El cinismo de Macri
En su edición del sábado 5, Página 12
publicó un artículo de David Cufré titulado “Debate”, en el que
rememora el debate que sostuvieron el 15 de noviembre del año pasado
Mauricio Macri y Daniel Scioli. Dijo Macri: “Buenas noches. Quiero
empezar hablándote a vos que estás en tu casa, terminando el fin de
semana en familia, preparándote para ir a trabajar mañana. Nuestro único
objetivo es trabajar todos los días para que vos vivas un poco mejor y
te sientas más seguro. Sé que tal vez te está costando llegar a fin de
mes o que te preocupa la salud de tus padres o la educación pública que
reciben tus hijos. Pero nosotros tenemos como objetivo económico lograr
una Argentina con pobreza cero, para eso hay que ponerla en marcha,
porque hace cuatro años que no crece.
Hay que crear trabajo, cuidando los que tenemos. Eso significa cuidar a nuestras pymes, nuestros pequeños productores, porque ellos una vez que arranquemos a crecer son los que más van a generar trabajo. Pero el desafío es crecer. Para eso tenemos muchas acciones. La primera es poner en marcha el plan de infraestructura más importante de la historia, que conecte la Argentina y la haga más justa, y que desarrolle las economías provinciales generando dos millones de puestos de trabajo en la próxima década. También quiero trabajar para que accedas a tu primera vivienda. Un millón de créditos a 30 años. Que tengas cloacas, que tengas agua corriente. Y que además la asignación no sólo continúe si no que se extienda a todos, incluyendo a los hijos de los monotributistas. Adicionalmente, un plan primer empleo, para que en los cinco primeros años de trabajo nuestros jóvenes arranquen registrados, en blanco, porque ellos no van a pagar impuestos ni los empleadores van a pagar impuestos. Estas son algunas de las medidas que nos van a posibilitar empezar a crecer”. La respuesta de Scioli fue la siguiente: “Quiero decirle al ingeniero Macri que jamás planteé la política en términos de enemistad personal. Pero sí siento que sus ideas, sus decisiones y sus propuestas son realmente un peligro para el conjunto de la sociedad. Cuando él ha manifestado, cosa que no ha dicho aquí en su primera intervención, que va a levantar el cepo, que va a dejar librado el tipo de cambio. Quiero decirle a cada trabajador que eso representa un recorte en el salario real, quiero decirle a cada pyme que cuando abrimos la economía representa un peligro para el conjunto. Por eso quiero preguntarle quién va a pagar el costo de este ajuste que va a llevar adelante, que es inevitable a partir de dejar liberado el tipo de cambio”. Macri redobló la apuesta: “Daniel, te escucho insistir en que los argentinos tienen miedo. Yo no creo, yo los veo muy contentos, sienten la esperanza de que se puede, que vamos a crecer, que va a haber trabajo, que vamos a desarrollar las economías regionales. Los que creo que tienen miedo son ustedes, los que están gobernando, porque han abusado del poder. Te pido, porque hace varios días que estás haciendo de vocero de lo que yo haría, cosas horribles, que no voy a hacer, te pido que no hagas de vocero mío. Que hables de tus temas, de tus propuestas. Nosotros creemos que hay que desarrollar la economía, que hay que expandir la economía, no ajustar, yo no he hablado nunca de ajustar. Justamente, creo que ustedes han ajustado, por algo hace cuatro años que no crecemos, hace cuatro años que no se genera empleo en la Argentina, las economías regionales la están pasando muy mal. Y abrir la economía es lo último que he dicho. Hay que cuidar el empleo, hay que sentarse con cada pyme, con cada pequeño productor, y desarrollar el crecimiento”. Pocas veces un candidato a la presidencia presentó semejantes dosis de cinismo.
