TESTIMONIOS CATÓLICOS CONTRA LOS “PAPAS CONCILIARES”
Arai Daniele
Jorge
Bergoglio como se siente el emperador de Roma, también dicta una nueva
doctrina. Aquí debemos recordar el caso de San Ambrosio en Milán contra
los arrianos (La basílica a la derecha). Pero, por desgracia,
vaticanistas como Sandro Magister,prefieren
los estudios comparativos de la antigüedad frente a la desviación de
los problemas con que la Iglesia se enfrentó con el arrianismo. Pero
entonces las divergencias no surgieron frente a la autoridad de Roma y
del Papa. Hoy en día, en nombre de esta autoridad se promueven herejías
en un mundo que se dice católico, pero finge no reconocer esta
situación particular; ¡Misterio de iniquidad!
Para
entender esta diferencia real, indiscutible, repasemos algo de la
historia de la Iglesia para confrontar con ella la terrible hora actual y
comprender el deber de los católicos de denunciarla. Sería inútil
volver cada vez a discutir las desviaciones que surgen; todas están
contenidas en los documentos del Vaticano II
Para
empezar, es preciso contar con el Dr. Arnaldo Xavier da Silveira, una
autoridad en la materia, quien declaró lo que otros muchos autores dudan
todavía en declarar: el Vaticano 2 en conjunto es HERETIZANTE. Muchos
católicos, en vista de las transformaciones degenerativas evidentes en
la vida religiosa, al constar verdaderas y propias herejías
“conciliares”, fueron más allá de su diagnóstico pero tuvieron que
pasar años, en este medio siglo de nefanda demolición, para finalmente
llegar a la conclusión inevitable que este reconocimiento comedido
permite. De hecho, no representa a nuestro Señor Jesucristo, quien
promueve con sus doctrinas un proceso de ruptura y demolición doctrinal
que produce frutos de condenación. Y
esta reacción católica va llegando a algunos pocos que gradualmente
acrecientan su testimonio en el mundo en estos momentos de alguien como
Bergoglio.
Sin
embargo, se sabe que hay una corriente que quiere, en vez de arrancar
de raíz este tipo de cáncer, aplicar remedios de artificios verbales,
como es la afectada “hermenéutica de la continuidad” de Benedicto 16 que
ni siquiera ha engañado a sus compinches conciliares. Mientras tanto,
otros doctos clérigos y laicos, reaccionan en conciencia a estas
horribles contradicciones que vienen de alguien que ocupa, como si
fuera papa, la Santa Sede de la Iglesia . Así pues, reaccionan con
timidez pero manteniéndose en plena comunión con la nueva iglesia
liberal y ecumenista engendrada por la “nueva doctrina”. Se comprende
que realmente es muy difícil una audaz toma de posición contra las
novedades conciliares, promovidas oficialmente por los ocupantes de la
Santa Sede. Sin embargo, para las conciencias verdaderamente católicas
es obligada una verdadera y propia profesión de Fe pura e íntegra
Dado
que, sin embargo, la mente humana, incluso entre los súbditos
consagrados, está ordenada por encima de todo a la verdad, se tiene
noticia de que está empezando a surgir una reacción frente a los
usurpadores. A este propósito debe resaltarse que en Italia hay un
sector eminente de personajes conocidos que junto con el profesor
Brunero Gherardini, han levantado su voz para expresar su disidencia
respecto del Vaticano 2.
En
el Congreso promovido por los Franciscanos de la Inmaculada en 2010,
estuvo el profesor Gherardini acompañado por el P. Serafino Lanzetta,
párroco de la iglesia de San Salvador en Ognissanti (Florença), profesor
de teologia dogmática en el Instituto Teológico “Immacolata Mediatrice”
(Cassino – Frosinone) y director da la revista teológica “Fides
Catholica”. También estuvieron dos obispos, uno de ellos Mario Oliveri,
Obispo de Albenga, que fue molesto para Benedicto 16, pero ya no lo es para Bergoglio, que «aceptó su dimisión”.
Ahora
esto vuelve a ser noticia debido a la reacción de Bergoglio que tomó
medidas duras contra los dichos franciscanos, siempre obedientes, pero
que se atrevieron a discutir la nueva misa y el valor del Vaticano
2! ¿Cómo se atrevieron a señalar las contradicciones evidentes de
aquella asamblea conciliar?
