos del presidente boliviano Evo Morales
Estos
últimos tiempos han sido prolíficos de acontecimientos en el Vaticano. Tan
abundantes han sido que resulta imposible dar cuenta de todos, incluso
limitándonos a repasar los más
relevantes. Es por ello que dirigiremos la mirada a un número muy restringido,
pero suficientemente elocuente de la línea subversiva adoptada por Francisco
desde su llegada a la Casa Santa Marta.
Comenzaremos por su gira sudamericana : 24 000 km y 22 discursos
durante 8 días en el mes de julio.
El
grito de los revolucionarios, eco del « grito de Jesús » en la Ultima Cena
Durante
su homilía[1] en Quito,
Ecuador, Francisco trazó un extraño paralelo entre la última Cena y la
independencia de los países americanos respecto a España :
« Me
imagino ese susurro de Jesús en la última Cena como un grito en esta misa que
celebramos en el Parque Bicentenario. Imaginémoslos juntos. El Bicentenario de
aquel Grito de Independencia de
Hispanoamérica. Ése fue un grito, nacido de la conciencia de la falta de
libertades, de estar siendo exprimidos, saqueados, ‘‘sometidos a conveniencias
circunstanciales de los poderosos de turno’’. Quisiera que hoy los dos gritos
concorden bajo el hermoso desafío de la evangelización. […] Y la evangelización
puede ser vehículo de unidad de aspiraciones, sensibilidades, ilusiones y hasta
de ciertas utopías. Claro que sí. »
Poner
las santas palabras de Nuestro Señor con ocasión de la institución de la
Eucaristía y del sacerdocio de la Nueva Alianza junto a los gritos de revuelta
de los amotinados sudamericanos contra la corona española, inspirados por los
ideales revolucionarios de 1789, no puede ser calificado sino de blasfematorio,
ya que es poner a Cristo al servicio de la Revolución, es colocar la redención
del pecado y la salvación eterna al nivel de una falsa emancipación política de
inspiración masónica y anticristiana.
La
víspera, durante su homilía en Guayaquil[2],
Francisco había evocado el Sínodo de la
familia que tendrá lugar en octubre próximo, preparando los ánimos a lo que
allí debería producirse : la integración sacramental de los adúlteros y de
los sodomitas :
« Poco antes de comenzar el Año Jubilar
de la Misericordia, la Iglesia celebrará el Sínodo Ordinario dedicado a las
familias, para madurar un verdadero discernimiento espiritual y encontrar
soluciones y ayudas concretas a las muchas dificultades e importantes desafíos
que la familia hoy debe afrontar. Los invito a intensificar su oración por esta
intención, para que aun aquello que nos
parezca impuro (como el agua de las tinajas), nos escandalice o nos espante, Dios -haciéndolo pasar por
su ‘‘hora’’- lo pueda transformar en milagro. La familia hoy necesita de este milagro. […] Tened paciencia, tened esperanza, haced como María, rezad, actuad,
abrid el corazón, porque el mejor de los vinos va a venir. Dios siempre
se acerca a las periferias de los que se han quedado sin vino, los que sólo
tienen para beber desalientos; Jesús siente debilidad por derrochar el mejor de
los vinos con aquellos a los que por una u otra razón, ya sienten que se les
han roto todas las tinajas. »
Se percibe
claramente la blasfemia que consiste en invocar a Nuestro Señor para legitimar
su proyecto sacrílego, llevando la insolencia al punto de dar como ejemplo en
vistas a obtener su abominable « milagro » la actitud confiante que
tuvo la SantísimaVirgen María en Caná, cuando a instancia suya Jesús realizó su
primer milagro, iniciando así su vida pública.
La Biblia al
servicio de la revolución de los « pueblos originarios »
Françisco pronunció luego un discurso[3]
a los muy marxistas Movimientos Populares,
en Bolivia, dirigiéndoles un mensaje notoriamente revolucionario, apelando a
los « derechos sagrados del pueblo », a las preocupaciones ecológicas
y a la instauración de un gobierno mundial capacitado para operar el tan
anhelado cambio de « estructuras » :
« Dios
permite que hoy nos veamos otra vez. La Biblia nos recuerda que Dios escucha el
clamor de su pueblo y quisiera yo también volver a unir mi voz a la de ustedes:
las famosas “tres T”: tierra, techo y trabajo, para todos nuestros hermanos y
hermanas. Lo dije y lo repito: son derechos sagrados. Vale la pena, vale la
pena luchar por ellos. Que el clamor de los excluidos se escuche en América
Latina y en toda la tierra. […] Si esto
es así, insisto, digámoslo sin miedo: queremos un cambio, un cambio real, un
cambio de estructuras. Este
sistema ya no se aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los
trabajadores, no lo aguantan las comunidades, no lo aguantan los pueblos… Y
tampoco lo aguanta la Tierra, la hermana Madre Tierra, como decía san
Francisco. Queremos un cambio en nuestras vidas, en nuestros barrios, en el
pago chico, en nuestra realidad más cercana; también un cambio que toque al
mundo entero porque hoy la interdependencia planetaria requiere respuestas
globales a los problemas locales. La globalización de la esperanza, que nace de
los Pueblos y crece entre los pobres, debe sustituir a esta globalización de la
exclusión y de la indiferencia. »
Sus
palabras son dignas de un orador trotskista pronunciando una arenga en un mitín
destinado a preparar la insurrección civil :
« ¿Qué puedo hacer yo, cartonero,
catadora, pepenador, recicladora frente a tantos problemas si apenas gano para
comer? ¿Qué puedo hacer yo artesano, vendedor ambulante, transportista,
trabajador excluido, si ni siquiera tengo derechos laborales? ¿Qué puedo hacer
yo, campesina, indígena, pescador, que apenas puedo resistir el avasallamiento
de las grandes corporaciones? ¿Qué puedo hacer yo desde mi villa, mi chabola,
mi población, mi rancherío, cuando soy diariamente discriminado y marginado?
¿Qué puede hacer ese estudiante, ese joven, ese militante, ese misionero que
patea las barriadas y los parajes con el corazón lleno de sueños pero casi sin
ninguna solución para sus problemas? Pueden hacer mucho. Pueden hacer mucho.
Ustedes, los más humildes, los explotados, los pobres y excluidos, pueden y
hacen mucho. Me atrevo a decirles que el futuro de la humanidad está, en gran
medida, en sus manos, en su capacidad de organizarse y promover alternativas creativas,
en la búsqueda cotidiana de las “tres T”. ¿De acuerdo? Trabajo, techo y tierra.
Y también, en su participación protagónica en los grandes procesos de cambio,
cambios nacionales, cambios regionales y cambios mundiales. ¡No se achiquen!».
Tras
haber explicado que el futuro de la humanidad está manos de los trabajadores,
algo que Marx y Engels no pondrían en entredicho, Francisco buscó involucrar a
la Iglesia en el proceso revolucionario, y como de costumbre, destacó la figura
de María como arquetipo y ejemplo a seguir por el pueblo en camino hacia la
emancipación, « muchacha humilde » de las periferias, signo de
esperanza para los pueblos que « sufren dolores de parto » a la
espera del Gran Día en el que reinará
la « justicia ». Cuesta dar crédito a lo que uno lee, sin embargo
éstas fueron las palabras del « Santo Padre » :
« […] nunca pierdan el arraigo a lo
cercano, porque el padre de la mentira sabe usurpar palabras nobles, promover
modas intelectuales y adoptar poses ideológicas, pero, si ustedes construyen
sobre bases sólidas, sobre las necesidades reales y la experiencia viva de sus
hermanos, de los campesinos e indígenas, de los trabajadores excluidos y las
familias marginadas, seguramente no se van a equivocar. La Iglesia no puede ni
debe estar ajena a este proceso en el anuncio del Evangelio. Muchos sacerdotes
y agentes pastorales cumplen una enorme tarea acompañando y promoviendo a los
excluidos de todo el mundo, junto a cooperativas, impulsando emprendimientos,
construyendo viviendas, trabajando abnegadamente en los campos de salud, el
deporte y la educación. Estoy convencido que la colaboración respetuosa con los
movimientos populares puede potenciar estos esfuerzos y fortalecer los procesos
de cambio. Y tengamos siempre en el corazón a la Virgen María, una humilde
muchacha de un pequeño pueblo perdido en la periferia de un gran imperio, una
madre sin techo que supo transformar una cueva de animales en la casa de Jesús
con unos pañales y una montaña de ternura. María es signo de esperanza para los
pueblos que sufren dolores de parto hasta que brote la justicia. »
Francisco
nos explicó luego que los pueblos escriben la historia y que el objetivo de la
historia de la humanidad es puramente mundano, « vivir bien »,
instaurando una economía que satisfaga las necesidades de todos y que sea
respetuosa de la naturaleza…
« […] no es tan fácil definir el
contenido del cambio –podría decirse–, el programa social que refleje este
proyecto de fraternidad y justicia que esperamos; no es fácil de definirlo. En
ese sentido, no esperen de este Papa una receta. Ni el Papa ni la Iglesia
tienen el monopolio de la interpretación de la realidad social ni la propuesta
de soluciones a problemas contemporáneos. Me atrevería a decir que no existe
una receta. La historia la construyen las generaciones que se suceden en el
marco de pueblos que marchan buscando su propio camino y respetando los valores
que Dios puso en el corazón. […] una economía donde el ser humano, en armonía
con la naturaleza, estructura todo el sistema de producción y distribución para
que las capacidades y las necesidades de cada uno encuentren un cauce adecuado
en el ser social. Ustedes, y también otros pueblos, resumen este anhelo de una
manera simple y bella: “vivir bien” […]. Esta economía no es sólo deseable y
necesaria sino también es posible. »
Respeto
de las « tradiciones religiosas » y de los « derechos
humanos », alusión a los peligros del « colonialismo » y
beneficios de la « cultura del encuentro » no podían ser soslayadas
en ese discurso « pontifical » con visos de manifiesto
revolucionario :
« Los pueblos del mundo quieren ser
artífices de su propio destino. Quieren transitar en paz su marcha hacia la
justicia. No quieren tutelajes ni injerencias donde el más fuerte subordina al
más débil. Quieren que su cultura, su idioma, sus procesos sociales y
tradiciones religiosas sean respetados. Ningún poder fáctico o constituido
tiene derecho a privar a los países pobres del pleno ejercicio de su soberanía
y, cuando lo hacen, vemos nuevas formas de colonialismo que afectan seriamente
las posibilidades de paz y de justicia, porque ‘‘la paz se funda no sólo en el
respeto de los derechos del hombre, sino también en los derechos de los pueblos
particularmente el derecho a la independencia’’ […] Digamos “no”, entonces, a
las viejas y nuevas formas de colonialismo. Digamos “sí” al encuentro entre
pueblos y culturas. Felices los que trabajan por la paz. »
La Iglesia y España difamadas :
Francisco hace suya la Leyenda Negra
Vino
luego un vergonzo y lamentable gesto de « arrepentimiento »
pronunciado en nombre de « la Iglesia », actitud típicamente
conciliar y utilizada hasta el hartazgo, por los « muchos y graves
pecados » cometidos contra los « pueblos originarios », llegando
a pedir de un modo blasfematorio que la Iglesia se ponga de rodillas y pida
perdón por « sus ofensas » y por aquellas cometidas por España durante
la conquista : de este modo Francisco hizo suya la leyenda negra fabricada
de cabo a rabo por los enemigos jurados de la Iglesia y de la España católica,
los protestantes, los « filósofos » y los masones…
«Y aquí quiero detenerme en un tema
importante. Porque alguno podrá decir, con derecho, que, cuando el Papa habla
del colonialismo se olvida de ciertas acciones de la Iglesia. Les digo, con pesar:
se han cometido muchos y graves pecados contra los pueblos originarios de
América en nombre de Dios. Lo han reconocido mis antecesores, lo ha dicho el
CELAM, el Consejo Episcopal Latinoamericano, y también quiero decirlo. Al igual
que san Juan Pablo II, pido que la Iglesia
‘‘se postre ante Dios e implore perdón por los pecados pasados y presentes de
sus hijos’’. Y quiero decirles, quiero ser muy claro, como lo fue san Juan
Pablo II: pido humildemente perdón, no sólo por las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes
contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América. »
Luego
nos enteraríamos de cual es actualmente la tarea más urgente para Francisco.