Macri aseguró en el debate presidencial que uno de los objetivos fundamentales de Cambiemos era erradicar la pobreza del país. “Pobreza cero” fue su slogan de campaña. Un año después el ministro de Hacienda y Finanzas, y el vicepresidente del Banco Central le acaban de reclamar a la UCA que se abstenga de continuar emitiendo sus informes de pobreza. Evidentemente la UCA conmocionó al gobierno cuando dio a conocer a la opinión pública un dato escalofriante: sólo en el primer trimestre de 2016 se había producido un aumento explosivo de un millón cuatrocientos mil nuevos pobres. Otro mensaje de Macri fue que era fundamental recuperar el crecimiento económico porque durante toda la segunda presidencia de Cristina la economía no había crecido nada. A mediados de 2016 Jorge Todesca, nuevo presidente del Indec, confirmó que durante el año pasado el Producto Bruto Interno había registrado una expansión del 2,4 por ciento y que desde que Macri se instaló en la Rosada esa expansión fue sustituida por una profunda recesión que, lamentablemente, se agrava mes a mes. El gobierno dijo primero que la bonanza económica comenzaría a registrarse durante el segundo semestre y que luego brotarían los verdes, pero hasta ahora nada de ello se produjo. Otra definición de Macri en el debate fue la siguiente: “hay que crear trabajo, cuidando los que tenemos”. Durante el segundo trimestre de este año la desocupación trepó al 9,3 por ciento, contra el 5,9 por ciento del tercer trimestre de 2015, según lo informado por el Indec. El sector de la construcción es el que más viene sufriendo el flagelo. La industria y el comercio son otras dos “víctimas ilustres” de la falta de trabajo. Lo notable del caso es que a poco de asumir el flamante presidente y su equipo económico comenzaron con la sucia tarea de eliminar programas y servicios estatales, lo que no hizo más que agravar el problema. “Eso significa cuidar nuestras pymes, nuestros pequeños productores”, pontificó en la Facultad de Derecho de la UBA el candidato de Cambiemos. La Confederación Argentina de la Empresa (CAME) informará en las próximas horas que en octubre las ventas minoristas registraron una caída superior a la registrada en septiembre. El gobierno de Macri está por batir (si ya no lo ha hecho) un récord: en diez meses de gestión se han registrado diez caídas consecutivas del consumo. Se han perdido, hasta ahora, 6300 comercios a lo largo y a lo ancho del país en lo que va de 2016. Sería bueno preguntarse qué es lo que está haciendo al respecto el gremio correspondiente. Apyme afirmó que el gobierno de Cambiemos no hace más que agredir a las pymes, desde hace un tiempo en “estado de emergencia”. Al contrario de lo afirmado por Macri en el debate las pymes vienen siendo ignoradas por el gobierno o, peor aún, viene siendo obligadas a sufrir feroces tarifazos de servicios públicos y a competir en situación desventajosa con los productos foráneos.
Otra promesa de Macri: “el desafío es crecer. Para eso tenemos muchas acciones. La primera es poner en marcha el plan de infraestructura más importante de la historia”. Si hay algo que viene caracterizando al nuevo gobierno es su desinterés por el desarrollo de la obra pública. Para el año que viene están previstas obras que no hacen más que continuar las que se venían ejecutando hasta el año pasado, con la excepción del soterramiento del ferrocarril Sarmiento a cargo, oh casualidad, del primo presidencial Ángelo Calcaterra. Respecto al Plan Belgrano hasta ahora no se han registrado avances significativos, presupuestándose 2200 millones de dólares para el año entrante. Pequeño “detalle”: aún restan 14 mil millones de dólares para cumplir con el proyecto. Macri prometió: “también quiero trabajar para que accedas a tu primera vivienda. Un millón de créditos a 30 años”. Esta promesa quedó hecha añicos al poco tiempo. En el Presupuesto 2017, que acaba de obtener medio sanción parlamentaria, se lee lo siguiente: “se prevé la construcción de 120 mil viviendas y la entrega de 175 mil créditos subsidiados, incluidos los préstamos Procrear, en los próximos tres años”. 175 mil créditos en lugar de un millón. Una diferencia notable. Apenas el 17,5 por ciento de lo prometido se hará realidad, confesó el gobierno. Respecto a la construcción de viviendas según el Presupuesto el gobierno se compromete a construir 120 mil hasta 2019, cuando en la campaña el candidato presidencial de Cambiemos había hablado de 400 mil viviendas. También planteó Macri “que la asignación no solo continúe si no que se extienda a todos, incluyendo a los hijos de los monotributistas”. Pese a que hubo una ampliación del beneficio para los hijos de los monotributistas, el poder adquisitivo de la Asignación Universal por Hijo disminuyó bastante (aumentó un 32 por ciento pero la inflación trepó al 42 por ciento). Además, quienes son sus titulares recibieron en diciembre pasado 400 pesos y en diciembre próximo recibirán 1000 pesos. La “generosidad” de Macri no tiene límites. Otra promesa de Macri fue el primer empleo, propuesta que ya está en el Congreso pero hasta ahora su tratamiento está frenado por la resistencia tanto de la oposición como del sindicalismo a desfinanciar la seguridad social.