En
este sentido hubo otro hecho el pasado 17 de diciembre, cuando en el
convenio hecho a dos pasos del Vaticano, un obispo propuso, nada menos
que el retorno al magisterio infalible de la Iglesia. Según se conoció, a
pesar del silencio mediático, que el obispo auxiliar de Karaganda,
Kazajistán, Mons. Atanasio Schneider, pidió un nuevo Syllabus que
condenara infaliblemente “los errores en la interpretación del Vaticano
2” a la luz de la tradición católica. Esto significaría tener que oír de
Ratzinger (el del anti-siyllabus) la explicación urbi et orbi acerca
de que que los opuestos pueden coincidir y de que tales contradicciones
ecumenistas no implican un obvio relativismo religioso. Ni que decir
tiene, que no tuvieron respuesta y mucho menos el Prof. Radaelli que
solicitaba lo mismo en un libro, y ahora de nuevo en otro “teología de
la calle ” !
Frente
a la tarea imposible de responder a los católicos se optó por operar
un relevo en el “papado conciliar”! Después de la sorprendente renuncia,
seguida por la introducción de un gobierno “Pampero”, ahora la
Congregación para los Religiosos opta por nuevos relevos, comenzando
por el cierre del Instituto de Franciscanos de la Inmaculada, sometido a
un comisariado para el trabajo de hacer cumplir el sometimiento al
nuevo magisterio conciliar para “sentir con la Iglesia”; ¡para que
aprendan! Ahora tenemos la reacción de los cuatro cardenales, que ya
saben lo inútil que es apelar a la Doctrina e incluso a las palabras
del Evangelio.
Es
ejemplar el caso del fundador y superior general, P. Stefano Manelli,
que venía orientando el Instituto hacia la vuelta a la tradición,
coincidiendo con la reacción antes mencionada del teólogo Gherardini, en
donde se hace evidente, como ha señalado el Dr. Arnaldo, que la
intervención “tendría como objetivo no sólo evitar la celebración por
los frailes de misas de San Pío V, sino también, y sobre todo, poner fin
a la resistencia de muchos de ellos a las heretizantes doctrinas del
Vaticano 2 y a las inauditas novedades del pos-concilio”.
Por
lo tanto resulta cada vez más claro, para aquellos que no lo crean, la
estrecha afinidad entre la doctrina conciliar y la misa de 1969. Todo
esto revela lo que significaría el actual “sentir con la Iglesia”. que
se opone al sentir perenne de la Iglesia sobre la Santa Misa y al
tradicional magisterio de 260 Papas y 20 Concilios ecuménicos. Además,
el Dr. Arnaldo en su último artículo cita 3 reglas (1º, 9 y 13) de San
Ignacio de Loyola, que deberían ser bien conocidas por el jesuita
Bergoglio, que dicen:
” 1ª – Renunciando a toda propio juicio, debemos estar dispuestos y listos a obedecer a todo a la verdadera esposa de Cristo nuestro Señor, es decir, a la Santa Iglesia jerárquica, nuestra madre . “
” 9º – alabar todos los preceptos de la Iglesia , y estar dispuestos a buscar razones en su defensa, y nunca criticarlos. “
” 13 – Para en todo acertar debemos estar dispuestos a creer que lo que nos parece blanco es negro, si la
Iglesia jerárquica así lo determina; convencidos de que entre Cristo
nuestro Señor – el esposo – y la Iglesia – su esposa – sólo hay un
Espíritu que nos gobierna y dirige por la salvación
de nuestras almas. Porque es el mismo espíritu y el mismo Señor, autor
de los Diez Mandamientos, el que dirige y gobierna la Santa Iglesia,
nuestra Madre “.
Ahora,
con “los estudios anti-modernistas de los últimos cincuenta años se
puede atribuir al Vaticano 2 la etiqueta de “hereje “, ya que, aunque no
la promueva directamente, favorece la herejía. Sus documentos están
entralazados con la herejía modernista y son cercanos a proposiciones,
escandalosas, etc. Por lo tanto, es intolerable que el “sentir con la
Iglesia” se identifique con el sentir con el modernismo del Vaticano 2.
En la raíz de esta falsa identificación hay una noción equivocada del
Magisterio de la Iglesia “.
Hasta
aquí el abogado, el Dr. Arnaldo da nombre al error (una falsa
ideología), pero no encausa a sus autores. El hecho es que para la justa
obediencia se debe reconocer a la ” verdadera esposa de Cristo nuestro Señor, es decir, la Santa Iglesia jerárquica, en la cuál entre Cristo nuestro Señor – el esposo – y la Iglesia – su esposa – no hay más que un solo espíritu. Lo que se ve y acusa a día de hoy es que la “iglesia conciliar” no sigue el mismo Espíritu de la Tradición de la Iglesia.
La cuestión
es vista por otros estudiosos católicos, partiendo de la pregunta
original: – ¿no ha dejado claro la lógica de Santo Tomas el hecho de que
el creyente no tiene que someterse a los infieles?
