miércoles, 30 de noviembre de 2016

“Perón llevó el culto a la personalidad a una extravagancia enfermiza”












“Perón llevó el culto a la personalidad a una extravagancia enfermiza” reportaje a Nicolás Márquez 

Nicolás Márquez ha escrito más de 10 libros. 
 

Nicolás Márquez ha escrito más de cinco libros. (Facebook)















“Lo mucho de malo que tuvo Perón se ha ido olvidando con el tiempo”

El argentino Juan Domingo Perón es un mito, un líder, una religión, un dictador, un caudillo, un salvador o un movimiento. Su figura es altamente respetada y amada o denostada visceralmente. No admite términos medios.
Nicolás Márquez, escritor argentino, presentó en el conservador Club del Progreso de Buenos Aires, el miércoles 13 su último libro: Perón, el fetiche de las masasante un colmado auditorio.

 La presentación tuvo una pizca final de suerte, ya que el escritor buscó dar a conocer el libro en al menos otros tres establecimientos, pero todos se negaron, “hasta casas afines a las ideas antiperonistas” no me quisieron facilitar el salón para presentar este trabajo.
Perón asume su primera de tres presidencias en 1946 con el 55 por ciento de los votos. El foco principal de su Gobierno fue el aumento exorbitante del gasto público (llegando al máximo en 1948) y las políticas de redistribución propias del Estado de Bienestar que reinaba en el resto del mundo de posguerra.
Márquez conversó con PanAm Post sobre la presidencia, los mitos que rondan su figura y su legado.
Ya desmitificó al Che Guevara con su libro El Canalla. ¿Cuáles serían los mitos en torno al General Juan Domingo Perón?
Muchas cosas en torno a la figura de Perón se han ido ocultando con el tiempo. Cosas que en su momento se sabían y esos asuntos han quedado en el olvido. Las nuevas generaciones no tienen ni noción de ellas, o apenas generalidades de los aspectos más visibles de la represión dictatorial del régimen de Perón.
Son muy pocos los argentinos que saben que Perón llegó al poder mediante un golpe de Estado de inspiración nacionalsocialista, que tenía la pretensión de apoyar a Alemania en la Segunda Guerra Mundial.
Es en ese Gobierno militar en el cual Perón crece política y militarmente. Después adquiere el poder absoluto y ese poder lo legitima a través del voto popular. A partir de ahí lleva a cabo prácticamente una dictadura plebiscitaria. En esa dictadura plebiscitaria había represión política, censura, exiliados por todos lados… La ciudad de Montevideo era lo que Miami es a La Habana: llena de exiliados. Los argentinos escuchaban radios uruguayas como los cubanos escuchan Radio Martí.
Otros rasgos eran el culto a la personalidad, la idolatría e inclusive la pretensión de suplantar la religión católica por una religión laica que sería la religión nacional peronista.
Llevó el culto a la personalidad a una extravagancia enfermiza, inclusive con el adoctrinamiento a los niños en los colegios.
Por eso el título de mi libro, porque el fetiche es un objeto de adoración y culto de las comunidades primitivas.
Perón impuso la doctrina peronista como la doctrina nacional. ¿En qué consistía? ¿Fue positiva o negativa para el país?
En primer lugar, negativa, porque la doctrina nacional estaba por encima de la Constitución y eso lo sentenciaba de esta manera hasta la Corte Suprema de Justicia. Esto era una cuestión disfuncional para el país.
En segundo lugar, la doctrina peronista era bastante imprecisa, como lo era el propio Perón. Hay un biógrafo norteamericano, Joseph Page, que con buen criterio anotó que Perón “elevó el ejercicio de la ambigüedad a una forma artística”.
El decía “nosotros no estamos ni a la derecha ni a la izquierda ni en el centro, nosotros estamos en la vereda de enfrente”. Todo era de una imprecisión discursiva que permitía acaparar cual cosa y legitimar cualquier medida.
Si yo tuviera que decir la ideología de Perón, creo que buscaba armonizar las clases sociales bajo su Gobierno con un Estado dirigista que obrase de árbitro de esa alianza de clases.
De alguna manera el origen de eso es marxista, porque lo que Perón quería era sacarle a las clases altas para darles a las bajas, para que estas estén anestesiadas y no le hagan una revolución. Parte de que la riqueza hay que distribuirla y que lo que tiene uno es consecuencia de lo que le falta al otro.
Un dato curioso que pone de manifiesto esa invasión del Estado es que se les prohibió el voto a los homosexuales.
El libro estará disponible en Amazon. 
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Pero se le agregó el voto a la mujer…
Esa es una medida que nadie puede cuestionar, pero el mismo año se hizo lo otro. Esa ley de la homosexualidad no tenía aplicación práctica, pero ponía de manifiesto una mentalidad invasiva.
¿Era Perón un populista?
Lo de Perón era un populismo autoritario con un barniz nacionalista. Por ejemplo, el kirchnerismo es un populismo con un rasgo autoritario –no tanto como aquel–, pero con un barniz progresista.
Para mi ser peronista es adherir emocionalmente al peronismo. El que no tiene esa adherencia emocional, como si fuese un equipo de fútbol, ellos dicen que esa persona no entendió al peronismo. Como si fuese un problema cognitivo.
Cuando uno está emocionalmente adherido a algo, la razón la ves sacrificada por la emoción, que es más fuerte.
Perón era un personaje tan polifacético que siempre tienes alguna frase suya para justificar cualquier cosa. En la última etapa, Perón privatiza el petróleo, nada más y menos que el símbolo de la soberanía.
¿Cuál era el papel de su mujer, Evita? ¿Hubiese sido el mismo Perón sin ella?
Perón, desde la perspectiva marxista, era alguien que anestesiaba a las masas para imepedir una revolución. Pero a Perón, para congraciarse con las masas, no le daba el perfil, porque era un militar, masomenos conservador, un burgués con poder y no tenía perfil revolucionario. Eva sí. Eva era mujer pobre, hija ilegítima, actriz mal afamada y que de esa situación casi marginal llega al poder más extremo para vociferar contra “la oligarquía” de una manera tremebunda.
Evita le dio la mística revolucionaria, era la faceta que Perón no tenía. Eva le aporta esa cuestión folklórica de tinte plebeyo que se ajusta más al mito reivindicativo. Los discursos más duros de Perón son después de la muerte de Eva porque esos discursos antes los daba ella y él se presentaba como “el padre” conciliador. Luego Perón tuvo que ocupar el doble rol: el terrorista verbal y el caudillo paternal.
Por Belén Marty para https://es.panampost.com
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peron el fetiche