Desde un punto de vista progresista, ¿por qué Guadalajara no habría de tener costa?
Ayer se supo que dos diputados del PSOE -una de ellos, diputada
por Guadalajara- registraron en el Congreso el pasado mes de abril varias preguntas sobre la aplicación de la Ley de Costas en la provincia de Guadalajara. Como hay lectores no españoles de este blog que no conocerán bien la geografía española, he de señalar que dicha provincia no tiene salida al mar. Pero desde un punto de vista progresista, ¿por qué no ha de tenerla?
Por el relativismo hacia el absolutismo
El gobierno niega en el parlamento que abortar sea acabar con una vida humana
El País tacha el aborto de ‘barbarie’ y ‘asesinato’, pero sólo si se mata a niñas
De hecho, me ha sorprendido la respuesta que dio ayer la citada diputada del PSOE por Guadalajara, Magdalena Valerio, a un tuitero que le comentó este tema:
Desconozco si la diputada se acababa de enterar de la noticia o de que Guadalajara no tiene costa. Tampoco soy capaz de imaginar cómo se puede asociar el concepto estar vigilante
con algo tan sencillo como evitar registrar varias preguntas al
gobierno para que te informe sobre las inexistentes costas de la
provincia a la que representas. ¿Tanta vigilancia implicará para alguien
del PSOE algo tan sencillo? El caso es que ésa me parece una respuesta muy poco progresista. Recordemos que en 2010, en un intento bastante idiota de enmendarle la plana a Jesucristo, Zapatero afirmó que “la libertad es la que nos hace verdaderos”.
Es decir, que si uno ejerce su libertad de expresión afirmando, por
ejemplo, que Guadalajara tiene costas, eso le aproxima a uno al ideal
progresista de la verdad, aunque en términos reales esté pronunciando un
disparate. También se pudo haber acogido a una fórmula muy progresista: decir que la ausencia de costas en Guadalajara es “un concepto discutido y discutible”…
Éste no es el peor disparate que ha llevado el PSOE al Parlamento
De hecho, otros dirigentes del PSOE han pronunciado disparates más colosales y con efectos más perniciosos,
y no sólo no encontraron apenas reproches entre sus propias filas, sino
que las monumentales burradas que soltaron incluso han creado escuela
entre la progresía. Sin ir más lejos, hace 4 años la entonces ministra
de Igualdad Bibiana Aído dijo que al hablar de un niño por nacer de 13 semanas de vida “no podemos hablar es de ser humano porque eso no tiene ninguna base científica”. Es decir, que para esa dirigente socialista lo científico es afirmar que las mujeres conciben seres no humanos. La declaración de Aído fue una muestra de claro analfabetismo científico, pero desde entonces muchos progres la han repetido como loros, y para colmo de males, en 2010 inspiró la aún vigente ley del aborto, que otorga a los niños por nacer los mismos derechos humanos que a las alcachofas. Es decir, ninguno.
Si ya fueron a por la ciencia, ¿por qué no la geografía?
Al fin y al cabo, para la progresía la verdad no tiene un valor per se, sino un valor meramente instrumental:
si estorba se la niega sin más, e incluso se estigmatiza y hasta se
censura al que se atreva a defenderla. Recordemos, a propósito del caso
de la vida prenatal, los ataques de El País llamando “ultras” a los que discrepábamos de la ministra en 2009, y el descaro con el que llegó a tachar de “anticientíficos” a los científicos que contradicen a Aído (el mismo diario no tuvo reparos en contradecirse años después, dejando claro que sí que considera tortugas a los huevos de tortuga; incluso llegó a reconocer la humanidad de los humanos en edad prenatal… pero sólo cuando son niñas). Este mismo año otra diputada del PSOE, Ángeles Álvarez, pidió que se censurase una campaña católica por afirmar la humanidad de los embriones humanos, es decir, por afirmar una evidencia científica. Pero la niega el partido y eso es lo que importa.
El gobierno de Zapatero llegó a cuestionar la vida humana en el Parlamento
Las declaraciones de Bibiana Aído no son un caso aislado. En 2009 la diputada socialista Elena Valenciano negó sin más a los niños por nacer su condición de seres vivos.
Debe pensar que las mujeres conciben objetos de naturaleza mineral, que
crecen y se desarrollan como cualquier ser vivo por arte de magia… En
la misma línea, en octubre de 2010 el gobierno de Zapatero negó en sede parlamentaria que abortar sea eliminar una vida humana, y lo hizo cuestionando el concepto mismo de vida humana: “abortar
no supone acabar con una vida humana porque sobre el concepto de ser
humano no existe una opinión unánime, una evidencia científica, ya que
por vida humana nos referimos a un concepto complejo basado en ideas o
creencias filosóficas, morales, sociales y, en definitiva, sometida a opiniones o preferencias personales“.
Ese insulto a la ciencia, a la inteligencia y a la verdad tomaba como pretexto una tesis atrozmente relativista: que la verdad -incluso una evidencia científica- deja de serlo si ellos la cuestionan.
Y digo ellos, porque cualquier afirmación que ellos hacen, por absurda
que sea, se convierte en un dogma sobre el que no toleran discusión. Hay
que recordar que la formulación de los derechos humanos hecha
tras la Segunda Guerra Mundial se funda en la ley natural, es decir, en
una verdad universal derivada de la propia naturaleza humana,
de la que se derivan esos derechos anteriores al Estado. Si se parte de
la premisa relativista de que todo es cuestionable, incluso el concepto
de vida humana, los derechos humanos quedan en suspenso, sometidos a los
caprichos de la mayoría. De esa forma el relativismo, al negar toda verdad objetiva, incluso los derechos humanos, conduce irremediablemente a la tiranía.
¿Acabarán reclamando el ‘derecho’ de Guadalajara a tener costas?
Si el PSOE ha sido capaz de convertir en doctrina oficial del Estado
una mentira tan colosal como la negación de la humanidad de ciertos
seres humanos, intentando imponer a la sociedad esa falsedad como si
fuese un dogma, si ha sido capaz de cuestionar incluso la vida
humana para justificar su apoyo al aborto, ¿por qué no iba a afirmar en
serio que Guadalajara tiene costas? Al menos, de momento, esta
afirmación no ha servido de base para llamar “derecho” a matar a nadie,
ni la han usado para insultar y pedir que se censure a los que afirmamos
que en Guadalajara no hay costa alguna. Claro que al paso que va el
PSOE, todo se andará. ¿Tardaremos mucho en ver una campaña socialista invocando el “derecho” de los guadalajareños a tener costa?
¿Exigirán desde el PSOE la entrega a Guadalajara de un trozo de
Castellón para poder ejercer ese “derecho” progresista? ¿Obligarán en
los libros de texto escolares a suprimir toda afirmación que niegue que
Guadalajara tiene costas, y estigmatizarán a los que nos atrevamos a
negarlo, bajo argumentos tan típicamente progresistas como llamarnos fachas, ultras, carcas y retrógrados, y acusándonos de atentar contra la geografía y de odiar a los guadalajareños? Si
ya han sido capaces de hacer todo eso para justificar una matanza de
inocentes, ¿por qué no habrían de hacerlo para algo tan inocuo como
decir que Guadalajara tiene costa?