Uno podría haber imaginado que hablaría del combate indispensable contra el aborto,
la pornografía o el « matrimonio » homosexual, entre tantísimas otras
abominaciones consideradas como « derechos » en la muy decadente sociedad
contemporánea : en vez de eso, el « Soberano Pontífice » nos
explicó que la prioridad de nuestro tiempo radica en luchar por la « Madre
Tierra », asegurándonos que descuidar la defensa de nuestra « casa
común » constituiría un « grave pecado »…
« Y la tercera tarea, tal vez la más importante que
debemos asumir hoy, es defender a
la Madre Tierra. La casa común de todos nosotros está siendo saqueada,
devastada, vejada impunemente. La cobardía en su defensa es un pecado grave. Vemos con decepción creciente cómo se suceden
una tras otras las cumbres internacionales sin ningún resultado importante.
Existe un claro, definitivo e impostergable imperativo ético de actuar que no
se está cumpliendo. No se puede permitir que ciertos intereses –que son
globales pero no universales– se impongan, sometan a los Estados y organismos
internacionales, y continúen destruyendo la creación. Los pueblos y sus
movimientos están llamados a clamar a movilizarse, a exigir –pacífica pero
tenazmente– la adopción urgente de medidas apropiadas. Yo les pido, en nombre de Dios, que defiendan a la Madre Tierra. »
Niega los milagros de Jesús y los
pone al servicio de la ideología igualitaria
Francisco
siguió utilizando el Evangelio en beneficio de la revolución en la homilía[4]
que dió en Santa Cruz de la Sierra, refiriéndose al milagro de la
multiplicación de los panes. Según él, Jesús lo habría hecho con la finalidad
de « no excluir a nadie », y es precisamente en eso en que el milagro
habría consistido : la « lógica del descarte » cedió ante la
« lógica de comunión ».
En
definitiva : Francisco no sólo defiende la recepción sacrílega de la Eucaristía
para quienes actualmente están excluídos (adúlteros, concubinos, sodomitas,
etc.) sino que, además, niega el caracter milagroso de la multiplicación,
trocada en un gesto de solidaridad, en una mera toma de conciencia comunitaria
y antidiscriminatoria…
« Es una invitación que
resuena con fuerza para nosotros hoy: “No es necesario excluir a nadie. No es
necesario que nadie se vaya, basta de descartes, denles ustedes de comer”.
Jesús nos lo sigue diciendo en esta plaza. Sí, basta de descartes, denles ustedes
de comer. La mirada de Jesús no acepta una lógica, una mirada que siempre
“corta el hilo” por el más débil, por el más necesitado. Tomando “la posta” Él
mismo nos da el ejemplo, nos muestra el camino. Una actitud en tres palabras,
toma un poco de pan y unos peces, los bendice, los parte y entrega para que los
discípulos lo compartan con los demás. Y
éste es el camino del milagro. Ciertamente no es magia o idolatría. Jesús, por medio de estas tres
acciones, logra transformar una lógica del descarte en una lógica de comunión,
en una lógica de comunidad. »
Conviene hacer notar que el cuestionamiento de los
milagros de Jesús se ha vuelto un hábito en
Francisco, verdaderamente odioso y execrable, quien no vacila en calificarlos
de « magia », los cuales, según la extraña lógica bergogliana,
conducirían a la « idolatría » de Jesús :
« Jesús se fía totalmente del Padre
celestial, sabe que para Él todo es posible. Por ello dice a los discípulos que
hagan sentar a la gente en grupos de cincuenta -esto no es casual, porque
significa que ya no son una multitud, sino que se convierten en comunidad,
nutrida por el pan de Dios. Luego toma los panes y los peces, eleva los ojos al
cielo, pronuncia la bendición -es clara la referencia a la Eucaristía-, los
parte y comienza a darlos a los discípulos, y los discípulos los distribuyen...
los panes y los peces no se acaban, ¡no se acaban! He aquí el milagro: más que una multiplicación es un compartir,
animado por la fe y la oración. Comieron todos y sobró: es el signo de Jesús,
pan de Dios para la humanidad[5].
»
« Respecto
a los panes y los peces quisiera agregar un matiz: no se multiplicaron, no, no es verdad. Simplemente los panes no se
acabaron. Como no se acabó la harina y el aceite de la viuda. No se acabaron.
Cuando uno dice multiplicar puede
confundirse y creer que hace magia,
no. No, no, simplemente es tal la grandeza de Dios y del amor que puso en
nuestros corazones, que, si queremos,
lo que tenemos no se acaba. Mucha confianza en esto[6]. »
« Jesús
razona según la lógica de Dios, que es la
de compartir. Cuántas veces nosotros miramos hacia otra parte para no ver a
los hermanos necesitados. Y este mirar hacia otra parte es un modo educado de
decir, con guante blanco, ‘‘arreglaos solos’’. Y esto no es de Jesús: esto es egoísmo. Si hubiese despedido a la multitud,
muchas personas hubiesen quedado sin comer. En cambio,
esos pocos panes y peces, compartidos y bendecidos por Dios, fueron suficientes
para todos. ¡Y atención! No es magia,
es un ‘‘signo’’: un signo que invita a tener fe en Dios, Padre providente,
quien no hace faltar ‘‘nuestro pan de cada día’’, si nosotros sabemos
compartirlo como hermanos[7].
»
La negación del caracter milagroso de la
multiplicación de los panes, que Francisco designa con el calificativo
blasfematorio de « magia », lleva implícita la negación de la
divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, la cual sería para él un acto de « idolatría »…
Francisco acepta los crucifijos
marxistas del comunista Evo Morales…
Francisco
recibió de manos del presidente boliviano Evo Morales un crucifijo en forma de
hoz y martillo, al igual que la condecoración Padre Luis Espinal, insignia honorífica ofrecida por el Congreso
boliviano, sobre la cual también figura el crucifijo blasfematorio concebido
por el jesuita partidario de la revolución marxista, a cuya tumba Francisco
acudió para rendirle homenaje como a un mártir, para recordarlo como a « un hermano nuestro, víctima de
intereses que no querían que se luchara por la libertad de Bolivia. El P.
Espinal predicó el Evangelio y ese Evangelio molestó y por eso lo eliminaron. […] Que el Señor tenga en su gloria
al P. Luis Espinal que predicó el Evangelio, ese Evangelio que nos trae la
libertad, que nos hace libres[8].»
Sobre el
crucifijo comunista de Espinal, el director de la Oficina de Prensa de la Santa
Sede, el Padre Lombardi, afirmó que el autor había querido « representar el diálogo con quienes luchan por la justicia de una
manera que sobrepasa las fronteras de la iglesia[9]. »
Francisco
dijo que el regalo no le había chocado y explicó que Espinal « era un entusiasta de este análisis
marxista de la realidad, y también de la teología, usando el marxismo. De ahí
surgió esta obra. También las poesías de Espinal son de ese género protesta:
era su vida, era su pensamiento, era un hombre especial, con tanta genialidad
humana, y que luchaba de buena fe. Haciendo una hermenéutica del género, entiendo
esta obra. Para mí no ha sido una ofensa[10].»
Es decir que Francisco no sólo justificó la toma de posición ideológica de
Espinal, así como su obra sacrílega, calificada de « arte
contestatario », una « crítica del cristianismo que hizo alianza con
el imperialismo », en vez de designarla con su verdadero nombre de
« arte blasfematorio », sino que además la elogió, afirmando que el
« teólogo de la liberación » y « mártir » de la revolución
comunista Espinal luchaba « de buena fe », que « predicaba el
Evangelio » y que su escultura es una expresión de « genialidad
humana ».
¡y los ofrece a la Virgen de
Copacabana!
