Muchos militares sufren prisiones injustas, afirma monseñor Olivera. Por Agustín de Beitia
El obispo castrense, monseñor Santiago
Olivera, se preguntó si realmente se ha hecho justicia con el ex cabo de
la Fuerza Aérea Julio Narciso Flores, de 61 años, quien fue condenado
el pasado 2 de septiembre a 25 años de prisión por delitos de lesa
humanidad, algo que le atribuyen haber cometido a los 19 años, bajo el
supuesto de que integraba un grupo de tareas.
Al ser consultado sobre este caso por La Prensa,
monseñor Olivera respondió que “cuando la Justicia está ideologizada no
es Justicia” y añadió que muchos militares están sufriendo detenciones
abusivas. “Dentro de unos años vamos a tener que pedir perdón por estos
tiempos”, añadió.
Flores se encuentra detenido en Salta,
ciudad que el obispo tenía previsto visitar este fin de semana para una
reunión con capellanes de las distintas fuerzas de la zona noroeste, y
La Prensa quiso saber si tenía pensado visitarlo. El obispo explicó que
compromisos de último momento lo obligaron a cancelar el viaje, que
estaba pensado para que coincidiera con la festividad del Señor y la
Virgen del Milagro, aunque aceptó conversar sobre la situación de los
militares detenidos.
“El viaje a Salta tengo que
reprogramarlo, pero no creo que pueda ir en lo que queda del año. Será
el año próximo”, expresó, antes de aclarar que sí estará en Jujuy el
lunes para presidir una ceremonia en la que impartirá el sacramento de
la Confirmación a un grupo de soldados y de fieles.
Será una visita de unas pocas horas que
no dejará tiempo para ver a ningún detenido, aunque el obispo asegura
que siempre se toma tiempo para visitarlos. “En Córdoba lo he hecho, en
Buenos Aires también, y me gustaría visitar a los que tengo allí. Los
capellanes son los que van haciendo el nexo, o bien son las familias las
que me piden. Pero yo estoy visitándolos y cuando vaya a Salta me
encantará visitarlos también”, señaló.
– En Salta hay dos militares detenidos
en el penal de Cerrillos, y otros seis tienen prisión domiciliaria por
delitos de lesa humanidad. Otros dos están detenidos en el penal de
Güemes por otras causas, mientras que un ex juez, Ricardo Lona, también
tiene domiciliaria por lesa humanidad. ¿Usted dice que irá a verlos
entonces?
– Sí, lo registraré sin dudas. Es parte
de mi ministerio acompañar a aquellos fieles nuestros que están
sufriendo, muchos de ellos injustamente.
– Uno de los detenidos en el penal de
Cerrillos acaba de recibir una condena de 25 años de prisión. Es Julio
Narciso Flores, salteño, ex cabo de la Fuerza Aérea, que tenía 19 años
en el momento del delito que le imputan. Su nombre apareció en el libro
de guardia de la Brigada Aérea de Palomar y el juez interpretó que, como
ese lugar es considerado un centro clandestino de detención, debió ser
parte de grupos de tareas que privaban de su libertad a detenidos en la
llamada Mansión Seré. Tengo entendido que no existen en la causa ni
indicios ni testimonios que lo vinculen con los hechos. Tenía 19 años y
lo presentan como jefe de patrulla. ¿Qué responsabilidad podía tener?
Parece contrario al sentido común. ¿Es esto Justicia? ¿Qué opina?
–
La misma pregunta me haría yo. Cuando la Justicia está ideologizada no
es verdaderamente Justicia. Porque la Justicia implica escuchar; y para
el detenido, poder expresarse. Y siempre debe prevalecer el sentido
común. En este caso concreto, el acusado tenía 19 años… con todo lo que
eso implica. Este es un tema que requiere ser pensado con seriedad en la
Argentina. Primero hay que conocer el mundo militar y lo que es la
obediencia. Y después, pensar en el papel de un joven de esa edad. Que
se lo haya condenado… Las injusticias me constan. Las he visto. Hace
poco absolvieron a un hombre que insistía en su inocencia. Estuvo ocho
años preso. ¿Quién le devuelve los años detenido? ¿Y el dolor? A los
acusados de crímenes de lesa humanidad se los presenta como lo peor. Sin
desmedro de las gravedades que se puedan haber cometido, hay que mirar
la historia con verdad y con Justicia. Sin venganza.
– En todo el país hay más de 2.000
presos entre militares, policías y civiles acusados de presuntos delitos
cometidos en los 70. Muchos de ellos tienen prisiones preventivas
eternas. Y mientras tanto van muriendo. Ya murieron 538 en cautiverio.