Así
pues, viendo que la sumisión al papa católico fiel tiene por razón la
Fe – a la cual está ligado el poder en la Iglesia – y estando la
“autoridad” del Vaticano 2 apoyada en una doctrina (al menos
heretizante) y demostrablemente falsa de la que los «papas conciliares”
son promotores, ¿acaso no está el fiel católico autorizado -no tiene
la autoridad- a no someterse a las autoridades conciliares infieles a
la Fe católica? En este punto se siguen dos preguntas: 1 – ¿es que se
puede negar que el católico tiene autoridad personal (conciencia) para
negarse a aceptar la falsa autoridad conciliar (Gálatas 1: 8; 2 Jn 2,
10)? 2 – si la autoridad (derivada del mandato
divino de anatematizar al infiel que tiene otro evangelio) no es orden
jerárquico, por qué su ejercicio no debe ser legítimo (incluso
necesario) en la comunión de los santos?
La respuesta del profesor Nougue fue la siguiente: “Si
se trata de negar la autoridad desviada de la Fe, entonces, sí, todo
creyente tiene el deber de” anatematizarla “. Sin embargo, si se
anatematiza “propre”es
decir, según el modo de una sola autoridad, esto es exactamente la
cuestión, , respecto de los llamados “papas conciliares” (o no-papas”,
según como se mire), se disputa la sedevacância. Yo particularmente
como siempre he dicho públicamente, prefiero a suspender el juicio en
esta segunda parte de la pregunta, pero sin renunciar a la categórica
afirmación en cuanto a la primera, donde el lema que escribi ( No sólo
no estamos obligados al Magisterio’ conciliar en cuanto tal, o sea en
ningún punto obediencia , sino que deberíamos tener una oposición católica continua y sin concesiones. ). Hoy en día ya no se ve esta cuestión controvertida, pues aboga por un concepto de autoridad católica…relativa!
Un problema de la conciencia que el católico debe resolver
Tenga en cuenta que el ‘propre’ de
la solución anterior ya ha sido registrado en la larga historia de la
Iglesia cuando la parte inferior (la Comunión de los Santos) se opuso a
la jerarquía en asuntos de fe.
Hoy
en día llegar a una oposición representativa en número parece
imposible por la apostasía general. Pero los hechos contingentes no
anulan la posición católica esencial ante la defensa de la Fe. Los
preclaros obispos Lefebvre y Castro Mayer, hicieron algunas
declaraciones cercanas al juicio esperado sobre la autoridad
desviada de la Fe, pero sin tomar la posición clara que se
esperaba. Don Mayer la hizo al final, pero sólo de viva voz y ante un
pequeño número de oyentes, entre los cuales el mismo superior de la
FSSPX.
En
este punto, quien esperaba el juicio público de los obispos, como era
mi caso, dejó de apoyarse exclusivamente en el propio juicio en
conciencia, suspendido delante de los demás. De hecho, se había afirmado
que había anticristos en el Vaticano y que tenían a la cabeza un
anti-Papa. Es un juicio demostrable por las palabras y los hechos de los
mismos conciliares ante el Magisterio, de acuerdo con la ley de la
Iglesia y también por el testimonio de los dos obispos que, declarando
esa sospecha públicamente, se confirmaban en ella debido a la respuesta
negativa en la fe que obtuvieron con sus esfuerzos para aclararla ante
las autoridades conciliares que se demostraban infieles de modo
pertinaz.
Lo
que espanta hoy en día, sin embargo, no es tanto la suspensión del
juicio público por parte de muchos eruditos laicos sobre el problema –
ya que un buen número de anti-modernistas ya lo hacen en conciencia –
pero sí espanta que muchos sacerdotes no tengan la misma preocupación
que los dos obispos por alcanzar el criterio necesario en materia de fe y
de caridad; en el deber de defender la fe de la Iglesia, sin
parcialidad, incluso ante autoridades investidas (abusivamente) de la
más alta dignidad eclesiástica. Y esto, a pesar de que al consagrar
diariamente en la santa misa, pronuncian el “una cum” sospechosos del
más grave delito de corromperla fe. Por tanto incurren, por lo menos,
en el riesgo deliberado de pronunciar una mentira en el momento más
sagrado de sus funciones – ante la presencia real de Nuestro Señor.
Ahora
bien, creo que muchos eruditos tienen parte en este juicio errado,
porque siguen el silencio de doctos autores evitando como la peste a los
llamados “sedevacantistas”. Prefieren tener un “papa herético”!
La cuestión más grave es el respeto humano que despierta esa “palabrota” [una cum]; por el miedo de ser calificado de algo que hoy parece más odioso que el antisemitismo!
Pero el hecho es que no hay una verdadera resistencia sin haber referencia a la Verdad, al Santo Sacrificio y a la Oblatio Munda, que excluye intenciones heretizantes. Sólo por medio de la adoración del Dios se puede apelar a su intervención.