Pero desgraciadamente el asunto no habría de terminar allí. Francisco
visitó luego el santuario de Nuestra
Señora de Copacabana, la Santa Patrona de Bolivia, para ofrecerle las
distinciones recibidas del presidente Morales. He aquí la alocución que dirigió
con motivo de la ofrenda qui hizo a María de las dos condecoraciones, incluída
la medalla ornada con el famoso crucifijo comunista del Padre Espinal :
« El Señor Presidente de la Nación en un
gesto de calidez ha tenido la delicadeza de ofrecerme dos condecoraciones en
nombre del pueblo boliviano. Agradezco el cariño del pueblo boliviano y
agradezco esta fineza, esta delicadeza del Señor Presidente y quisiera dejar
estas dos condecoraciones a la Patrona de Bolivia, a la Madre de esta noble
Nación para que Ella se acuerde siempre de su pueblo y también desde Bolivia,
desde su Santuario, donde quisiera que estuvieran […] Recibe como obsequio del
corazón de Bolivia y de mi afecto filial los símbolos del cariño y de la
cercanía que -en nombre del Pueblo boliviano- me ha entregado con afecto cordial
y generoso el Señor Presidente Evo Morales Ayma, en ocasión de este Viaje
Apostólico, que he confiado a tu solicita intercesión. Te ruego que estos
reconocimientos, que dejo aquí en Bolivia a tus pies, y que recuerdan la
nobleza del vuelo del Condor en los cielos de los Andes y el conmemorado
sacrificio del Padre Luis Espinal, S.I., sean emblemas del amor perenne y de la
perseverante gratitud del Pueblo boliviano a tu solicita y fuerte ternura[11].»
Recapitulemos :
Francisco aceptó un obsequio y una distinción en los que el Santo Cuerpo de
Jesús era profanado de un modo sacrílego y blasfematorio, agradeció al
comunista Evo Morales que se los había entregado, justificó el « arte contestatario »
del jesuita apóstata Espinal, « artista » del cual efectuó un encendido
elogio, calificándolo de « mártir del Evangelio ». Por último, como
frutilla del postre, decidió obsequiar la abominable medalla a la Madre de
Cristo como un emblema del « amor que le tiene el pueblo boliviano ».
En lo que atañe al crucifijo marxista, del cual dijo que no lo había
escandalizado en absoluto, Francisco explicó a los periodistas que se lo
quedaría, llevándoselo consigo a Roma.
María según Francisco : una
rebelde a causa del sufrimiento
Cuando uno
podría haber pensado que ya era más que suficiente en materia de impiedad para
un solo viaje, Francisco agravaría todavía más sus afrentas, ensañándose
diabólicamente con la Santísima Virgen María. En efecto, visiblemente insatisfecho
de haberla ultrajado atrozmente al hacerle entrega, en guisa de pérfida
ofrenda, de su Divino Hijo crucificado de nuevo por un religioso apóstata sobre
la hoz y el martillo comunistas, Francisco aprovechó una nueva visita a un
santuario marial sudamericano, esta vez el de Nuestra Señora de Caacupé, en Paraguay, para hacer gala una vez más
de sus dotes blasfematorias contra María, lugar trillado del pseudo magisterio
bergogliano.
En efecto, ésta
es, como mínimo, la tercera vez que Francisco se regodea difamando a la Madre
de Dios desde que se instaló en el Vaticano. He aquí sus dichos :
« Siguiendo la profecía de Simeón nos
hará bien repasar brevemente tres
momentos difíciles en la vida de María. 1. El nacimiento de Jesús.
«No había un lugar para ellos» (Lc 2,7). No tenían una casa, una habitación
para recibir a su hijo. No había espacio para que pudiera dar a luz. Tampoco
familia cercana: estaban solos. El único lugar disponible era una cueva de
animales. Y en su memoria seguramente resonaban las palabras del Ángel: ‘‘Alégrate
María, el Señor está contigo’’. Y Ella podría haberse preguntado: ‘‘¿Dónde está ahora?’’. 2. La huida a Egipto. Tuvieron que
irse, exiliarse. Ahí no solo no tenían un espacio, ni familia, sino que incluso
sus vidas corrían peligro. Tuvieron que marcharse a tierra extranjera. Fueron
migrantes perseguidos por la codicia y la avaricia del emperador. Y ahí ella
también podría haberse preguntado: ‘‘¿Y
dónde está lo que me dijo el Ángel?’’. 3. La muerte en la cruz. No
debe existir una situación más difícil para una madre que acompañar la muerte
de su hijo. Son momentos desgarradores. Ahí vemos a María, al pie de la cruz,
como toda madre, firme, sin abandonar, acompañando a su Hijo hasta el extremo
de la muerte y muerte de cruz. Y allí también podría haberse preguntado: ‘‘¿Dónde está lo que me dijo el Ángel?’’[12]. »
Francisco
dio a entender que, ante el sufrimiento de ver a su Hijo en la Cruz, la Virgen
habría dudado de la promesa que Dios le había hecho en la Anunciación a través
del Angel Gabriel. Es entonces cuando ella habría pecado contra la fe y, al no
consentir libremente el sacrificio de Jesús, no habría participado en su obra
redentora. Peor aún, habría blasfemado,
acusando a Dios de haberla engañado :
« Ella
estaba silenciosa, pero en su corazón, ¡cuántas cosas le decía al Señor! ¡Tú,
aquel día, me dijiste que sería grande ; me dijiste que le darías el trono de
David, su padre, que reinaría para siempre y ahora lo veo aquí! ¡La Virgen era
humana! Y tal vez tenía ganas de decir: ¡Mentiras!
¡Me han engañado![13]
»
De acuerdo
con Francisco, esta actitud de María se debería al hecho de que no hay
respuesta al sufrimiento, lo que habría provocado su revuelta al pie de la
Cruz :
« Tantas veces pienso en la Virgen,
cuando le han dado el cuerpo muerto de su Hijo, todo herido, escupido,
ensangrentado, sucio. ¿Y qué hizo la Madre? ‘‘¿Llévatelo?’’. No, lo abrazó, lo
acarició. Tampoco la Virgen comprendía. Porque, en aquel momento, se acordaría
de lo que el Ángel le había dicho: Será Rey, será grande, será profeta, y
dentro de sí, con aquel cuerpo -tan herido, que había sufrido tanto antes de
morir- en sus brazos, por dentro seguramente tendría ganas de decir al Ángel: ‘‘¡Mentiroso! Me has engañado’’.
»
Esta idea no
es solamente falsa, contraria a la revelación divina, sino también lisa y
llanamente blasfematoria, ya que es de fe que María consintió el sacrificio
redentor de su Hijo, nuevo Adán, desde el instante de la Anunciación. Ella no
ignoraba los sufrimientos que su consentimiento libre y lúcido a la obra redentora
de Jesús le acarrearía, los que le habían sido anunciados cuando la
presentación del niño Jesús en el Templo :
« Simeón los bendijo y dijo a
su madre María: He aquí que este Niño ha sido puesto para caída y elevación de muchos en
Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el
corazón, a fin de que sean revelados los pensamientos de muchos
corazones. » (Lc. 2, 34-35).
Francisco
desarrolló esa idea, completamente extranjera al cristianismo, en ese mismo
discurso :
« Hay también una pregunta cuya explicación no
se aprende en la catequesis. Es la pregunta que tantas veces me he hecho, y
tantos de ustedes, tanta gente se la hace: ‘‘¿Por qué sufren los niños?’’. Y no
hay explicación. (…) No sé qué cosa más decir, de verdad, porque estas
cosas me impresionan tanto. Tampoco yo tengo respuesta. ‘‘Pero es el Papa, ¡debe saberlo todo!’’. No, no hay respuesta para estas
cosas (…). »
Francisco a los niños : no hay
respuesta para el sufrimiento
Verdadero leitmotiv de la « enseñanza »
bergogliana, he aquí otros ejemplos, esta vez dirigiéndose a niños que lo
interrogan acerca del sufrimiento :
« Esta pregunta es una de las más difíciles de
responder. ¡No hay respuesta! Hubo un gran escritor ruso, Dostoyevski,
que había planteado la misma pregunta: ¿por qué sufren los niños? Sólo se puede
elevar los ojos al cielo y esperar respuestas que no se encuentran. No hay
respuesta para esto, Rafael[14].
»
« La
mujer es capaz de hacer preguntas que los hombres no terminamos de entender.
Presten ustedes atención. Ella hoy ha hecho la única pregunta que no tiene
respuesta. […] La gran pregunta: ¿Por qué sufren los niños?[15] »
« Ella fue la única que hizo la
pregunta que no se puede responder : “¿Por qué sufren los niños?”[16].»
Decir a
niños que no hay respuesta para su sufrimiento, que el mal es absurdo y
gratuito, equivale a decirles que Dios es cómplice de su dolor puesto que, a
pesar de su omnipotencia, no hace nada para impedirlo. El mensaje es
cristalino : se hace a Dios responsable de su dolor ya que El rehúsa socorrerlos.
En definitiva, Dios sería indiferente al sufrimiento humano, lo que lo vuelve
odioso, cruel y malvado. Las palabras de Francisco son la negación tácita de la
amorosa obra redentora de Nuestro Señor, así como de la misión por El atribuida
a la Iglesia, su Cuerpo Místico, de perpetuar su obra salvadora a la espera de
su segunda venida.
Ese mensaje,
para colmo viniendo de quien supuestamente es el Vicario de Jesucristo en la
tierra, es sencillamente inconcebible. Criminal. Y, para decirlo sin rodeos,
lisa y llanamente diabólico…
Jesús, a ejemplo de María, se rebeló
y blasfemó contra su Padre
Francisco ha
hecho de la blasfemia una especialidad de su « magisterio », al punto
de insinuar que, como María, Jesús también se habría rebelado contra Dios
durante su Pasión, y que entonces El habría blasfemado contra su Padre :
« Jesús, cuando se lamenta -‘‘Padre, ¡por qué
me has abandonado!’’ - ¿blasfema? El
misterio es éste. Tantas veces yo he escuchado a personas que están
viviendo situaciones difíciles, dolorosas, que han perdido tanto o se sienten
solas y abandonadas y vienen a lamentarse y hacen estas preguntas: ¿Por qué?
