Las tácticas del Movimiento Homosexual: Ud. es el blanco
Las tácticas del Movimiento Homosexual: Ud. es el blanco
(Del libro: “En defensa de una Ley Superior“, editado por Acción Familia. Bajar libro gratuito)
(Del libro: “En defensa de una Ley Superior“, editado por Acción Familia. Bajar libro gratuito)
Dos
ex-alumnos homosexuales de Harvard, Marshall Kirk, un investigador en
neuropsiquiatría, y Hunter Madsen, un experto en las tácticas de
persuación pública y en marketing social, escribieron en 1989 After the Ball: How America Will Conquer Its Fear & Hatred of Gays in the 90s.
En la introducción, los autores declaran que el editor Marshall De Bruhl les contactó y les pidió que escribieran “un manifiesto gay para los ’90”. El resultado fue After the Ball, un verdadero proyecto para hacer aceptable la revolución cultural homosexual en Estados Unidos.
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Los autores trataron de trazar caminos para cambiar el modo de ver la
homosexualidad por los norteamericanos. Un cambio duradero viene sólo
cuando la gente está persuadida. Kirk y Madsen afirman que las tácticas
del movimiento homosexual no fueron persuasivas y muestran cómo se
podría revertir esta situación. After the Ball defiende la
realización de cambios radicales en las tácticas: “La campaña que
delineamos en este libro, aunque compleja, depende principalmente de una
incesante propaganda, basada sólidamente en principios de psicología y
de publicidad ampliamente establecidos”.[1]
Contenido [mostrar]
a. Difundiendo una imagen fea
El movimiento homosexual estaba en crisis cuando el libro fue
escrito. La explosión de la liberación sexual de los sesenta y de los
setenta había terminado y el SIDA había hecho progresos devastadores.
Sobre todo, la percepción del público era decididamente negativa. Kirk y
Madsen concluyeron que esto se debía en parte al comportamiento público
promiscuo y chocantemente vulgar de algunos elementos del movimiento.
Algunas de las razones de esta imagen negativa que ellos enumeraron
fueron:
- La transformación de los baños públicos (incluyendo las salas para hombres en el Ivy League colleges), parques y callejuelas en “burdeles” homosexuales,
- Homosexuales y lesbianas travestidos, conduciendo poderosas motocicletas en desfiles homosexuales,
- Participación en esos desfiles de organizaciones como la North American Man/Boy Love Association (NAMBLA)(Asociación Americana de Amor Hombre/niño);
- La nota dominante de sadomasoquismo y riñas en los bares y saunas.[2]Los autores insisten en que el manejo de la imagen es vital para el éxito. Hicieron un llamado al movimiento homosexual a “limpiar su actuación” y desechar todo lo que contribuyera a dar esa imagen negativa. La percepción lo es todo en esta guerra cultural y, para vencer, los homosexuales tienen que aparecer como buenos.
b. Argumentos diferentes para públicos diferentes
Los autores recomiendan que los activistas homosexuales usen
diferentes argumentaciones de acuerdo al público receptor. Todas las
argumentaciones deberían hablar, sin embargo, al corazón y no a la
cabeza. El punto central debería ser la manipulación de las emociones
del público, y no dirigirse a él con argumentos lógicos.[3]
Kirk y Madsen dividen al público americano en tres grupos aproximadamente iguales y recomiendan tácticas correspondientes:
- 1) a los que se oponen con vehemencia a la homosexualidad – aislar y silenciar
- 2) el indeciso Centro americano insensibilizar, paralizar y convertir
- 3) a los simpatizantes del movimiento homosexual – movilizar. [4]
El ataque psicológico del movimiento debe ser desencadenado
simultáneamente en los tres frentes, una vez que los resultados en cada
frente es fruto del esfuerzo combinado.