Por
lo tanto, hay que pregunta a voces a los buenos sacerdotes que
completen sus juicios sobre la cuestión de la que depende la continuidad
de la Iglesia y la integridad de su doctrina.
(*) Artículo “La acusación católica santa de« Papas conciliares “( http://wp.me/pWrdv-vz ).
Falso concepto de la infalibilidad
El Dr. Arnaldo sigue: “Está claro que los heretizantes novedades del Vaticano 2, incluso después de cincuenta años de aggiornamento conciliar, nunca dependieron del consenso en la Santa Iglesia, tanto en el cuerpo docente como en el discente.
En la carta apostólica Tuas Libenter de
1863, Pío IX pone de relieve la importancia fundamental de este
consenso, iindicando la sumision que ha de darse a la fe divina “también debe extenderse a lo que se transmite por el Magisterio
ordinario de la Iglesia entera, extendido por todo el orbe, como
divinamente revelado, y es considerado como perteneciente a la fe el
consenso universal y constante de los teólogos católicos “.
Más adelante Pío IX establece que los fieles también deben someterse “a
los puntos de la doctrina en los que el consenso común y constante de
los católicos son vistos como verdades teológicas y conclusiones en la
medida que las doctrinas opuestas, aunque no pueden decirse heréticas,
sin embargo, merecen alguna otra censura teológica ” (Denzinger-Hünermann, 2875-2880).
Ahora,
después de más de cincuenta años de “ministerios” con palabras y hechos
al menos heretizantes, hay una cuestión fundamental que precede a ésta y
que requiere el “consenso en la Santa Iglesia”, es el consenso sobre la
legitimidad del papa elegido en el cónclave después de la muerte de Pío
XII y los posteriores cónclaves que eligieron a “autoridades
heretizantes”. Este “consenso” al menos después de Juan 23, no puede
darse por sentado, porque no lo fue en toda la Iglesia.
Ningún cónclave tiene valor absoluto en la Fe si produce autoridades heretizantes. Luego hay que decir:
Es
sorprendente que en muchos teólogos modernos, el “sentir con la
Iglesia” no tenga que admitir rechazar las elecciones al Magisterio
supremo – que envuelve la infalibilidad – sino admitir a clérigos
modernistas que niegan las enseñanzas del pasado, aunque garantizada
incontestablemente por la infalibilidad del Magisterio extraordinario o
el ordinario de la Iglesia universal en la la Ley De la Iglesia,
necesaria para la continuidad de la identidad apostólica del Vicario de
Cristo.
Estos
profundos estudios demuestran plenamente que no hay cómo interpretar el
Vaticano 2 en la línea de la “reforma en la continuidad”, propuesta
hoy por el promotor de la “autoridad conciliar” heretizante “del
modernismo ya condenado por los Papas y la nouvelle théologie condenada por Pío XII en la encíclica Humani generis de 1950.
“en ella, de hecho, se habla del elemento dinámico de los textos
conciliares, que convergen todos ellos en el vórtice del modernismo,
que en sus diversas corrientes, incluso hoy día se pavonea como si
fuera verdadera doctrina católica”.
El
problema es profundo :. “El eminente teólogo dominico P.
Garrigou-Lagrange se preguntó, desde mucho antes del Vaticano 2, adonde
iba la théologie nouvelle, y respondió:” Ella redunda en el
mismo modernismo, ya que aceptó la propuesta que éste le hacía:
sustituir, como si fuera una quimera, la definición tradicional de la
verdad, ‘ adaequatio rei et intellectus ‘ por una definición subjetiva, ‘mentis et realis vitae adaequatio’ . La
verdad ni sería ta la conformidad del juicio con la realidad
extramental, y con sus leyes inmutables, sino la conformidad del juicio
con las exigencias de la acción y de la vida humana en evolución. La
filosofía del ser u ontología se sustituye por la filosofía de la acción
que define la verdad ya no como una función del ser, sino de la de
acción. Termina, pues, en la posición modernista (…). Por eso Pío X dijo
de los modernistas: “ellos pervierten el concepto de la verdad eterna
‘(…). Bien por dejar de defender la definición tradicional de la verdad,
o permitir que sea considerada como una quimera, o decir que es
necesario sustituirla por otra, vitalista y evolucionista, esto conduce
al relativismo completo y esto es un error muy grave . “
Ahora
bien, San Pío X condenó a los modernistas, como infieles que no
permanecían ya en la Iglesia, y mucho menos en posiciones de
autoridad. Equivaldría a someter a los creyentes a los no
creyentes. Que Dios no lo permita.
De Pro Roma Mariana