¿Por qué? Se rebelan contra Dios. Y
yo digo: ‘‘Sigue rezando así, porque también ésta es una oración’’.
Era una oración cuando Jesús dijo a su Padre: ‘‘¡Por qué me has abandonado!’’[17].
»
De acuerdo a Francisco, entonces, Jesús y María se rebelaron contra
Dios. Y, abrumados por el sufrimiento, blasfemaron. No obstante, se trató de
una auténtica plegaria de su parte, naturalmente. A punto tal que alienta a la
gente que sufre a que siga el ejemplo de Jesús y de María, rebelándose ellos
también contra Dios, blasfemando ellos también contra Dios, ese ser cruel y
malvado a quien resulta indiferente el dolor humano, gratuito e incomprensible…
Así, ateniéndonos a la versión bergogliana de la Pasión, en el preciso
momento en el cual nuestro Divino Salvador realizaba la Redención del género
humano a través del sacrificio voluntario de su vida sobre el altar de la Cruz,
habría blasfemado contra su Padre, rebelándose contra su designio salvífico. Al
mismo tiempo, al pie de la Cruz, Nuestra Señora, en lugar de asociarse lúcida y
libremente al sacrificio redentor de su divino Hijo, también habría blasfemado
contra la voluntad de Dios, considerádose engañada por la promesa que le había
hecho el Angel, al cual ella habría tachado de « mentiroso » :
« El será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará
el trono de David su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su
reino no tendrá fin. » (Lc. 1, 32-33)
De esta manera, el momento central de la
historia de la Salvación se transforma, en el inaudito relato bergogliano, en una
acción de rebeldía contra Dios. Por lo tanto, el nuevo Adán y la nueva Eva no
se distinguirían fundamentalmente de nuestros primeros padres, quienes obraron bajo
el influjo del Demonio en el Paraíso cuando cometieron la falta original. La
Redención no habría pues diferido substancialmente de la Caída, puesto que la
revuelta contra la voluntad divina habría sido el común denominador, y, por
consiguiente, Satán se encontraría en el orígen de ambas.
Semejante
insinuación, impía y sencillamente demencial, salida de la boca del supuesto
Soberano Pontífice, es algo que produce escalofríos y que, a decir verdad,
resulta lisa y llanamente aterrador…
La bula Misericordiae
Vultus :
la abolición del pecado por la falsa misericordia
En el mes de
abril Francisco decretó por la bula Misericordiae
Vultus[18]
un Jubileo Extraordinario de la
Misericordia, un Año Santo que se abrirá el 8 de diciembre, fecha en la
cual será festejado el quincuagésimo aniversario de la clausura del CVII, poco
después del cierre del Sínodo de Obispos
sobre la familia, que finalizará el 25 de octubre, día escogido para la
canonización de Pablo VI. Vemos pues que este Año Santo se inscribe en la
conmemoración del CVII dado que, según Francisco :
« […] La
Iglesia siente la necesidad de mantener vivo este evento. Para ella iniciaba un
nuevo periodo de su historia. Los Padres reunidos en el Concilio habían
percibido intensamente, como un verdadero soplo del Espíritu, la exigencia de
hablar de Dios a los hombres de su tiempo en un modo más comprensible.
Derrumbadas las murallas que por mucho tiempo habían recluido la Iglesia en una
ciudadela privilegiada, había llegado el tiempo de anunciar el Evangelio de un
modo nuevo. »
Las
« murallas » que custodiaban la fe habiendo sido
« derribadas » por un concilio que pretendió revestir un caracter
« pastoral », Francisco se propone ahora derribar las que todavía
protegen la moral, utilizando como herramienta para ejecutar su proyecto
subversivo el Sínodo de Obispos para
la familia del próximo mes de octubre, igualmente convocado con una finalidad
de orden « pastoral », obviamente.
Recordemos
algunos hechos susceptibles de ilustrar la manera muy peculiar en la que
Francisco entiende la « misericordia » :
1. El famoso
« quién soy yo para juzgar » las personas « gay ». 2. La
llamada telefónica « privada » a una mujer « casada » con
un divorciado, a la cual aconsejó que fuese a recibir los sacramentos a otra
parroquia. 3. La llamada a la « mujer » transexual española que le
había escrito quejándose de la « discriminación » de la que era
objeto en su parroquia y a la cual Francisco invitó a venir a verlo en
audiencia « privada », en compañía de su « novia », y … ¡a
expensas del Vaticano! 4. El lavamiento de los pies de otra « mujer »
transexual el último Jueves Santo, a la cual además se dió la Comunión.
Por otro
lado, Francisco no busca disimular su pensamiento en lo que atañe a la moral
cristiana, afirmando que « no
podemos seguir insistiendo sólo en cuestiones referentes al aborto, al
matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos. Es imposible. (…) Las
enseñanzas de la Iglesia, sean dogmáticas o morales, no son todas equivalentes.
Una pastoral misionera no se obsesiona por transmitir de modo desestructurado
un conjunto de doctrinas para imponerlas insistentemente[19]. »
Mostrando
desembozadamente cual es el espíritu que animará el Jubileo de la Misericordia Francisco evoca en su bula
« las palabras
cargadas de significado que san Juan XXIII pronunció en la apertura del
Concilio para indicar el camino a seguir: ‘‘En nuestro tiempo, la Esposa de
Cristo prefiere usar la medicina de la
misericordia y no empuñar las armas de la severidad … La Iglesia Católica,
al elevar por medio de este Concilio Ecuménico la antorcha de la verdad
católica, quiere mostrarse madre amable de todos, benigna, paciente, llena de
misericordia y de bondad para con los hijos separados de ella’’. En el mismo
horizonte se colocaba también el beato Pablo VI quien, en la Conclusión del
Concilio, se expresaba de esta manera: ‘‘Queremos más bien notar cómo la
religión de nuestro Concilio ha sido principalmente la caridad … La antigua
historia del samaritano ha sido la pauta de la espiritualidad del Concilio … Una corriente de afecto y admiración se ha
volcado del Concilio hacia el mundo moderno. Ha reprobado los errores, sí,
porque lo exige, no menos la caridad que la verdad, pero, para las personas,
sólo invitación, respeto y amor. El Concilio ha enviado al mundo contemporáneo
en lugar de deprimentes diagnósticos, remedios alentadores, en vez de funestos
presagios, mensajes de esperanza: sus
valores no sólo han sido respetados sino honrados, sostenidos sus
incesantes esfuerzos, sus aspiraciones, purificadas
y bendecidas … Otra cosa debemos destacar aún: toda esta riqueza doctrinal
se vuelca en una única dirección: servir
al hombre. Al hombre en todas sus condiciones, en todas sus
debilidades, en todas sus necesidades’’. »
La Iglesia de
Francisco, « herida » en las « periferias existenciales »
Luego
Francisco nos invita a hacer la experiencia de las « periferias
existenciales » y a descubrir el gusto por la « novedad »:
« En
este Año Santo, podremos realizar la experiencia de abrir el corazón a cuantos
viven en las más contradictorias periferias
existenciales, que con frecuencia el mundo moderno dramáticamente crea. […]
No caigamos en la indiferencia que humilla, en la rutina que anestesia el ánimo
e impide descubrir la novedad, en el
cinismo que destruye. »
Pero como ya
lo había explicado en la apertura del Sínodo
de Obispos de 2014, la Iglesia debe dejarse impregnar por el « olor de
los hombres » de nuestra época :
« Para
buscar lo que hoy el Señor pide a su Iglesia tenemos que escuchar los latidos
de este tiempo y percibir el 'olor' de los hombres de hoy, hasta quedarnos
impregnados de sus alegrías y esperanzas, de sus tristezas y angustias. A este
punto sabremos proponer con credibilidad la buena noticia sobre la familia[20].
»
La Iglesia
soñada por Francisco se conforma al mundo, se deja modelar según sus
« valores » y sus « aspiraciones », en vez de buscar
convertirlo al Señor.
Tras haber
derrumbado las « murallas de la ciudadela », ahora se trata de que la
Iglesia salga a la calle para respirar el « olor de los hombres »,
aun a riesgo de ser « herida », pero nunca más de que caiga
« enferma » de « autorreferencialidad », no es asunto de
encerrarse en sus propias « certezas » ni de parapetarse detrás de
los dogmas del pasado, de abrigar la pretensión de que sus propias
« ideas » sean « únicas y absolutas », sino tan sólo una
« opinión al servicio de las personas », renunciando para siempre al « proselitismo »
y a « inmiscuirse » en la vida espiritual de la gente…
« Lo repito a menudo: entre una Iglesia
accidentada por salir a la calle y una Iglesia enferma de autorreferencialidad, prefiero sin duda la primera[21].
»
« El
mundo ha cambiado y la Iglesia no puede encerrarse
en supuestas interpretaciones del dogma. Tenemos que acercarnos a los conflictos
sociales, a los nuevos y a los viejos, y tratar de dar una mano de consuelo, no de estigmatización […][22]. »
« La
religión tiene derecho a expresar su
opinión al servicio de las personas, pero Dios nos ha creado libres: la
injerencia espiritual en la vida de la gente no es posible[23].
»
« Este
buscar y encontrar a Dios en todas las cosas deja siempre un margen a la incertidumbre. Debe dejarlo. Si
una persona dice que ha encontrado a Dios con certeza total y ni le roza
un margen de incertidumbre, algo no va
bien[24]. »
« El proselitismo es una solemne
necedad, no tiene sentido. Es necesario conocerse, escucharse y
hacer que el conocimiento del mundo que nos rodea crezca. […] Esto es lo importante,
conocerse, escuchar, ampliar el marco de los pensamientos[25].
»
« Nuestro objetivo no es el proselitismo sino la escucha de las necesidades, de los
deseos, de las desilusiones, de la desesperación, de la esperanza[26].
