Se viene una semana decisiva para Macri
Por Emiliano Rodríguez - 09/09/2018
Para la gestión de Cambiemos es
determinante la negociación que la Casa Rosada viene manteniendo con
gobernadores en buscar de sellar el Presupuesto 2019, con las nuevas
pautas de ajuste fiscal que el presidente Mauricio Macri pretende
acordar con los mandatarios provinciales. Se trata de una discusión tan
crucial como la que el macrismo lleva adelante con el Fondo Monetario
Internacional (FMI), con la premisa de rubricar un nuevo acuerdo
que le permita a la Argentina disponer de un mayor respaldo financiero.
Quedó atrás para el Gobierno la disparada del dólar, de igual manera que
el operativo maquillaje aplicado en el Gabinete nacional, con la
degradación incluso de Ministerios clave a la figura de Secretarías de
Estado, como el caso de Salud y Trabajo, por ejemplo.
Ya perdieron sus cargos los "monjes"de
la mesa chica de la coalición gobernante Mario Quintana y Gustavo
Lopetegui como lugartenientes del jefe de Gabinete, Marcos Peña, y
quedaron descartadas, por el momento, incorporaciones de dirigentes
provenientes del radicalismo a la estructura de Poder que encabeza
Macri. Se habló bastante incluso de la posibilidad de que Ernesto Sanz,
Alfonso de Prat-Gay y/o Martín Lousteau se sumaran al Gabinete, al igual
que el economista Carlos Melconian, ex presidente del Banco Nación
durante el macrismo y crítico de la gestión de Cambiemos ahora(y antes también).Nada de ello sucedió.
Referentes
del Gobierno y del radicalismo salieron en los últimos días a brindar
tenues explicaciones al respecto, aunque sí se agudizó la interna que
mantienen la diputada nacional y fundadora de Cambiemos, Elisa "Lilita"Carrió, y el presidente del Comité Nacional de la Unión Cívica Radical (UCR),el gobernador mendocino Alfredo Cornejo.
"Me queda
muy en claro que el Presidente valora el aporte del radicalismo en
estos dos años y medio de gobierno nacional de Cambiemos. Declaraciones
altisonantes de algún miembro son solo eso",
subrayó Cornejo, en referencia a unos dardos envenenados lanzados por
Carrió supuestamente en contra de Sanz y de Lousteau, más allá de que
después "Lilita" salió a aclarar que no había vetado el ingreso
de ambos al Gabinete. Lo cierto es que la diputada nacional dijo que no
tenía sentido incorporar al Gobierno a un "ladrón"y a una "estrella de televisión", expresiones que -aunque en forma elíptica- fueron cuestionadas por Cornejo durante un acto con Macri en Mendoza.
Lo que viene, lo que viene...
Todo ese
revuelo, sin embargo, quedó atrás para el Gobierno, que en las últimas
horas concentró sus energías en apenas dos objetivos cruciales: rubricar
un pacto con mandatarios provinciales en busca de asegurarse el
Presupuesto 2019 en el Congreso y sellar un nuevo acuerdo con el FMI. El
macrismo se aferra a ambas gestiones y busca coronarlas con éxito en un
intento por garantizarse gobernabilidad, en momentos en los que la
administración de Cambiemos transita por una crisis de confianza
producto del evidente fracaso de las políticas económicas que ha llevado
adelante.
El Gobierno
envió al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, a negociar con la
directora gerente del Fondo, Christine Lagarde, y con la mira puesta en
el Presupuesto 2019, designó al titular de la cartera de Interior,
Rogelio Frigero, para que lleve adelante el operativo "rosca"con las provincias.
Mientras tanto, el macrismo abrió un frente preventivo, con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, como "mariscal de campo",en
medio de temores de que se produzcan nuevos ataques a supermercados,
después de los ocurridos en algunas localidades del interior del país,
incluso con un chico de 13 años fallecido durante un intento de saqueo
en Chaco. Bullrich, en este sentido, planteó que dirigentes políticos
vinculados al kirchnerismo estaban organizando saqueos y revuelo social,
por lo que se inició una investigación judicial e incluso legisladores
del Frente para la Victoria (FpV), entre ellos, el converso
Leopoldo Moreau, reclamaron que se presente en el Congreso para brindar
precisiones sobre su denuncia.
