sábado, 20 de diciembre de 2014

Caída de Stiusso: ¿Hubo una orden presidencial para atacar a Bonadío?


Caída de Stiusso: ¿Hubo una orden presidencial para atacar a Bonadío?

diciembre 20, 2014
Por
Jaime Stiusso
La salida del Subsecretario Francisco Larcher de la SI era hasta ayer el cambio más importante en el área de inteligencia -no contamos a Héctor Icazuriaga, porque carecía de incidencia interna. Pero ayer, el pedido de renuncia que el nuevo Secretario Carlos Parrilli le hizo al Director de Operaciones Jaime Stiusso significó un cambio aún mayor. Para el progresismo trucho que nos gobierna, la caída de Stiusso puede presentarse como un éxito, aunque la realidad es más compleja.
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 Hasta un año atrás, cuando el gobierno lanzó la ofensiva por la “democratización judicial”, el operador judicial cristinista más importante era Javier Fernández, ex secretario letrado de la Corte Suprema y hoy Auditor General. Con el apoyo de Stiusso, Fernández disintió en su momento con la colonización del Poder Judicial. Unos días después de plantear esta postura en la Casa Rosada, Fernández fue baleado en su auto en el barrio de Colegiales cuando iba acompañado por su custodia. Fuentes de inteligencia de la Federal conocidos como “los plumas” le dijeron a la embajada americana que el operativo fue concretado por una patota del hampa cercana a Mario Ishii, ex intendente de José C. Paz y muy cercano a Carlos Zannini, el Secretario Legal y Técnico de la Presidencia y al jefe del Ejército, Teniente General César Milani.

Final abierto

El caso es que hace diez días, la presidente citó a Larcher a Olivos y allí le habría dicho sin vueltas: “Sacame a Bonadío de encima, que se encargue Stiusso”. El subsecretario, un santacruceño íntimo de Néstor, le habría pedido aclaraciones a CFK acerca de los alcances y la conveniencia de la misión, por lo cual ella se molestó, despidiéndolo de mala manera. Esta semana la presidente les pidió la renuncia a Icazuriaga y Larcher. A este último, como deferencia, le habría preguntado: “¿Hasta cuándo te querés quedar para arreglar tus cosas?” “Una semana”, contestó. Sin embargo, ocurrió algo típico en el cristinismo: al otro día Parrilli se presentó a desalojarlo con el nuevo subsecretario, Juan Martín Mena.
Guille-3-14-2La incógnita es ahora si Parrilli tiene instrucciones de sacar del juego a Bonadío. ¿Habrá intentado que Stiusso le dé la solución y éste se habrá negado, procediendo entonces a echarlo? Esto tal vez nunca se sepa, pero la misma patota del hampa que baleó a Fernández estaría activa y tal vez vinculada a la persecución de Bonadío como blanco. En el gobierno hay, mientras tanto, fundadas esperanzas de que la Sala I de la Cámara Federal acepte la recusación contra Bonadío planteada por Carlos Beraldi, el abogado de Romina Mercado en la causa Hotesur. Hoy por hoy, el juez del caso Hotesur es el más mirado del país, por la embajada de los Estados Unidos y por el papa Francisco. En medio de versiones inquietantes, lo cierto es que Larcher y Stiusso se fueron llevándose el secreto de la supuesta orden presidencial para operar contra Bonadío.