»
La falsa
misericordia de Francisco al servicio de la religión mundialista
Este
Año Santo de la Misericordia será
puesto al servicio no solamente de la demolición de lo que todavía queda en pie
de la moral familiar y sacramental, sino también de la construcción programada
de la religión mundial sincretista, integrando todas las « nobles
tradiciones religiosas », cuyas bases han sido sentadas por el concilio,
en particular por los documentos Nostra
Aetate y Unitatis Redintegratio :
« La
misericordia posee un valor que sobrepasa
los confines de la Iglesia. Ella nos relaciona con el judaísmo y el islam,
que la consideran uno de los atributos más calificativos de Dios. Israel
primero que todo recibió esta revelación, que permanece en la historia como el
comienzo de una riqueza inconmensurable de ofrecer a la entera humanidad. […] El
islam, por su parte, entre los nombres que le atribuye al Creador está el de
Misericordioso y Clemente. Esta invocación aparece con frecuencia en los labios
de los fieles musulmanes, que se sienten acompañados y sostenidos por la
misericordia en su cotidiana debilidad. También ellos creen que nadie puede
limitar la misericordia divina porque sus puertas están siempre abiertas. Este Año Jubilar vivido en la
misericordia pueda favorecer el encuentro con estas religiones y con las otras nobles tradiciones religiosas;
nos haga más abiertos al diálogo para conocernos y comprendernos mejor; elimine
toda forma de cerrazón y desprecio, y aleje cualquier forma de violencia y de
discriminación. »
Francisco a
los valdenses : perdonen a la Iglesia por su inhumanidad
Con ocasión
de su visita al templo valdense de Turín en junio pasado, Francisco asimiló la
legítima diversidad de los carismas en el interior de la Iglesia a la
« diversidad » que caracteriza las incontables sectas heréticas, sin
dejar de humillar nuevamente a la Iglesia pidiendo perdón a los valdenses por
el « trato inhumano » del que habrían sido objeto de su parte.
Decididamente, en la óptica bergogliana, la Iglesia anterior al CVII es
culpable de todas las fechorías imaginables y no le queda más que una cosa por
hacer ante el mundo : humillarse delante de sus enemigos e implorar su
perdón…
« La unidad, que es fruto del Espíritu
Santo, no significa uniformidad. En
efecto, los hermanos están unidos por un mismo origen, pero no son idénticos
entre sí. Esto es muy claro en el Nuevo Testamento, donde, aun siendo llamados
hermanos todos los que comparten la misma fe en Jesucristo, se intuye que no
todas las comunidades cristianas, de las que eran parte, tenían el mismo estilo, ni una idéntica organización interna. Incluso
dentro de la misma pequeña comunidad se podían vislumbrar diversos carismas
(cf. 1 Cor 12-14) y hasta en el anuncio del Evangelio había diversidad y a
veces contrastes (cf. Hch 15, 36-40). Por desgracia, ha sucedido y sigue
sucediendo que los hermanos no aceptan su
diversidad y terminan por hacerse la guerra unos con otros. Al reflexionar
sobre la historia de nuestras relaciones, no podemos dejar de entristecernos
por las disputas y la violencia cometida en nombre de la propia fe, y pido al
Señor que nos conceda la gracia de reconocernos todos pecadores y saber
perdonarnos unos a otros. Por iniciativa de Dios, que nunca se resigna al
pecado del hombre, se abren nuevos caminos para vivir nuestra fraternidad, y no
podemos apartarnos de esto. En nombre de
la Iglesia católica, os pido perdón. Os pido perdón por las actitudes y los
comportamientos no cristianos, incluso inhumanos, que en la historia hemos
tenido contra vosotros. En nombre del
Señor Jesucristo, ¡perdonadnos![27] »
Confesión a
los pastores evangélicos : tal vez sea un hereje
El 24 de
mayo última Francisco envió un mensaje filmado[28] a la jornada ecuménica
organizada por la diócesis de Phoenix (USA) conjuntamente con evangélicos
pentecostales. En dicho video afirmó que el ecumenismo « de sangre »
es una manifestación de la unidad de los cristianos, sin consideración de su
« pertenencia eclesial ». Esto no es nuevo : se trata, cuando
menos, de la décima vez que lo dice[29]. Lo que sí resulta
novedoso, en cambio, es que reconoció que probablemente había dicho una
« herejía »…
Ese
reconocimiento, sin embargo, no le impidió sostenerla públicamente, haciendo de
ella un argumento en favor de la eclesiología novadora de los documentos
conciliares Lumen Gentium y Unitatis Redintegratio, según la cual la
Iglesia católica no se identificaría con la Iglesia fundada por Jesucristo, y en
cuyo seno se hallarían, aunque en grados diversos, una multitud de otras
« iglesias » y « comunidades eclesiales », incluso si
rehúsan someterse a la autoridad del sucesor de San Pedro y si rechazan el magisterio
de la Iglesia Católica.
El hecho
inédito de que Francisco reconozca que sus palabras sean probablemente
heréticas y que, no obstante ello, persista en reivindicarlas de manera pública y sistemática me
parece constituir un indicio cierto de que nos vemos confrontados a un caso de herejía formal, puesto que, obrando de
este modo, demuestra que se separa de la enseñanza de la Iglesia con conocimiento de causa, desdeñando
olímpicamente la auténtica doctrina de la Iglesia en la materia…
« Hoy reunidos, yo desde Roma y ustedes
allí, pediremos para que el Padre envíe el Espíritu de Jesús, el Espíritu
Santo, y nos de la gracia de que todos sean uno, “para que el mundo crea”. Y me
viene a la mente decir algo que puede ser
una insensatez, o quizás una herejía, no sé. Pero hay alguien que ‘sabe’
que, pese a las diferencias, somos uno. Y es el que nos persigue. El que
persigue hoy día a los cristianos, el que nos unge con el martirio, sabe que
los cristianos son discípulos de Cristo: ¡que son uno, que son hermanos! No le
interesa si son evangélicos, ortodoxos, luteranos, católicos, apostólicos…¡no
le interesa! Son cristianos. Y esa sangre se junta. Hoy estamos viviendo,
queridos hermanos, el “ecumenismo de la sangre”. Esto nos tiene que animar a
hacer lo que estamos haciendo hoy: orar, hablar entre nosotros, acortar
distancias, hermanarnos cada vez más. Yo estoy convencido de que la unidad entre nosotros no la van a hacer
los teólogos. […] Los teólogos nos ayudan, la ciencia de los teólogos nos
va a ayudar, pero si esperamos que los teólogos se pongan de acuerdo, la unidad
recién se va a lograr al día siguiente del día del Juicio Final[30].
»
Su
indiferencia hacia la verdad es patente : Francisco da muestras de un
soberano desprecio por las definiciones magisteriales en relación a la
pertenencia a la Iglesia. Para él, la unidad de la Iglesia (la cual, por cierto,
ya existe : es la unidad de la fe, nota esencial de la Iglesia
católica, única Iglesia fundada por Jesucristo) se plasmará solamente a través
del « diálogo » y de la « cultura del encuentro », que nos
permitirán superar las « disputas doctrinales » insolubles, el
Espíritu Santo operando por su lado la « unidad en la diversidad » y
« armonizando las diferencias »…
Esta noción
completamente herética de una « unidad en la diversidad » doctrinal
es un lugar común del « magisterio » bergogliano. A modo de ejemplo,
veamos lo que dijo al « pastor » Giovanni Traettino cuando lo visitó
en su « templo » pentecostal de Caserta, en el sur de Italia, en
julio de 2014, quien, dicho sea de paso, también se hallaba presente en la
reunión ecuménica organizada en Phoenix :
« ¿Qué
hace el Espíritu Santo? He dicho que hace otra cosa, que se puede pensar tal
vez que sea la división, pero no lo es. El Espíritu Santo construye la ‘‘diversidad’’
en la Iglesia (I Corintios 12). Él
construye la diversidad. Y verdaderamente esta diversidad es muy rica, muy
hermosa. Pero luego el Espíritu Santo mismo construye la unidad, y así la
Iglesia es una en la diversidad. Y, para usar una hermosa palabra de un evangélico
que yo quiero mucho, una ‘‘diversidad reconciliada’’ por el Espíritu Santo. Él
hace ambas cosas: produce la diversidad de los carismas y luego construye la
armonía de los carismas. Por ello los primeros teólogos de la Iglesia, los primeros
padres decían: ‘‘El Espíritu Santo, Él es la armonía’’, porque Él construye
esta unidad armónica en la diversidad[31].
»
« Unificar » la Iglesia por la
« globalización » y el « poliedro »
Francisco
utilizó argumentos cuando menos sorprendentes para explicar a los pentecostales
que la unidad de la Iglesia no reside en la unidad de la fe, sino que debe
inspirarse de la unidad implementada por la « globalización », al
igual que de la figura del « poliedro », en el cual no todos los
puntos son equidistantes del centro, lo que hace que se encuentren
« unidos en la diversidad » :
« Estamos en
la época de la globalización, y pensamos en lo que es la globalización y en lo que sería la unidad en la Iglesia:
¿tal vez una esfera, donde todos los puntos son equidistantes desde el centro,
todos iguales? ¡No! Esto es uniformidad. Y el
Espíritu Santo no construye uniformidad. ¿Qué figura
podemos encontrar? Pensemos en el poliedro: el poliedro es una unidad, pero con
todas las partes distintas; cada una tiene su peculiaridad, su carisma. Esta es
la unidad en la diversidad. Es por
este camino que nosotros cristianos realizamos lo que llamamos con el nombre
teológico de ecumenismo: tratamos de que esta
diversidad esté más armonizada por el Espíritu Santo y se convierta en unidad;
tratamos de caminar en la presencia de Dios para ser irreprensibles; tratamos
de ir a buscar el alimento que necesitamos para encontrar al hermano. Este es
nuestro camino, esta es nuestra belleza cristiana. Me refiero a lo que mi amado hermano dijo al inicio. »
La unidad
preconizada por Francisco es el resultado de una construcción humana, de un
consenso surgido del « diálogo » y del « encuentro » entre
interlocutores que poseen convicciones religiosas diferentes y divergencias
teológicas insuperables. Por supuesto, para despistar a los incautos, Francisco
explica que esta obra unificadora es el fruto de la acción del « Espíritu
Santo », el cual se encarga de « armonizar la diversidad » para
que se convierta en « unidad » : salta a la vista que semejante
proyecto se sitúa en las antípodas de la doctrina católica…
Y resulta
sencillamente inexplicable, humanamente hablando, que tamaño despropósito no
sea percibido inmediatamente por la inmensa mayoría del clero, raya con el
misterio que una contradicción tan flagrante con el magisterio eclesial no
pueda ser identificada de manera automática, cuando no se requiere para ello
una particular erudición teológica, sino simplemente los rudimentos del
catecismo y el sensus fidei, por no
decir un mínimo de lógica y del más elemental sentido común. Como
incomprensible resulta el hecho de que quienes lo perciben no alcen enérgicamente
la voz expresando su rechazo absoluto y su oposición irreductible a lo que no
puede designarse más que como una herejía manifiesta y una apostasía en regla
de la fe católica…
La
« eco-encíclica » Laudato Si’ : del cuidado por la Madre Tierra al Gobierno Mundial
En su « encíclica » Laudato
Si’[32] Francisco hace suya una doble impostura científica : la del calentamiento
climático y la de su presumida causalidad humana. El documento se fundamenta
así en datos científicamente discutibles, y discutidos de hecho, lo que le
quita de raíz su razón de ser. Y si a eso se añade la objeción capital de que
los asuntos de orden científico no integran el objeto de la competencia
magisterial, el caracter absurdo que
reviste este texto se hace evidente.
