El colapso del Alepo rebelde pone la guerra de Siria del lado de Asad
Con
Alepo, Bashar Al Asad tendrá en su mano las cinco mayores ciudades de
Siria, en lo que es un golpe psicológico decisivo para las fuerzas
opositoras
No
pudieron más. Cinco años después de ocupar las calles exigiendo un
Gobierno sin la coacción por bandera, ser brutalmente reprimidos por
ello, armarse contra el agresor y acabar subyugados al dictado del
hambre, y en ocasiones de presuntos defensores enfermos de odio, miles
de alepinos hincaron este domingo la rodilla y huyeron.
La comunidad
internacional calló mientras el este de Alepo, con 250.000 civiles asediados desde hace más de 90 días, colapsó rápidamente bajo un ataque con pocos precedentes.
“¡Está
todo acabado! Tomarán distrito por distrito como habían planeado”,
teclea a este periódico, desde el Alepo cercado, el periodista local
Zuhir Shimale. Su agónico parte de guerra llegaba a primera hora de la
tarde de este domingo, poco después de que se confirmara que los
asadistas se habían apoderado de los distritos nororientales de Hanano y
de Shajur. El sábado habían roto las líneas alzadas. El domingo, aún
entre combates, dividieron la zona rebelde en dos y se apoderaron
rápidamente de la mitad norte.
Patente el caos, y tras días en los
que se había denunciado que algunos grupos armados alzados estaban
bloqueando su salida, al menos 10.000 de 250.000 civiles residentes en
distritos opositores escaparon. Según el Observatorio Sirio para los
Derechos Humanos, 6.000 de ellos se refugiaron en el distrito norteño de
Sheij Masud, controlado por milicias kurdas. El resto
fueron acogidos en el oeste alepino, zona gubernamental, donde según
medios oficialistas fueron alojados en campamentos preparados.
Lo
acontecido este domingo es el mayor cambio sobre el terreno desde 2012,
cuando Alepo quedó partida en dos por los combates entre fuerzas pro
gobierno y opositoras. Pese a los bombardeos de aviones sirios,
la situación se congeló hasta que la poderosa aviación rusa intervino
en septiembre de 2015. Desde entonces las brigadas opositoras, aliadas
por confluencia de intereses con yihadistas, apenas han podido hacer
frente a los soldados sirios y a las milicias chiíes iraquíes, afganas y
del partido libanés Hezbolá.
Al punto dramático de este domingo
se llegó tras las dos semanas más sangrientas que recuerda Alepo. Las
fuerzas pro gobierno intensificaron el asedio y sus ataques contra
objetivos civiles para ponerlos contra los combatientes y así forzar su
abandono. En un comunicado, las Fuerzas de Defensa Civil – unidades de
rescate conocidas como los Cascos Blancos – contaron 2.000 ataques
aéreos, 7.000 bombardeos, 600 muertos y 2.000 heridos en la segunda
ciudad siria desde el inicio de la última campaña.
Pronto en manos de los aliados de Al Asad
“Están
atacando áreas llenas de civiles”, lamenta Shimale, “los combatientes
abandonan porque no quieren perder más”. Los avances oficialistas están
siendo rápidos y ya la mayoría da por hecho que todo Alepo estará pronto
en manos de los aliados del presidente Bashar Al Asad. Los expertos
remarcan que esto significará un golpe psicológico decisivo para las
fuerzas opositoras, que verán relegado su control a Daraa, la región del
sur donde nació el levantamiento, y la provincia noroccidental de
Idlib.
Fabrice Balanche, un experto en Política de Oriente Próximo
del Washington Institute, destaca a la agencia France Presse que, de
tomar todo Alepo, Asad tendrá bajo su mano “las cinco mayores ciudades en Siria“.
Más allá, destaca, la pérdida de Alepo por parte de los insurgentes
mostrará que la oposición “es incapaz de lograr triunfos militares
mayores”, por lo que fallará al presentarse como alternativa al régimen
damasceno.
Según ha sabido EL MUNDO, la Coalición Nacional Siria,
un organismo político disidente reconocido por la comunidad
internacional, observa Alepo inquieta. Algunos de sus miembros se han
reunido este fin de semana en busca de una estrategia para ganar la
influencia perdida tras el fracaso de todo diálogo con Damasco. Un
miembro ha explicado, a título anónimo, que se podría intentar fundar un
movimiento de base que respondiera a las acusaciones de ‘elitismo’
recibidas desde sectores opositores.
Una eventual caída de Alepo
resultaría un espaldarazo a los planes del presidente Bashar Al Asad de
permanecer en el poder. Los días en que EEUU exigía su deposición ya
han quedado atrás. Aunque su presidente electo Trump no se ha
pronunciado sobre la oposición, su silencio ha sido interpretado por los
alzados como un permiso implícito para que Rusia aumentara sus ataques sobre Alepo. Turquía, Qatar y Arabia Saudí, responsables de armar a las milicias anti-Asad, tampoco se pronunciaron.
“Lo
que está ocurriendo en Alepo es una vergüenza para el mundo
democrático”, critica desde esa ciudad un maestro que pide no revelar su
nombre. “Al mundo no le importan estos crímenes”, denuncia, mientras
explica cómo los hospitales han sido atacados a propósito durante las
últimas semanas y apenas queda comida para los asediados. “Espero seguir
a salvo, pero si morir es mi destino, será bienvenido”, concluye.
“Cuando decidimos ser libres aceptamos pagarlo con nuestras almas”.