domingo, 20 de noviembre de 2016

La historia oculta del sable de Perón en el convento de José López

 Los kirchneristas que olvidaron a Perón, que enterraron sus símbolos, aunque poniendo la imagen del líder y Evita en las boletas electorales, durante muchos años de los doce que gobernaron a nivel nacional. El fin,  el engaño. Muchos pobres en argentina votaron por esa imagen del recuerdo de aquellos benefactores de generaciones anteriores. La realidad es que la verdadera herencia del General aparece manchada por la sombra de la manipulación o el robo.
Un libro de la colección privada de Perón, con anotaciones de su puño y letra, apareció en uno de los allanamientos a las propiedades de Lázaro Báez en Santa Cruz.  “Del Poder al exilio”, con una inscripción manuscrita que dice “Madrid, 25 de Junio de 1962” y la firma del General. Este libro es una muestra de los que se le secuestró a Báez, más libros correspondencia y otros bienes, esperan ser inventariados por el Juzgado de Sebastián Casanello, para informar a Mario Rotundo, el heredero de Perón. 


¿Cómo llegó el libro a manos del zar de la obra pública?.

Mario Rotundo es el presidente de la Fundación por la Paz y Amistad de los Pueblos y único heredero de los bienes muebles del ex presidente, bienes que se encuentran al resguardo en un banco suizo bajo llave.  Isabel dejó expresa la voluntad de su marido a través de una notificación notariada en 1990, en España, por escritura numero 616 firmada por el notario Antonio Linage, donde se lee “en memoria de su fallecido esposo”.
 libro

  La historia de Mario Rotundo comenzó en el ´70, junto a Perón en España, pero la historia de los bienes se remonta al ´55, cuando fueron decomisados por los militares que lo derrocaron. Esos lotes quedaron en custodia en el entonces Banco Municipal, que luego se convirtió en el Banco Ciudad, pero Rotundo asegura que al comparar el inventario original, con la existencia en custodia en el banco, faltan muchas piezas, como oro y joyas que fueron de Eva Duarte.

Desde ese año 1990 en que fue declarado heredero, está buscando recuperar los bienes que se encuentran dispersos en distintas partes del mundo. "Estamos recomponiendo la historia", sostuvo.
La herencia de Perón siempre fue un botín de guerra para el peronismo. Tal es el valor para el acervo nacional que desde el Partido Justicialista siempre se consideró la posibilidad de que el Congreso de la Nación dictara una ley para recuperar los bienes del ex presidente y así crear un museo en su recuerdo. Nunca nada de esto prosperó.

Mario se sorprende al ser consultado por la aparición de una ex monja del Convento de General Rodríguez, aquel donde José Francisco López, ex secretario de Obras Públicas, cayera en desgracia la madrugada del 14 de Junio de 2016. Y es que Sonia Herber, ex cocinera del convento, sostiene ante las cámaras de un programa de televisión, haber tenido la misión, encargada por el entonces Obispo Emérito de Mercedes Lujan, Rubén Di Monte, de cuidar un cofre misterioso. Ella lo colocó bajo su cama, y sin aguantarse la curiosidad, prendió la lámpara de noche, a la que dice haberle puesto una frazada para que no se filtre la luz por debajo de la puerta. Abrió el cofre, y lo que había dentro era el sable del mismísimo General Perón.

La consulta al heredero de Perón, para preguntar por esta declaración, dejo más sorpresas, historias insospechadas para el común de los argentinos.  Y para ese pueblo peronista, heredero universal del legado.

Todo comenzó con una llamada inesperada. "Soy el obispo Di Monte, usted seguramente sintió hablar de mí. ¿Cuándo podría verlo?. Cuanto antes, mejor".

"Hay gente en el Gobierno que está muy interesada en los bienes. Sería bueno que alguien hiciera algo con todo lo que usted tiene", le dijo Di Monte, siempre según la versión de Rotundo.

"Después de dar varias vueltas, me dijo que estarían dispuestos (por Julio De Vido y Néstor Kirchner, entre otros) a poner 100 millones de dólares. Treinta para la fundación y los otros 70 había que devolverlos inmediatamente". En realidad, aclara Mario, en nuestro dialogo “yo tenía que firmar como que recibía 100 millones, cuando en realidad recibiría solo 30”.