Una fecha
clave para el Gobierno será la de este martes 11 de septiembre, cuando
Macri se reúna con gobernadores buscando dar la bendición final al
proyecto de Presupuesto 2019 con las pautas de ajuste fiscal que
pretende el jefe de Estado y que apuntarían a un déficit cero para el
año que viene -una reducción significativa con relación al 1,3% previsto
originalmente-.
De todos modos, según pudo averiguar la agencia Noticias Argentinas, los mandatarios provinciales esperan "escuchar e informarse"antes
de rubricar su visto bueno y estiman, además, que es poco probable que
ese mismo día expresen públicamente su acuerdo y se tomen esa foto que
tanto anhela conseguir Macri, con todos juntos, sonrientes. El ánimo de
la mayoría de los denominados gobernadores dialoguistas es "apoyar y ayudar"en
forma responsable a la gestión nacional que lidera el ex alcalde
porteño, aunque en las últimas horas dejaron en claro que no van a "firmar a libro cerrado",sobre todo luego de que la Argentina iniciara una nueva ronda de negociaciones con el FMI.
Río revuelto
La gestión macrista pretende robustecer aquel acuerdo "stand by"por
50.000 millones de dólares, después de que el billete estadounidense
superara la barrera de los 40 pesos por unidad para la venta en el
mercado de cambios doméstico, estableciendo así un nuevo récord
histórico.
El Gobierno sabe que tiene por delante un
trimestre de riesgo antes de que finalice 2018, producto de la crisis
económica que golpea al país y que caldea los ánimos en la sociedad, en
los sectores más postergados, pero también en la clase media, allí donde
Cambiemos atesoraba, al menos hasta los comicios legislativos del año
pasado, a la mayor porción de su núcleo duro de votantes. Transcurrido
el verano, los cañones en 2019 estarán decididamente enfocados en la
campaña electoral y en la premisa de renovar el mandato de la coalición
de Gobierno tanto en la Nación, como en la Provincia y en la Ciudad de
Buenos Aires.
En este
contexto, el complejo momento político por el que transita Cambiemos
generó que se desatara en las últimas semanas un pequeño festival de
dirigentes de la oposición manifestando o dejando entrever sus
pretensiones de competir por la Jefatura de Estado el año que viene.
Competir
ellos o bien liderar un proceso electoral que eventualmente consiga
desbancar al macrismo. En esa nómina podrían figurar, entre otros,
Miguel Pichetto, Felipe Solá, Juan Manuel Urtubey, Sergio Massa, Agustín
Rossi, Alberto Rodríguez Saá y hasta Juan Manzur, Juan Schiaretti y
Sergio Uñac, de quien incluso aparecieron pintadas en la ciudad de La
Plata encuadradas en la contienda presidencial que se avecina.
En medio de
este río revuelto, la única que puede jactarse de poseer un respaldo
cautivo de votantes es la senadora Cristina Kirchner, aunque está más
preocupada por estos días por el frente judicial que por el político: su
ex financista Ernesto Clarens declaró durante más de ocho horas la
semana pasada ante el fiscal Carlos Stornelli -por tercera vez- y el
juez federal Claudio Bonadio finalmente le otorgó el beneficio de
comparecer como "arrepentido"en la causa de los cuadernos de
Oscar Centeno y el supuesto pago de coimas millonarias de parte de
empresarios durante el gobierno anterior.
Cristina parece haber quedado contra las cuerdas, pero sabe que goza del apoyo -por fuerza mayor-del peronismo con poder territorial en la provincia de Buenos Aires y que incluso dentro del mismo Partido Justicialista (PJ) son varios los que consideran que debe tomar parte en la contienda electoral.
También son
varios los que sostienen que al gobierno de Macri le conviene más una
Cristina libre, con problemas ante la Justicia y participando de la
campaña proselitista que, tras las rejas, como terminó ocurriendo con el
líder populista Luiz Inácio Lula da Silva por aquí cerca, en Brasil.