LOS HEREJES DE BERGOGLIO DELIBERAN
¿Esta es la "Iglesia" a la que
usted quiere pertenecer?
EL cardenal Erdö presentó la “relatio post disceptationem”; los homosexuales pueden dar un «apoyo precioso» a su pareja y tienen «dones y cualidades que ofrecer a la comunidad»
Iacopo Scaramuzzi
Ciudad del vaticano
Ciudad del vaticano
Aprovechar los «elementos positivos»
presentes incluso en las «formas imperfectas» de familia. Volver a
descubrir, en la encíclica “Humanae Vitae” de Pablo VI «necesidad de
respetar la dignidad de la persona en la evaluación moral de los
métodos de regulación de la natalidad». Son algunos de los puntos
afrontados en la “Relatio post disceptationem”, la relación intermedia
pronunciada esta mañana por el cardenal relator Peter Erdö durante la
apertura de la segunda semana del Sínodo extraordinario sobre la
familia (5-19 de octubre), en la que los “circuli minores” trabajarán
para enmendar el texto en vista de una “relatio synodi”, que será
sometida a votación entre los padres sinodales el próximo 18 de
octubre.
En cuanto a la comunión a los divorciados que se han vuelto a
casar, el arzobispo de Budapest subrayó que existe un debate abierto
entre los que niegan y los que admiten el acceso a la comunión, que, de
cualquier manera, sería concedida tras un camino penitencial. Lenguaje
abierto, además, en relación con los homosexuales, que tienen «dones y
cualidades para ofrecer a la comunidad cristiana» y que dan un «valioso
soporte para la vida de las parejas».
En la primera parte de la “relatio”,
el presidente de la Conferencia Episcopal de Hungría indicó una serie
de cuestiones relacionadas con la familia tanto desde el interior como
desde el exterior: el individualismo, la soledad, la inmadurez
afectiva, la poligamia, los matrimonios mixtos, las madres solteras, el
aumento de los divorcios, la violencia doméstica contra las mujeres, la
fragilidad de los niños, las migraciones, las guerras.
En la segunda parte, Erdö recordó
que «Jesús mismo, refiriéndose al plan original sobre la pareja humana,
reafirma la unión indisoluble entre el hombre y la mujer», y también
estableció un paralelismo (sugerido por el arzobisp de Viena Christoph
Schönborn) entre el documento del Concilio Vaticano II sobre la
libertad religiosa “Lumen Gentium”, que reconoce que también fuera de la
Iglesia católica existen «diversos elementos de santificación y de
verdad» y la posibilidad de «reconocer elementos positivos también en
las formas imperfectas que se encuentran fuera de tal realidad nupcial,
a ella de todos modos ordenada». El cardenal subrayó que la Iglesia
«la Iglesia debe acompañar con atención y cuidado a sus hijos más
frágiles, marcados por el amor herido y perdido, dándoles confianza y
esperanza, como la luz del faro de un puerto o una antorcha llevada en
medio de la gente para iluminar a aquellos que han perdido la dirección
o se encuentran en medio de la tempestad».
La tercera parte del documento
afronta las «instancias pastorales más urgentes» que el diálogo sinodal
encomienda a «las Iglesias locales particulares, en comunión cum Petro et sub Petro».
Una «nueva sensibilidad» de la pastoral actual, dijo Erdö, «consiste
en captar la realidad de los matrimonios civiles y, hechas las debidas
diferencias, también de las convivencias». El arzobispo de Budapest
subrayó, por ejemplo, que en algunos países «las uniones “de hecho” son
muy numerosas, no por motivo del rechazo de los valores cristianos
sobre la familia y el matrimonio; sino sobre todo por el hecho de que
casarse es un lujo, de modo que la miseria material empuja a vivir en
uniones “de hecho”».
Al afrontar el argumento del cuidado que
merece la familia herida (los separados, los divorciados y los
divorciados que han contraído segundas nupcias), Erdö se afirmó que «en
el Sínodo ha resonado la clara necesidad de opciones pastorales
valientes. Reconfirmando con fuerza la fidelidad al Evangelio de la
familia, los Padres sinodales, han advertido la urgencia de nuevos
caminos pastorales, que partan de la efectiva realidad de las
fragilidades familiares, reconociendo que estas, la mayoría de las
veces, han sido “sufridas” más que elegidas en plena libertad». El
purpurado húngaro recordó que han sido muchos los padres sinodales que
han pedido una agilización en los procedimientos para las causas de
nulidad matrimonial. En cuanto a la posibilidad de «acceder a los
sacramentos de la Penitencia y de la Eucarística, algunos han
argumentado a favor de la disciplina actual en virtud de su fundamento
teológico, otros se han expresado por una mayor apertura a las
condiciones bien precisas cuando se trata de situaciones que no pueden
ser disueltas sin determinar nuevas injusticias y sufrimientos. Para
algunos, el eventual acceso a los sacramentos debe ir precedido de un
camino penitencial –bajo la responsabilidad del obispo diocesano-, y
con un compromiso claro a favor de los hijos. Se trataría de una
posibilidad no generalizada, fruto de un discernimiento actuado caso por
caso, según una ley de la gradualidad, que tenga presente la
distinción entre el estado de pecado, estado de gracia y circunstancias
atenuantes. Sugerir de limitarse a la sola “comunión espiritual” para
no pocos Padres sinodales plantea algunas preguntas: ¿si es posible la
comunión espiritual, por qué no es posible acceder a la sacramental?».
Fuente: Vatican Insider
---------------------------------------