Ante la mirada atónita de su interlocutor, Di Monte se justificó: "La política es así, siempre hay que pensar en la política. Usted estará feliz de que el patrimonio de Perón quede en el país".

Hubo otros emisarios que también fracasaron en el intento. El primero en dar ese paso fue Juan Bontempo, en ese entonces subcoordinador de Asuntos Técnicos de la Unidad Presidente de Presidencia de la Nación, según la tarjeta personal que le entregó a Rotundo.

Pero todo cambió luego de las elecciones legislativas de 2009, en las que Kirchner, Daniel Scioli y Sergio Massa perdieron contra Francisco de Narváez.

"Néstor no va a hacer la operación. Está enojado con el peronismo, ahora hay que esperar", le dijo Bontempo en la última reunión, después de los comicios, en la Casa de Gobierno.

Tras ese fracaso, llegó el tiempo para un nuevo intento. En esta oportunidad el que se acercó a Rotundo fue Ricardo Barreiro, conocido como "el jardinero" de la familia Kirchner.  Aunque la negociación también naufragó por decisión del ex presidente.

Mario sospecha, y tiene motivos, después de haber seguido piezas de la herencia del general por todo el mundo, que ese sable que menciono la ex monja Sonio Herber, pueda haber estado en manos de la Iglesia de Lujan.  Un periodista que trabajó en el diario La Verdad de Junín, diario que pertenece a la arquidiócesis de Mercedes Lujan, asegura que ese sable estuvo en custodia del cura Jorge Bruno, a quién se sindica como heredero de los contactos políticos de Di Monte, al menos hasta enero de 2015. Probablemente, del Convento de General Rodríguez,  donde lo tuvo la ex monja debajo de su cama, se haya depositado allí, en Luján.

Respecto de la pieza, no hay registros de que sucedió con ese sable, si desapareció después del ´55, en el gobierno de Isabel Perón o luego, durante la dictadura. Lo cierto es que para Rotundo es un eslabón más de la reconstrucción de la historia, y confía en que la justicia profundice los dichos de Sonia Herber, para encontrarlo.

Consultado el universo peronista que estuvo junto al general en el exilio, coinciden en señalar que el tema de los varios sables que tuvo el general, es algo que se les escapó en el tiempo.

En el avión de Alitalia que repatrió a Perón en el ´73, venía, entre otras personalidades, Jorge Conti. Viajaba como periodista enviado por Canal 11 de Buenos Aires. Fue funcionario en el gobierno de 1973-76. Se casó con Norma López Rega, viuda de Lastiri e hija de José López Rega, de quién fue estrecho colaborador. Dejó el periodismo y la política. Trabaja como escribano. Ambos, Jorge y Norma, con mucha amabilidad, respondieron,  a este portal, no saber nada de los sables, y fue Conti quién cayó en la cuenta de que con las declaraciones de la ex monja, se abría un universo de interés que nunca habían tenido en cuenta, aquellos peronistas que frecuentaban Puerta De Hierro. Norma fue más escueta, ella había sido la primera detenida en la madrugada del 24 de Marzo de 1976 y no recordaba nada de los sables, sí de los uniformes.

Mario Rotundo nos aporta un dato por demás revelador, y es lo que él sostiene que pensaban hacer en el monasterio de  General Rodríguez, nada más y nada menos que una sede del IOR, Instituto Para las Obras de la Religión, que no es otra cosa que el Banco Vaticano, una regional en Argentina, para lavar dinero de la corrupción. Una sucursal, como le gusta decir a él, Instituto per le Opere di Religione.

Teniendo en cuenta los antecedentes del Banco Vaticano en el mundo, la idea no es descabellada. Esta entidad ha sido sospechada y denunciada por lavado de dinero. En 2012 se produjo la destitución del director del IOR, Ettore Gotti Tedeschi, pretendiendo poner fin a una nueva serie de escándalos en el Vaticano.

Lo cierto es que, sobre el Banco Vaticano, que según Rotundo, Di Monte pensaba organizar en Argentina, y era con absoluto conocimiento de la cabeza de la Iglesia en Roma, pesan denuncias de toda índole.  Y aquellos Vatileaks o documentos secretos del Papa Benedicto XVI robado y filtrado en 2012, tiene informes al respecto, hecho que habría gravitado en la renuncia del anterior Pontifice.