El candidato Scioli aludió al inevitable ajuste que vendría con posterioridad a la devaluación. El salto al dólar, pronosticó en aquella oportunidad, impactaría negativamente sobre los salarios. También criticó la apertura comercial indiscriminada recibiendo de parte de Macri un reproche por supuestamente pretender inmiscuirse en la campaña de Cambiemos. Un absurdo total. La realidad puso las cosas en su lugar. Hubo un duro ajuste que incluyó un feroz tarifazo de servicios públicos, una paralización de la obra pública y una subejecución presupuestaria en prácticamente la totalidad de los ministerios. Las últimas palabras de Macri en el debate son de antología: “Daniel, en qué te has transformado, o en qué te han transformado, parecés un panelista de 6.7.8 diciendo una cantidad de mentiras que escuchamos hace años. El problema de la Argentina no es el dólar. El problema es el gobierno kirchnerista que no ha parado de mentir, y destruyó la confianza en este país, entonces no hay inversión, no podemos crecer” (…) “Vos te preocupás por el tema de la devaluación, por qué no te preocupaste antes, cuando mentían con la inflación y con el Indec. Tu planteo es autoritario, conservador, cínico. Ustedes son un peligro. Esta gente es mala, tiene oscuros intereses de perjudicar a todos, quiere perseguir a los científicos, a los médicos, a los docentes, a los empleados públicos, cerrar las pymes. Daniel, no cierra. Vos pensás que la gente es tonta cuando vota el cambio, que no ve nada de lo que vos ves”.
En su edición del domingo 6 Página 12 publicó un artículo de Alfredo Zaiat titulado “Chocar la calesita”, en el que considera que el plan económico de Macri, sustentado en un endeudamiento histórico, ha provocado recesión, fuga de capitales, mayor desequilibrio externo e incremento del déficit fiscal. El gobierno de Macri va por un récord: hasta el último día de octubre la nueva deuda emitida desde que Cambiemos está en el poder asciende a los 87 mil millones de dólares. En consecuencia, cuando finalice 2016 la deuda superará los ¡90 mil millones de dólares! Si algún analista económico (local o internacional, ortodoxo o heterodoxo) hubiera expuesto ante la opinión pública en los días previos a las elecciones presidenciales un escenario económico como el actual, es decir un escenario que permite tanto a la nación como a las provincias, empresas y el Banco Central, emitir deuda en pesos y en dólares por un total de casi 90 mil millones de dólares durante los primeros once meses de gobierno, no habría dudado en afirmar que quien hubiera estado sentado en el sillón de Rivadavia (Macri o Scioli) hubiera contado con los recursos suficientes para gobernar como un rey absoluto y así asegurarse la reelección en 2019. Sin embargo, ese paisaje de bonanza no se dio en la realidad. En efecto, desde que Macri arribó a la Casa Rosada ha crecido en derredor suyo esa gigantesca masa de dinero pero al mismo tiempo se ha agudizado la recesión. Lo peor de todo es que el año que viene el gobierno tiene decidido continuar con este festival de la deuda. Según un reporte del agente del mercado financiero Research for Traders, la sumatoria del pago de intereses (9.217 millones de dólares), el vencimiento de capital (28.520 millones de dólares), y el financiamiento del déficit previsto en el Presupuesto de 4,2 por ciento del PIB (23.052 millones de dólares) da como resultado la friolera de 60.790 millones de dólares, lo que significa que en dos años la deuda ascenderá a unos 150 mil millones de dólares (90 mil + 60 mil millones de dólares). El gobierno se vale del endeudamiento para el pago de deudas, para la entrega de divisas con el objetivo de garantizar la fuga de capitales y para el ocultamiento del déficit fiscal y comercial (gemelo). En materia comercial cuanto más crece la deuda más se facilita el pago del aumento de las importaciones de bienes de consumo final, con el consiguiente perjuicio a la producción argentina.
