Publicado por Revista Cabildo Nº 119
Mes de Noviembre de 2016- 3era. Época
POLITICA
EL ARZOBISPO QUE ENTURBIO LAS AGUAS
DESPUÉS de aquel
cónclave vaticano, de esas tres fecundas horas debatiendo con Maradona las
grandes cuestiones metafísicas del fútbol y el equipo de Francisco, era fácil
suponer que luego de tal porrazo en el barro, el Arzobispo difícilmente podría
recuperarse, para volver sin demasiada vergüenza, al mundo de la Pontificia
Academia de Ciencias.
Pero como todos somos
pecadores que caemos una y otra vez, siempre nos quedaba la esperanza de que el
hombre se arrepintiera. No fue ése el caso de Marcelo Sánchez Sorondo; por el
contrario, parecería que el Arzobispo sintió cierta comodidad en esa dudosa
geografía de maulas y tahúres y decidió explorarla.
Atrás quedaron
aquellos arduos años de la filosofía del ser; daría la impresión que ahora, ya
fatigado por el tratamiento de las cuestiones disputadas, aceptó un
ofrecimiento algo más light y se hizo mandadero papal. Algo así como aquel
Paladino que Perón graciosamente nos despachaba a cada rato desde Puerta de
Hierro.
Por otra parte
Bergoglio, que no descuida ni un segundo su papel de presidente en el exilio,
necesitaba un mandadero de nivel, no solamente capaz de enfrentar mano a mano a
Rocío Oliva, sino de discutir el proyecto emancipador y salvífico de las
famosas tres T con lo mejor del neo kirchnerismo populista argentino.
Para eso el Papa
organizó un encuentro entre la C.G.T. opulenta, ésa de los dirigentes burgueses
y muy ricos; la izquierda de Juan Grabois, consultor de otra academia
pontificia, tres o cuatro obispos que no le hacen asco a nada y el conjunto
dirigido por la batuta suma de Sánchez Sorondo.
Nadie ignora el papel central del Papa, no
tanto en la evangelización (que de eso se ocupaban los papas de antes) sino en
darle forma a lo que sería un movimiento peronista, populista, izquierdoso,
nacional y ecuménico, con el fin, no de edificar un país mejor, sino de
perturbar hasta lo indecible, por cualquier medio, al actual gobierno.
Y Sánchez Sorondo fue
nomás a la C.G.T. a discutir con los sindicalistas muy ricos el problema de sus
representados; o sea, los muy pobres.
La cuestión se las
traía porque había interlocutores tremendos a la hora de defender a los
trabajadores,
gente dispuesta a todo
por los necesitados; repasemos quiénes estaban: Moyano, Schmid, Daer, Martínez.
Yasky, etc., etc. Desconocemos si el Caballo Suárez envió algún representante.
Y hablaron de la
pobreza y de la igualdad. Es cierto, nunca hubo nada más desigual que la
riqueza de estos sindicalistas sacada de los propios bolsillos de los
verdaderos trabajadores y la pobreza de los que dicen representar.
Cerró el encuentro el
filosofe Sánchez Sorondo con una exhortación que se las trae. Creo recordar que
la cita va desde nuestro Mártin Fierro a Cornelio Fabro en el capítulo donde
trata acerca de la adulación y otras formas de arrastrarse ante el mundo.
"Los hermanos
sean unidos porque sino se los comen los de afuera; esta unión que están pidiendo
es fundamental para la argentina y el mundo... Ustedes los trabajadores son los
que tienen que gobernar el mundo para salvarlo".
La intensidad
metafísico-político de la propuesta habla por sí misma No podríamos agregar una
coma,\ sospechamos será motivo de estudio y debate en las Academias y Universidades
del mundo. Hay -como negarlo- visibles influencias maradonianas, toques de
demagogia bergogliana, y algo de la sutileza discursiva de D'Elía. Se ve que el
Arzobispo Sánchez Sorondo abreva en la altas fuentes del saber. •