c. Lo más importante: Insensibilizar, paralizar, convertir
Kirk y Madsen afirman que el grupo más vital al que se debe apuntar
es el Centro indeciso de Estados Unidos, o, según su descripción, “los
escépticos ambivalentes”. Explican así las tácticas que deben ser usadas
con este sector crucial del público:
La insensibilización busca disminuir la intensidad de las reacciones
emocionales anti–gay a un nivel que se aproxime a una verdadera
indiferencia; el paralizar trata de bloquear o
contrarrestar el gratificante “orgullo en el prejuicio”…atribuyendo a la
homofobia un fuerte sentimiento de vergüenza preexistente de ser un
intolerante …. Tanto la Insensibilización como la paralización… son
meros preludios de nuestro objetivo más alto – pero necesariamente a
mucho más largo plazo – que es la Conversión. No es suficiente que los
fanáticos anti–gay puedan quedar confundidos a nuestro respecto, o
incluso indiferentes – estaremos más seguros a largo plazo si nosotros
conseguimos realmente hacerlos como nosotros. La Conversión está
dirigida exactamente a esto…
Por Conversión en realidad entendemos algo mucho más profundamente
amenazador para el American Way of Life, sin lo cual no puede ocurrir un
verdadero cambio social radical. Buscamos la conversión de las
emociones, de la mente y de la voluntad del americano medio, a través de
un ataque psicológico planificado, bajo la forma de propaganda dada a
la nación a través de los medios de comunicación.[5]
d. Pasando a la ofensiva
Kirk y Madsen proporcionaron varias sugerencias sobre el modo de
llevar a cabo esta propaganda “tridentada” contra el American Way of
Life. Algunas de las tácticas para estos tres grupos son:
1) Para los amigos y aliados del movimiento homosexual:
- Animar al mayor número posible de homosexuales y lesbianas, de todas las actividades y profesiones, especialmente a las celebridades, a “mostrarse”. Esto crea una inseguridad en el rechazo público a la homosexualidad.[6]
- Enfocar mucho más la no-discriminación, los derechos humanos y la igualdad. No tratar de defender el comportamiento o el estilo de vida homosexuales. Mantener la discusión en abstracto, bien alto en las nubes de la teoría social y filosófica.
- Usar la epidemia del SIDA para pedir derechos civiles para los homosexuales, y levantar la cuestión de la discriminación.
- Usar los medios de comunicación. Realizar campañas en los medios junto con –antes es aún mejor– acciones políticas.
- Crear redes con organizaciones no homosexuales, pero que deseen dar apoyo moral a la causa homosexual.
- Siempre presentar a los homosexuales como buenos.
2) Para los que se oponen de modo vehemente a la homosexualidad:
- “Demonizar” a los anti–homosexuales. Pintarlos tan malos como sea posible, de modo que el público en general se sienta incómodo en su presencia y los evite. Etiquetarlos como miembros del Ku Klux Klan, nazis, racistas, anti-semitas o desequilibrados y anormales.
- Por ejemplo, usar la “técnica de agrupación” (“bracket technique”) para demonizar a los anti-homosexuales y describir a los homosexuales como víctimas. En otras palabras, desarrollar anuncios que muestren, por ejemplo, los apocalípticos sermones de los predicadores del Sur que envían a los homosexuales al infierno. Contrastar esta retórica con imágenes de homosexuales decentes, de apariencia común, pero víctimas de graves maltratos.[7]
- Presentar la doctrina conservadora y tradicional de la Iglesia como fosilizada e ignorante de los avances de la ciencia, particularmente en el dominio de la psicología.3) Para el Centro indeciso de EUA:
- Los homosexuales deben ser presentados como víctimas de las circunstancias y necesitados de protección. El público debe ser llevado a una convicción psicológica por la que sientan que, para ser coherentes con sus propios principios, deben extender su protección a los homosexuales.
- Presentar a los homosexuales como personas que nacieron de ese modo y que no pueden cambiar aunque lo quieran. Esto deja al público psicológicamente dilacerado, sin saber como actuar en relación a los homosexuales: Si no es su culpa, ¿cómo se puede condenar a los homosexuales?
- En los avisos comerciales de TV, no introducir mujeres masculinizadas, travestís o cosas del género. Es mejor presentar personas con la apariencia más común: mostrar imágenes de jóvenes, mujeres maduras, personas mayores que son padres y amigos de homosexuales.
- Más que actos públicos de autoafirmación, los desfiles homosexuales deben procurar comunicarse con el público. Deben ser marchas y no actos de ostentación. No imponer la homosexualidad al público. Más bien, ayuden al público a comprender a los homosexuales.
- Evitar chocar al público exponiendo prematuramente un comportamiento homosexual.
- Debilitar la oposición religiosa enturbiando las aguas. Divide y reinarás. Lancen a las iglesias liberales y moderadas contra las conservadoras.
- Insistir en el mensaje: Hablar en todo lugar, en todo tiempo, solamente acerca de la homosexualidad en un tono neutro, hasta que el público se sature. Una vez saturado, el público deja de prestar atención. Se ha tornado encallecido e insensible acerca del problema. Vencer por cansancio.
- Educar al público es más importante que conseguir victorias inmediatas apoyados por las élites liberales en el gobierno. A no ser que el público esté persuadido (o insensibilizado por la indiferencia), todas las victorias son efímeras.
