POLÍTICA SACADA DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS (Parte V)
DEL AMOR A LA PATRIA
PROPOSICIÓN I: Hay que ser buen ciudadano y sacrificar por la
patria, si llega la ocasión, todo lo que se tiene, hasta la propia vida;
donde se habla de la guerra.
Si tenemos la obligación de amar a todos los hombres, y para los
cristianos especialmente no deben existir extranjeros, con mayor motivo
nos veremos obligados a amar a nuestros compatriotas. Todo el amor que
se tiene por sí mismo, por la familia y por los amigos se reúne en el
amor a la patria, sobre la que reposan nuestra felicidad, la de
nuestras familias y la de nuestros amigos.
Por eso, los sediciosos, que no aman a su patria y llevan a ella la
discordia, son la execración del género humano. La tierra no los puede
soportar y se abre para tragarlos. De esa manera perecieron Coré, Datan
y Abirón. "Si éstos murieren -dice Moisés- de la acostumbrada muerte
de los hombres, y los visitare azote que suele visitar a los demás, no
me envió el Señor. Mas si el Señor hiciera una cosa nueva, de manera que
abriendo la tierra su boca se los trague, y todo lo que a ellos
pertenece, y descendieren vivos al infierno, sabréis que han blasfemado
contra el Señor. Luego, pues, que acabó de hablar, se abrió la tierra
bajo sus pies, y se los tragó juntamente con sus tiendas y todos
sus haberes" (Núm XVI, 28 etc.).
Así eran castigados aquellos que sembraban la discordia entre el pueblo.
No se podía convivir con ellos; había que apartarse de ellos como de
apestados. "Retiraos -dice Moisés- de esos hombres impíos, y no queráis
tocar lo que a ellos pertenece, porque no seáis envueltos en sus
pecados" (Núm XVI, 26).

