ESTE CRETINO NO TIENE DIGNIDAD. LO PEOR QUE NOS PUEDE OCURRIR ES QUE ESTE PERSONAJE LLEGUE A PRESIDIR EL PAÍS.
LA IMAGEN NO CORRESPONDE A LA PUBLICACION ORIGINAL
DEMUESTRA
LA CLASE DE PERSONA QUE ES, SIEMPRE SALE CORRIENDO CUANDO HAY
PROBLEMAS..EL ULTIMO EJEMPLO PARA NO REMONTARNOS MUY ATRAS........
CUANDO FUE LAS INUNDACIONES SE FUE DE VIAJE A ITALIA...... NO ASUME SU
MUNDO REAL, AHORA UTILIZA A LA CHICA,A LA NIETA Y A LA MADRE PARA LA
CAMPAÑA.....
EL QUE PIENSA, GANA...CUIDADO AL VOTAR. UN VOTO CUENTA........
EL QUE PIENSA, GANA...CUIDADO AL VOTAR. UN VOTO CUENTA........
Noticia desde Rosario
DANIEL SCIOLI
Este es el hombre que se quiere hacer cargo de todos nosotros.
Cuando sus compañeros de colegio en Rosario preguntaban por ese altar de imágenes del motonauta en su cuarto, ella contestaba con la verdad: “Es mi papá”. Pocos le creían. La nena les hablaba a las fotos cuando necesitaba desahogarse por algo.
Su madre, Margarita Beltrán, le dijo la verdad desde que tuvo uso de razón. Era una ex empleada de Casa Scioli, la cadena de electrodomésticos familiar, que empezó a noviar con el joven heredero del clan cuando él tenía 18 años y ella 25. Cuando quedó embarazada, Scioli se negó a asumir la paternidad y le pidió reiteradas veces que abortara. Tampoco quiso hacerse un ADN. Ella volvió a su Rosario natal y crió a su hija sola, con ayuda de la familia. Lorena nació el 31 de enero de 1978 y recién tuvo noticias de su padre en abril de 1989, cuando él la llamó por teléfono a Rosario, ofuscado por una demanda por filiación que Margarita Beltrán acababa de iniciarle en la Justicia.
En
esa breve charla, él admitió ser su padre, pero le dijo que no la
reconocería y que la quería lejos de su vida. Para Lorena, de 11 años,
fue un golpe duro.
Meses después, en diciembre del mismo 1989, ella pudo verlo por primera vez. Pero él no a ella. Estaba internado en una clínica de Rosario, con el brazo amputado por el terrible accidente de lancha, inconsciente. La clínica quedaba a la vuelta de la casa en la que vivían madre e hija y Lorena siguió su impulso. La madre trató de oponerse, pero ella le rogó: “Tengo miedo de que se muera sin conocerlo”. Allí lo vio, en terapia intensiva, a través de una ventana. El cardiocirujano a cargo pidió que no entrara a verlo una vez que él recuperara la consciencia porque podía sufrir un shock emocional. Lorena obedeció con lágrimas en los ojos.
Ese día, en la clínica, conoció a sus abuelos, José y Esther. También estaba el hermano de Daniel, “Pepe”, el mismo que hoy es su jefe en la Fundación DAR. Entre los tres pudieron evitar que la nena se cruzara con Karina Rabolini, que estaba llegando desde Buenos Aires para ver a su marido accidentado. La mujer de Scioli no debía enterarse de su existencia: cuando ella subía por el ascensor, Lorena y su madre bajaron con apuro por las escaleras.
La desoladora historia comenzó a corregir su rumbo recién en 1993, cuando Margarita Beltrán ganó finalmente el juicio por filiación, luego de que Scioli se negara en forma sistemática a realizarse estudios de sangre en el Hospital Durán. El fallo lo obligaba a resarcirla con 70.000 dólares, pero luego llegaron a un arreglo extrajudicial con compromisos económicos. Entonces sí, arrinconado por la Justicia , Scioli cedió.
Meses después, en diciembre del mismo 1989, ella pudo verlo por primera vez. Pero él no a ella. Estaba internado en una clínica de Rosario, con el brazo amputado por el terrible accidente de lancha, inconsciente. La clínica quedaba a la vuelta de la casa en la que vivían madre e hija y Lorena siguió su impulso. La madre trató de oponerse, pero ella le rogó: “Tengo miedo de que se muera sin conocerlo”. Allí lo vio, en terapia intensiva, a través de una ventana. El cardiocirujano a cargo pidió que no entrara a verlo una vez que él recuperara la consciencia porque podía sufrir un shock emocional. Lorena obedeció con lágrimas en los ojos.
Ese día, en la clínica, conoció a sus abuelos, José y Esther. También estaba el hermano de Daniel, “Pepe”, el mismo que hoy es su jefe en la Fundación DAR. Entre los tres pudieron evitar que la nena se cruzara con Karina Rabolini, que estaba llegando desde Buenos Aires para ver a su marido accidentado. La mujer de Scioli no debía enterarse de su existencia: cuando ella subía por el ascensor, Lorena y su madre bajaron con apuro por las escaleras.
La desoladora historia comenzó a corregir su rumbo recién en 1993, cuando Margarita Beltrán ganó finalmente el juicio por filiación, luego de que Scioli se negara en forma sistemática a realizarse estudios de sangre en el Hospital Durán. El fallo lo obligaba a resarcirla con 70.000 dólares, pero luego llegaron a un arreglo extrajudicial con compromisos económicos. Entonces sí, arrinconado por la Justicia , Scioli cedió.