- Usar personajes célebres para apoyar el estilo de vida homosexual. No es necesario que ellos mismos sean homosexuales, todo lo que se espera de ellos es que den a la homosexualidad la aprobación de su sello de celebridad.[8]
- En los primeros pasos de la campaña de propaganda, usar lesbianas como modelos en los afiches, no homosexuales. El público será más receptivo. Los hombres son percibidos como siendo una amenaza mayor.
- Presentar a los grandes personajes históricos como homosexuales. Figuras históricas muertas no demandarán por daños a su reputación. La idea de que la homosexualidad es asociada a la grandeza, en alguna medida, debilita las creencias de la gente.Kirk y Madsen concluyen que el resultado de esta enorme Guerra de propaganda será la aceptación de la homosexualidad, si no directamente como algo “bueno”, al menos como una variante tolerable de la normalidad.
e. Los hechos confirman las tácticas
El libro de Kirk y Madsen removió el debate. Algunos activistas
homosexuales no le dieron importancia. Otros trataron de desacreditar su
análisis simplificado. Los homosexuales más radicales, vieron su
llamado a la “moderación” como una entrega a la sociedad heterosexual.[9]
Tal debate esconde la cuestión principal. Importa poco si los activistas homosexuales vieron After de Ball
como su libro de cabecera, meditando en él diariamente, o si ellos
minimizaron su importancia. Lo que importa es que el Movimiento
Homosexual como un todo adoptó muchas de las estrategias y tácticas
sugeridas por sus autores. En realidad, si se escribiera un libro
describiendo las tácticas empleadas por las organizaciones homosexuales
desde 1989, tendría mucho en común con el esquema de Kirk y Madsen.
Además, After the Ball es importante porque deja muy claro
que la revolución homosexual está conduciendo una guerra de propaganda,
describe sus estrategias y tácticas e identifican al americano cristiano
medio como su blanco.
f. La persuasión es la clave
El especialista de mercado Paul E. Rondeau analizó el libro de Kirk y
Madsen en su estudio “Vendiendo la Homosexualidad a Estados Unidos”, y
destacó el papel vital de la persuasión en la Guerra Cultural para
cambiar la posición de Estados Unidos en relación a la homosexualidad:
Entre las guerras culturales americanas, una de las controversias
actuales más intensas arde en torno del problema identificado
alternativamente – dependiendo del punto de vista de cada uno – como
“normalización de la homosexualidad” o “aceptación de la homosexualidad”
(gayness). El debate es realmente una guerra conceptual
socio-ético-moral que trasciende lo científico y legal, aunque la
ciencia y la ley son las armas elegidas. La munición de estas armas, sin
embargo, es la persuasión.[10]
La victoria en esta Guerra Cultural estará del lado que consiga
llevar o mantener a la opinión pública de su parte. Kirk y Madsen vieron
esto muy bien. Los americanos que quieran conservar la familia
tradicional deben también estar convencidos de esta realidad.
[1] Marshall Kirk y Hunter Madsen, After the Ball: How America Will Conquer its Fear & Hatred for Gays in the 90s
(New York: Penguin Books USA, Inc., 1990), p. xxviii. Los lectores que
quieran tener una visión más profunda pueden adquirir un ejemplar de After the Ball.
[2] Cf. ibid., pp. 306-313.
[2] Cf. ibid., pp. 306-313.
[3] Cf. ibid., p. 162.
[4] Cf. ibid., pp. 175-177.
[5] Ibid., p. 153.
[6] La “aparición” en la TV, en 1997, de la actriz Ellen Degeneres es un ejemplo de esta táctica sugerida por Kirk y Madsen.
[7] Kirk y Madsen, pp. 189-190.
[8]
Creemos que el beso voluptuoso de Madonna, Britney Spears y Cristina
Aguilera en Agosto de 2003 y el de la ceremonia del Premio MTV es un
ejemplo del endoso de los personajes célebres al modo de vida
homosexual.
[9]
Cf. Steve Miller, “Culture Watch,” Independent Gay Forum, 24 de Mayo de
2002, www.indegayforum.org/culturewatch/2002_05_19_archive.shtml.
[10] Paul E. Rondeau, “Selling Homosexuality to America,” (Vendiendo la Homosexualidad a Estados Unidos) Regent University Law Review, 2002, Vol. 14, p. 443. Available at www.regent.edu/acad/schlaw/lawreview/articles/14_2Rondeau.pdf.