Pero hay algo peor todavía que una temática ilegítima
acompañada por un presupuesto erróneo que vicia todo el discurso a la base :
no hace falta ser un gran hermeneuta para comprender que la cuestión climática
no es más que un pretexto en pos de una doble finalidad totalmente extranjera a
la tan declamada « protección del medio ambiente ».
Dichos objetivos son los siguientes : 1. Acelerar
la constitución de un gobierno mundial encargado de hacer aplicar a escala global
las medidas que supuestamente se necesitan para « salvar el planeta ».
2. Continuar la adulteración del cristianismo desde el interior, en vistas a
integrarlo a las otras « nobles tradiciones religiosas » en el seno
de una religión universal, parodia monstruosa del catolicismo.
Instauración
del mundialismo político y religioso: he aquí el
objetivo real que persigue este documento siniestro, so pretexto del malicioso sofisma
de « cuidar la casa común » amenazada de destrucción por la actividad
humana…
En un momento en el cual la humanidad ha abandonado
totalmente a Dios y en el cual el mal se ha vuelto la regla moral universal
(aborto, eutanasia, « industria » pornográfica, « matrimonio » homosexual,
etc.), Francisco decide que la prioridad de nuestro tiempo debe ser dada a la
preservación del medio ambiente y a la lucha contra el presunto cambio
climático.
Esa decisión pone de relieve la falsa religión que encarna Francisco, ya que, disimulado bajo la
apariencia de un vocabulario vagamente cristiano, nos propone una religión
vaciada de su contenido, naturalista e inmanente, indiferente a la salvación de
las almas rescatadas por la sangre de Nuestro Señor Jesucristo en la Cruz…
Habría tanto que decir para desenmascarar todas las
patrañas y las manipulaciones empleadas por Francisco para embaucar a la gente
en su « encíclica » que haría falta un extenso estudio para tratarlas
convenientemente… Pero como esto no es posible en el ámbito restringido de este
artículo, nos vemos obligados a destacar solamente algunos pasajes emblemáticos,
acompañados de breves comentarios.
Señalemos para empezar que ninguna de las 172
notas de pie de página pertenece al magisterio anterior al CVII y que 21 están
extraídas de documentos de conferencias episcopales diversas, las cuales están desprovistas
de toda autoridad magisterial.
Figuran igualmente, entre otras, ocho citas de la
programática « Exhortación Apostólica » Evangelii
Gaudium, seis del « Patriarca » cismático Bartolomé y del teólogo
modernista Romano Guardini, dos del manifiesto panteísta y evolucionista Carta de la Tierra y, finalmente, una de la mundialista Declaración de Río, del filósofo protestante
Paul Ricœur, de un « maestro espiritual » sufi (!!!) y del jesuita panteísta
Pierre Teilhard de Chardin. Este es mencionado sólo una vez, pero su panteísmo
evolucionista impregna todo el texto y constituye sin lugar a dudas la
principal fuente de inspiración del documento.
La
religión de
Francisco : el panteísmo evolucionista de Teilhard en versión ecológica
« […] estamos llamados a aceptar el mundo como sacramento de comunión, como modo de
compartir con Dios y con el prójimo en una escala global. » § 9
« […] Si bien el cambio es parte de la
dinámica de los sistemas complejos, la velocidad que las acciones humanas le
imponen hoy contrasta con la natural
lentitud de la evolución biológica. » § 18
Francisco
profesa, además de un panteísmo naturalista que no se atreve a avanzar a cara
descubierta, la doctrina evolucionista erigida en certeza científica, como buen
discípulo que es del charlatán y falsificador Pierre Teilhard de Chardin.
« Hay
un consenso científico muy consistente
que indica que nos encontramos ante un preocupante calentamiento del sistema
climático. » § 23
Francisco
pretende basar su « enseñanza » sobre un pretendido « consenso
científico », para colmo inexistente ; y aun si esto fuera cierto, en
nada tocaría la fe y la moral católicas y de ningún modo constituiría ni el
fundamento ni el objeto de un documento del magisterio eclesial.
« La humanidad está llamada a tomar
conciencia de la necesidad de realizar cambios
de estilos de vida, de producción y de consumo, para combatir este
calentamiento o, al menos, las causas humanas que lo producen o acentúan. » § 23
Hablando
como un auténtico gurú eco-mundialista, Francisco se presenta
como el portavoz del catastrofismo ambientalista que busca culpar a la
humanidad del presunto calentamiento global.
« Estas situaciones provocan el gemido de
la hermana tierra, que se une al gemido de los abandonados del mundo, con un
clamor que nos reclama otro rumbo. » § 53
Francisco
aboga por el destino del planeta y de los miserables, invitando a la humanidad
a tomar « otro rumbo », de corte naturalista, y que, ostensiblemente,
no es el de la conversión a Dios ni el de la renuncia al pecado, sino el de la
« protección » de nuestra « hermana tierra ».
Nuevo
rumbo que diverge fundamentalmente del que nos indica la Iglesia, única Arca de
Salvación dada por Dios al mundo, ya que para Francisco todas las
« convicciones creyentes », parte integrante de la « riqueza de
las religiones », están capacitadas para conducir el género humano hacia
su « pleno desarrollo », al margen de la Iglesia fundada por Nuestro
Señor Jesucristo :
« ¿Por qué incluir en este documento,
dirigido a todas las personas de buena voluntad, un capítulo referido a convicciones creyentes? No ignoro que,
en el campo de la política y del pensamiento, algunos rechazan con fuerza la
idea de un Creador, o la consideran irrelevante, hasta el punto de relegar al
ámbito de lo irracional la riqueza que las
religiones pueden ofrecer para una ecología integral y para un desarrollo
pleno de la humanidad. » § 62
Los
« papas » conciliares, artesanos del gobierno mundial
« Desde
mediados del siglo pasado, y superando muchas dificultades, se ha ido afirmando
la tendencia a concebir el planeta como
patria y la humanidad como pueblo
que habita una casa de todos. Un mundo interdependiente no significa únicamente
entender que las consecuencias perjudiciales de los estilos de vida, producción
y consumo afectan a todos, sino principalmente procurar que las soluciones se
propongan desde una perspectiva global
y no sólo en defensa de los intereses de algunos países. La interdependencia
nos obliga a pensar en un solo mundo,
en un proyecto común. » § 164
«
Se vuelve indispensable crear un sistema normativo que incluya límites infranqueables y asegure la
protección de los ecosistemas, antes que las nuevas formas de poder derivadas
del paradigma tecnoeconómico terminen arrasando no sólo con la política sino
también con la libertad y la justicia » § 53
En
resumidas cuentas : a los efectos de volver coercitivo el proyecto
mundialista, auténtico cosmopolitismo apátrida al servicio de la República Universal onusina, so capa de
« cuidado ecológico » de la « madre tierra », nuestra
« casa común », se requiere un gobierno planetario capaz de imponer
esta utopía totalitaria a los recalcitrantes…
Ese
propósito es aún más explícito en el pasaje siguiente en el que Francisco cita
a Benedicto XVI, quien por su parte hace otro tanto con Juan XXIII, probando
palmariamente, por si quedasen dudas, la
continuidad del proyecto mundialista masónico de todos sus predecesores desde
el CVII :
« La misma lógica que dificulta tomar decisiones drásticas para invertir
la tendencia al calentamiento global es la que no permite cumplir con el
objetivo de erradicar la pobreza. Necesitamos una reacción global más responsable, que implica encarar al mismo
tiempo la reducción de la contaminación y el desarrollo de los países y
regiones pobres. […] Como afirmaba Benedicto XVI en la línea ya desarrollada
por la doctrina social de la Iglesia : ‘‘para gobernar la economía mundial,
para sanear las economías afectadas por la crisis, para prevenir su
empeoramiento y mayores desequilibrios consiguientes, para lograr un oportuno
desarme integral, la seguridad alimenticia y la paz, para garantizar la
salvaguardia del ambiente y regular los flujos migratorios, urge la presencia de una verdadera Autoridad política mundial, como
fue ya esbozada por mi Predecesor, [san] Juan XXIII’’. » § 175
Autoridad
política mundial bajo la tutela de la ONU, cuyo designio de sociedad
secularizada, humanista y naturalista se sitúa en las antípodas del reino
social de Nuestro Señor, y el cual, en última instancia, sólo puede conducir a
la aparición del gobierno universal del Anticristo...
El
« dios » gnóstico de Francisco
Impregnado de gnosis
hegeliana, Francisco concibe el acto creador como el paso de la indeterminación
divina hacia sus determinaciones finitas, lo cual hace que el ser pueda recibir
un contenido, en un proceso de ascención dialéctica por la cual lo creado toma
conciencia de su divinidad originaria, el saber absoluto por el cual
« Dios » alcanza a « expresarse » en el hombre, acto que
supone el término de la historia, el equivalente del « Punto Omega »
teilhardiano, el « Cristo Cósmico » hacia el cual se dirige el
universo a través de su proceso evolutivo.
