sábado, 29 de noviembre de 2014

Un informe de inteligencia sobre una nueva enfermedad presidencial noviembre: Por Alexis Di Capo

Un informe de inteligencia sobre una nueva enfermedad presidencial

noviembre 29, 2014
Por
leucoencefalopatía posterior
A través de la filtración de una serie de mails trascendió la existencia de una leucoencefalopatía posterior.
El riguroso control de la información que el gobierno aplica en la Unidad Médica Presidencial no impidió que personal de un servicio de inteligencia militar haya interceptado en las últimas semanas una veintena de mails, cursados entre distintos miembros de la jefatura de gabinete, empezando por Jorge Capitanich y el Secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini, todos ellos referidos a la aparición de nuevos diagnósticos sobre el complejo estado de salud presidencial. 
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El diagnóstico resultado de la última internación de CFK en el Sanatorio Otamendi y que, al menos por ahora, permanecería en la categoría de secreto de Estado, se referiría a una LEUCOENCEFALOPATÍA POSTERIOR. Una definición técnica (http://revistanefrologia.com/revistas/P1-E165/P1-E165-S135-A1634.pdf) describe a este mal como “la encefalopatía hipertensiva, que es una entidad que se presenta con más frecuencia en los pacientes con enfermedades renales y en diálisis. La eritropoyetina humana recombinante, utilizada para tratar la anemia de los pacientes con insuficiencia renal crónica terminal, puede producir hipertensión en los pacientes en diálisis e incluso desencadenar una encefalopatía hipertensiva. Recientemente, Hinchey y Cols han descrito un nuevo síndrome clínico-radiológico de leucoencefalopatía posterior reversible, que aparece en pacientes con encefalopatía hipertensiva, eclampsia o bajo tratamiento inmunosupresor y en el que en los estudios radiológicos se detectan alteraciones en la sustancia blanca de las regiones parieto-occipitales del cerebro. Presentamos el caso de una mujer de 47 años, en hemodiálisis, que, tras iniciar tratamiento con eritropoyetina, desarrolló un cuadro de cefalea, visión borrosa, convulsiones e hipertensión arterial. En la tomografía computerizada craneal se encontró hipodensidad parieto-occipital bilateral y en la resonancia magnética T2 un aumento en la intensidad de la señal en la sustancia blanca occipital bilateral a nivel subcortical. Los síntomas y los cambios radiológicos se resolvieron tras controlar la tensión arterial y suspender el tratamiento con eritropoyetina”.

Conclusiones preocupantes

De acuerdo al plexo de imágenes radiológicas, mencionadas en los mails que se filtraron, la sintomatología presidencial es compatible con el diagnóstico precitado, también denominado “PRES” o “LPR”, originado en apariencia por un episodio súbitamente hipertensivo, sufrido por Cristina, momentos antes de su última internación.
Las fuentes que investigaron la información habrían realizado algunas consultas. Se destaca por su importancia la opinión extraoficial que habrían dado profesionales del Hospital de la Marina Estadounidense Bethesda de Maryland. Ellos coincidieron en que este tipo de accidentes cerebrales carecen de un pronóstico cierto, a pesar de revestir menos gravedad que un incidente vascular, el que la podría haber conducido a un irreversible estado vegetativo, como le ocurrió, por ejemplo, al vicecanciller del último proceso militar, Vicealmirante César Guzzeti, que luego de un atentado terrorista, permaneció en un estado comatoso varios años.
Entre las opiniones profesionales de los médicos que tomaron conocimiento de la versión, hay algunas que subrayan que, en cualquier momento y lugar, la Presidente podría sufrir otro episodio convulsivo capaz de agravar el actual, precario y delicado estado de sus defensas neuronales, pudiendo ser incluso fatal, conforme su severidad. Por dicha razón, sus médicos de cabecera le han desaconsejado prolongados viajes aéreos, como los previstos en su agenda internacional.
La decisión política del entorno presidencial sería mantener este nuevo diagnóstico como secreto de Estado, para evitar que tomen vuelo las especulaciones acerca de que CFK no estará en condiciones de situarse al comando de la batalla electoral más difícil de su trayectoria, la del 2015. En la misma no se sabe si será candidata a algún cargo electivo pero sin duda se juega algo más importante y es la posibilidad de que, si el kirchnerismo es derrotado -y sobre todo si el margen en su contra es alto- su cúpula, incluyendo cientos de funcionarios, se encamine irreversiblemente hacia su procesamiento por las causas de corrupción que se abrirían o la reapertura de algunas ya cerradas.