Como usted decía, hay muchas injusticias cometidas con estos hombres. Se
ha demolido el estado de derecho para llegar a las condenas, hay casos
de ancianos privados de medicamentos… ¿Qué reflexión le merece?
– Dentro de unos años vamos a tener que
pedir perdón por estos tiempos. En primer lugar porque -no sé si hay
muchos que se animen a decirlo-, también tenemos que agradecer a muchos
de los hombres de nuestras armas que han defendido a nuestra Patria.
Esto es verdad. Ha sido gente que ha tenido que defenderse de ataques
guerrilleros, perpetrados aun en tiempos democráticos, que han sido
terribles. Vamos a tener que pedir perdón. Muchos estamos callados y se
están cometiendo graves atentados contra la Justicia, contra el derecho
humano más elemental. Eso de las prisiones preventivas eternas claman al
cielo. Es cierto, hay hombres enfermos. Me da mucha pena cuando han
muerto sus mujeres, cuando no han podido estar para los bautismos o
casamientos de sus hijos, de sus nietos. Me parece que a veces es
crueldad. Y por eso insisto en que parece más venganza que Justicia.
– Hay una presunción de culpabilidad …
– Sí, exactamente. Y no al revés, como
debería ser, que existiera una presunción de inocencia. A veces no los
dejan ni expresarse a los detenidos. Como si ya tuvieran la decisión
tomada y todo lo demás fuera una pantalla.
– Ahora, por lo que venimos hablando, ¿no cree que hay que revisar estos juicios? ¿No están viciados de nulidad?
–
Yo creo que muchos estarán viciados de nulidad. Hay abogados que están
trabajando en el tema. Lo que ocurre es que tampoco tiene mucha prensa
quien está dispuesto a pensar a favor. El papa Francisco dice que hay
que tener cuidado con las ideologías de uno y otro lado. A veces del
otro lado también pueden ser muy duros. Al que se atreve a decir que se
están cometiendo injusticias lo presentan como alguien que intenta
bendecir otras cosas. Pero la Justicia es Justicia. También los
militares lo viven así. Piden que se haga justicia y que pague quien
tenga que pagar. Pero pareciera que muchos están pagando y no tienen
nada que pagar. Y después de años les dicen que están absueltos y nadie
pide perdón.
– Son pocos los obispos que denuncian
estas situaciones: usted, entre otros, monseñor Baseotto, y alguno más.
Hace exactamente un año, en septiembre de 2018, distintas entidades como
Justicia y Concordia, Afavita, el Centro de Estudios Salta y otras,
fueron recibidas en la sede de la Conferencia Episcopal y reclamaron a
la Iglesia que eleve su voz ante la persecución de los militares. Esto
no ocurrió. ¿Por qué el silencio de la Iglesia ante estas injusticias?
– Sí, la pregunta es compleja. He
hablado con algunos obispos y con el presidente del Episcopado, monseñor
Oscar Ojea, y él sabe, y me apoya, y descansa en que yo, como obispo
castrense, vaya acompañando y haciendo notar estas situaciones. Dios
quiera que sean tiempos, algún día, en que podamos expresarnos con mayor
libertad. Avanzar en un camino de mayor justicia, que es lo que merecen
los que están sufriendo. Yo puedo hablar por mí. No me animo a hablar
de ese cierto silencio. Quizás por este tiempo. Quizás porque se pueda
pensar que uno quiere avalar otras cosas. Pero hay que insistir en que
la historia no se puede mirar con un solo ojo. Con esta idea de que hay
algunos que son los más malos, se olvida un momento democrático que
pedía una acción eficaz contra la subversión. Después si hubo excesos
hay que juzgarlos. Después hay contradicciones. Por ejemplo, en el hecho
de que el Estado se haya convertido en querellante de algo que él mismo
Estado había pedido. Si hubo excesos, todos deben ser puestos en la
mira. También los políticos de su tiempo…
– Hay un clima de época que obliga a
tener esa mirada parcial sobre el pasado y a mantener una presunción de
culpabilidad sobre toda esta gente.
– Fueron muchos años de hacer un solo
discurso. Se ha formado a muchas generaciones como si, en sí mismos, los
militares fueran malos. Yo en estos dos años que llevo en este
ministerio me he encontrado con hombres de bien, de amor a la Patria, de
amor a la familia, de amor a Dios. Pero hoy es políticamente incorrecto
decir muchas cosas y sin embargo hay que decirlas.
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