« El ser humano, si bien supone también procesos evolutivos,
implica una novedad no explicable plenamente por la evolución de otros sistemas
abiertos. » § 81
La
creación ex nihilo de Adán y Eva debe
ser considerada como un « error de interpretación » de las
Escrituras :
« Si es verdad que algunas veces los
cristianos hemos interpretado incorrectamente las Escrituras, hoy debemos
rechazar con fuerza que, del hecho de ser creados a imagen de Dios y del
mandato de dominar la tierra, se deduzca un dominio absoluto sobre las demás
criaturas. » § 67
Y
debe darse cabida a la Odisea del Espíritu,
que actúa como telón de fondo en la transformación de las especies y del
universo en su conjunto hacia la toma de conciencia de « Dios » en la
humanidad. Obsérvese de paso la negación tácita de la divinidad de Nuestro
Señor Jesucristo, quien habría alcanzado la « plenitud divina »
solamente con su Resurrección :
« El fin de la marcha del universo está en la
plenitud de Dios, que ya ha sido alcanzada por Cristo resucitado, eje de la
maduración universal [53[33]] » § 83
Para
esta gnosis panteísta, la naturaleza y el hombre son sagrados. Y éste último
toma conciencia de su verdadera naturaleza sacra « descifrando la del
mundo », las cuales realidades sagradas constituyen una
« manifestación divina »…
« Podemos decir que, ‘‘junto a la
Revelación propiamente dicha, contenida en la Sagrada Escritura, se da una
manifestación divina cuando brilla el sol y cuando cae la noche’’. Prestando
atención a esa manifestación, el ser humano aprende a reconocerse a sí mismo en
la relación con las demás criaturas: ‘‘Yo me autoexpreso al expresar el mundo;
yo exploro mi propia sacralidad al intentar descifrar la del mundo’’». § 85
Hallamos
el mismo panteísmo naturalista en los pasajes siguientes :
« […] estamos llamados a ‘‘aceptar el
mundo como sacramento de comunión […]
Es nuestra humilde convicción que lo divino y lo humano se encuentran en el más
pequeño detalle contenido en los vestidos sin costuras de la creación de Dios, hasta en el último grano de polvo de nuestro
planeta’’. » § 9
« Tenemos
que reconocer que no siempre los cristianos hemos recogido y desarrollado las
riquezas que Dios ha dado a la Iglesia, donde la espiritualidad no está
desconectada del propio cuerpo ni de la
naturaleza o de las realidades de este mundo, sino que se vive con ellas y
en ellas, en comunión con todo lo que nos
rodea. » § 216
« […]
pero [las creaturas] avanzan, junto con
nosotros y a través de nosotros, hacia el término común, que es Dios, en
una plenitud trascendente donde Cristo resucitado abraza e ilumina todo. Porque
el ser humano, dotado de inteligencia y de amor, y atraído por la plenitud de
Cristo, está llamado a reconducir todas las criaturas a su Creador. » § 83
« […]
todos los seres del universo estamos
unidos por lazos invisibles y conformamos una especie de familia universal,
una sublime comunión que nos mueve a
un respeto sagrado, cariñoso y humilde. » § 89
« No
puede ser real un sentimiento de íntima
unión con los demás seres de la naturaleza si al mismo tiempo en el corazón
no hay ternura, compasión y preocupación por los seres humanos. [ …] Todo está conectado. Por eso se requiere
una preocupación por el ambiente unida al amor sincero hacia los seres humanos
y a un constante compromiso ante los problemas de la sociedad. » § 91
En
la cita siguiente Francisco expresa su indiferentismo religioso colocando el
cristianismo a la par de las otras « religiones », capaces según él
de proporcionar un « significado » al ser humano y de ayudarlo a
avanzar :
« Quiero
recordar que ‘‘los textos religiosos clásicos pueden ofrecer un significado para todas las épocas,
tienen una fuerza motivadora que abre siempre nuevos horizontes […] ¿Es razonable y culto relegarlos a la
oscuridad, sólo por haber surgido en el contexto de una creencia religiosa? ’’ »
§ 199
Luego
Francisco evoca la Carta de la Tierra,
documento naturalista y panteísta, a fin de que la humanidad busque emprender « un
nuevo comienzo », una suerte de nueva alianza invertida, entre el hombre y
la naturaleza, en la que Nuestro Señor brilla por su ausencia.
Para
no perder de vista el caracter inverosímil de estas palabras debe tenerse en
cuenta que quien habla es nada menos que el supuesto Vicario de Jesucristo en
la tierra :
« La Carta
de la Tierra nos invitaba a todos a dejar atrás una etapa de
autodestrucción y a comenzar de nuevo, pero todavía no hemos desarrollado una conciencia universal que lo haga
posible. Por eso me atrevo a proponer nuevamente aquel precioso desafío: ‘‘Como
nunca antes en la historia, el destino común nos hace un llamado a buscar un nuevo comienzo […] Que el
nuestro sea un tiempo que se recuerde por el despertar de una nueva reverencia ante la vida; por la firme resolución de
alcanzar la sostenibilidad; por el aceleramiento en la lucha por la justicia y
la paz y por la alegre celebración de la vida”. »
§ 207
Jesús
y María al servicio del mundialismo ecológico
«
Una Persona de la Trinidad se insertó en el cosmos creado, corriendo su suerte
con él hasta la cruz. Desde el inicio del mundo, pero de modo peculiar a partir
de la encarnación, el misterio de Cristo opera de manera oculta en el conjunto de la realidad natural,
sin por ello afectar su autonomía. » § 99
Francisco
hace alarde de su panteísmo cósmico pronunciando palabras blasfematorias contra
el Santo Sacrificio de la Misa, celebrado sobre el « altar del
mundo », y contra la Santa Eucaristía, presentada como una « fuente
de motivación » ecológica :
« Unido al Hijo encarnado, presente en la
Eucaristía, todo el cosmos da gracias a Dios. En efecto, la Eucaristía es de por
sí un acto de amor cósmico: ‘‘¡Sí,
cósmico! Porque también cuando se celebra sobre el pequeño altar de una iglesia
en el campo, la Eucaristía se celebra, en cierto sentido, sobre el altar del mundo’’. La
Eucaristía une el cielo y la tierra, abraza y penetra todo lo creado. El mundo
que salió de las manos de Dios vuelve a él en feliz y plena adoración. En el
Pan eucarístico, ‘‘la creación está
orientada hacia la divinización, hacia las santas bodas, hacia la unificación con el Creador mismo’’.
Por eso, la Eucaristía es también fuente de luz y de motivación para nuestras
preocupaciones por el ambiente, y nos orienta a ser custodios de todo lo
creado. » § 236
Pero
la audacia de Francisco no se detiene allí : movido por un compulsivo frenesí
sacrílego, no vacila en incluir a la Santísima Virgen María en su perversa
impostura ambientalista :
« María, la madre que cuidó a Jesús, ahora cuida con afecto y dolor materno este mundo
herido. Así como lloró con el corazón traspasado la muerte de Jesús, ahora se compadece del sufrimiento de los pobres
crucificados y de las criaturas de este mundo arrasadas por el poder
humano. » § 241
La humanidad
necesita una « conversión ecológica»
El punto
culminante de la insensatez llegaría cuando Francisco hizo una caricatura de la
conversión cristiana, movimiento por el cual el hombre se aparta del pecado
para volverse hacia Jesucristo, explicando que estamos llamados a efectuar una
« conversión ecológica », y haciendo de esta parodia grotesca del
cristianismo un elemento esencial del Evangelio :
« Hago una invitación urgente a un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta.