Los planes de Di Monte se vieron truncados por estas denuncias, y luego por  su propia muerte. El heredero del general diciente con la ex monja Sonia, respecto de la construcción de lo que ella llama tumbas, el derecho canónico prohíbe el enterramiento en lugares públicos como Iglesias, de sus miembros, esas bóvedas fueron construidas con el fin de almacenar bienes y dinero.

Rotundo guarda una estampita, de la Virgen de Fátima, en cuyo reverso reza una oración a la Virgen y dice al final “Madre Alba M.N.S.F: con autorización eclesiástica”, y se pregunta por qué es necesaria esa aclaración.
 estampita
 Hablamos con el abogado de la Fundación que preside Rotundo, el Doctor Ignacio Copplet, aclara que es una tarea difícil demostrar lo que dice la monja, es como buscar una aguja en un pajar, un sable de un Perón al que la revolución Libertadora del ´55 le  canibalizo la herencia, lo hace casi imposible.

La Quinta Museo 17 de Octubre, en San Vicente, es el lugar dónde luego de los gravísimos incidentes producidos entre dos facciones del peronismo y la CGT, fueron trasladados los restos de Perón desde la Chacharita, en 2006. Debió permanecer dos años cerrada por los destrozos y los robos, cuando se reabre en 2008, muchos objetos de los que se exhiben, asumen las mismas autoridades del museo, son réplicas, incluso dos sables que allí se encuentran. Uno de ellos, según la dirección de patrimonio de la Quinta, llego allí en 1992 y se desconoce su origen, no habiendo podido determinar si es original.

Lo que aleja más aun la posibilidad de saber cómo llego ese elemento a las manos de Rubén Di Monte y por qué, en caso de que la ex monja Herber diga la verdad.

En el libro “La Segunda Muerte” de los autores David Cox y Damián Nabot, sostienen que en junio del ´87, cuando se profanó la tumba de Perón en la Chacarita, junto a las manos, se robaron una capa, una espada y una carta que Isabel Martínez había dejado sobre el ataúd. No podemos establecer vínculos entre ese sable y el que sostuvo la monja tendría Di Monte, pero es el único dato real de un elemento de ese tipo, que perteneció a Perón, que pudimos ubicar.

Cabe señalar que en el Ejército los Generales utilizan como sable de ordenanza desde el año 1946, una réplica del sable corvo del brigadier general San Martín, cuya primera entrega se formalizó el 2 de junio de ese año con una formación militar, recibiéndolos el Presidente de la Nación General de División Edelmiro J. Farrell, el presidente electo, General de Brigada Juan Domingo Perón y los restantes Generales en actividad. En aquella época y hasta finales de los años ´80 se eligió un modelo conocido como 7/8, más estilizado, menos curvo y más liviano que el del prócer. Actualmente se entrega el Facsímil que conserva sus líneas prácticamente en una proporción de escala 1:1 con el original.

Existen ejemplares documentados que fueron realizados en Arsenales del Ejército en los años ´40, incluso antes de su entrada en vigor oficial. El Arsenal Naval de Zárate continúa fabricando el modelo 7/8 y la empresa privada Jorfra de la Ciudad de Buenos Aires.

 entrega del fatimovil

  Hemos seguido infinitas pistas, la última, nos vuelve a General Rodríguez, donde se levanta la Fundación Africanista de Intercambio Cultural, donde se practica el rito Umbanda, fundado en 2012, a donde era asiduo concurrente el ex intendente de General Rodriguez,  Juan Pablo Anghileri, a quién también se lo veía junto a De Vido y López en el convento de Di Monte. El día que se entregó el famoso Fatimóvil, era uno de los que estaba en la foto.

La llave para develar el misterio la puede tener una mujer: Isabel Perón. Es el deseo de Mario Rotundo que la justicia cite a la nueva monja, para poder saber si dice la verdad respecto del sable.

A la última pista que arribamos, es la del PAI, Julio de Oba, tiene enterrado en Buzios, Brasil, un sable de quién fue 3 veces presidente de Argentina, como una ofrenda.

Esta historia continuará…

Alicia Panero