miércoles, 26 de noviembre de 2014

La cadena de crímenes que trae el aborto

La cadena de crímenes que trae el aborto

Aceptado el aborto, ¿qué argumentos lógicos pueden alegarse para detener el infanticidio, la eutanasia y otras formas de asesinato?
La lógica a menudo no asiste a nuestros contemporáneos. Sin embargo, la lógica dice que además del asesinato llevado a cabo por la ley del aborto existen otras consecuencias. No sólo la madre es afectada para toda la vida, también lo es su familia.
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Imaginemos una cena de Navidad…
El aborto crea las condiciones para relativizar los crímenes que le siguen. Hoy vemos que el crimen de infanticidio está aumentando. Incluso hay niños que matan a sus padres. Es claro que si el aborto provoca la pérdida de la noción del bien y del mal, cualquier delito podrá ser excusable para esa mentalidad. Quien acepta el aborto, ¿no pierde la noción de bien y de mal?
Consideremos la eutanasia. Es un crimen infame. Analizándolo bien, resulta de la misma mentalidad que produjo el aborto.
Santo Tomás de Aquino, el Doctor Angélico, dice que el principio de contradicción es el axioma de que la verdad y la falsedad nunca existen en una cosa simultáneamente y en el mismo sentido. Quien pierde la noción de la contradicción entre el bien y el mal es susceptible de aceptar cualquier mal. Esta es la consecuencia más devastadora del aborto, que es en sí un crimen que clama al Cielo y a Dios por venganza. Cuando los abortistas cometen este crimen, son responsables por el desarrollo de una mentalidad que lleva a muchos otros crímenes.
Si se acepta el aborto, que mata a un ser humano antes de nacer, ¿por qué no aceptar darle muerte al final de la vida? A menudo, una mala situación económica es la justificación que se alega para realizar un aborto. Si los padres ancianos son una carga económica para sus hijos, ¿por qué no eliminarlos también? Sería lógico hacerlo.
Cuando el factor económico adquiere prioridad sobre el bien y el mal (tan frecuente en nuestros tiempos, donde el dinero es la regla suprema en las acciones de muchos), puede conducir a la delincuencia, directa o indirectamente.
Imaginemos una cena de Navidad, con los padres, hijos y abuelos disfrutando de una cena deliciosa. En un momento determinado la niña pregunta a su madre,
“Mamá, ¿por qué no vamos a pasar la Navidad en las montañas este año? Los Jones fueron, ¿por qué no vamos nosotros?”.
Su padre responde: “Es muy simple. La abuela de los Jones murió el año pasado y sus gastos bajaron, por lo que tuvieron dinero para ir”.
¿La niña no podrá ser tentada a desear que muera su abuela? Cuando las consideraciones materiales son los factores determinantes del comportamiento, generan un proceso de endurecimiento del corazón que termina en la eutanasia y el aborto.
Los abortistas quieren hacernos creer que legalmente no podemos hacer nada. Ellos recurren a la guerra psicológica revolucionaria: destruya la voluntad de resistir de su enemigo y él será suyo. Ellos subestiman nuestra voluntad de resistir.