viernes, 25 de noviembre de 2016

MINIMIZANDO EL ASESINATO DEL INOCENTE






MINIMIZANDO EL ASESINATO DEL INOCENTE

PECADO QUE CLAMA AL CIELO

Noción: Se entiende por pecados que claman al cielo aquellos que envuelven una especial malicia y repugnancia abominable contra el orden social humano. No suponen necesariamente mayor gravedad que todos los demás pecados que se puedan cometer; pero, en virtud de su especial injusticia contra el bien social, parecen provocar la ira de Dios y la exigencia de un castigo ejemplar para escarmiento de los demás.


El homicidio voluntario. Es un pecado horrendo que clama al cielo, sobre todo cuando se le añade la malicia específica contra la piedad en el fratricidio y, a fortiori, en el parricidio, que se opone en grado máximo a la conservación del individuo y de la sociedad. Por eso dijo Dios a Caín cuando asesinó a su hermano Abel: «La voz de la sangre de tu hermano está clamando a mí desde la tierra» (Gen. 4, 10).
Antonio Royo Marín, Teología moral para seglares
Pero para Bergoglio no es así, ahora el terrible pecado del asesinato en el vientre materno, ya no necesitará de un trato especial para su absolución, claro está, todo esto en esta falsa iglesia inventada por este falso Papa

Bergoglio: Todos los sacerdotes podrán absolver del pecado de aborto

El Papa vuelve a dar la sorpresa con su nuevo documento “Misericordia et Misera”, presentado en la mañana del lunes por los organizadores del jubileo.
Francisco explica que aunque la Puerta Santa esté cerrada la misericordia infinita de Dios sigue a disposición de todos, no se acaba. 
MONS. RINO FISICHELLA
Organizador, Jubileo de la Misericordia
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 “En este documento el Papa establece el recorrido futuro de la Iglesia para que pueda ser siempre instrumento de misericordia para todos, sin excluir jamás a nadie”.  
Francisco anuncia que dará continuidad a algunas de las iniciativas que aprobó durante el jubileo. Por ejemplo, que todos los sacerdotes puedan absolver del pecado de aborto. El Papa ha decidido que puedan seguir realizándolo a pesar de que ha terminado el Año Santo para facilitar la reconciliación con Dios y la Iglesia.
MONS. RINO FISICHELLA
Organizador, Jubileo de la Misericordia
“Los obispos tenían la facultad de delegar a algunos sacerdotes la posibilidad de absolver de este pecado. A partir de este documento ahora todos los sacerdotes podrán hacerlo, no necesitarán de un permiso del obispo”.  

 Bergoglio autoriza a todos los sacerdotes absolver el pecado del aborto sin restricciones

“No existe ningún pecado que la misericordia de Dios no pueda alcanzar y destruir”

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(Jesús Bastante).- El Papa Francisco vuelve a sorprender. Nada más cerrar la Puerta Santa del Año de la Misericordia, publica una carta apostólica en la que, entre otras novedades, establece que, a partir de ahora, cualquier sacerdote podrá absolver del pecado del aborto sin restricciones. Hasta ahora, la absolución sólo correspondía al obispo o a un sacerdote especialmente designado. Durante el Año Jubilar, Bergoglio estableció una “amnistía” que ahora se prorroga, indefinidamente.
“Para que ningún obstáculo se interponga entre la petición de reconciliación y el perdón de Dios, de ahora en adelante concedo a todos los sacerdotes, en razón de su ministerio, la facultad de absolver a quienes hayan procurado el pecado de aborto“, subraya el Papa en su carta “Misericordia et misera”, en la que, pese a constatar que “el aborto es un pecado grave, porque pone fin a una vida humana inocente”, subraya que “no existe ningún pecado que la misericordia de Dios no pueda alcanzar y destruir, allí donde encuentra un corazón arrepentido que pide reconciliarse con el Padre”.
El paso dado por el Papa tiene un importante factor histórico, puesto que saca al aborto de la lista de pecados “imperdonables”, y acerca -al menos ése es su objetivo- a la Iglesia a aquellas mujeres católicas que sufrieron este drama y se vieron expulsadas de la institución. “La misericordia no puede ser un paréntesis en la vida de la Iglesia, sino que constituye su misma existencia“, apunta Bergoglio al comienzo de su carta, que pone como ejemplo el encuentro de Cristo y la mujer adúltera para demostrar cómo “el perdón es el signo más visible del amor del Padre, que Jesús ha querido revelar a lo largo de toda su vida. No existe página del Evangelio que pueda ser sustraída a este imperativo del amor que llega hasta el perdón“.
“Nada de cuanto un pecador arrepentido coloca delante de la misericordia de Dios queda sin el abrazo de su perdón. Por este motivo, ninguno de nosotros puede poner condiciones a la misericordia; ella será siempre un acto de gratuidad del Padre celeste, un amor incondicionado e inmerecido”, añade el Papa, en un toque de atención a aquellos más preocupados por el rigorismo que por el amor.
“Sólo Dios perdona los pecados, pero quiere que también nosotros estemos dispuestos a perdonar a los demás, como él perdona nuestras faltas”, recuerda, quien muestra su “tristeza” cada vez que “nos quedamos encerrados en nosotros mismos, incapaces de perdonar. Triunfa el rencor, la rabia, la venganza; la vida se vuelve infeliz y se anula el alegre compromiso por la misericordia”.
“No existe ley ni precepto que pueda impedir a Dios volver a abrazar al hijo que regresa a él reconociendo que se ha equivocado, pero decidido a recomenzar desde el principio. Quedarse solamente en la ley equivale a banalizar la fe y la misericordia divina“, subraya el Papa, “incluso en los casos más complejos”.
Palabras…palabras…y mas palabras que solo buscan agradar a los hombres, misericordia mal entendida y mal enseñada.
¡Ven Señor Jesús!