domingo, 21 de diciembre de 2014

CARTA DE LECTORES: EL NECIO

CARTA DE LECTORES: EL NECIO

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La palabra necio viene del latín nescius; se relaciona con nescire, un verbo que es la negación de scire. Scire es saber y nescire no saber, ignorar. Nescius pues significa ignorante, y comparte raíz con muchas palabras, como ciencia, que procede de scientia, científico, omnisciente, conciencia o consciente.
Ante esto qué podemos decir? Hoy en día la ignorancia, o mejor, la necedad ya nos supera enormemente, nos abruma.
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Y no es sólo que nos enfrentamos a una generación cuya ignorancia es más que atrevida; el necio moderno es contumaz, terco (peor que una mula), bruto, pagano, liberal, supersticioso y lo peor de todo: vive feliz en su propia necedad.
Dentro de esta salvaje montonera de necios quisiéramos destacar un grupito en particular, son aquellos que pretenden propagar su necedad a toda costa con su actitud pseudoreligiosa proselitista, los vemos orgullosamente echando mano de la Santa Doctrina Católica muy a su estilo, me explico:

Han visto ustedes al carnicero destazando a la res tan pronto ha sido sacrificada?
Igualmente estos necios toman la Doctrina Cristiana y la descuartizan con toda brutalidad, como simples carniceros.

Otra cualidad de estos necios es que su insensatez los lleva a pensar que están en lo correcto y que tienen la obligación de “iluminar” o en otras palabras “sacar de la ignorancia” a todo aquel que se oponga a su necedad.
Los vemos hoy en día diciendo cosas como: “árbol medio bueno y medio malo”, o la última perla que sacaron a su público neciamente adoctrinado:
“Para el mayor teólogo de todos los tiempos, la palabra “reino” del Padrenuestro nunca se relaciona con el supuesto reino milenario de Cristo.
El reinado de Cristo visible por mil años en la tierra es una idea que no existe en la teología de Santo Tomás de Aquino.”

Nosotros sabemos muy bien, estamos ABSOLUTAMENTE SEGUROS que pronto sucederá que siendo ya la media noche, es decir, en el momento más oscuro y tenebroso, cuando todos viendo que el esposo tarda, sentiremos sueño y nos dormiremos… pero oh sorpresa! Escucharemos un grito:
¡He aquí al esposo! ¡Salid a su encuentro! No vamos a discutir más con estas vírgenes necias porque simplemente ya estamos cansados de escucharlas, y porque muy en lo personal creo que ese grito lo vienen lanzando desde hace bastante tiempo notables voces que nos están avisando que debemos salir al encuentro del esposo, y porque hablar con las necias es como llorar sobre la leche derramada; a las necias no debemos escucharlas, a las necias que con toda su estulticia no hacen más sino agotar el aceite de las lámparas, debemos decirles tranquilamente:
No os daremos de nuestro aceite… ” id más bien a los vendedores y comprad para vosotras”‎
Pobrecillas necias, ya siento lástima por ellas, porque muy probablemente mientras van a buscar aceite el tiempo no les va a alcanzar para ir y volver, creo que ellas no se han percatado que cuando regresen de compras y quieran de nuevo encender su lámpara, la puerta estará cerrada.
Y a vosotros hermanos míos, os doy un consejo final, más bien, os recuerdo lo que nos ordena Nuestro Señor con respecto a los necios (y necias):
“El látigo para el caballo, el cabestro para el asno, y la vara para las espaldas del insensato.
No respondas al necio según su necedad, para que no te hagas semejante a él.
Responde al necio como su necedad se merece, para que no se considere como sabio…
…Como el perro que vuelve sobre su vómito, así es el necio que repite sus necedades.
Sí ves a un hombre que se tiene por sabio, confía más en un loco que en él. “
(Proverbios cap. XXVI)
Desde la inhóspita trinchera…
CARTA DEBIDAMENTE FIRMADA