Necesitamos
una conversación que nos una a todos, porque el desafío ambiental que vivimos,
y sus raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos. […] Necesitamos una solidaridad universal nueva. »
§ 14
« Si ‘‘los
desiertos exteriores se multiplican en el mundo porque se han extendido los
desiertos interiores’’, la crisis
ecológica es un llamado a una
profunda conversión interior. […] [A los cristianos] les hace falta
entonces una conversión ecológica,
que implica dejar brotar todas las consecuencias de su encuentro con Jesucristo
en las relaciones con el mundo que
los rodea. Vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios es parte
esencial de una existencia virtuosa, no
consiste en algo opcional ni en un aspecto secundario de la experiencia cristiana. » § 217
Ante tales
declaraciones, que adulteran el cristianismo, metamorfoseándolo monstruosamente
en una gnosis al servicio del mundialismo anticrístico, uno queda pasmado por
la falta de lucidez y de reacción de parte de la inmensa mayoría del mundo
católico…
Francisco
prosiguió luego su muy penosa arenga
ecolo-luciferina insistiendo con la doctrina panteísta de su impío maestro,
el jesuita apóstata Teilhard de Chardin :
Imperturbable, el Soberano Blasfemador del Vaticano continuó su diatriba sacrílega
afirmando que también la renovación incruenta del Sacrificio del Calvario incluye
una finalidad ecológica, al « sanar » nuestras relaciones con el
« mundo ». Es más, Blasfemoglio
I no dudó en equiparar la Santa Misa con el Sabbat de los judíos talmúdicos, quienes rechazan a Nuestro Señor
Jesucristo, al cual consideran un impostor merecidamente ajusticiado :
« El domingo, la participación en la
Eucaristía tiene una importancia especial. Ese día, así como el sábado judío, se ofrece como día de la sanación de las
relaciones del ser humano con Dios, consigo mismo, con los demás y con el mundo. »
§ 237
Francisco,
« soberano pontífice » de la religión mundialista
A
guisa de conclusión de su « magisterio ecológico », Francisco propuso
dos plegarias diferentes, una para uso de los « cristianos », la otra
destinada a los « monoteístas »…
He
aquí la « oración no cristiana » (!!!) elaborada por Francisco, en la
cual silenció los santos nombres de las Tres Personas Divinas al igual que el
de Nuestro Señor Jesucristo, y por la cual se constituye en candidato natural
para el « supremo pontificado » de la religión mundialista y
ecuménica en gestación, falsificación diabólica y adulteración monstruosa del
catolicismo :
« Después de esta prolongada reflexión,
gozosa y dramática a la vez, propongo dos
oraciones, una que podamos compartir todos los que creemos en un Dios creador
omnipotente, y otra para que los cristianos sepamos asumir los compromisos con
la creación que nos plantea el Evangelio de Jesús. Oración por nuestra
tierra : Dios omnipotente, que estás presente en todo el universo y en
la más pequeña de tus criaturas, Tú, que rodeas con tu ternura todo lo que
existe, derrama en nosotros la fuerza de tu amor para que cuidemos la vida y la
belleza. Inúndanos de paz, para que vivamos como hermanos y hermanas sin dañar
a nadie. Dios de los pobres, ayúdanos a rescatar a los abandonados y olvidados
de esta tierra que tanto valen a tus ojos. Sana nuestras vidas, para que seamos
protectores del mundo y no depredadores, para que sembremos hermosura y no
contaminación y destrucción. Toca los corazones de los que buscan sólo
beneficios a costa de los pobres y de la tierra. Enséñanos a descubrir el valor
de cada cosa, a contemplar admirados, a reconocer que estamos profundamente
unidos con todas las criaturas en nuestro camino hacia tu luz infinita. Gracias
porque estás con nosotros todos los días. Aliéntanos, por favor, en nuestra
lucha por la justicia, el amor y la paz. » § 246
La
« buena onda » es la « oración laica » de Francisco
« Que Dios los bendiga y recen
por mi, no se olviden. Y si alguno no puede rezar porque no cree o porque su
conciencia no se lo permite, ¡mándeme buena onda ![34] »
Si alguno « no puede » rezar, porque su conciencia « no
se lo permite », ¡no importa! Basta con enviar « buena onda » a modo
de « oración » al Ser Supremo
y a la Madre Tierra, quienes se
encargarán de transmitirlas a Francisco, siempre deseoso de recibir las
« oraciones » de los herejes, las « bendiciones » de los
cismáticos y ahora también, créase o no, ¡las good vibrations de parte de los ateos! Pues ha de saberse que la buena onda de aquellos que rechazan a Dios opera mágicamente sobre él, al margen de
la economía de la salvación, sustrayéndose de modo misterioso a la
universalidad de la Providencia Divina…
No creer en Dios, o bien negarse a rendirle el culto que
le es debido porque la « conciencia no se lo permite » a uno, no son sino
detalles sin mayor importancia para este hombre de una insensatez a toda prueba
y cuyo pasatiempo principal parecería ser el de blasfemar sin solución de
continuidad, adentrándose cada día más en el pestilente lodazal del escándalo y
de la impiedad, en el que manifiestamente se desenvuelve como pez en el agua…
Los peores males del mundo actual según Francisco
«- ¿Cuáles son los peores males que aquejan al mundo hoy?
-
Pobreza, corrupción, trata de personas... Me puedo equivocar en la estadística,
pero qué me decís si te pregunto ¿qué ítem viene en gasto en el mundo después
de alimentación, vestido y medicina? El cuarto son los cosméticos y el quinto
las mascotas. Es grave eso, eh. El cuidado de las mascotas es
como el amor un poco programado, es decir, yo puedo programar la respuesta
amorosa de un perro o de una gatita, y ya no necesito tener la experiencia de
un amor de reciprocidad humana. Estoy exagerando, que no se tome textual, pero es
para preocuparse[35]. »
No es la omnipresencia de la pornografía, ni el satánico
« derecho » al aborto, ni el abominable « matrimonio » de
los sodomitas (por no citar más que esas tres « conquistas » del
mundo « moderno ») que constituyen los mayores flagelos de la
sociedad contemporánea : Francisco nos asegura, impertérrito, que se trata
más bien, entre otros, del desempleo y del apego a los animales domésticos…
El pecado, la violación de la ley divina, los escándalos
que conducen a una multitud de almas al infierno carecen de relevancia para
este hombre cuya visión naturalista e inmanente de la « salvación »
reemplaza la visión beatífica y la vida eterna por el bienestar y la resolución
de la « cuestión social »…
Como dijo a Eugenio Scalfari en la famosa entrevista de
octubre de 2013 publicada en La Repubblica, ilustrando acabadamente su concepción laica y
naturalista de la vida humana, « los males más graves que afligen
al mundo hoy son el desempleo de los jóvenes y la soledad en la que son
abandonados los ancianos[36]. »
Para
Francisco la verdad no existe
Lo único que cuenta para Francisco es fomentar la
« cultura del encuentro », luchar contra el « calentamiento
climático », incursionar en las « periferias existenciales » y
convertir la Iglesia en un « hospital de campaña ». Enseñar la doctrina
católica en materia de fe y de moral es algo que le resulta completamente
extranjero, ya que no cree ni en la verdad absoluta ni en una moral
inmutable :
« No
hay que pensar que el anuncio evangélico deba transmitirse siempre con
determinadas fórmulas aprendidas, o con palabras precisas que expresen un contenido absolutamente invariable[37]. »
« Dialogar no significa renunciar a sus
propias ideas y tradiciones, pero sí a la
pretensión de que sean únicas y absolutas[38]. »
Hablemos sin
rodeos : este hombre no es católico. Así de simple. Y considero de
la mayor importancia que esta tremenda verdad sea proclamada de manera clara y
enérgica por el mayor número posible de católicos. Por otro lado, él nos ha
facilitado la tarea : recordemos que al menos tuvo la franqueza de afirmar
el hecho públicamente, poco tiempo después de su elección :
«Yo creo en
Dios, no en un Dios católico; no existe un Dios católico, existe Dios[39]. »
Si Bergoglio no
hubiera pronunciado más que esa frase escandalosa, y no la lista interminable
de enormidades que tiene en su haber y que no deja de aumentar día tras día, ella
bastaría para comprender la gravedad de la situación en la que nos encontramos.
No darse cuenta de esto a la primera
lectura de semejante blasfemia sólo puede explicarse por la ignorancia o
por la ceguera voluntaria. Y ésta última, a su vez, puede obedecer a dos
motivos diferentes : la mala fe, propia de los traidores, o el miedo,
propio de los tibios y los pusilánimes…
Retomando el
hilo y concluyendo : es un hecho innegable que la verdad religiosa no
reviste la menor importancia para Francisco ; en cambio, es igualmente
cierto que ella constituye un obstáculo insalvable para la construcción de la
nueva sociedad humanista y ecuménica con la que sueña, basada en el
« diálogo » y en la « cultura del encuentro », una vez que
la pobreza y las « injusticias sociales » hayan sido definitivamente
erradicadas de un planeta al fin librado de la amenaza del « cambio climático »
y salvado de la « catástrofe ambiental » hacia la que se dirigiría
inexorablemente si no se produjese la « conversión ecológica » a la
que tan fervientemente nos invita…
En caso de
que alguien hallase mi juicio demasiado severo, me permito citar sus propias
palabras, las que disipan toda duda que pudiera caber al respecto :
« Si un niño
recibe su educación de los católicos, protestantes, ortodoxos o judíos, eso
no me interesa. A mí lo que me interesa es que lo eduquen y le quiten el
hambre[40]. »
Los católicos confrontados al
misterio de iniquidad
A la vista de las declaraciones heterodoxas y de los gestos escandalosos
efectuados sin cesar por Francisco desde el mismísimo día de su elección, se
hace cada vez más difícil pasar por alto la profecía de San Juan acerca del Falso Profeta, aquel cuya misión
consistirá en preparar el terreno al Anticristo,
poniendo a su servicio una falsificación de la verdadera religión :
« Después vi otra
bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un
cordero, pero hablaba como dragón. » (Ap. 13,
11)
Según Francisco, « no existe un Dios católico »
¿Qué hacer ante este hombre, cuyo
caracter herético y blasfematorio es manifiesto para todo aquel que tenga ojos para ver y oídos para oír? ¿Qué
actitud deben adoptar los cristianos frente a alguien que hace objetivamente el
juego a los enemigos de la Iglesia? ¿Cómo reaccionar ante quien se comporta
como un esmerado siervo de Satanás y un notorio precursor del Anticristo?
La respuesta me parece
evidente : todo católico que se precie tiene el deber de combatirlo y de
denunciarlo públicamente, dado que públicos
son sus escándalos y sus ataques contra la fe y la moral católicas, y
porque lo que está en juego es nada menos que el honor de Dios, la defensa de
la fe y la salvación de las almas.
Tengamos presente la enseñanza que
nos da al respecto San Francisco de Sales, Doctor de la Iglesia : « Los enemigos declarados de Dios y de
la Iglesia deben ser atacados y censurados con toda la fuerza posible. La
caridad obliga a gritar ‘¡al lobo!’ cuando
un lobo se ha introducido en medio del rebaño y aun en cualquier lugar en que
se lo encuentre. »
Refugiémonos en el Corazón Inmaculado de María, nuestra Santa Madre del
Cielo, e imploremos sin cesar a Nuestro Señor para que se digne guiarnos, protegernos
e iluminarnos en esta hora en la que el Poder
de las Tinieblas hace alarde de su arrogancia infernal en un mundo que le
está enteramente sometido y que se regodea de su vil supremacía celebrando su
efímero triunfo, a la espera de la Gloriosa Parusía de Jesucristo, nuestro
Divino Maestro y nuestro Adorable Redentor.
Entonces podremos exultar y exclamar, junto a todos los Angeles y Santos
del Cielo, en una tierra renovada y bajo un cielo nuevo, en la ciudad santa de
Dios en la que moraremos :
« Regocijémonos y alegrémonos, y démosle
gloria, porque las bodas del Cordero han llegado y su esposa se ha engalanado. » (Ap. 19, 7)
« Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la
primera tierra habían pasado, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa
ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una
esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: ‘‘He
aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y El morará con ellos; y ellos
serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda
lágrima de sus ojos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni
dolor; porque las primeras cosas pasaron.’’ » (Ap. 21, 1-4)
Terminado el día 15 de agosto de 2015, en la fiesta de la gloriosa
Asunción al Cielo de la Santísima Virgen María.