sábado, 20 de diciembre de 2014

50 años de actividad docente universitaria


50 años de actividad docente universitaria

El día viernes 12, en un acto académico, la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, en el salón de actos colmado de profesores y estudiantes, incluso egresados de la Universidad Nacional de Buenos Aires, este fue su discurso:
Señor Decano, Honorable Consejo Académico, Profesores e integrantes de las cátedras. Estudiantes que cursan las distintas carreras y el personal administrativo y de maestranza que sostiene esta casa de altos estudios como soldados anónimos de la docencia.
La emoción traba mis palabras.
Tengo que expresar ahora mi profundo reconocimiento por esta rememoración de 50 años de actividad docente universitaria. Medio siglo de vida dedicada a transmitir conocimientos desde 1965. Primero en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Buenos Aires y desde fines de los años 80 hasta ahora en esta Facultad de Ciencias Económicas de la UNLZ.
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Durante los años de 1973 a 1976 en que integré el Gobierno Nacional Constitucional no interrumpí mi labor docente en las clases semanales de los días jueves de 21 a 22.30. Después de la clase retornaba a mi despacho de Secretario Técnico de la Presidencia de la Nación.
En los tenebrosos años del Proceso Militar que se inicia el 24 de marzo de 1976 y en los cuales sufrí un cautiverio de 7 años, tampoco descarté la docencia de economía. A iniciativa y por requerimiento del Dr. jorge Tahiana (padre), Ministro de Educación que fuera de nuestro gobierno, dicté semanalmente para los demás compañeros de cautiverio unas conversaciones sobre Keynes según Presbich. Todo esto lo realizamos con la terrorífica incertidumbre de cuál sería nuestro destino final. Si sería con vida o privados de ella.
Restablecido el Estado de Derecho, esta Facultad por invitación especial y personal que me hiciera el entonces Sr. Decano – profesor doctor don Carlos Phalen Acuña – me devolvió el ejercicio de la docencia universitaria, a la cual dediqué íntegramente los más jóvenes y mejores años de mi vida. Por vocación, por impulso intelectual, no por remuneraciones o retribuciones.
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Con el permiso del Sr. Decano, autoridades de la Facultad y de todos los presentes me permito referir muy brevemente algunas reflexiones sobre esta cuestión:
Decía Blas Pascal, matemático y filósofo francés (1623-1662), que:
“La fuerza, de la coerción de las armas o del condicionamiento del dinero, rige el mundo. Pero la opinión pública dirige a la fuerza.”
Frente a este axioma, corresponde preguntarnos, ¿quién forja la opinión pública?
No son todos los medios de difusión como suele creerse y repetirse, porque esos medios producen noticias que generan un temperamento emocional pero ocasional.
En cambio, la Universidad es creadora de conceptos permanentes que inciden sobre la vida a través de sucesivas generaciones.
Una pregunta se impone. ¿Qué es la Universidad?
A esto respondemos con estas palabras, paráfrasis de las Leyes de Partidas de Alfonso el Sabio (Rey de Castilla que vivió entre 1221 y 1284):
“Ayuntamiento de maestros y estudiantes, donde se aprende enseñando y se enseña aprendiendo.” (Porque el docente después del tema que desarrolla en clase debe responder siempre a estas preguntas elementales de los estudiantes, que se formulan a veces en silencio reverencial. ¿Por qué y para qué lo que se ha dicho es así?)
Consecuencia: el docente debe estudiar todos los días, para saber responder a estas preguntas de los estudiantes, que el devenir del tiempo transforma permanentemente.
Por eso el docente aprende enseñando como hemos dicho.
Por su parte, el estudiante enseña porque los nuevos conocimientos que adquiere en casa jornada los comenta con sus compañeros, con sus familiares y amigos, y con quienes trabajan todos los días con él.
Y es a través de este proceso que la universidad esparce y siembra la semilla basal de lo que posteriormente ha de decir la opinión pública que es la médula de la idiosincrasia de los pueblos. Algo bien distinto, repito, de la referencia circunstancial u ocasional de los medios sostenidos por avisos comerciales.
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La Universidad forja así el prolegómeno del conocimiento que es de proyección infinita en los tiempo y en los espacios. La Universidad es síntesis y asimilación que los hombres deben hacer del conocimiento que se multiplica todos los días en todas las horas. Para dimensionar esto hay que recordar, que lo que hasta 1950 se descubría o inventaba en el transcurso de 100 años, después de esa fecha se logra en un año. Actualmente quizá menos tiempo.
Todo esto nos lleva a una afirmación sencilla y trascendente: el tiempo no perdona lo que se hace contra él.
Y para evaluar el tiempo se impone el estudio económico de la historia.
La historia económica es para la vida lo que la historia clínica es para la medicina. La primera, la historia económica, nos permite conocer hacia donde vamos y la otra, la historia clínica, nos suministra el curso de la etiología de una enfermedad.
Así la historia resulta la prognosis del futuro, algo completamente distinto de la anécdota novelada e intrascendente.
La era espacial que ha comenzado nos obliga a multiplicar al infinito nuestros conocimientos de ayer, de hoy y de mañana. Solamente con esto será posible que el planeta tierra pueda alimentar a 34 millones de seres humanos para los cuales el mundo tiene lugar y no solo para 2000 millones que es el cálculo maltusiano que le otorga supremacía al dinero sobre la vida.
Sólo la perseverancia en el estudio y el conocimiento nos darán las herramientas para el enriquecimiento interior y la construcción de una grandiosa humanidad.
Esta es mi experiencia docente de medio siglo. Muchísimas gracias por este reconocimiento y mi eterno afecto a los alumnos que me consagraron como profesor durante estos 50 años.
  Aquí algunos videos con entrevistas al profesor Dr. Julio C González: