Francisco: “No hay justificación para la guerra, incluso hoy”
En su homilía
de hoy en Santa Marta, el Papa Francisco hizo una aplastante denuncia
de todas las guerras, una condena clara, sin ninguna restricción o
excepción, incluso de una sola guerra.
Entre sus palabras, destacamos:
“Hoy,
Jesús también llora; porque hemos escogido el camino de la guerra, el
camino del odio, el camino de las enemistades. Estamos cerca de la
Navidad: habrá luces, fiestas, árboles brillantes, incluso Nacimientos,
todos decorados; mientras tanto, el mundo sigue en guerra. El mundo no
ha entendido el camino de la paz.”
Seguidamente,
el Papa Francisco recordó las recientes conmemoraciones de la Segunda
Guerra Mundial, las bombas que cayeron sobre Hiroshima y Nagasaki y su
visita, el año pasado, a Redipuglia, durante el aniversario de la Gran
guerra. “Matanzas inútiles” las llamó, repitiendo las palabras del Papa
Benedito XV. “Hoy en día hay guerra en todo lugar, hay odio.- dijo.
Luego preguntó: -¿Qué huella quedará de esta guerra, en medio del cual
estamos viviendo ahora?”
“¿Qué
quedará? Ruinas; miles de niños sin educación; muchas víctimas inocentes
y mucho dinero en los bolsillos de los traficantes de armas. Jesús dijo
una vez: ‘Ustedes no pueden servir a dos maestros: o a Dios o a las
riquezas.’ Para aquel que escoja las riquezas, la guerra es la respuesta
correcta: construiremos armas, así la economía, se arreglará un poco y
seguiremos hacia adelante, en busca de nuestros intereses’. Hay una palabra desagradable dicha por Nuestro Señor: ‘¡Malditos!’ Porque Él dijo: ‘¡Benditos los pacificadores!’ Los hombres que trabajan la guerra, que hacen la guerra, están malditos, son criminales. Una guerra puede estar justificada, por así decirlo, con muchas, muchas razones; pero
cuando todo el mundo está en guerra, cómo lo está hoy en día, aunque
pensemos que estas guerra son locales y haya un poquito por aquí y un
poquito por allá, pero está en todas partes, no hay justificación y Dios
llora. Jesús llora.”
El Santo
Padre continuó diciendo que, mientras los traficantes de armas siguen
con sus negocios, los pobres pacificadores, a fuerza de ayudar a otra
persona, y a otra, y a otra, están agotándose completamente, incluso
dando sus vidas, como lo hizo la Beata Madre Teresa de Calcuta, en
contra de quién los poderosos, cínicos y mundanos, podrían decir: “Pero,
¿qué logró ella alguna vez? Malgastó su vida ayudando a los demás a
bien morir.” Y repitiendo: “No entendemos el camino de la paz.”
“Deberíamos
pedir la gracia para este mundo a través de las lágrimas; este mundo
que no reconoce el camino de la paz, que vive para la guerra y,
cínicamente, dice que no la hagamos. Recemos por la conversión de
corazones. Aquí, a las puertas de este Jubileo de la Misericordia,
pidamos que nuestra alegría, nuestro jubileo, sea esta gracia: que el
mundo descubra la capacidad de llorar por sus crímenes, por lo que el
mundo hace con la guerra.”
Una nota sobre la traducción: en la segunda cita a la declaración, traducido por la Radio Vaticana como: “Una guerra puede ser justificada, por decirlo así, con muchas muchas razones”, el “por decirlo así” está en fra virgolette (“entre comillas”) en el italiano original. Una traducción más clara es: “Una guerra se puede justificar, entre comillas, con muchas, muchas razones”
probando, sin lugar a dudas, que Su Santidad piensa que tales
justificaciones son falsas, dando lugar, por lo tanto, a su declaración
avasalladora, inmediatamente después, acerca de que no hay justificación
alguna, non c’è giustificazione, para la guerra hoy en día. Perdón a los, supuestamente, “apologistas/disculpadores” pero, ¡esto no es una cuestión de traducción!
Es interesante que, para Francisco, la guerra está únicamente causada
por los especuladores que quieren enriquecerse con la venta de armas.
Ningún pensamiento, ninguna referencia se ha hecho jamás a la
posibilidad de que quizás, sólo quizás, haya algunos que hacen la guerra
para proteger al inocente y evitar que los malhechores sigan causando
más caos.
Papas anteriores han denunciado la guerra como una “matanza
inútil” y han pedido el final a toda guerra, pero hay una enorme
diferencia entre lamentarse por la guerra y expresar el deseo de ver el
fin de toda guerra, y condenar sin distinción a todos aquellos que
trabajan en la guerra, declarando sin calificación alguna que hoy día no
hay justificación para hacer la guerra.
Más que nunca, Francisco representa a una Iglesia y a una
civilización que están cansadas y que han perdido su deseo de vivir: a
un “Occidente” que se enfrenta a una ira que no puede comprender,
obsesionado en el equivalente a una fracción de la convicción que sus
enemigos tienen, que se refugia en eslóganes sin sentido que no inspiran
a nadie, no ayudan a nadie y que sólo animan a aquellos que quisieran
destruir todo lo que es santo, todo lo que tiene valor.
Estamos seguros que los especuladores usuales, aquellos que nunca
aprenden, los que lo justificarán todo, se apresurarán a explicar que
Francisco se está refiriendo sólo al ISIS y a algún otro grupo
extremista o terrorista y a sus manipuladores ricos, bien sean
musulmanes u occidentales cínicos. Desafortunadamente, como siempre, no
hay base alguna para tal precisión en sus palabras, confusas y
extremadamente dañinas.
Mientras tanto, los cristianos del Oriente Medio continuarán teniendo
muy pocas alternativas como no sea huir, sin que se haya dicho
absolutamente nada desde Roma, excepto expresiones de preocupación
débiles y casi sin sentido. Entretanto, todos aquellos que están
preparados para defenderlos como verdaderos y justos guerreros solamente
pueden esperar una condenación de parte de esa misma Roma.
[Traducido al castellano por Tina Scislow. Artículo original]