La nueva oración del Fariseo (1968) – Revista Jauja
Publicación de una revista literaria de Cartagena,
España - Septiembre de 1968.
SEÑOR: Aquí nos tienes, de pie
y a la vanguardia de tu Iglesia. Somos los practicantes del catolicismo
auténtico, el impoluto, el primitivo, renacido con el post-Concilio Vaticano
II.
SEÑOR: Gracias te damos porque
nosotros no somos como esos católicos miopes, cerrados, inquisitoriales y supersticiosos que todavía nos rodean postrados y
sumidos a la tradición caduca, y a las Jerarquías perimidas. Nosotros somos los
que ahora sabemos solo del “Cristo Cósmico”, el que junta y mezcla a todos los
hombres, sea cual fuere su fe y su ideología.
SEÑOR: Nosotros somos los que
evitamos la “inflación Mariana” y nos apena tanto fetichismo de medallas y
rosarios, imágenes y exvotos, mensajes celestiales y milagrería barata.
Nosotros somos los que queremos, acaso, los templos de paredes lisas y peladas,
crucifijos de hierros, inteligibles y retorcidos, de imágenes sublimadas en un
puro simbolismo que no estorben nuestra cristocéntrica oración salmódica, o
mental inexistente.
SEÑOR: Nosotros tenemos
compasión de las viejas beatas y sus inútiles monsergas. Definimos como
beaterías insoportables y monólogos sosos: la acción de gracias en la Comunión,
la monotonía de las novenas, y todas las inoperantes devociones medioevales.
Ahora ha llegado la hora de la acción-orante convertida en Bienestar Social.
SEÑOR: ¡Qué bien entendemos las
exigencias de nuestro moderno cristianismo. !Aborrecemos, por tanto, todo
triunfalismo en tu Pura, aérea, invisible e insustancial Iglesia: tal como Tú
la fundaste, exenta de juridicismo, escolasticismo y ostentosos formalismos
litúrgicos. Comprendemos que tu Iglesia debe ser totalmente espiritual, sin
pesado moralismo y con una dogmática simbólica, asistemática a toda ascética.
Nosotros, Señor, vamos a borrar de tu Esposa los estigmas de la funesta era
Constantiniana, y del fatídico Concilio de Trento y el de Nicea.
SEÑOR: Nosotros somos los que
creemos que el ideal es el Estado laico y socialista, la Escuela sin religión
obligatoria, el cura sin sotana, el Templo sin campanas, la evangelización sin
conversiones, el Bautismo en edad madura, la Misa dominical facultativa, la
disimulada suspensión total y paulatina de la Eucaristía; todo ello, en pro de
un Ecumenismo fraternal y pleno con nuestros hermanos los comunistas, masones,
judíos ateos, y todos los hermanos separados.
SEÑOR: No podemos tolerar a los
Integristas, que tanto daño hacen a tu Iglesia con su cerrazón
contra-reformista, viviendo todavía en las tinieblas del “Syllabus” al que, en ciertas expresiones, desgraciadamente, ahora
parecería acercarse nuestro venerado Paulo VI.
SEÑOR: ¡Danos católicos con
mentalidad nueva! ¡Danos jerarquía y clero en pleno “aggiornamento”. !Católicos
que no den importancia al Sexto Mandamiento (¿o es el Séptimo?) y solamente se
inflamen con la caridad, es decir, que sepan callar caritativamente los dogmas
estancados en las caducas fórmulas escolásticas, para devenir en un continuo
mundo evolutivo y progresista. Fieles católicos de mentalidad abierta y
dialoguista, de moral flexible y ecumenista, de testimonio sin palabras
evangélicas
y sí con hechos prácticos.
SEÑOR: ¡Líbranos de los
católicos con espíritu de Cruzada! ¡Líbranos de los curiosos y pedantes
católicos Apocalípticos! ¡Líbranos de los teólogos pesimistas y aguafiestas!
¡Concédenos, Señor, más bien, el signo
de la pobreza más eficiente en nuestra hora, que es el despojo y
desmantelamiento de nuestros templos, y que nuestros Obispos sean elegidos
democráticamente por el pueblo laical, con los votos de los militantes y
seguidores de Congar y Theilhard de Chardín, en esta era venturosa que ha
nacido para tu Santa Iglesia.
SEÑOR: Te rogamos que pronto,
nuestros sacerdotes celebren la Misa sin ornamentos, o que no la celebren, si
les place. Que resuenen en nuestros templos, pronto, las alegres estridencias
de la música que es grata al corazón de nuestras juventudes “hippies”:
guitarras, panderetas, saxofones y matracas; castañuelas, bombos y bandoneones.
¡Que caigan Señor, los últimos restos de arcaicas maniguncias!
SEÑOR: Escucha nuestra oración,
la de tus católicos “aperturistas y modernistas”, los únicos católicos
sinceros, los que han existido en todos los siglos —aunque dormidos— empeñados
en la purificación de tu Iglesia, cargada con tantos lastres inútiles, mientras
nosotros, entonamos desde ahora el “mea culpa” gratuito por sus manchas y
pecados.
SEÑOR: Para que nuestro
testimonio sea más tangible, permite Señor, que este ardiente himeneo entre tu
Iglesia y el Mundo se vea coronado, ya sin hipocresía, con la supresión del
celibato eclesiástico, que se legalice universalmente el divorcio, se canonice
al onanismo y al homosexualismo, y que en las puertas de tus templos se regalen
las píldoras anti-conceptivas. Esto será. Señor, la puesta al día de tu
inmaculada Esposa, en cálida amistad con el Comunismo y Capitalismo como mancebos
aliados a tu gloria, en pacífica coexistencia con todas las confesiones y
credos, suprimida toda exterioridad que separa, borrados los Santos y las
beatitudes que molesten, y eliminados de su seno a todos los católicos
negativos: los de la moral del “nó” y los anatemas.
ENTONCES, SEÑOR: Será el Paraíso en la
tierra; frenado y anulado para siempre el dogma cavernícola de la infalibilidad
pontificia, tu Iglesia será pura, repura, ¡recontrapura! y habremos llegado así
a la cosmovisión plena del Sr, al punto Omega, a la integración con la
Divinidad, hasta desaparecer todos, en el Todo.
AMEN
“Ibis ad Epístolam Alienam”
(Traduc.: “Irás a
Cartagena”)
Revista Jauja – Nºs 25, 26
y 27. Marzo de 1969. Págs. 91-92.
Nacionalismo Católico San Juan Bautista