El Research for Traders informa con lujo de detalles que el ministro Prat-Gay lleva emitida una deuda del orden de los 220.496 millones de pesos valiéndose de Bonos del Tesoro en pesos atados al CER 2020 (Boncer 2020), de Bonos del Tesoro en pesos atados al CER 2021 (Boncer 2021), de Bonos del Tesoro a tasa fija con vencimiento en 2018, 2021, 2023 y 2026, y Bonar 2018 y 2020 (a tasa Badlar). Estamos hablando de unos 14.500 millones de dólares si se considera un tipo de cambio mayorista de 15,175 pesos. Además, colocó deuda en el mercado argentino del orden de los 5.915 millones de dólares en Letras del Tesoro a corto plazo (con tasas de rendimiento en dólares de 3 y 4 por ciento anual). Mientras tanto, varias provincias del país y grandes empresas salieron frenéticamente en la búsqueda de los ansiados dólares a raíz de la apertura de las compuertas del mercado financiero externo fruto del pago a los buitres. Hasta fines de octubre ese endeudamiento asciende a los 12.038 millones de dólares. En este punto emerge en toda su magnitud la dura disputa entre Prat-Gay y el presidente del Banco Central. Lo que oculta esta controversia de egos es una dura disputa por el liderazgo de este nuevo ciclo de endeudamiento público. Es un duelo que determinará cuál de los dos está en mejores condiciones para orientar de la mejor manera la expectativa de los agentes financieros. Según los economistas ortodoxos la marcha negativa de la economía desde la asunción de Macri se debe fundamentalmente a la falta de decisión de aplicar de entrada un fuerte ajuste fiscal aprovechando la luna de miel que siempre le otorgan los pueblos a los gobiernos que recién comienzan. Al no hacerlo el macrismo se verá obligado a agudizar todavía más el descalabro fiscal para alcanzar la victoria en las elecciones del próximo año. Para los economistas heteredoxos, en cambio, el diagnóstico elucubrado por ambos funcionarios fue equivocado lo que los condujo a adoptar una estrategia errada para hacer frente a las tensiones económicas. Consideran que todo el programa económico de Cambiemos se resume en la siguiente idea: garantizar una fuerte transferencia de ingresos hacia los grupos concentrados. En consecuencia, la recesión, el desempleo y el deterioro social que está padeciendo la población no son más que efectos de esa regresiva distribución de la riqueza. En lo que ambos grupos coinciden es en señalar el notable aumento de la deuda que está financiando los desequilibrios económicos y la fuga de capitales. Es probable que el equipo económico del presidente de la nación, quien lo calificó como el mejor del último medio siglo, pase a la historia como el primer equipo económico de la Argentina en haber endeudado al país en 90 mil millones de dólares durante los primeros once meses de gestión de un gobierno elegido por el pueblo.
Hernán Andrés Kruse